Transletters. International Journal of Translation and Interpreting 7(2) (2023), pp. 45-63 ISSN 2605-2954
Rasgos esenciales de la cartela de museos e implicaciones
para su traducción
1
Sergio España Pérez
Universidad Pablo de Olavide (Sevilla)
Recibido: 27/08/2023
Aceptado: 16/10/2023
Resumen
Este trabajo aborda de manera introductoria el estudio de los museos y las
exposiciones como contextos comunicativos de los textos museísticos. Esboza
los conceptos básicos con el objetivo de introducir un ámbito todavía poco
explorado. En las exposiciones prima el género textual cartela, por lo que se
analizan por niveles sus rasgos esenciales, estableciendo, además, implicaciones
y condicionamientos con respecto a la traducción museística. En cada uno de
los niveles (discursivo-textual, sintáctico, léxico-semántico y ortotipográfico) se
enumeran los aspectos relevantes del género y en qué medida pueden
condicionar la labor de traducción.
Palabras clave
Traducción museística, museología, textos museísticos, géneros textuales,
cartela.
Abstract
This article introduces the study of museums and exhibitions as communicative
contexts of museum texts. It outlines its basic concepts with the aim of
introducing a field that is still little explored. In exhibitions, the main textual
genre is the label. The essential features of label translation are analyzed through
1
La investigación en la que está basada esta publicación fue posible gracias al apoyo de una beca
concedida por el Programa Fulbright España-EE. UU. y la Junta de Andalucía.
Sergio España Pérez
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a level analysis. Implications and conditions of museum translation are
established. For each level (discourse & textual, syntactic, lexical & semantic and
orthotypographic) the relevant aspects of the genre and the applications for its
translation are listed.
Key Words
Museum translation, museum studies, museum texts, textual genres, label.
1. Introducción
Cuando alguien entra en un museo, entre el propósito de la visita y la persona
suele mediar un texto escrito en un soporte físico (cartela, panel, etc.) o digital
(aplicación, dispositivo interactivo, etc.). Además, es probable que esa persona
ya haya leído sobre el museo o la exposición (folleto, artículo de prensa, etc.).
Como afirma Poli (1992), el anuncio que publicita una exposición en el entorno
urbano o el cartel que llama al visitante para que se acerque a interactuar con
las obras o los objetos luego «se convierte en panel y más tarde en cartela o
en ficha técnica» (Poli, 1992, p. 91). En los museos se mira, se pasea, se aprende,
se toca, se piensa, se goza y, sin duda, se lee.
En 2022, los museos andaluces
2
recibieron más de dos millones de visitas. En
concreto, los museos gestionados por la Consejería de Cultura y Patrimonio
Histórico de la Junta de Andalucía recibieron 2 126 187 visitas. De estas,
aproximadamente una de cada tres visitas fue de procedencia extranjera (el
32,8 %) (Junta de Andalucía, 2023, pp. 3, 7). Estas cifras, que se aproximan a los
guarismos prepandémicos y al récord del año 2019 (2 513 092 visitas, con un
32,2 % de procedencia extranjera [Junta de Andalucía, 2023, p. 18]), justifican
por mismas la necesidad de profundizar en la investigación sobre traducción
y museos.
2
Aportamos datos de Andalucía por dos motivos: por un lado, se trata de la comunidad
autónoma donde se ubican nuestros estudios previos; por otro lado, a la hora de terminar este
trabajo, los últimos datos nacionales databan de 2020, en plena pandemia. A título informativo,
en 2018 (los datos nacionales son bianuales) se estimaron 65,4 millones de visitas a museos y
colecciones museográficas de todo el Estado español (Ministerio de Cultura y Deporte, 2020, p.
5).
Rasgos esenciales de la cartela de museo e implicaciones para su traducción
47
La traductología y la museología son dos disciplinas científicas que han dialogado
poco hasta el momento (Medina Reguera & España Pérez, 2022). Son
abundantes los trabajos que desde la traductología se han ocupado, por ejemplo,
de la traducción jurídica, sanitaria o audiovisual. Por su parte, en museología
abundan los trabajos que se ocupan de la estructura, la gestión o las funciones
del museo. Si entendemos la traductología como la ciencia que estudia las
traducciones y la museología como la ciencia que estudia los museos, apenas
existen trabajos en los que estas dos disciplinas se hayan encontrado; aunque,
como afirma Leiva «tras un período inicial en el que han ido apareciendo trabajos
esporádicos sobre la traducción de los textos museísticos, algunos autores
señalan que se va produciendo un lento aumento en el número de trabajos»
(Leiva Rojo, 2020b, p. 85). Este trabajo pretende contribuir a esta dinámica y
servir de puente entre la traductología y la museología. Para ello, abordaremos
de manera introductoria el estudio de los museos para, posteriormente, esbozar
algunos apuntes sobre la traducción de cartelas en los museos.
