FRANCISCO LAFARGA
Estudios Franco-Alemanes 1(2009), 47-68
análisis profundos. Poseemos, eso sí, multitud de estudios parciales, valiosos
en sí mismos, aunque limitados a una época, un género o una obra concreta.
El período más estudiado –y no es de extrañar– es el del Romanticismo.
Los trabajos de Adelaide Parker y E. Allison Peers, de 1932-1933, constituyen
las bases de los estudios sobre la recepción de V. Hugo en España. Ofrecen
un panorama bastante rico en detalles sobre la acogida dispensada a Hugo y
sobre su influencia en escritores románticos españoles hasta 1845, fecha
fijada por los autores para no superar el período romántico, pues no querían
aventurarse en el terreno de la inspiración más o menos directa. Más o
menos profunda, ejercido por Hugo sobre los neorrománticos. A pesar de
todo, la lista de traducciones propuesta alcanza a 1863.
Los trabajos de estos dos investigadores sirvieron de punto de partida a
otros estudios que han insistido en aspectos, por lo general, concretos. El
teatro se presenta como el género privilegiado de la producción hugoliana,
tanto en el terreno de la teoría dramática como en el de la práctica.
No ocurre lo mismo con los trabajos dedicados al estudio de la recepción
de Hugo a partir de 1850: su número resulta más reducido y, salvo algunas
excepciones, se trata de análisis puntuales, basados en las relaciones entre
Hugo y algunos escritores célebres, como Bécquer, Ayguals de Izco, Zorrilla,
García Lorca, o sobre traducciones concretas, por ejemplo las de Jacinto
Labaila o la de los hermanos Machado y Villaespesa.
La época menos atendida por los investigadores es seguramente la
segunda mitad del siglo XIX, y eso resulta tanto más sorprendente cuanto
que, por lo menos en gran parte, se trata de un período coincidente con la
vida de Hugo, que falleció en 1885.
Es lo que me ha movido a intentar dar una visión, que por lo panorámica
pecará sin duda de superficial, de la situación de las traducciones de obras
Es general, aunque se trata únicamente de una bibliografía, el repertorio de traducciones de
LAFARGA (2002).
Puede citarse, en este sentido, los trabajos de BERTRAND DE MUÑOZ (1976), CALDERA (2006),
DENGLER (1987 y 1991), ENDRESS (1989), GABBERT (1936), LAFARGA (2006), LOPEZ DE MENESES
(1951), LOSADA (2002), MENARINI (1982), MIARD (1973), OZAETA (2002), PALENQUE (1998), PONT
(1987) y ZARAGOZA (2002).
Puede citarse, sin pretensiones de exhaustividad: ANOLL (2006), ARA TORRALBA (1992), COBOS
(1985), COTONER (2006), FERNANDEZ CARDO (1983), GINE (2006), KRAPPE (1932), LESELBAUM
(1990), LIDA DE MALKIEL (1953), LOPEZ JIMENEZ (1989), MARTIN (1982), PEERS (1933), PEGENAUTE
(2006) y VALIS (1979).