ISSN: 2171-6633
Estudios Franco-Alemanes 1 (2009), 17-46
El nacimiento del “Roman noir” en Francia. Léo
Malet y el Universo de París
SOLEDAD DÍAZ ALARCÓN
Universidad de Córdoba
lr2dials@uco.es
Fecha de recepción: 10 de febrero de 2009
Fecha de aceptación: 30 de marzo de 2009
Abstract: This work deals with the “Roman noir” (the “whodunit” genre) in France
after the father of the ‘roman policier’ (“French police novel”), Émile Gaboriau, made
it popular in the land of the Gauls in the first half of the twentieth century. Part of
the international recognition it received was due to two of its famous and extremely
charismatic characters, Arsène Lupin and Rouletabille, created by Maurice Leblanc
and Gaston Leroux. The work of Léo Malet, while also true to the whodunit literary
genre and the police suspense novel, takes place in an atmosphere where it is the
city, the night, alcohol and violence that play an outstanding role, thus creating a
universe that diverges from that of the “hardboiled private eye”. This is why Malet
is considered the pioneer of the “roman noir” in France.
Keywords: detective novel, private eye, France, Paris.
Resumen: Trabajo que se ocupa del estudio del “Roman noir” en Francia una vez
que el género policíaco había sentado sus bases en el país galo, gracias a la
extraordinaria labor de Émile Gaboriau, padre del “roman policier” y se había
consolidado en la primera mitad del siglo XX adquiriendo reconocimiento
internacional, debido, en parte a la celebridad de dos personajes tan carismáticos
como Arsène Lupin y Rouletabille, creados por Maurice Leblanc y Gaston Leroux. La
obra de Léo Malet, aunque fiel al género clásico “whodunit” y al “roman policier
d’énigme”, evoluciona en un clima en el que la ciudad, la noche, el alcohol y la
violencia adquieren un papel destacable, creando así un universo que se distancia del
“hardboiled”. Este hecho confiere a Malet la consideración de iniciador en Francia
del “roman noir”.
Palabras clave: Novela Negra, Detective privado, Francia, París.
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Introducción
El “roman noir”, género novelesco que nace en Francia a finales del siglo
XIX, proviene de tres géneros literarios diferentes y de gran éxito en este
país en la segunda mitad de este siglo: “le roman populaire”, “le roman
criminel” y “le roman social”. A diferencia de la literatura naturalista que
describe la sociedad haciéndola transparente al lector y del “roman policier”
clásico basado principalmente en la resolución de un crimen, el “roman
noir” recoge tanto lo fantástico y el panfleto social como la crítica política,
mediante una denuncia radical del orden moral y la proyección de la
imaginación del lector, con sus fantasmas y sus miedos. Los primeros y más
destacados “romans noirs” de la literatura francesa son sin duda Le Comte de
Monte-Cristo (1844-1846) de Alexandre Dumas, Les Mystères de Paris (1842-
1843) de Eugène Sue y Les Misérables (1862) de Victor Hugo. Estas tres obras
constituyen el reflejo de una sociedad en plena mutación, en la que el
destino de los individuos soporta los avatares de acontecimientos históricos
y anecdóticos. El primero recoge el tema de la venganza, el segundo se
asienta sobre la mitología de la “pègre”
1
y de los bajos-fondos, mientras que
el tercero denuncia la injusticia social. Años más tarde encontramos la saga
de los Rocambole (1859) de Ponson du Terrail y la de Roger-la-Honte (1887) de
Jules Mary, que pertenecen más a una variante disparatada del melodrama.
La obra de Émile Zola anuncia de igual modo, en cierta medida, el “roman
noir”, con novelas como Thérèse Raquin (1867) y La Bête Humaine (1890),
cuyos personajes están marcados por el destino, la fatalidad y el crimen y en
las que el autor se recrea en la descripción documental del medio social y en
el análisis del comportamiento de los personajes. Por otra parte, los autores
de primeros del siglo XX disfrutan desarrollando estos temas en una
multitud de folletines de desigual calidad y son aficionados a los delirios y a
las ensoñaciones, en los que genios criminales siembran el terror, como
Zigomar (1909) de Léon Sazie (1862-1939), que lanza sobre París una plaga de
mosquitos portadores del tifus, o incluso como Fantômas (1911) de Marcel
Allain et Pierre Souvestre, cuyas aventuras fascinaron en su época a los
jóvenes surrealistas gracias a sus hallazgos y la magia de su poesía negra. En
este grupo de asesinos delirantes no podemos olvidar a Chéri-Bibi (1913) de
1
El hampa
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Gaston Leroux, aterradora epopeya del destino de un “forçat”
2
. El género se
empapa poco a poco de la novela popular tradicional con obras como
L’Homme traqué (1922) de Francis Carco, Hôtel du Nord (1929) de Eugène
Dabit, la Tradition de minuit (1930) de Pierre Mac Orlan; Madame Capain
(1932) de Édouard Estaunié, Un crime (1935) de Georges Bernanos, Le Sang
noir (1935) de Louis Guilloux, e igualmente de los relatos de la mayoría de
los escritores “populistes”
3
de entre guerras. Destaquemos asimismo su
influencia en las obras de Louis-Ferdinand Céline, Voyage au bout de la nuit
(1932) y Mort à crédit (1936). Ya en los años treinta, el belga Georges
Simenon, que publicaba por aquel entonces sus primeras novelas, se interesa
por el comportamiento y por las motivaciones de los individuos marginados
de la sociedad por razones psicológicas o criminales (Les Suicidés, l’Évadé,
1932; L’homme qui regardait passer les trains, 1936). Calificados de “romans
durs” por el propio autor, estas obras de fracaso y confusión social revelan la
orientación pesimista y contestataria del “roman noir” tras la Segunda
Guerra Mundial. En la serie del detective Maigret, que pertenece sin
embargo al género policíaco, muchos de estos relatos presentan
características propias del “roman noir”: La Tête d’un homme, La Nuit du
carrefour, ambas publicadas en 1931 y Liberty Bar, en 1932. A mediados del
siglo XX, el “roman policier” ya contaba con una interesante audiencia: se
multiplicaban las colecciones, proliferaban las traducciones de los grandes
autores anglosajones, y como vemos comenzaban a surgir autores franceses
de talento. De pronto, con la guerra, estas producciones cesaron, aunque no
del todo, ya que Marcel Duhamel, traductor y surrealista en la editorial
Gallimard, tuvo la genialidad de comprender que todas aquellas novelas,
americanas, británicas, y algunas francesas, por los temas tratados y los
personajes retratados, podrían ser agrupadas bajo la rúbrica roman noir”.
Partiendo de aspectos comunes, Duhamel creó una identidad colectiva a una
2
Presidiario condenado a trabajos forzados.
3
Populisme: escuela literaria fundada en 1929 por Léon Lemonnier y André Thérive que
reacciona a la tradición del “roman d’analyse” y en menor medida de la novela naturalista. Esta
escuela, como Lemonnier indica en su ensayo Populisme (1931), esdestinada a salvaguardar,
en la literatura, los sentimientos y los comportamientos del medio popular. Aunque el tema
central del escritor populista será el pueblo, sus intenciones no son ni sociales ni políticas, sino
exclusivamente literarias.
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serie de novelas y novelistas que aún no habían alcanzado el reconocimiento
en sus países de origen.
En la sobrecubierta de sus primeros libros, Duhamel destacó los aspectos
inconformistas de dichos textos, su modo de desafiar a la sociedad e
igualmente a las convenciones del “roman policier” clásico. Describió este
grupo de novelas como opuestas al tipo de misterios al puro estilo Sherlock
Holmes y destalo que hoy en día conocemos como una visión negra del
mundo: la inmoralidad, el exceso, la corrupción de todas las clases sociales.
Según él, estas novelas transformaban la imagen del detective clásico, una
máquina de pensar lógica y casi sobrehumana, siendo sustituido por un
individuo tan corrupto a veces como los criminales a los que persigue. Por
ello, el propio Duhamel nos comenta que esta nueva generación de
novelistas, nos ha dejado “de l’action, de l’angoisse, de la violence sous
toutes ses formes et particulièrement les plus honnies du tabassage et du
massacre”.
La Série noire y las novelas que Duhamel decidió publicar establecieron
con mucho el prototipo del “roman noir” en Francia. Dashiell Hammett,
Raymond Chandler, Horace MacCoy, James Cain, Peter Cheyney
simbolizaron el modelo del “roman noir” para una primera generación de
lectores franceses fascinada por las representaciones de una sociedad
violenta y llena de excesos. Estos nuevos relatos llegados del extranjero
tenían sus equivalentes franceses aunque el público no los distinguiese.
