Soler Pascual, por su parte, trata el tema a partir de los testimonios de John
Reed y de su mujer Louise Bryant, que en sus obras describen su
experiencia en Rusia, donde estuvieron como corresponsales para informar
sobre lo que estaba pasando en este país. A continuación, Juan Antonio
Albaladejo-Martínez ofrece una mirada hacia la literatura en lengua checa
gracias a su análisis de la novela picaresca antibelicista de Jaroslav Hašek,
El buen soldado Švejk, y de su recepción desde el punto de vista
traductográfico, dramático y cinematográfico. En el siguiente capítulo, Pilar
Martino Alba examina La Escuela de los Dictadores de Ignazio Silone y la
obra homónima de Erich Kästner para profundizar en el fascismo y en el
nacionalsocialismo. Observa en ambas obras una crítica a los totalitarismos
y una voluntad de alertar a la sociedad para que la historia no se repita. Por
último, Pilar Martino Alba se centra en la dimensión iconográfica de la
guerra y en cómo dibujantes, pintores y escultores expresan mediante el
arte la lucha violenta y reflexiona sobre la capacidad de la literatura de
convertir las imágenes en palabras, tal y como se puede apreciar en la obra
de Arturo Pérez-Reverte El pintor de batallas.
Como resulta evidente del breve resumen que se acaba de presentar,
Literatura de Entreguerras es un libro polifacético, ya que profundiza en los
acontecimientos históricos de la época de entreguerras, moviéndose dentro
de límites geográficos amplios, investigando la ideología de diferentes
autores y personajes literarios, y llevando a reflexionar sobre varios
aspectos relacionados con la experiencia bélica, como son la muerte, la
memoria, el olvido y, en general, el valor de la escritura. Esta, además de
ser una forma de evasión, representa un instrumento de testimonio y de
denuncia a través de las autobiografías y los diarios, la ficción
autobiográfica y la crónica periodística, y posee también una finalidad
terapéutica, puesto que es un medio de reconstrucción tanto personal como
social que aspira a concienciar sobre la brutalidad de la guerra.
Sin duda, se le puede atribuir al libro una función didáctica, ya que la
complejidad de perspectivas y la completitud con la que en cada capítulo se
trata el tema objeto de estudio, van acompañadas de la claridad expositiva
que caracteriza la narración de los hechos, la presentación de los escritores
y sus textos, y debido a que en ningún momento se omite o se da por
sentada ninguna información. Además, se traza un amplio marco histórico y
geográfico que facilita la contextualización. Cuando se aborda un escritor
concreto, se ofrecen datos biográficos para facilitar al lector la comprensión
del contenido de la obra correspondiente. Los autores del libro, por lo tanto,
le brindan al lector las claves necesarias para que pueda acceder a los
contenidos presentados, de modo que no hace falta ser un especialista en
la materia para entender e interiorizar los trabajos.