vasco de textos sobre Propiedad…
palabra “tapa” que en vasco es “tapa”, y el adjetivo “abisagrada” que en el
idioma de destino se ha tenido que formar partiendo del sustantivo “bisagra”
(“gontza”) y se le ha añadido el sufijo “-dun” para su conversión en adjetivo.
De esa forma, hemos logrado el término “gontzadun tapa”.
En segundo lugar, y siguiendo la problemática planteada en el párrafo
anterior, se ha encontrado el vacío terminológico del término “sección
formadora”. Para ello, se ha recurrido a traducir ambas unidades que
forman el término por separado, es decir, por un lado se ha traducido
“sección” cuyo homónimo puede ser “atal” o “sekzio”; y después, se ha
trasladado “formadora” como “eratzailea” o “formatzailea”. De la
yuxtaposición de dichas unidades léxicas se han formado cuatro
combinaciones distintas, a saber, atal-eratzailearen/ atal-formatzailearen/
sekzio-eratzailearen/ sekzio-formatzailearen. Sin embargo, nos resulta
arduo poder decantarnos por uno en concreto, pues, en principio, todos
serían equivalentes.
Conclusiones
Como se ha podido observar, el artículo parte de la hipótesis de la
traducción de una patente del español al vasco con el fin de dejar en relieve
las dificultades que, por un lado entraña el propio documento, pues su
terminología, su estructura sintáctica y gramatical y morfológica es cuanto
menos peculiar; y por otro lado, las propias del idioma que, como se ha
podido comprobar, es un idioma con lagunas lingüísticas en cuanto a
terminología científico-técnica se refiere. Por esa misma razón, al realizar
las propuestas de traducción de ciertos fragmentos escogidos, nos hemos
encontrado con varios obstáculos tanto de índole terminológica, sintáctica,
de puntuación, así como de adaptación a la grafía vasca de palabras
adaptadas a su vez a la grafía española. Por todo ello, nos hemos visto en
la necesidad de tomar decisiones que han contradicho las propias normas
del idioma, a saber, la redacción de frases largas, la escasez de puntuación
o el tener que recurrir a la inventiva del propio traductor a la hora de dar con
la equivalencia del término que se quiere trasladar al vasco.
A tenor de todo lo dispuesto, podemos afirmar que sería conveniente
que el traductor que trasladase las patentes de un idioma a otro, no sólo
debería conocer los elementos traductológicos del idioma de origen y de
destino, ya sea convenciones sintácticas, semánticas o morfológicas; sino
que además, debe ser conocedor de los elementos paratraductivos o
extralingüísticos que lo rodean, a saber, ser poseedor de cierto
conocimiento del mundo científico-técnico con el fin de realizar una
traducción lo más exacta y fiel posible al original, ya que una mala