Entre los primeros cincuenta volúmenes de la Série Noire se camuflaron dos
autores franceses que habían adoptado seudónimos americanizados. Los
nombres de Terry Stewart o John Amila escondían las identidades de Serge
Arcouet y de Jean Mecker (este mismo autor llegó a declarar que sus novelas
eran en verdad traducciones de otras novelas americanas) autores que
habían adoptado el prototipo americano, aunque si leemos sus primeras
obras publicadas en la Série Noire, descubriremos que ellos hacían algo más
que imitar a sus colegas americanos y británicos. Del mismo modo lo hizo
Léo Malet, quien reinventa el “roman noir à la française” con la primera
aventura del detective Nestor Burma, 120, rue de la Gare (1943), tras haber
firmado algunos falsos “romans noirs américains” con los seudónimos de
Franck Harding o Leo Latimer para la colección Minuit. La serie de Malet,
Les Nouveaux Mystères de Paris se inspira en dos géneros literarios concretos.
En primer lugar, toma el título de la obra de Eugène Sue, Les Mystères de
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Paris (1841)
4
y no sólo eso, retomará igualmente el tema tratado y la manera
de exponerlo “le roman-feuilleton”. Sue, en Les Mystères de Paris, se recrea en
la descripción de los bajos fondos de la capital, ofreciendo una imagen
sórdida y pesimista de la ciudad y aprovecha para criticar duramente a la
burguesía. Malet, por su parte, se deja influir por esta triste imagen de París
y muestra al lector los barrios menos frecuentados, desconocidos y
miserables. Ambos realizan una pintura bastante realista de la ciudad y de
sus elementos, pero un siglo después, Malet sustituye el pesimismo de Sue
por una especie de “velo negro” que cubre todos y cada uno de los rincones
de la ciudad, uniéndose así a la tradición literaria de su época, “le roman
noir”. Hay que diferenciar pesimismo de “roman noir”: el pesimismo es un
pensamiento, una visión de las cosas que el autor expresa a través de sus
palabras y frases, mientras que la visión “noir” reside mayormente en los
detalles presentes en todo el relato, envolviendo toda la obra de cierta
imagen siniestra. El “roman noir” forma parte intrínseca de la literatura
policíaca, otorga al relato un sentimiento de malestar, y dibuja un ambiente
inquietante, opaco y sombrío. Elige normalmente el medio urbano: la
ciudad, su estructura laberíntica, sus barrios, hermosos o sórdidos y su
población diversa y mestiza. En cierto modo, es complicado definir “le
roman noir” a través de cierto número de elementos que se repiten en las
obras y autores que han elegido este género; más bien se trataría de un estilo
de escritura, de una visión personal con la que cada autor impregna su obra,
o un aspecto de ella, la ciudad, la sociedad, el poder, el amor, etc. Como se
trata de París, el lector podría pensar que Malet va a invitarle a realizar un
paseo turístico por los hermosos y magníficos barrios o monumentos que
decoran la capital; nada más lejos de la realidad.
1. La figura de Léo Malet (1909-1996)
Léo Malet nace el 7 de marzo de 1909 en Montpellier, en el barrio de
Celleneuve en el seno de una familia modesta y trabajadora, con la cual la
tuberculosis se ensañaría, llevándose en sólo dos años a su padre, a su
madre y a su hermano, de manera que Léo Malet queda a cargo de sus
abuelos maternos, los Refreger. Su abuelo, Omer, era obrero y gran amante
4
Eugène Sue: Les Mystères de Paris, Editions Robert Laffont, Collection Bouquins.
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de los libros, pasión que transmitiría a su nieto desde pequeño; ello le
permitiría aprender muy pronto a leer y a escribir, por lo que no es de
extrañar que destacara en la “école communale Auguste-Comte”,
obteniendo, con éxito, el certificado de estudios. Sin embargo, en “l’école
supérieure Michelet”, el ambiente ya no es el mismo y su relación con ciertos
profesores se hace bastante complicada, por lo que decide abandonar los
estudios para probar suerte en la vida activa, en la que pasará por un sinfín
de trabajos: vendedor de telas, empleado en un banco..., pero él quiere ser
“chansonnier” y pondrá empeño en ello, hasta el punto de ver publicada
alguna de sus composiciones: Y a des poires chez nous. El año 1923 será
decisivo en su vida, pues en él se producirán una serie de acontecimientos
que lo conducirán a la militancia en el grupo anarquista. En ese año tiene
lugar “l’affaire Daudet”: Philippe Daudet, hijo del diputado monárquico
Léon Daudet, es encontrado muerto el 24 de noviembre de 1923 en un taxi;
el asunto tendrá una repercusión considerable en toda Francia y sobre todo
en Montpellier. El joven Malet, ávido de información, será asiduo lector de
Le Libertaire, periódico anarquista, donde encontrará ideas muy próximas a
su manera de pensar. En mayo de 1925, André Colomer va a Montpellier a
pronunciar una conferencia y Malet, impresionado por la lectura de su libro
A nous deux Patrie, lo aborda para hablarle de sus propios trabajos. Los dos
simpatizarán e intercambiarán correspondencia, incluso Malet venderá
ejemplares de L’Insurgé, periódico disidente dirigido por Colomer. En
noviembre de ese mismo año, Malet se va a París. Gracias a la
recomendación de Colomer, Malet empezará a trabajar como “chansonnier”
en el La Vache enragée, pero sin recibir salario alguno, por lo que tendrá que
compartir dicha actividad con la de obrero en una fábrica. Su situación
económica llega a ser tan precaria que en 1926 es arrestado y conducido a la
cárcel de la “petite Roquette”, pues lo habían hallado durmiendo bajo el
puente Sully. En los años 30, el grupo surrealista extiende su zona de
influencia por toda la capital parisina y suscita el interés de Malet, que
dejará de escribir canciones para componer poemas de inspiración
surrealista. El 12 de mayo de 1931 participará en una reunión del grupo en el
café Le Cyrano. En Interview de Léo Malet, escrita por Françoise Travelet
encontraremos, más tarde, el siguiente comentario del propio Malet:
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23
Je me suis plongé dans une atmosphère immédiatement
très fraternelle, et, peu à peu, je me suis intégré au
groupe (...)
5
.
Aunque no abandona este grupo hasta 1949, y una vez que Breton se
exilia a Estados Unidos, Malet vuelve junto a sus antiguos amigos del Café de
Flore (los hermanos Prévert, Louis Chavance, Mouloudji, Yves Deniaud,
Michel Seldow, etc, también llamados "le groupe de la rue du Château").
Louis Chavance, guionista de la película Le Corbeau y director de una
colección de novelas policíacas en la editorial Ventillard, propone a Malet
escribir “roman policier” y le aconseja que se inspire en el cine americano de
los años 30, ya que la idea es ofrecer al público francés “des romans
prétendument américains”. De esta manera, Malet elige el seudónimo de
Frank Harding para firmar sus obras y decide llamar a su héroe Johnny
Metal, anagrama de su propio apellido y escribir en primera persona, lo que
le resulta más cómodo y dinámico. La obra será bien acogida, por lo que,
para prolongar el éxito de su Johnny Metal, Malet escribe una segunda
novela seudo-americana que firma esta vez con el seudónimo Leo Latimer.
Pero en su interior ya se va gestando la idea de firmar con su propio nombre
un relato que se desarrollaría en un decorado que no tendría que inventar y
que encajaría perfectamente con el “roman policier”: el París de la
ocupación. Según sus propias palabras, la famosa niebla siempre presente en
los “romans policiers” anglosajones podría ser sustituida por el negro
absoluto de la ocupación. Este será el decorado elegido para su obra
L’Homme qui mourut au stalag, (primer título de 120, rue de la Gare), que verá
la luz en 1943. En esta obra, desarrollará su propio estilo y creará el
personaje del detective privado Nestor Burma. El éxito de esta narración
incita a Malet a continuar las aventuras de su personaje. Así, después de esta
primera aparición, Nestor Burma protagonizará de nuevo obras como:
Nestor Burma contre CQFD o l’Homme au sang bleu, (ambas publicadas el
mismo año, 1945), para convertirse finalmente en el personaje principal y
central de la serie Les Nouveaux Mystères de Paris. En ella aparecerán los
mismos personajes creados para 120, rue de la Gare, confiriendo un papel
especial a la imagen de la ciudad. Cada uno de sus enigmas tiene como
5
En el artículo de Françoise Travelet: “Interview de Léo Malet” publicado en la revista La Rue:
revue culturelle et littéraire d’expression anarchiste, 1980 (1er trimestre), n° 28.
