Introducción
La música es una de las artes más intangibles y etéreas. Desde
tiempos inmemoriales, la intuición rítmica, la necesidad de una determinada
entonación en una frase o la búsqueda de perpetuar un mensaje en el
tiempo, han estado presentes en el ser humano. Con toda seguridad, lo
inmaterial de esta disciplina es una de sus cualidades más apreciadas y el
hecho de que la manifestación de un fenómeno musical surja en un instante,
transcurra y se desvanezca a su término, ha fascinado sobremanera a toda
la civilización tal y como la conocemos desde el principio de los tiempos. Es
por esto, que a lo largo de la historia, han ido surgiendo necesidades
múltiples de registrar este fenómeno y plasmarlo de alguna forma en algún
lugar físico para poder conservarlo lo más fielmente posible y poder hacer
de él un bien tangible que sea inmutable al paso del tiempo.
Existen numerosas referencias a cantos e instrumentos musicales en
la iconografía egipcia, mesopotámica o hitita pero no podemos hablar
propiamente del concepto de lenguaje musical hasta los griegos. El Epitafio
de Seikilos (Sans, 2002) es probablemente la referencia más antigua que
tenemos del intento de registrar una expresión musical. Se trata de una
inscripción grabada en una lápida datada entre el siglo II a. C. y el siglo I d.
C. que muestra como a cada parte de una frase escrita en griego antiguo,
se le asocia una nota a modo de referencia empírica del sonido que había
que asignar a dicha sílaba, así de como enlazar el canto con la siguiente. En
este caso, cada nota musical era asociada con una letra acompañada de
otros símbolos.
El epitafio de Seikilos es una inscripción epigráfica griega tallada en una
columna de mármol puesta sobre la tumba que hizo construir un tal
Seikilos para su esposa Euterpe, cerca de Trales (…). Está precedida
por el siguiente texto: «Soy una imagen de piedra. Seikilos me puso
aquí, donde soy por siempre, el símbolo de la evocación eterna». La
inscripción que contiene esta columna representa un ejemplo de la
forma de expresión musical griega, con la particularidad de ser la
melodía más antigua conocida en ser escrita. El escrito contiene el
siguiente texto sobre el que se desarrolla la melodía: Mientras vivas
alégrate/ Que nada te perturbe /La vida es demasiado corta / Y el
tiempo se cobra su derecho. (Calvo-Manzano Ruiz, A. 2010: 3).
El hecho de utilizar letras para referirnos a notas musicales, es un
fenómeno que sigue vigente hoy en día, aunque de forma muy
evolucionada. A partir de aquí, hubo numerosos avances hasta llegar al
sistema de notación neumática (Stanley, 1980, 2001) propia del canto
gregoriano ya cerca del siglo X. La escritura musical, fue desarrollándose
hacia un concepto cada vez más preciso y complejo y, a la vez, más