enfrenta a una situación o problema que demanda algún tipo de elección de
opciones para resolverlo. El autor sostiene, además, que la resolución de
problemas requiere de conocimiento declarativo y procedimental. Este
último es de tipo estratégico e implica saber qué operación aplicar en una
determinada situación para lograr un objetivo específico. En la aplicación de
estrategias, el traductor recurre a apoyo interno (recursos cognitivos
automáticos y no automáticos), a apoyo externo (el uso de fuentes de
documentación de distinto tipo) o a una combinación de ambos (Alves,
1997; PACTE, 2009; Prassl, 2010). La decisión que adopte el traductor
requerirá de distinto grado de implicación cognitiva según el tipo de apoyo
(interno o externo) en el que base su decisión. El criterio o argumento que
manifieste, en el caso de que lo haga, determinará también el esfuerzo
cognitivo involucrado en el proceso de toma de decisiones (Göpferich, 2010;
Göpferich et al., 2011; Prassl, 2010; Dam-Jensen, 2012).
2.1.1.1. Estrategias de traducción
Krings (1986) menciona las estrategias de comprensión, de búsqueda
de equivalentes potenciales, de monitoreo, de toma de decisiones y de
reducción. Chesterman (2000) las clasifica en estrategias de búsqueda de
información, estrategias para activar la creatividad y estrategias textuales.
Estos autores y otros, como Scott-Tennent, González Davies y Rodríguez
Torras (2001), González Davies y Scott-Tennent (2005), Kiraly (1995),
Lörscher (2005), Göpferich (2010), coinciden en definir las estrategias como
planes conscientes para la resolución de problemas y en plantear la
existencia de una relación causa-efecto entre estrategias y problemas.
2.1.1.2. Problemas de traducción
Krings (1986) menciona tres posibles enfoques para definir y clasificar
los problemas de traducción: el prospectivo, el retrospectivo y el procesual,
que contempla los indicadores detectados en el proceso de traducción.
Desde un enfoque procesual, el autor los agrupa en problemas de
recepción, de producción y de producción-recepción (Cfr. Göpferich, 2010).
Las revisiones realizadas por Hurtado Albir (2001: 279-288) y Tolosa
Igualada (2013: 17-87) ponen en evidencia una multiplicidad de
clasificaciones, que suelen concebirse, en general, como de origen textual
(por ejemplo, Nord, 1996, 2005, 2009) o como de origen procesual (por
ejemplo, Krings, 1986; Hurtado Albir, 2001; Cabré, 2004; Göpferich, 2010;
PACTE, 2011). Asimismo, se identifican dos criterios de clasificación en
estas propuestas: el alcance o amplitud de la unidad que resulta un
problema de traducción (Nord, 2005, 2009; Tolosa Igualada, 2013) y la fase
en la que se presenta el problema (Krings, 1986; Göpferich, 2010). Las
clasificaciones de PACTE (2011) y Cabré (2004) adoptan ambos criterios.