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decorado un “arrondissement” de la capital, recreándose en su pintura, su
atmósfera y sus secretos. Malet inicia la redacción de esta serie en 1954 y la
terminará en 1959 (con L’envahissant cadavre de la Plaine Monceau) e indica,
con estas palabras el objetivo literario que persigue:
Au début des années 50 (…), je m’étais dit, devant le
paysage parisien qui s’offrait à ma vue -le métro aérien
sur le pont de Passy, la Seine, la Tour Eiffel- que c’était
quand même extraordinaire que, depuis Louis Feuillade,
et son film Les Vampires, personne n’ait vraiment utilisé
ce décor si prestigieux. (…) L’idée me vint d’une série de
romans policiers se passant chacun dans un
arrondissement, sans en franchir les limites
administratives. (…) Maurice Renault trouva l’idée
bonne et, spontanément, baptisa la série: Les Nouveaux
Mystères de Paris
6
.
Este proyecto de escribir una novela ambientada en un “arrondissement”
parisino diferente, se hará realidad con la publicación en 1954 de Le Soleil
naît derrière le Louvre y en 1955 con Des kilomètres de linceul, ambas
ambientadas, como no podía ser de otro modo, en los dos primeros
“arrondissements” del centro histórico de la capital. A estos dos relatos les
seguirán Fièvre au Marais “IVe arrondissement“, La Nuit de Saint-Germain-
des-Prés, “VIe“, Les Rats de Montsouris “XIVe “, M’as-tu vu en cadavre? “Xe“,
Corrida aux Champs-Elysées “VIIIe“, Pas de bavards à la Muette “XVIe“,
Brouillard au pont de Tolbiac “XIIIe“, Les Eaux troubles de Javel “XVe“,
Boulevard...Ossements “IXe“, Casse-pipe à la Nation “XIIe“, Micmac moche au
Boul’ Mich’ “Ve“, Du rebecca rue des Rosiers “IIIe“, L’Envahissant cadavre de la
Plaine Monceau “XVIIe“ .
En 1948 ganará el Grand Prix de Littérature policière y en 1958, le Grand
Prix de l'Humour noir premiará su serie Nouveaux mystères de Paris.
2. Nestor Burma, detective privado
Aclaremos, antes que nada, que ante las numerosas opiniones sobre la
identificación del oficio de detective con su autor, en la entrevista que el
6
En el artículo de Jacques Baudou: Treize questions à Léo Malet”, publicado en la revista
Enigmatika, spécial 1981, 1982 (octobre), n° 18.
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periodista Paul Parisot
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realiza a Malet en la revista Énigmatika, podemos
leer la siguiente afirmación:
-Mais enfin, cher Léo Malet, on a toujours dit, et vous le
premier que Nestor Burma, c’était vous!,
a lo que el propio Malet responde:
-(...) Essayez de me suivre: toutes les aventures de Burma
sont racontées à la première personne du singulier, comme
c’est le cas pour Ellery Queen, par exemple ; ce qui
signifie, en clair, que, tout comme Queen l’écrivain est
lui-même le narrateur des aventures d’Ellery-le-
détective, - de même l’écrivain Burma est le rapporteur
des aventures du détective Nestor ! Dans l’affaire, je ne
suis qu’un prête-nom, comme le furent Dannay et Lee
pour Queen, Doyle por Watson-Holmes, voire Leblanc
pour Lupin (...) Essayez donc de comprendre ce
syllogisme : Nestor Burma raconte ses aventures à la
première personne, alors que rien n’indique qu’il les
écrit, dans son emploi du temps ; or, bien que j’aie dit
parfois, sur le ton de la plaisanterie, qu’il m’arrivait de
me prendre pour lui, je ne suis pas Nestor Burma.
Con este comentario Malet deja claro que nunca ha ejercido la profesión
de detective privado, ni ha sido él el que ha resuelto los casos, aunque
tampoco significa que no existan muchas similitudes en los curricula de
ambos. De hecho, sabemos que Burma nació en Montpellier, donde pasó su
infancia y adolescencia, y las anécdotas que nos cuenta en Nestor Burma
revient au bercail, no parecen inventadas, sino más bien recordadas. Una vez
en París, Burma frecuenta los círculos anarquistas y, al igual que su creador,
pasará un tiempo en la cárcel de la “Petite Roquette” acusado de
vagabundaje, como le recuerda el “maître chanteur” de Nestor Burma contre
CQFD o cuando, Geneviève sorprendida de que Burma no sepa bailar, él le
confiesa:
7
Ibidem.
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C’est vers seize ou dix-sept ans qu’on apprend à danser
(...). A cet âge, j’avais d’autres chats à fouetter. (...) je
volais aux étalages pour bouffer
8
.
Estos recuerdos son vivencias propias de Léo Malet, al igual que los del
viajero de trenes clandestinos, en Casse-pipe à la Nation, o los del figurante de
cine, en Le Cinquième procédé. Más adelante, en 120, rue de la Gare, Burma
vuelve del mismo campo de prisioneros de Alemania donde estuvo recluido
Malet y hace una parada en Lyon, nada hace dudar de que estamos oyendo
la propia voz de Malet:
Nous étions à Lyon, ma montre disait deux heures et
j’avais la bouche pâteuse. Le tabac de Zürich, le chocolat,
les saucisses et le café au lait de Neuchâtel, le mousseux
de Bellegarde et les fruits d’un peu partout constituent
un puzzle alimentaire qui ne pourrait trouver sa solution
que hors de mon estomac.
No sólo comparten la misma infancia, los mismos recuerdos de juventud
y de cautiverio, sino que como el propio autor reconocerá, Burma debía ser
un personaje que se le pareciera moralmente, que reaccionara como él ante
determinados hechos. Y parece evidente que Burma se comporta en
circunstancias muy diversas como su creador: el mismo aliento contestatario
guía sus actos, las mismas reacciones frente a la sociedad que los rodea.
Como podemos leer en esta escena de Le Soleil naît derrière le Louvre, tan
gratuita para la progresión de la intriga como simbólica para evidenciar la
personalidad del personaje, Nestor Burma abre las jaulas de los pájaros del
poco fiable vendedor:
La liberté! En avant, nom de Dieu! Plus de barreaux,
plus de perchoirs exigus, plus d’andouilles venant vous
siffler sous le bec ou vous agacer d’un doigt sale.
J’ouvris tout grandes les portes de la boutique et agitai
les bras. Venez voir ! Venez voir ! C’est comme chez le
photographe ! Les oiseaux, en une longue écharpe
multicolore, se précipitèrent dehors, cependant que, de
l’autre côté de la chaussée, les gosses groupés autour
8
Léo Malet: Le Soleil naît derrière le Louvre, de Francis Lacassin, Œuvres complètes, Paris, Laffont,
1985.
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d’Hélène trépignaient d’allégresse, mêlant leurs cris de
joie et leurs bravos aux roulades saluant l’air vif, salubre
et inépuisable.
Digamos, asimismo, que ambos poseen los mismos gustos: los dos fuman
en pipa, siendo su pipa preferida una pipa con cabeza de toro, sus gustos
coinciden igualmente en literatura, cine y hasta en sus propias carencias:
tanto Malet como Burma poseen poco “esprit technique”, e incluso ninguno
de los dos sabe montar en bicicleta:
Dire que je ne suis pas foutu d’établir la différence entre
un écrou, une pince à linge et une boîte de vitesse, et que
le delco, je l’ai toujours confondu avec une marque de
peinture d’à peu près le même nom, serait exagéré, mais
il y a un peu de ça
9
.
Nestor Burma l’avoue difficilement, mais... Pour si
extraordinaire que cela paraisse, il ne sait pas aller à
vélo
10
.
Como hemos podido comprobar existen importantes coincidencias entre
el héroe y su autor, pero ¿Y la apariencia física? ¿Cómo es físicamente Nestor
Burma? Leamos la descripción que Malet nos hace de él en Dernières enquêtes
de Nestor Burma:
Lorsque je décidai d’écrire une série de récits
comportant un personnage central, ce personnage avait
déjà un nom: Burma. (…) je le voyais apparaître dans le
silence nocturne. Un homme de la nuit, tant soit peu
onirique. Il fallait le doter d’un prénom. Sans hésiter,
mon choix se posa sur Nestor (j’ignore pourquoi).
