El prerrenacimiento, o nueva ―y antiguas― propuestas….
una concatenación de vaguedades, mientras que la tercera acabó sepultada
bajo un cúmulo de afirmaciones que se contradecían entre sí.
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De este modo, se concluyó que había que empezar de nuevo, pues el
texto, tal como estaba redactado, no resultaba "funcional", id est, no
respondía ni a los objetivos ni a las necesidades de los destinatarios del
mismo, y lo que en un principio los estudiantes habían considerado un texto
diáfano acabó por revelarse como un texto de difícil por no decir imposible
comprensión.
Llegados a este punto, el docente no podía más que preguntarse si
este ejercicio no podría haberse planteado en un sentido más bien inverso,
id est: centrándose en una suerte de enfoque por tareas y formulando
preguntas muy concretas sobre el texto, por ejemplo: en el plano léxico-
sintáctico: define "teocentrismo", analiza en cuanto a validez y uso "corriente
de pensamiento", acorta/simplifica la primera oración eliminando la pasiva,
la aposición..., etc.; en el plano textual: ofrece redacciones alternativas para
y/o parafrasea "aparece el humanismo", "entusiasmo por el mundo clásico",
etc.; por lo que se refiere al contenido: explica qué es un género literario o
valora la posibilidad de sustituir el concepto o prescindir de él... Y así
sucesivamente. En otras palabras: hubiera sido perfectamente posible dirigir
de manera controlada cada paso con el fin de obtener el resultado que se
pretendía, un nuevo texto. Sin embargo, esto contradecía de forma rotunda
el objetivo principal de la tarea: que los estudiantes llegasen a poner en
práctica los postulados que nos brinda la translatología en torno al concepto
de "observador" y de "punto de vista", en la línea de cómo fue descrito y
analizado en su momento por Vermeer, guiado por la máxima de: "solo son
posibles observaciones o percepciones interpretadas" (Cf. Vermeer, 1986:
20 y ss.). Solo si los estudiantes pasan paulatinamente de "consumidores",
subordinados desde el momento en que el texto pretende un academicismo
del que, en realidad, carece, a, precisamente, observadores distanciados,
primero, a investigadores críticos después cabe un cambio de percepción
que permita nuevos modos de lectura, requerimiento necesario para una
reelaboración textual. Es entonces, en el momento en que se llega a asumir
realmente el papel de destinatario del texto, suerte de empatía posterior al
análisis, cuando se puede empezar a pensar en 'comprender' y 'construir'
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Lo cual no es, desde luego, de extrañar, véase a propósito la siguiente observación de Emil
Staiger, que trae a colación Kurt Spang en una recientísima contribución, en la que intenta, una
vez más, desbrozar en algo el cada vez más tupido bosque de los 'géneros literarios',
resignado de antemano, pues "tal como van las cosas, tardaremos en ponernos de acuerdo"
(S
PANG
, 2009:1211); afirmaba Staiger: "La pregunta por la esencia de los conceptos genéricos
conduce por su propia dinámica a la pregunta por la esencia del hombre. Así, la poética
fundamental se convierte en contribución de la ciencia de la literatura a la antropología
filosófica." (En S
PANG
, 2009:1223).