La traducción técnica y el lenguaje de las…
ocasiones, se usan los anglicismos porque el vocablo es popular, como
software, término polisémico que adquiere una multiplicidad de significados:
una aplicación informática, un paquete de herramientas, un simple
programa o una de las partes de un ordenador. En otras, a pesar de que
exista su traducción y/o su equivalente, se halla muy arraigado en el
lenguaje, como es el caso de mouse, o bien porque la adaptación del
término es mucho más simple que su equivalente, como ocurre con email,
por correo electrónico. A medida que los términos se van incorporando, la
propia lengua realizará una evaluación de su eficacia, integrando aquellos
términos que considerará válidos, como a priori lo fueron, gol, fútbol, club o
voleibol y desechando los inapropiados. Esta situación ha propiciado que
tanto el francés como el español hayan puesto en marcha medidas para
frenar este influjo intentando, por todos los medios, salir “sanas y salvas”.
Digamos asimismo que esta especial atención a la lexía contribuye a
la evolución de las lenguas, siempre dinámicas y abiertas a las novedades
terminológicas, que bajo la atenta mirada de esta amenaza lexical aseguran
la continuidad de esta vitalidad neológica, en todos los ámbitos
especializados y de la vida cotidiana. No obstante, es un hecho constatable
que el francés actual no está libre de anglicismos (“square” se utiliza para
designar un parque urbano, “lifting, jogging y rafting” aún no tienen
equivalentes en francés). En el caso del español, muchos son los términos
que no han encontrado correspondencias, evidenciándose una cierta
desventaja con respecto al francés, para los que sí ha creado su propia
entrada: “walkman” para “baladeur”, radiocasete portátil de dimensiones
reducidas; “zapping” para “sautchaine”, cambiar rápida y desordenadamente
de canal de televisión; “windsurfer” para “planchiste”, persona que practica
el “windsurfing”; “standing” para “haute de gamme”, bastaría con decir
“reputación, alto nivel, lujo”, etc. En muchos casos, el español se vale del
dinamismo del francés y su común etimología latina y españoliza los
neologismos a partir de esta lengua: “pool”>“consortium
bancaire”>consorcio bancario; “clearing house”>“chambre de
compensation”>cámara de compensación; “company/industry
image”>“image de marque”>imagen de marca;
“computer”>“ordinateur”>ordenador; etc. Tales desmedidas han propiciado
el desarrollo de iniciativas institucionales y privadas que favorecen la
creación neológica. En el caso del francés, se creó la asociación APFA
(Action pour promouvoir le français des affaires) que desde el año 1984 se
ocupa de crear nueva terminología o recuperar términos ya existentes,
ampliando su significado mediante calcos semánticos, propiciando así la
eliminación de anglicismos. Para ello, ofrece el acceso gratuito a un
diccionario de los negocios, informática e Internet. Este léxico, con más de