2. Trayectoria biográfica y literaria de Ernestina de Champourcin (1995-
1999)
Ernestina de Champourcin nació en 1905 en Vitoria. Pertenecía a una
familia de clase alta y recibió una educación esmerada y cosmopolita.
Gracias a la labor de una serie de institutrices francesas e inglesas, la
pequeña se familiarizó con las lenguas y las literaturas de sus países de
origen. Se puede decir que se movía con gran soltura dentro de los ámbitos
de un perfecto trilingüismo y dominaba a la perfección el francés, inglés y
español. Como bien ha señalado Julio César Santoyo: “Lectora
empedernida desde muy niña, sobre todo de literatura francesa (Verlaine,
Lamartine, Musset, Vigny, Víctor Hugo), también en francés comenzó a
escribir” (2016: 2000). Durante su adolescencia leyó casi todo lo que caía
en sus manos, sobre todo, poetas franceses. Pronto sus lecturas se
ampliaron con libros de literatura inglesa y norteamericana, con poesía de
Emily Dickinson, Walt Whitman, Robert Frost y Edgar Lee Masters. Estas
primeras incursiones en el mundo de la literatura fueron aplaudidas y
fomentadas por sus padres, personas cultas y liberales que quisieron para
sus hijos una abierta formación intelectual.
Junto con María de Maeztu y otras mujeres inquietas y preocupadas
por la cultura de la mujer, creó el Lyceum Club Femenino, del que fue
secretaria de la sección de literatura hasta que desapareció. Según Beatriz
Comella: “Al Lyceum acudían jóvenes de diversa extracción social que
tenían en común el interés por asuntos sociales, las artes y la situación
internacional; pero su cuadro dirigente estaba formado por una élite de
mujeres con un nivel cultural muy superior a la media y bastante
relacionadas con la Institución Libre de Enseñanza” (2002: 23). Durante
esos años, Champourcin publicó poemas y versos sueltos en revistas como
La Gaceta Literaria, La Época, La Esfera, El Heraldo de Madrid, Mediodía,
Revista de Sevilla, Revista de Avance, Atlántico y Almanaque Literario.
Desde finales de los veinte hasta su fallecimiento, Ernestina de
Champourcin fue forjando una considerable singladura poética que se
incrementaba década a década, y en la que gestó diversos libros que
merecerían ser estudiados debidamente tanto por la singularidad de sus
asuntos como por la diversidad de su temática. En 1926, la joven poeta
presentó su primera obra, En Silencio, gracias al apoyo económico de su
padre, que sufragó los gastos de la edición. Según Luzmaría Jiménez Faro:
“Su publicación es acogida con gran interés y curiosidad, no solo porque la
participación de la mujer en la vida cultural española es en aquellos
momentos muy escasa, sino también por la juventud de la poetisa: veintiún
años” (1988: 8). Sus siguientes obras: Ahora y La voz en el viento, con