Martí Ferriol y Martí Marco
La traducción de la metáfora en el ensayo divulgativo. El caso de…
las metáforas proporciona una perspectiva particular del concepto general,
en este caso del “amor”, y estructura uno de los muchos aspectos de ese
concepto. La hipótesis de la abstracción buscaría únicamente un concepto
general del “amor” lo suficientemente abstracto para ajustarse a todas y
cada una de esas derivaciones.
Para Lakoff y Johnson (1986:12), las metáforas forman una red compleja
e interrelacionada en la que se hallan las metáforas fosilizadas, llamadas
también “muertas” o “catacresis”, las metáforas de nueva creación o de
nuevo cuño que son infrecuentes, las metáforas predecibles, las metáforas
plenas y las metáforas debilitadas. Hay metáforas fundamentales y
poderosas en el seno de determinadas culturas, incluso en su traducción a
diversas lenguas, dado que la misma cuestión de la equivalencia de las
metáforas entre una lengua y otra puede llegar a ser compleja. Hay
metáforas de orientación o espaciales, metáforas ontológicas (entidad,
sustancia, contenedor, personificación), metáforas estructurales, metáforas
de recipiente, etc.
El concepto del “amor” se estructura en gran medida en términos
metafóricos que se refieren a ámbitos temáticos distintos de la experiencia,
especialmente la emocional o sentimental (Lakoff y Johnson 1986: 124), si
bien caben también otros tipos de experiencia como la espacial, la
económica, etc. Además, dicho concepto posee un núcleo mínimamente
estructurado por la subcategorización (“el amor es una emoción”), y por su
relación con otros sentidos y emociones. Lakoff y Johnson (1986:88)
consideran que algunos conceptos metafóricos contienen fórmulas,
expresiones fijas o lexicalizadas y para ello proporcionan los siguientes
ejemplos: “el amor es una fuerza física” (electromagnética, gravitacional), “el
amor es un paciente” (enfermo, mejorar), “el amor es locura” (perder el
juicio, chiflada), “el amor es magia” (hechizo, trance), “el amor es guerra”
(conquista, subyugó, reclutó, defenderse).
Las dos estrategias fundamentales de la implicación metafórica son la
abstracción y la homonimia (Lakoff y Johnson 1986: 147). Hay metáforas de
la forma “A es B” y metáforas de la forma “B es A”. Como ejemplo ilustrativo,
podemos destacar que en nuestra lengua, la española, existe la metáfora “el
amor es un viaje” pero no la contraria “los viajes son amor”. La teoría
abstraccionista negaría que el amor se entienda en términos de viaje y
mantendría la afirmación contraintuitiva de que el amor y los viajes se
entienden en términos de algún concepto abstracto entre ambos (Lakoff y
Johnson 1986: 149). Si atendemos a ciertas metáforas estructurales de la
forma “A es B” (“el amor es un viaje”), descubrimos que B (el concepto que
define) esta delineado claramente en nuestra experiencia y es
característicamente más concreto que A (el concepto definido). Por otra
parte, siempre hay más en el concepto definidor que lo que se transfiere al