Nestor Burma. Cela claquait et faisait un tantinet
baraque foraine. (…) Physiquement, je n’ai jamais su très
bien décrire Nestor Burma. Est-il grand? petit? maigre?
rondouillard? Dans mon esprit, il change de forme.
9
Léo Malet: Les Eaux troubles de Javel, de Francis Lacassin, Œuvres complètes, Paris, Laffont, 1985.
10
Léo Malet: L’Homme au sang bleu, de Francis Lacassin, Œuvres complètes, Paris, Laffont, 1985.
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Aussi imprécis que son domicile. Le flou des
personnages de rêves
11
.
Malet presenta a su personaje principal, ante todo, como un ser auténtico,
y es auténtico porque comete errores, es susceptible de equivocarse, y
también porque es sensible, fiel a sus amigos, solitario, con problemas
cotidianos, como la falta de dinero. Estas características lo acercan más al
modelo de antihéroe que al de héroe, diferenciándose así de sus colegas
Sherlock Holmes o Hercule Poirot, detectives infalibles y casi perfectos.
Burma no es un personaje “terminado”, definitivo, sino que cambia, duda y
todo ello lo hace delante de nuestros propios ojos; incluso se permite reírse
de sus propios compañeros de profesión, detectives prestigiosos, tan seguros
y perfectos:
Je (…) me levai et allai voir de plus près les mégots
éparpillés entre la table et la commode. (…). Vraiment
d’une importance capitale, n’est ce pas ? Sherlock
Holmes aurait su le dire, depuis quand ils gisaient là,
ainsi que l’âge respectif des fumeurs. Je n’étais pas
Sherlock Holmes, et tout ça, c’était peigner la girafe
12
.
Con estas palabras, Burma subraya las aptitudes poco creíbles de este
famoso detective, capaz de esclarecer los hechos a partir de la mínima pista.
Él, por su parte, no sigue el mismo espíritu lógico:
Je mets le mystère knock-out. Je traînaille des jours et
des jours, et puis, crac! à un moment donné, on ne sait
pourquoi, une étincelle jaillit, dans ma tête.
Généralement à la suite d’un coup de matraque. Vous
avez des détectives qui fonctionnent à l’alcool, à la bière,
au tabac. Moi je marche au tabac, mais surtout au coup
de matraque
13
.
11
Malet, Léo: Dernières enquêtes de Nestor Burma, Paris, Laffont. Préface.
12
Léo Malet: L’Homme au sang bleu, de Francis Lacassin, Œuvres complètes, Paris, Laffont, 1985, p.
152.
13
Léo Malet: Corrida aux Champs-Élysées, de Francis Lacassin, Œuvres complètes, Paris, Laffont,
1985, p. 95.
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Tampoco llega a alcanzar el estatus de policía, demasiado rígido,
convencional y conformista:
Vous n’avez pas l’air d’un policier, monsieur Nestor
Burma
14
,
le comenta Geneviève en Le Soleil naît derrière le Louvre. Sin embargo, el papel
de detective privado es el que mejor se adapta a su forma de actuar, sin
patrones ni modelos, con su manera particular de conducir la investigación,
a veces incluso, al margen de la ley, movido por su propia filosofía de vida:
Je me suis établi détective, un peu comme je me serais
installé poète
15
,
Sin duda alguna, Léo Malet es unánimemente considerado el padre del
“roman noir” en Francia, en la medida en que es el primero en introducir en
la literatura policíaca francesa un detective privado que usa sus capacidades
físicas e intelectuales. No hay que olvidar, sin embargo, que Nestor Burma
es ante todo un “enquêteur” que razona y que al final de cada una de sus
investigaciones, descubre la solución del enigma. Los “romans policiers”
escritos por Malet mezclan hábilmente el enigma policíaco tradicional con la
atmósfera “hard-boiled”
16
. En concreto, uno de los elementos propios de la
tradición que Malet recupera en sus obras es que el punto de partida de todo
relato y marca de fábrica de Burma y que sus interlocutores le recuerdan sin
cesar, es un crimen:
14
Léo Malet: Le Soleil naît derrière le Louvre, de Francis Lacassin, Œuvres complètes, Paris, Laffont,
1985. p. 473.
15
Léo Malet: La Nuit de Saint-Germain des Prés, de Francis Lacassin, Œuvres complètes, Paris,
Laffont, 1985, p. 769.
16
La denominación de hard boiled” define un tipo de historias de la novela negra en las que el
detective no depende tan sólo de su capacidad de observación y deducción (al modo de los
detectives como Sherlock Holmes), sino que además ha de recorrer las calles en busca de
información, ya sea recurriendo a la violencia y a todo tipo de métodos "cuestionables" (como
las trampas para atraer a los criminales o los chivatos), y a su capacidad como manipulador de
los acontecimientos que lo rodean en beneficio de la resolución del caso. Tanto en cine como
literatura Dashiell Hammett fue pionero de este género a finales de los años 20 con sus novelas
Red Harvest y The Maltese Falcon, la primera con la que creará este subgénero, y la segunda que
se llevaría al cine con éxito. Hammett pondrá de moda las técnicas “behavioristas” o del
comportamiento, que imitará Albert Camus en L’Étranger.
SOLEDAD DÍAZ ALARCÓN
Estudios Franco-Alemanes 1(2009), 17-46
30
Nestor Burma, l’homme qui, sous ses pas, fait se lever
les macchabées comme sauterelles en prés fleuris (...)
17
.
La mayoría de sus investigaciones comienzan del mismo modo:
rápidamente el “détective de choc” descubre un cadáver que se añade a una
investigación en curso o constituye otra nueva. De este modo, como en todo
relato policíaco que se precie, una investigación de Burma comienza con el
descubrimiento o la relación con un crimen, pero ocurre que no siempre se
trata de un delito de sangre, en algunos como en Les Rats de Montsouris, se
trata de un chantaje; o la trama también puede girar en torno a una estafa,
como en M’as-tu vu en cadavre?, o iniciarse con un robo, como en Pas de
bavards à la Muette, o con una desaparición, como es el caso de Les Eaux
troubles de Javel. Sea como fuere, siempre es Burma el encargado -como ya
hicieron los periodistas seudo-americanos de Frank Harding- de descubrir al
culpable o culpables y sobre todo, de esclarecer exactamente lo que ha
ocurrido. No obstante, como hemos señalado anteriormente, Malet distancia
a Burma de su célebre antepasado Sherlock Holmes:
Je ne suis pas Sherlock Holmes. La position de l’oreiller
et l’angle d’entrebâillement de la porte ne m’indiqueront
pas la couleur des tifs de celui qu’elle est allée
rejoindre...
18
.
¿Significan estos comentarios que “le détective de choc” no sigue el
método tradicional de ir a la caza de indicios? La respuesta debe ser
lógicamente no, puesto que Burma también observa, recoge y va uniendo los
hechos. Si, por un lado, el investigador musculoso se contenta con obtener
las confesiones de los culpables o de sus cómplices, el detective, por otro,
busca conseguir todas las posibles pruebas materiales dejadas
involuntariamente ante sus ojos. En concreto, en el relato Des kilomètres de
linceuls, Burma descubre un chantaje contra Lévyberg, pero no tiene
pruebas, por lo que recurrirá a sus facultades de observación. Gracias a ellas,
podrá explicar a Hélène, su secretaria, que el sospechoso no estaba
únicamente interesado en las flores artificiales de Clo para ponerlas en su
17
Léo Malet: Fièvre au Marais, de Francis Lacassin, Œuvres complètes, Paris, Laffont, 1985.
18
Léo Malet: Les Rats de Montsouris, de Francis Lacassin, Œuvres complètes, Paris, Laffont, 1985.
