ISSN: 2255-3703
RESEÑAS
Claros Díaz, M. Gonzalo, Cómo traducir y redactar textos científicos en
español. reglas, ideas y consejos. Barcelona: Fundación Dr. Antonio
Esteve, 2017. 164 páginas. ISBN: 978-84-945061-3-0.
La Fundación Esteve nos entrega Cómo traducir y redactar textos
científicos en español. Reglas, ideas y consejos, una segunda versión
ampliada y mejorada del que ya fuera un revolucionario manual sobre la
escritura científico-técnica en español allá por 2009. M. Gonzalo Claros,
catedrático en biología molecular y bioquímica de la Universidad de Málaga,
nos ofrece un valioso repertorio de normas de escritura científica, así como
de los principales errores más recurrentes en los textos científicos y de
cómo evitarlos.
Este libro, que pretende conmover a profesionales de diversas
disciplinas, desde investigadores, docentes y estudiantes a redactores,
traductores y revisores, nace de la ambición del autor por recoger todos los
aspectos formales, no lingüísticos, que hay que cuidar en la presentación de
obras científicas escritas para que el lenguaje científico haga honor a sus
principales características: claridad, concisión, veracidad y persuasión. Si
bien existe la creencia de que lo que es válido en una lengua puede
funcionar en otra, este manual pone de relieve que esta convicción se trata
de una postura conformista y utilitarista que emplea el lenguaje como mera
herramienta de comunicación, olvidando que representa la expresión del
pensamiento y el reflejo de nuestros valores culturales.
No todos los idiomas tratan la ciencia de la misma manera: si bien el
inglés científico tiende a reducir el número de cultismos, el español
especializado es mucho más formal. Uno de los problemas a la hora de
verter los textos del inglés al español surge al tratar de conseguir esa
asimetría entre el documento original y la traducción a la vez que se
mantiene la fidelidad absoluta a lo literal. En otro orden de cosas, otra de las
dificultades que enfrentamos al redactar ciencia en español radica en las
interferencias de los anglicismos: el empleo de las estructuras gramaticales
angloides y la retórica angloamericana. Muchos de estos errores a menudo
pasan inadvertidos, pues se encuentran tan arraigados que no suele ser
fácil detectarlos.
El inglés se ha erigido como lengua franca en la comunidad científica
por ser en Estados Unidos donde se desarrolla la mayor parte del
conocimiento, por lo que cualquier investigador que quiera estar informado
sobre las novedades y divulgar sus estudios deberá leer, redactar y publicar