12 MARÍA DEL CARMEN BALBUENA TOREZANO
Estudios Franco-Alemanes 7 (2015), 3-18
caballero canta ûz der menigîn, bien pudiera interpretarse que el canto
trovadoresco tiene lugar en la corte, ante una muchedumbre de cortesanos –
no en vano la poesía cortés es una Gesellschaftslyrik, destinada a clases
sociales elevadas, esto es, una Standesdichtung–, lo que explicaría que la
noble mujer, señora del castillo, pudiese oírle desde la almena. El hecho de
que la acción transcurra en un entorno propio de la nobleza –el castillo–,
lleva implícito un código de conducta establecido; por ello, resulta más que
sorprendente la forma en la que la mujer hace referencia al «amor» que
desea del caballero: er muoz mir diu lant rûmen, alder ich geniete mich sîn
(«habrá de abandonar mis tierras si no he de disfrutarlo»).
Se trata, en definitiva, de un discurso propio del varón, y nunca de la
dama. Lejos de presentarnos a una mujer sumisa, relegada al papel de ser
cortejada, para luego ver cómo el caballero marcha hacia otras cortes, para
seguir sirviendo a otras señoras feudales, la dama que Kürenberg nos
presenta aquí toma la iniciativa; al oír al cantor, presa del deseo, decide
establecer las normas: si éste no la sirve, deberá abandonar sus tierras. Es
esta una imagen poco usual en la lírica medieval alemana, pues, como si de
un señor feudal se tratase, dueña de las tierras, y señora de facto de sus
dominios, es ella quien pretende imponer las normas.
Esta infracción del código cortés, comportamiento impropio de una
dama, conlleva la actuación del caballero, que «responde» con su marcha:
dado que es la señora quien pretende obligarle a servirla −diu wil mich des
betwingen, daz ich ir holt sî
−
, abandonará sus tierras −wan ich muoz einer
vrouwen rûmen diu lant
−
. Sin duda, esta reacción del caballero solo es
posible si el poema ha sido compuesto por un hombre: si la dama no sigue
las normas cortesanas, no es digna de ser servida. Por ello, el caballero
marchará en busca de otra señora a la que cortejar. No obstante, y a pesar de
que el Minnesänger tal vez no pretendiese cuestionar abiertamente el estricto
código cortés, se sirve de la figura femenina para poner de manifiesto la
disconformidad de la mujer con el papel que le ha sido adjudicado por la
sociedad que la rodea: como el hombre, desea ser libre para escoger al ser
amado, y disfrutar de su amor −alder ich geniete mich sîn−.
Finalmente, si contemplamos ambas estrofas como un todo, la temática
de la composición hace referencia al conflicto entre minne y êre, esto es, entre
el amor cortés y el honor, entre la atracción y las normas impuestas por la
sociedad a la cual dama y caballero pertenecen, que impiden la consumación