El nacimiento del “Roman noir” en Francia. Léo Malet y el Universo de París
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ojal, sino que escondidas en una de ellas, estaban las fotos
comprometedoras. Otro detalle de sus habilidades de observación lo
encontramos en el relato Corrida aux Champs-Élysées, en el que el examen de
la ropa de Monique le convence de que el asesino no es otro que el hombre
de confianza de Laumier, alias Blanchard. Es decir, que Burma observa sin
cesar, pero no para encontrar pruebas materiales que serán analizadas
científicamente, como Sherlock Holmes, sino para poner al día los indicios
que van a permitirle, en una segunda etapa de su investigación, demostrar
las hipótesis que poco a poco ha ido gestando en su mente. De esta manera,
las investigaciones de Nestor Burma, escritas en primera persona, son de
hecho largos monólogos o diálogos que hacen avanzar al héroe en compañía
del lector -y de los otros personajes- en busca del esclarecimiento del
enigma. Aunque antes de llegar a su objetivo, cuántas aproximaciones,
cuántas hipótesis sin comprobar, ya que Burma no es en absoluto infalible,
lo que le hace más próximo y simpático que otros héroes de “roman
policier”. Y fiel a la tradición de los clásicos “romans policiers”, una vez
resuelto el caso, reúne a todos los personajes implicados de un modo u otro
y comienza la sesión de explicaciones, aprovechando para dar todo tipo de
detalles sobre la investigación y acusar a los culpables. La primera de estas
sesiones magistrales la encontramos en 120, rue de la Gare: en ella llaman a
Burma para que cuente una de sus aventuras policíacas, y éste aprovecha
para explicar con todo lujo de detalles, su investigación. De modo similar se
desarrolla la explicación final de Nestor Burma revient au bercail, última
novela verdaderamente inédita de Malet. Sea cual fuere el contexto, Burma
nunca cierra su investigación sin explicar a alguien -e igualmente al lector-
los detalles nimios de toda la intriga, e incluso cuando la explicación es muy
larga, él la expone sin omitir nada:
Vous avalerez ma démonstration jusqu’au bout
19
.
En todas estas exposiciones, Burma va uniendo poco a poco las piezas del
puzzle hasta hacerlo lógico y coherente. En este punto no se parece en nada
a los detectives “hard boiled” para los que la coherencia final de la intriga no
es ni una obligación, ni una necesidad. Por lo que podemos concluir que el
método Burma, a pesar de sus opiniones y su interés por alejarse de los
19
Léo Malet: Boulevard...ossements, de Francis Lacassin, Œuvres complètes, Paris, Laffont, 1985.
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detectives que le han precedido, sigue fiel a la tradición del clásico “roman
policier”: ante un crimen ocurrido al inicio del relato, se realizan las
investigaciones pertinentes (por observación, intuición, análisis,
deducción...) y se explica, al final de dicho relato, detalladamente, cómo ha
sucedido todo y quién es el culpable. Lo que es un hecho evidente que
diferencia a Nestor Burma de los demás es que él es un detective privado. Y
llegados a este punto, nos surge la consiguiente pregunta ¿por qué habrá
decidido Léo Malet que su héroe fuese “un privé”? La respuesta nos la da el
propio Malet, ya que según él, lo ha hecho por comodidad, para que su
protagonista fuese un “type libre”, sin ataduras de ningún tipo, que pueda
moverse sin dar explicaciones. El apellido Burma (Birmania en inglés) se
debe a la lectura de una no muy buena traducción de Fu Manchu de Sanz
Rohmer y Nestor, porque Nestor Burma “cela claquait et faisait un tantinet
baraque foraine”, pues este personaje, también llamado “détective de choc”,
el “homme qui met le mystère knock-out” o “Dynamite Burma” será
unánimemente reconocido como uno de los héroes más grandes de la
literatura policíaca francesa
20
.
Nestor Burma ha creado una agencia de detectives, Fiat Lux (rue des
Petits-Champs, qui est "parmi celles l’on rencontre les plus jolies femmes de
Paris") donde da empleo a una secretaria, Hélène Chatelain, y a dos
colaboradores, Roger Zavatter y Louis Reboul:
C’est ainsi que fut fondée l’Agence Fiat Lux, Nestor
Burma, directeur. Avec le fric d’un peu sympathique
individu rectifié et celui de son pauvre bougre
d’assassin. Ainsi, sans doute, l’exigeait la haute morale
dont les desseins sont impénétrables.
Esta conclusión en el relato Gros plan du macchabée nos explica el origen
financiero de la célebre agencia de detective privado cuyo director no es otro
que el propio Burma. Esta agencia parece haber empleado, antes de la
guerra, a un equipo de colaboradores mayor del actual
21
, pero aún
20
De su importancia da fe el hecho de que Nestor Burma figure entre los seis héroes
seleccionados por “La Poste” para una serie filatélica de 1996: “Héros français du roman
policier”, junto a Rocambole, Lupin, Rouletabille, Fantômas y Maigret.
21
En el relato 120, rue de la Gare, vemos cómo Burma, una vez en París, liberado de su
cautiverio, se preocupa por la suerte de sus otros colaboradores:
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permanecen a su servicio Zavatter y Reboul -también llamado el “glorieux
manchot”- que sólo interviene esporádicamente, cuando Burma necesita sus
servicios, y la infatigable y siempre fiel Hélène Chatelain. Esta última, único
personaje femenino que se repite en todos los “romans” de la serie,
representa la imagen de la mujer parisina de la época. Como secretaria de
Nestor Burma, ayuda al detective en su quehacer diario y sobre todo en
aquellas situaciones en las que sólo una mujer puede actuar (por ejemplo en
Boulevard...Ossements, Hélène asiste a un desfile de ropa interior, o en M’as-tu
vu en cadavre?, no duda en introducirse en el círculo de admiradoras del
cantante Gil Andréa. Pero el papel de Hélène es fundamental en la
continuación de la acción: Burma suele contarle con todo lujo de detalles
todos los hechos ocurridos hasta ese momento y en el resumen que Hélène
hace, Burma encuentra la pista que le permite seguir con la investigación.
Por otro lado, a Malet le gusta jugar con la ambigüedad y la duda en la
relación de Hélène y Burma y la adorna, haciendo planear sobre ella cierto
aire de erotismo. Con respecto a los colaboradores de Burma, Louis Reboul y
Roger Zavatter, ambos proporcionan a Burma información sobre sus casos y
se encargan igualmente de las tareas de vigilancia. Burma también contará
con la ayuda puntual de sus amigos Marc Covet “le journaliste-éponge” del
periódico Crépuscule et del comisario Florimond Faroux. Marc Covet y
Burma se ayudan mutuamente: Covet le pasa la información que Burma
necesita y éste le ofrece la exclusividad de sus investigaciones. Hay que
destacar también la relación que estos dos personajes mantienen con París:
para ambos, París es la ciudad que les proporciona su trabajo. La conocen
bien, recorren todos sus rincones y recovecos y están al corriente de
cualquier hecho que en ella suceda. Otra conveniencia que hay que
mencionar es que Marc Covet representa la prensa parisina en su conjunto,
puesto que es el único personaje perteneciente a este campo con presencia
regular en los “romans”. Ahora bien, la prensa desempeña un papel
importante en la vida de una ciudad, pues establece el contacto del lector
con la realidad de su entorno, pero también del mundo. Burma aprovecha
este hecho, y a veces, pide a su amigo que publique algún mensaje o
“J’avais l’après-midi de libre. J’en profitais pour effectuer quelques visites aux domiciles de
mes anciens agents”.
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información, dejando constancia de que la prensa es el mejor canal de
comunicación con París.
Florimond Faroux, es el jefe de la Sección Central Criminal de la Policía
Judicial y trabaja en “La Conciergerie”. Faroux encarna lo que Burma
hubiera podido llegar a ser: policía oficial, garante de la ley y el orden. A
veces, incluso, Faroux tiene que recordar a Burma la existencia y la exigencia
de la ley en su modus operandi, pero aun así, su trato con el detective es
bastante indulgente y no duda en ayudarle en situaciones en las que Burma
se ve comprometido. Faroux es responsable del orden en la capital y al igual
que Covet y Burma, París le proporciona su trabajo, su medio de vida; por
ello conocerla y recorrerla forma parte de sus tareas cotidianas. Todos estos
personajes, junto a Burma, inician su andadura en 120, rue de la Gare y Malet
habla de ellos como si ya los conociéramos, es decir, introduce al lector en el
“roman” in media res y todos ellos ayudan y perfilan al protagonista de estas
historias, Nestor Burma.
Burma se expresa en todos los “romans” en primera persona. Este
recurso enriquece la narración y le da vivacidad, al mismo tiempo permite al
lector, a través de la atenta mirada del protagonista, descubrir a las
personas, lugares, ambientes, en definitiva, la realidad tal y como él la ve.
Con ello, Malet consigue que el lector tenga la impresión de que un amigo le
está contando una historia que le ha sucedido, y también le permite influir
en su personaje, transmitiendo su propio pensamiento, como si el propio
autor contara la historia.
La repercusión de este detective privado ha sido considerable: sus
peripecias han sido adaptadas al cine y a la televisión. Incluso, en 1990, dio
comienzo una serie de televisión con su mismo nombre, Nestor Burma, (39
episodios de 90 minutos) y difundida entre el 29 de septiembre de 1991 y el
29 de noviembre de 2002. Y, por supuesto, Jacques Tardi, lo llevó al comic
(1982-2007).
