ISSN: 1579-9794
Hikma 23(1) (2024), 369 - 374
ÁVILA CABRERA, JOSÉ JAVIER. THE CHALLENGE OF SUBTITLING
OFFENSIVE AND TABOO LANGUAGE INTO SPANISH. BRISTOL,
MULTILINGUAL MATTERS, 2023, 156 PP., ISBN 9781800414860.
Probablemente una de las primeras cosas que llama nuestra atención
cuando aprendemos idiomas son las palabras ofensivas y tabú porque
despierte en nosotros la curiosidad o el divertimento de pronunciar palabras
supuestamente «prohibidas». Sin embargo, cuando abordamos una lengua
extranjera desde el ámbito académico o profesional, este aspecto —
comúnmente asociado con el discurso oral, cotidiano e informal— queda
relegado a un segundo plano, quizá por cuestiones ligadas a la autocensura,
la cual es «fruto de un debate ético entre el traductor y su entorno»
(Santaemilia, 2010, p. 220) y resulta en la eliminación, tergiversación o
atenuación por parte del traductor de determinadas palabras que no se
ajustan al nivel de aceptabilidad desde el punto de vista personal y social, y
que se espera que puedan causar malestar en quien las recibe. Así, es
evidente que existe un vínculo entre los aspectos socioculturales y
lingüísticos del tabú, el cual lo convierte en una «prohibición comunicativa, un
comportamiento social de reflejo directo en los actos del habla, que convierte
en interdictas determinadas esferas y en innombrables o inutilizables, las
unidades semánticas y léxicas que la integran» (Cestero Mancera, 2015, p.
73).
A pesar de que concebimos el tabú como algo de lo que no se puede
hablar o que no se puede decir porque heriría la sensibilidad de otra persona
o denotaría una falta de urbanidad, lo cierto es que el lenguaje tabú es una
parte natural del habla fuertemente ligada a aspectos culturales de una
comunidad (como el grado de aceptación hacia el tema, la interpretación por
parte del receptor y el significado adquirido), y que es utilizado a diario por los
hablantes de cada lengua (véase Ogea Pozo e Hidalgo Bujalance, 2022). No
se puede olvidar que la carga contenida en el término interdicto puede ser
entrañar un fin agresivo, ofensivo o humillante, pero también un efecto
humorístico, sarcástico, o una forma de expresar excitación o sorpresa.
Además, puede convertirse en una forma de «antilenguaje» (Halliday, 1978,
p. 164) que sirva como elemento distintivo del sociolecto exclusivo de un
grupo, por ejemplo, los jóvenes o la población marginal. Es, por tanto,
determinante profundizar en su estudio para ofrecer a los traductores las
herramientas necesarias para ejercer la ardua labor de transferir las
diferentes intenciones pragmáticas que conlleva cada patrón lingüístico
(Fuente-Luque, 2015), de manera que se asegure que el sistema de
referencia empleado sea válido en la lengua y cultura meta, valorando la