4) Traducción del enunciado.
Este último punto es la principal fuente de dobles siglas en la mayoría
de las lenguas. La traducción de una sigla puede atender, por un lado, a
motivos de tipo lingüístico como la naturaleza del nombre, ya sea propio o
común, la extensión del sintagma y de la forma siglar o la afinidad de la
lengua prestadora; por otro, a motivos extralingüísticos como la naturaleza y
la función de la institución a la que representa la sigla o el grado de
familiarización de los enunciados.
El doble enunciado se produce en el caso de que en la entidad,
objeto o mecanismo extranjero exista un lexema traducible a través de dos
o más sinónimos. En este método, Rodríguez (1981: 177) expone su
opinión basada en llevar a cabo una traducción lo más literal posible para
que las variaciones entre la LO y la de la LM sean mínimas, pese a que esto
podría suponer una peor redacción, sonoridad y una silabación antinatural.
El autor destaca como ejemplo el de la sigla IDA (International Development
Association), asociación a la que en español podemos referirnos mediante
el empleo de la sigla AID (Asociación Internacional de Desarrollo) o AIF
(Asociación Internacional de Fomento), puesto que Development se traduce
de doble modo. Como señala el autor (1981: 178), el poco desconocimiento
o familiaridad con la temática de la sigla que sometemos a traducción trae
como consecuencia la alteración de sus elementos.
Para siglar a organizaciones o asociaciones de mayor o menor
reconocimiento, existen diversos procedimientos. Además, a esto se suma
las pautas lingüísticas de cada país, las cuales coexisten y compiten
conforme a su uso interno y su uso en el exterior. Según Rodríguez (1981:
170), en los casos de grandes organizaciones de renombre, al poseer un
enunciado conocido a escala internacional por la lengua general, se traduce
y se acuñan esas siglas, incluso en el caso de países, como por ejemplo la
Organización de las Naciones Unidas (ONU) o Estados Unidos (EE. UU.).
No obstante, existen organizaciones y asociaciones que carecen de gran
influjo y proyección internacional, por lo que son menos conocidas por los
hablantes de la lengua general. Como consecuencia, se recurre al uso de la
lengua extranjera originaria – normalmente el inglés o el francés – para la
siglación, lo que dificulta la pronunciación de determinados enunciados. En
Europa, este procedimiento es bastante común debido al gran volumen de
organizaciones, instituciones, asociaciones y agencias procedentes del
francés y del inglés. Destacamos como ejemplo el Joint Research Centre
(JRC), Centro Común de Investigación que no emplea las siglas «CCI», o
«CCR», pues esta última hace referencia al enunciado en francés (Centre
commun de recherche). Otro caso similar son las siglas empleadas para
hacer referencia a la Dirección Ejecutiva del Comité contra el Terrorismo