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3. Nestor Burma y el universo de Nouveaux Mystères de Paris
22
El propio título de Les Nouveaux mystères de Paris nos indica claramente el
tema subyacente de los relatos: la ciudad de París. Es evidente que no
estamos ante un tema inédito, ya que París ha inspirado a numerosos
escritores como Balzac, Hugo, Apollinaire, Aragon y tantos otros, no
obstante la novedad y la originalidad literarias surgen en el modo de
entender la ciudad. Cada autor, cuando evoca la capital, da de París una
visión, a veces onírica, a veces monstruosa, a veces personificada, y es ahí
donde reside su talento literario. Y nos podríamos preguntar, ¿cuál es, en
concreto, la visión que Malet quiere transmitirnos con esta serie? El desafío
de nuestro autor consiste en revelar una faceta inédita de la ciudad gracias a
un género, el policíaco. En el análisis que haremos a continuación,
pretendemos destacar que Léo Malet logra asociar el género policíaco con el
marco de la literatura propiamente dicha, en particular, gracias a la
explotación que hace de la imagen de París. Es lógico pensar que Malet
aproveche la representación de la capital francesa, no sólo como escenario de
sus relatos, sino igualmente como reflejo de sí mismo, de su detective y de la
sociedad de los años 40-50. Por otra parte, queremos hacer notar, que el
primer relato que inicia la serie, Malet lo concibe y lo configura con los
elementos del tradicional “roman policier”, elementos que vemos recogidos
en esta cita de los estudiosos Boileau-Narcejac:
Les trois éléments fondamentaux du roman policier
(sont) le criminel, la victime et le détective
23
.
Estos tres elementos están presentes en 120, rue de la Gare: los criminales
son el comisario Bernier y “maître” Montbrison, la víctima es Colomer y el
detective Nestor Burma. La estructura del “roman policier” también se
respeta en esta novela, ya que la intriga comienza con el descubrimiento de
un crimen; en 120, rue de la Gare, Colomer, antiguo colaborador de Burma es
asesinado ante sus propios ojos. El detective (o policía) lleva a cabo la
investigación recorriendo París e incluso Lyon y desvela al final la verdad,
22
Nadia Dhoukar: La vision de Paris dans Les Nouveaux Mystères de Paris de Léo Malet . «Mémoire
de maîtrise de Lettres modernes». Service Commun de la Documentation Université de Paris III
- Sorbonne Nouvelle.
23
En la obra de Boileau-Narcejac: Le Roman policier, Paris, PUF, 1975.
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denunciando a los culpables. En 120, rue de la Gare, Burma, después de haber
reunido a todos los sospechosos, señala a Bernier y Montbrison como
responsables del asesinato de Colomer y realiza su explicación magistral,
con la que concluye la obra. Estas conclusiones podrían llevarnos a pensar
que la concepción de la ciudad de París que Malet expondrá a lo largo de la
serie, también se enmarcaría en la misma tradición del más clásico “roman
policier”, sin embargo, el autor abordaLes Nouveaux Mystères de Paris en la
perspectiva del “roman noir”, utilizando la capital como componente
esencial del aspecto “noir” de su obra. Para ello, Malet sacará a la luz todos
los rasgos siniestros de la ciudad.
Durante toda la lectura de Les Nouveaux Mystères de Paris, el lector va a
comprender el mundo a través de la mirada de Burma, narrador principal,
que cuenta al lector la intriga y los hechos, pero sobre todo, le “muestra”: sus
ojos son los del lector. Por esta razón la imagen que Malet nos presenta de
París va a tomar una dimensión particular, ya que sólo será expuesta y
percibida por un único personaje, lo que supone que la imagen que llega al
lector es absolutamente subjetiva y parcial, porque el lector ve sólo lo que
Burma quiere enseñarle y si él prefiere detener su mirada en un café, en
lugar de un monumento, el lector tiene que conformarse. Nunca es una
visión panorámica, ni de conjunto, sino más bien una parte del paisaje.
Aunque, al menos le ofrece una alternativa:
(...) mon regard avait le choix entre la Tour Eiffel (…) au
delà de la terrasse de Chaillot, le monument élevé à la
gloire de l'Armée Française, contre le mur du cimetière
Passy
24
.
La mirada de Burma es precisa y aguzada. Cuando busca su coche en
M’as-tu vu en cadavre? el detective guía al lector de la siguiente manera:
Je m’engageais dans un passage obscur à l’entrée duquel
stationnaient deux autos. Aucune n’était la mienne. Un
peu plus loin, avant de déboucher dans le Faubourg
Saint-Martin dont on apercevait les lumières, le passage
s’élargissait et formait une placette. Il y faisait à peu près
24
Léo Malet: Pas de bavard à la Muette, de Francis Lacassin, Œuvres complètes, Paris, Laffont, 1985,
p. 225.
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aussi clair qu’à l’intérieur d’un four, mais mes yeux de
propriétaire distinguèrent une carrosserie qui m’était
familière
25
.
Burma busca su coche, pero no se distrae, centra su atención en todo
aquello que pueda parecer un Dugat 12, y sólo eso. Ocurre lo mismo cuando
persigue a Yves Bénech; Burma no quiere perderlo de vista, por lo tanto, no
pierde el tiempo en la contemplación del paisaje que le rodea y como él no lo
ve, el lector tampoco. En todos Les Nouveaux Mystères de Paris, detective y
lector investigan de manera simultánea. El lector sólo cuenta con las pistas y
los elementos que Burma posee, además la descripción que éste hace de los
lugares se integra en el propio relato. París es una ciudad accesible, según la
presenta Burma, (como si de un transeúnte se tratara), por ello el lector sólo
percibe lo que su mirada puede abarcar: una calle, una plaza, un café, pero
en ningún caso, un barrio o un “arrondissement” como haría un narrador
omnisciente. Si Malet hubiese optado por un narrador omnisciente, el lector
contaría con una panorámica de todo París; pero entonces el relato habría
perdido realismo y el lector habría perdido su curiosidad. Sin embargo,
Nestor describe París minuciosamente, al ritmo de un transeúnte que pasea,
lanzando miradas curiosas a derecha e izquierda. El lector se pierde con él
entre las callejuelas y calles por las que Burma le conduce descubriendo así
en el detective un guía apasionado, que motiva al lector creando una
descripción lo suficientemente interesante como para que también se
apasione por esta ciudad. Lo que Malet pretende es “descubrir la ciudad”,
que el lector adquiera una visión exótica a la vez que desconcertante de
París. Y aunque la capital constituya un universo conocido por todos, el
modo de presentarla debe alejarse absolutamente de lo cotidiano,
convirtiéndose en toda una aventura. A veces cuando la investigación se
ubica en barrios típicamente turísticos como el del Louvre (Le Soleil naît
derrière le Louvre) o Champs-Élysées (Corrida aux Champs-Élysées), Burma
menciona únicamente los monumentos de pasada. Malet prefiere evitar los
barrios resplandecientes y llenos de esplendor o bulliciosos y conducir al
lector por lugares de París mucho menos conocidos, frecuentados o
25
Léo Malet: M’as-tu vu en cadavre, de Francis Lacassin, Œuvres complètes, Paris, Laffont, 1985, p.
996.
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brillantes. Incluso sucios o viejos, como la rue Saïda en el XVe
arrondissement”.
Desde el principio hasta el final de la investigación, cada calle presenta
un aspecto gris y apagado:
Comme cadre, j’étais servi, mais que pouvais-je espérer,
sinon un sentiment de dépression, d’immeubles érigés si
près de ce quadrilatère cafardeux qui abrite les Abattoirs
de Vaugirard, la Fourrière et le bureau des Objets
perdus, établissements d’utilité publique, je ne dis pas le
contraire, mais qui, sous le rapport de la rigolade,
rivalisent difficilement avec les Folies Bergère ", dit
Burma
26
.
Para Malet, los barrios industriales se prestan igualmente a este tipo de
tratamiento, como ocurre en el “roman” Brouillard au pont de Tolbiac, en el
que la acción se desarrolla en el “XIIIe arrondissement”. Cuando el detective
pasea por los “quais”, destaca:
Deux cargos étaient amarrés au port d’Austerlitz. Un
nimbe cotonneux estompait leurs contours. Une grue
invisible, vraisemblablement juchée au sommet de
l’édifice, sur les rails qui courent le long de la terrasse,
ronronnait
27
.
