De hecho, Molina (2007: 6-7) ha observado un desdoblamiento, una
dualidad, en la ciudad de París. Por un lado, entrevé un París expuesto a
las miradas y a las convenciones y representaciones sociales, y, por otro,
un París sombrío y misterioso, pero que corresponde a la organización y las
prácticas reales de la ciudad. Este desdoblamiento podría estructurarse en
una relación arriba-abajo, manifestada en el París de la superficie y el París
subterráneo, el de las catacumbas, donde existen laboratorios secretos,
creaciones de monstruos y experimentos científicos, así como sectas
peligrosas (Molina 2007: 6-7). Asimismo, para Molina (ibid.) existe un
desdoblamiento entre el París real y el París fantástico, es decir, la ciudad
real percibida por los personajes y donde creen vivir, y la ciudad fantástica
de donde surgen monstruos. Esto podemos comprobarlo perfectamente en
“Adèle et la Bête”, donde aparece una importante cantidad de elementos
culturales propios de la Francia de la Belle Époque, en el período de la
III República Francesa, como las referencias al Gobierno de Armand
Fallières (del 1 de junio de 1910 al 18 de febrero de 1913). Asimismo, en la
BD de Tardi encontraremos otros referentes históricos y culturales de la
Francia de 1911, como los periódicos Le Gaulois (en el despacho de
Armand Fallières) o Le Matin, así como menciones a movimientos políticos
como los realistas (monárquicos) o los anarquistas (1976: 14).
En lo concerniente al tiempo meteorológico, Molina (2007: 3-4)
observa que “Les conditions climatiques participent à la mise en scène de
ces lieux urbains et contribuent à la construction d’une atmosphère qui
correspond à celle attendue dans une œuvre noire”. En el caso de esta
serie, Molina (ibid.) defiende que Tardi presenta un París en el que llueve
constantemente y, cuando cesa la lluvia, esta da paso a la nieve o la niebla,
posiblemente para “renforcer le caractère hostile de l’univers urbain”
(Molina, 2007: 3). Asimismo, esta autora (2007: 4) pone de manifiesto que,
en esta serie, la mayor parte de las acciones ocurren durante la noche.
En lo que respecta al personaje de Adèle, Molina (2007: 5-6)
considera que este es desconcertante si se compara con las convenciones
del género policiaco, ya que:
Celui-ci est généralement très codifié du point de vue des genres
masculin et féminin. Son héros est « un homme, un vrai » (Blanc,
1991, p. 123). De plus, les personnages féminins se cantonnent
généralement au rôle de la femme fatale, « séduisante et perverse,
aguicheuse et immorale, provocante et fourbe, tentante et tentatrice »,
en somme une « figure du mal » (Blanc, 1991, p. 147) […]. Tardi, en
accordant le rôle de héros à un personnage féminin, semble inverser
les valeurs habituellement associées dans le polar au féminin /
masculin. Adèle déroge ainsi à la règle des personnages archétypaux.