” propuesto por S. Bassnett y D. Johnston (2019). Como
objetivo fundamental del estudio está analizar la conexión existente entre
traducción y arte contemporáneo, así como determinar cómo el arte
contemporáneo contempla la traducción y se sirve de ella. A partir de aquí,
Vidal Claramonte nos ofrece una seria reflexión sobre el concepto “texto”,
entendido como un código binario, y cómo dicho concepto ha evolucionado
con el desarrollo de espacios virtuales y temporales. Para la autora, y
coincidiendo con otros especialistas, las imágenes, lo sonidos, las
percepciones sensoriales, la comunicación no verbal, los espacios, los
paisajes lingüísticos, las ciudades e incluso los cuerpos pueden ser
considerados textos, en tanto que, como el texto tradicional escrito,
comunican algo; en este sentido podemos hablar, también, de la semiótica
de la arquitectura, esto es, de cómo las ciudades se han convertido en
nuevos textos para traducir o nuevos textos traducidos. El paisaje semiótico
actual, pues, es mucho más complejo que aquel previo a la eclosión de las
nuevas tecnologías de la información: las humanidades también han
alcanzado la era digital, lo que significa que, junto al libro impreso,
encontramos textos e imágenes en e-books, redes sociales ─Facebook,
Twitter, Instagram─, en Google, Youtube… La comunicación actual exige,
pues un nuevo concepto de “texto”, en el que lo digital y lo multimodal han
de estar necesariamente presentes. Este nuevo concepto de texto conlleva
también nuevos géneros y tipos textuales, que aparecen en sitios web, o
que constituyen narraciones nacidas y creadas ya en el hipertexto, en
juegos electrónicos, videojuegos, hipervínculos, etc. La comunicación, y por
tanto también la traducción, han superado ya las formas tradicionales
binarias y, así, nos referimos a esta nueva realidad textual con términos
como “intermedialidad”, “multimedialidad”, “transposición”, “transmodalidad”,
“translenguaje”, “transcreación”, “metáfora corporal”, “gamificación”,
“metafílmico”, “transideología”, y otras similares. Se trata, en definitiva, de
un escenario o paisaje comunicativo nuevo y diferente a lo ya conocido. Una
vez establecido el punto de partida, la autora se centra en la influencia de la
globalización también en los procesos de traducción (“Expanding
Translation”, pp. 7-17). En efecto, los efectos de dicha globalización a todos
los niveles impiden ignorar la traducción de todo punto. Estamos, afirma la
autora, ante nuevos contextos multimodales que exigen, también, ampliar
los paradigmas de investigación en materia de traductología, en tanto que
existen nuevos textos que demandan una traducción contemplando diversos