Como surgidas de la nada, las máquinas abandonadas, siniestras, en los
“quais” parisinos, ofrecen un ambiente malsano casi fantasmagórico. El
París pintoresco, que todo el mundo conoce se ha desvanecido y ha sido
reemplazado por un paisaje insólito, desconocido. Los lugares que Burma
describe parece que se encuentran a kilómetros y kilómetros de París. Es lo
que ocurre en Casse-pipe à la Nation, relato en el que el detective tiene la
impresión de realizar la investigación “dans un arrondissement qui semble
très loin de Paris”
28
. Los lugares secretos, tortuosos o alejados de la capital
26
Op. cit. p. 341.
27
Léo Malet: Brouillard au pont de Tolbiac, de Francis Lacassin, Œuvres complètes, Paris, Laffont,
1985, p.330.
28
Léo Malet: Casse-pipe à la Nation, de Francis Lacassin, Œuvres Complètes, Paris, Laffont, 1985, p.
555.
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constituyen igualmente un ingrediente esencial del “roman noir”. Burma
recorre la ruta trazada por Malet, una ruta alejada de las zonas normalmente
frecuentadas y trilladas. Así, el lector, tan desconcertado y perdido como el
detective, descubre que hay otro París, lleno de barrios míseros, industriales,
recónditos, tristes, oscuros, en resumen “noirs”, por los que tiene que ser
guiado, llevado de la mano de Burma, si no quiere perderse: después de una
larga vigilancia por el laberinto que constituyen las callejuelas del “XVIe
arrondissement”, Burma sufre una agresión por parte de Yves Bénech en el
“Passage des Eaux”, callejuela tortuosa, siniestra y abandonada (Pas de
bavards à la Muette, p. 136). O cuando, durante su investigación en el “IIIe
arrondissement”, el detective descubre un cementerio clandestino y
abandonado en la rue Bourg-Tibourg (Du rébecca rue des Rosiers). Pero Malet
va más allá, cuando Burma se encuentra en lugares conocidos y agradables,
el autor aprovecha para recordar que también tuvieron un pasado criminal y
le cuenta al lector algunos de los hechos dramáticos que ocurrieron en esas
calles. Malet refuerza, así, la tensión ya existente. En la rue Blottière, Burma
expone algunos recuerdos que tiene de ella:
La dernière fois que j’avais entendu parler de la rue
Blottière, c’était en 1938. On y avait découvert trois
morceaux de viande impropre à la consommation, que le
jovial docteur Paul, dans son coquet Institut médico-
légal au bord de la Seine, avait identifiés comme étant le
tronc, le bras droit et la cuisse gauche d’une vieille
femme n’ayant plus toute sa tête à elle. A l’époque,
c’était tout à fait le genre d’endroit fait sur mesure pour
la pratique de cet art si délicat du dépeçage humain
29
.
Este ambiente incierto es un recurso para reforzar la idea de misterio, de
angustia, de suspense, de exotismo, que según Malet, tiene que envolver
necesariamente la acción. La base del “roman policier” es el esclarecimiento
de un crimen a través de una investigación, expuestos desde el principio
como un enigma o misterio que hay que resolver, por ello, este halo de
misterio y suspense tiene que estar presente no sólo en los hechos y en los
personajes sino también en los lugares. El detective comienza su búsqueda,
29
Léo Malet: Les Rats de Montsouris, de Francis Lacassin, Œuvres complètes, Paris, Laffont, 1985,
p. 861.
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una calle, un indicio, una pista que le conducen por una ruta incierta,
arrastrando con él al lector, de manera que ambos se ven enredados en un
laberinto de calles tenebrosas, pero reales, con nombres propios y este
realismo “engancha” aún más al lector que sigue a Burma sin pestañear. Así,
lector y detective giran, entran, salen, cruzan, parecen perdidos, sin rumbo,
como si no hubiera salida y a cada paso que dan, el riesgo de que alguien
pueda atacarles, de que el asesino les sorprenda, de encontrar nuevos
peligros, les envuelve. La tensión y la angustia disparan el ritmo cardiaco, el
lector no puede dejar de leer, ahora no, tiene que avanzar, encontrar una
frase, una palabra, que le información, un dato, una ventana que le
permita “respirar”, una luz clarificadora. La noche es el escenario propicio
del "roman noir" y del "roman policier". La oscuridad favorece, disimula y
esconde al asesino, es su cómplice más abnegado, además entorpece la
investigación del detective, impidiéndole ver con la claridad que el día
puede ofrecerle. De noche la ciudad se transforma: calles inocentes que
invitan a plácidos paseos, de día, se convierten en sospechosas, peligrosas y
problemáticas, verdaderas trampas para la población honesta, que acata la
ley. En Du rébecca rue des Rosiers, Burma recorre la rue des Lombards al igual
que sus habitantes:
Les mains aux poches et la pipe au bec, je m’aventure
dans la sombre rue des Lombards, comme un grand. De
nuit comme de jour, elle grouille d’une étrange
humanité, circonspecte et furtive, à la fois morne et
agitée, vague et précise. Mais la nuit, ce caractère est
assurément plus sensible. Dans la journée, des voitures
la sillonnent, de braves mères de famille s’y égarent,
pour se rendre au Bazar de l’Hôtel de Ville ou en
revenir, accompagnées de leur progéniture. La nuit, c’est
le domaine incontesté du turf et de tout ce qui s’ensuit.
Cependant que certaines filles repassent le ruban,
d’autres restent immobiles à l’entrée des hôtels, ou dans
les encoignures sombres. Il y en a pour tous les goûts,
sinon pour toutes les bourses. Des assez jeunes et des
plus âgées. Usagées. Comme partout ça tapine.
Enveloppées dans un imper, un manteau ou un simple
pull-over. Et toutes avec des nichons et des fesses comac.
Les premiers en surplomb agressif, les secondes
El nacimiento del “Roman noir” en Francia. Léo Malet y el Universo de París
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illustrant la théorie de la mécanique aléatoire. Un couloir
à demi enténébré vomit un client qui s’éloigne très vite,
rasant les murs, comme honteux, la tête baissée. La nuit
l’absorbe
30
.
En ella, los personajes se dejan llevar por sus más bajas pasiones, ponen
en práctica sus turbias fantasías, el instinto se impone a la razón y a la
conciencia, el desenfreno y el exceso sustituyen al comedimiento y a la
moderación. Surge el lado oscuro del hombre. En Corrida aux Champs-Elysées,
Nestor Burma se codea con productores de cine, gente en apariencia
honesta, de día; pero que muestra su cara más perversa de noche. Como
ocurre con Laumier, productor de éxito que se transforma en asesino.
Ce Laumier est méchant, vindicatif. Deux exemples des
vengeances qu’il a assouvies dans le temps: la firme X
lui ayant soufflé l’acteur Pierre Lunel, il profite de ce que
Lunel est un ex-drogué pour lui faire reprendre goût à la
morphine ou à l’opium, ce qui ne dut pas être difficile.
Et voilà Pierre Lunel incapable d’un travail sérieux, le
film en panne et la firme X… empoisonnée à son tour.
Notre producteur s’est bien vengé. Même scénario en ce
qui concerne l’acteur Mourgues, à une variante près.
Celui-là, personne ne l’a soulevé à Laumier, mais il
travaille avec un producteur avec lequel le nôtre est
vraisemblablement en bisbille. Le défaut de la cuirasse
de ce producteur sera Mourgues, ex-drogué comme
Lunel. On lui procure de quoi remettre ça, certainement
pour pas cher
31
.
Por ello, asesinos, ladrones, violadores, estafadores, etc., campan a sus
anchas, del mismo modo que alcohólicos, prostitutas, marginados, etc.,
todos los que el sistema se esfuerza en esconder de día, se muestran y se
exponen favorecidos por la oscuridad. Por otro lado, y aquí queremos
destacar un contraste singular en Léo Malet, ese velo “noir, lúgubre y
30
Léo Malet: Du rébecca rue des Rosiers, de Francis Lacassin, Œuvres Complètes, Paris, Laffont,
1985, p. 791.
31
Léo Malet: Corrida aux Champs-Elysées, de Francis Lacassin, Œuvres Complètes, Paris, Laffont,
1985, p. 97.
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sombrío de la capital desaparece cuando Burma nos describe la población,
mostrándonos la otra cara de la ciudad, mucho s animada y colorista.
