Reseñas
Skopos 14 (2023), 169-195
un laberinto que es el producto de un juego de espejos al infinito donde se
refleja todo lo que leeremos en las secciones siguientes.
En el contexto de estos espejos y laberintos, la traducción es una
interpretación, una recreación del texto fuente que lo transforma en algo
nuevo (Coldiron 2016). Es esa la perspectiva que adopta Vidal Claramonte
en consonancia con lo que demuestra su análisis de la obra de Stavans y,
entendemos, su propia visión de traductóloga. En la introducción, además,
se nos presenta la obra de Stavans y su alcance, con traducciones a más
de 20 lenguas y adaptaciones al cine y el teatro, entre otros. Stavans es, en
palabras de Vidal Claramonte, un “traductor traducido” (2023: 2) con
vinculaciones múltiples con múltiples lenguas, entre las que se destacan el
hebreo, el yiddish, el inglés y el español, en múltiples versiones. La
investigadora nos comunica que el foco estará puesto en los dos ejes que,
según entiende, rigen toda la obra del autor: la lengua (en su multiplicidad) y
la traducción, que, en definitiva, “son la misma cosa” (op. cit.: 1). Así, por
medio de una lengua híbrida y traducida que fluye en el marco de las
literaturas translingües (Kellman 2000, Vidal Claramonte 2021, entre otros),
comenzamos el recorrido por la obra de un autor inquieto, en constante
movimiento entre lenguas y culturas.
En consonancia con la hibridación que se hace evidente en la
introducción, el primer capítulo, “Translating in the Postmonolingual era”,
nos presenta un detallado grupo de autoras y autores que se inscriben en lo
que Kellman denominó literatura translingüe (Kellman 2000). En esta
literatura, quienes escriben entienden que la traducción es parte de su vida,
“una forma de ser” (Stavans 2021: 103), y es por eso que las obras
translingües surgen en traducción y se expresan siempre en más de una
lengua. Vidal Claramonte destaca la relevancia de esta literatura en la era
posmonolingüe en la que vivimos, donde no solo la migración marca el
constante movimiento entre lenguas y culturas, sino que incluso los nuevos
alcances de la tecnología nos demuestran que estamos constantemente en
la frontera, en el sentido de Gloria Anzaldúa (1987). Por eso, habitar
espacios posmonolingües no solo implica hacer uso de una multiplicidad de
lenguas sino, especialmente, enfrentar el paradigma monolingüe que busca
imponer una identidad nacional que ya no es posible y que inevitablemente
resulta reduccionista. Vidal Claramonte entiende que, en estos procesos
literarios donde la traducción es protagonista, el canon solo puede ser
transnacional.
El capítulo “Stavans’ multiple identities” ubica al autor en el contexto
de la era posmonolingüe descripta en el capítulo anterior, dando relevancia
primordial a la necesidad que tiene Stavans de escapar del peligro de la
existencia unilateral que subyace en el monolingüismo. Vidal Claramonte