Malet, a través de Burma, quiere dejar claro que lo que da vida a la ciudad es
su población, que la anima, la embellece y la da color, por ello, Malet nos
dibuja con todo detalle los movimientos de la gente, sus ocupaciones y sus
preocupaciones, (este juego de luces y sombras nos hace pensar en un
procedimiento estético propio del cine: la utilización continua del claro-
oscuro, con el que se destacan todas las fisonomías de la capital) y hace que
el personaje se mezcle con la masa popular, que se interese por ella: observa
cómo vive, cómo trabaja..., porque para él la belleza de un barrio radica, no
en su paisaje, sino en aquello que lo humaniza, es decir, sus habitantes y las
actividades que realizan, de esta manera más que describir a los personajes,
Burma se recrea describiendo los diferentes oficios, destacando las
especialidades de cada “arrondissement”. Es el caso del “IIIe
arrondissement”, del que, en Fièvre au Marais, Burma nos indica lo siguiente:
C’est bien connu, est réputé pour le savoir-faire de ses
ouvriers, les meilleurs depuis toujours
32
,
haciendo alusión al oficio de fundador, que consiste en fundir un metal y
verterlo en diferentes moldes. Y añade:
Visiter une fonderie (...), je suppose que ça fait partie des
épreuves auxquelles on soumet les étrangers à
l’arrondissement
33
.
Es notorio destacar que cuando la acción se desarrolla en los
“arrondissements” ricos, como por ejemplo el XVIe, Burma sólo va al
encuentro de los “petits métiers”, los “métiers du pavé”: “receveur du bus”,
en Micmac moche au Boul’mich; “marchande au brioches” en Des Kilomètres de
linceuls y no aquellos que tienen lugar en los despachos. Algunos de estos
“petits métiers” se reiteran en los diferentes relatos ya que constituyen una
fuente de información para el detective. Es el caso de los “concierges”, de los
“maîtres d’hôtel”, de los “garçons de café”, las “prostituées”, que por las
funciones que realizan su contacto con la gente es directo, los ven ir y venir,
32
Léo Malet: Fièvre au Marais, de Francis Lacassin, Œuvres Complètes, Paris, Laffont, 1985, p.635.
33
Léo Malet: ibidem, p. 673
El nacimiento del “Roman noir” en Francia. Léo Malet y el Universo de París
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entrar y salir, escuchan sus conversaciones, etc, de ahí el especial interés del
detective por ellos. Pero, hemos de matizar, que aunque Malet recurra a este
tipo de personajes en reiterados relatos, no olvidemos, que cada historia se
desarrolla en un "arrondissement" diferente y que cada uno de ellos posee
sus propias características, su propio paisaje, su propio modo de vida, y su
propia población, por ello se establecen diferencias considerables entre ellos,
hasta tal punto que es sorprendente que pertenezcan todos a una única y
misma identidad, París. Además, las diferencias entre los diversos
“arrondissements” subrayan la autonomía de cada uno. Nestor Burma,
cuando realiza sus investigaciones, nunca franquea sus límites
administrativos, salvo para volver a su agencia en la calle de “Petits-
Champs”. Y consigue limitarse en cada narración a un sólo
“arrondissement”, porque cada uno de ellos es suficiente en mismo, se
trate de oficios, de abastecimiento o de entretenimientos. Esta diversidad
cultural e histórica permite que las investigaciones de nuestro detective sean
diferentes unas de otras, ya que, a veces, se establecen vínculos entre la
propia investigación y el “arrondissement” donde se desarrolla: así Burma
descubrirá que el robo de un cuadro del Louvre constituye la salida al
enigma en el “Ie arrondissement” en Le Soleil naît derrière le Louvre.
Igualmente, en Du Rébecca rue des Rosiers, demuestra que el primer crimen
está relacionado con el Holocausto, es decir, en relación directa con la
historia del pueblo judío que vive en dicho “arrondissement”. Como vemos,
estos “arrondissements” toman forma a través de la mirada de Burma
imprimiéndoles vitalidad y realismo al tiempo que realiza una pintura
colorista de su arquitectura, de su población, de sus oficios, de su riqueza o
pobreza, eliminando cualquier signo de uniformidad y mostrándonos
mundos muy distintos.
La serie Les Nouveaux Mystères de Paris pone en escena un personaje que
se erige en observador de todo lo que le rodea: la ciudad constituye un
enigma debido a sus infinitos detalles arquitectónicos; la población es un
enigma porque Burma va a su encuentro, busca comprenderla para
descubrir a los culpables. Burma, en mismo es un enigma, que los lectores
han de conocer gracias a la mirada que él nos da de París. Ya que Malet,
aunque no nació en París, ha sabido apropiarse de esta ciudad,
ofreciéndonos de ella su propia imagen a través de su personaje. Les
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Nouveaux Mystères de París representan la realización literaria de lo que
Burma formula en Pas de bavards à la Muette:
J’arrive de province, dans l’intention de conquérir
Paris
34
.
Conclusión
La novela policíaca ha desempeñado un papel fundamental en el
desarrollo de la literatura novelesca, dando origen a múltiples categoría de
novelas: “le roman d’énigme” (whodunit), “le roman d’enquête”, “le roman
à suspense”, “le roman d’espionnage”, o “le roman noir“ (hardboiled). Este
último se distingue del roman policier“ por el camino que conduce al lector
del crimen al asesino. La novela policíaca clásica comienza con un crimen y
el lector ha de identificar al criminal. El “roman noir” comienza con una
situación en la que el criminal evolucionará hasta el crimen y el encargado
de dilucidar el misterio será un detective, un “privé” que se pasea por
lugares de dudosa reputación, se codea con ladrones, rateros o chulos y cuya
relación con la policía oficial deja mucho que desear. Este tipo de detective
fue inmortalizado por los personajes de San Spade de Dashiell Hammett o
de Philip Marlowe de Raymond Chandler. En Francia, sin olvidar a los
precursores de este género, como Balzac, Eugène Sue o Émile Zola, habría
que esperar a 1944, días antes de la Liberación de París, fecha en la que
Marcel Duhamel decubre a los autores británicos Peter Cheyney y James
Hadley Chase y decide confiar su traducción a Gallimard con la intención de
crear una colección, que Jacques Prévert titularía La Série Noire, y en la que,
como ya hemos indicado, también participarían autores franceses de la talla
de Jean Amila, Terry Stewart (seudónimo de Serge Arcouet) o Léo Malet.
Gracias a esta colección el “roman noir” se populariza en Francia. Este
último autor, recupera la tradicional novela policíaca para adaptarla y
modelarla a la desintegrada sociedad que le rodeaba y a su propia visión de
París. Sus personajes, aunque fieles a la tradición “whodunit”, evolucionan
en un clima completamente diferente a los tradicionales personajes del
“roman policier”. Además Malet recupera los temas más representativos del
34
Léo Malet: Pas de bavards à la Muette, de Francis Lacassin, Œuvres Complètes, Paris, Laffont,
1985, p. 12.
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género, que gracias a Hammett (y según Chandler) “a sorti le crime de son
vase vénitien et l’a flanqué dans le ruisseau”. Se adueñó de la ciudad, de la
noche, del alcohol, de la violencia, para crear un universo que marcaría la
diferencia con el “hardboiled”. Por estos motivos le fue otorgada la
consideración de iniciador en Francia del “roman noir”, al tiempo que supo
imponerse en la literatura policíaca, manteniéndose como un autor único, un
autor aparte, pues ni pretendió continuar la tradición del “roman-
problème”, ni permitió su sucesión. Es decir, el personaje de Nestor Burma,
que es en resumidas cuentas la quintaesencia de su obra, solamente podría
ser retomado por el propio Malet, ya que habría que poseer el mismo estado
de ánimo, los mismos reflejos y volver a sumergirse en una época llena de
cambios. De igual modo ocurre con la habilidad de construcción de los
decorados, en ellos no hay lugar para la improvisación: la construcción sin
plano y con unas únicas referencias en la cabeza, sólo puede fraguarse en la
mente de un virtuoso. Asimismo, era necesario un contexto tumultuoso
como el de un conflicto mundial para que naciese un personaje tan curioso
como Nestor Burma. Malet podría haber elegido múltiples formas literarias,
pero se decidió por el “roman policier”, ¿qué le impulsaría a ello? Tal vez el
hecho de que Chandler llegase a Francia con veinte años de retraso, permitió
a Burma instalarse en la literatura francesa, preservándola de una invasión
de la literatura americana. Con él, se inició una nueva vía que abriría las
puertas de una escuela muy rica, influida pero no devorada por el
“hardboiled”. Aunque debemos concluir señalando que Malet, al igual que
Gaston Leroux o Maurice Leblanc, por citar a otros clásicos, pertenece a esa
raza de autores sin posterioridad literaria, ya que son inimitables.
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