2. Museo
El Consejo Internacional de Museos define los museos de la siguiente manera:
Un museo es una institución sin ánimo de lucro, permanente y al servicio de la
sociedad, que investiga, colecciona, conserva, interpreta y exhibe el patrimonio
material e inmaterial. Abiertos al público, accesibles e inclusivos, los museos
fomentan la diversidad y la sostenibilidad. Con la participación de las
comunidades, los museos operan y comunican ética y profesionalmente,
ofreciendo experiencias variadas para la educación, el disfrute, la reflexión y el
intercambio de conocimientos» (ICOM, 2022).
Así, los museos tienen cuatro tareas principales: adquirir, conservar, investigar y
comunicar (Álvarez Álvarez, 2001, pp. 43-44). Si la actividad de investigar es
«hacia dentro», es decir, interesa a la institución por misma, la de comunicar
es «hacia fuera», bebe de la obligación de hacer públicas las colecciones y de
hacerlo de forma didáctica (Zubiaur Carreño, 2004, p. 13).
Para entender la importancia del texto en el museo actual, conviene repasar
brevemente la historia de los museos. El museo como emisor o productor de
textos ha evolucionado a lo largo de la historia: si antes el objeto o la obra estaban
en el centro de las preocupaciones de las instituciones museísticas, en la
actualidad es el sujeto, el visitante, quien tiene el protagonismo. En este sentido,
Sergio España Pérez
48
los géneros textuales museísticos se han escrito, a lo largo de los siglos, en base
a la finalidad atribuida a la práctica sociocultural de cada época.
En sus orígenes, la museología tradicional o formalista se centraba en las funciones
propias del museo: adquirir objetos, conservarlos e investigar sobre ellos. Su
objeto es el museo y resalta la figura del museólogo y del conservador, el único
capacitado para interpretar el objeto y capaz de proporcionar información a
todos los interesados (Hernndez Hernndez, 2006, pp. 155-158).
La Europa de finales de los años 60 vive un periodo de cambios drásticos y los
museos no se librarán de ola revolucionaria de Mayo del 68. Gran parte de la
sociedad y un sector importante de los profesionales de los museos los
identifican como una institución retrógrada y elitista. Los cambios en la sociedad
exigen pasar del modelo de «museo como depósito» hacia otro en el que este sea
animador de la sociedad. La nueva museología entra en escena en ese momento
predicando la educación del pueblo y la democratización de la cultura. El museo
etnográfico y su desarrollo, el ecomuseo, será el primero en incorporar un nuevo
lenguaje museográfico (Zubiaur Carreño, 2004, p. 53). La nueva museología
colabora en la transformación de la institución museística de estática a dinámica,
de encerrada en mismo a comunitaria. Entre los principios de la nueva
museología destaca la proyección social del museo basándose en la
interdisciplinariedad y en los medios de comunicación modernos. Se pasa
también a entender el museo como una industria cultural, como una empresa
que hay que gestionar.
En los últimos años se ha venido asentando una nueva tendencia, la museología
crítica, que en cierto sentido es una continuación de la nueva museología, ya que
el fin social del museo es también prioritario para esta tendencia, aunque esta se
aleja de los museos comunitarios y tiene la voluntad de producir impacto en la
praxis de los grandes museos institucionales. La museología crítica se pregunta
sobre qué, quién y cómo se representa en el museo; busca alejarse de los
discursos unívocos e impersonales, del aire paternalista y de los axiomas simples,
para centrarse en los cuestionamientos de cada área del saber (Lorente, 2012, p.
81). Esta nueva corriente, liderada por historiadores del arte anglosajones, y no
por etnólogos francófonos como en el caso de la nueva museología, cuestiona
el discurso museístico habitual y reivindica, entre otras cosas, que «las
explicaciones, cartelas y paneles de museos y exposiciones aparezcan firmados,
para acabar con los tradicionales discursos institucionales anónimos» (Holo y
Álvarez, 2011, en Lorente, 2012, p. 80), lo que supone un importante cambio de
paradigma a la hora de abordar el estudio de los textos.
Rasgos esenciales de la cartela de museo e implicaciones para su traducción
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Puesto que existen museos de todo tipo, resulta imposible fijar un sistema
definitivo, universalmente aceptado y válido para las diferentes situaciones
museológicas que puedan existir (Zubiaur Carreño, 2004, p. 36). En general, se
clasifican por su contenido y, a veces, se hacen por su propiedad o dependencia
administrativa. El Ministerio de Cultura y Deporte (MCD) clasifica también los
museos, a efectos estadísticos, atendiendo a la naturaleza de sus fondos. Esta es
la clasificación del MCD (2022): arqueológico, arte contemporáneo, artes
decorativas, bellas artes, casa-museo, ciencia y tecnología, ciencias naturales e
historia natural, de sitio, especializado, etnografía y antropología, general,
historia y otros.
En los museos no siempre es fácil saber quién o cómo se ha escrito un texto.
Para un traductor profesional, es de vital importancia ponerse en la piel del
escritor original de un texto. Según la escuela funcionalista de la traducción, es
imprescindible realizar un análisis pretraslativo de un texto, que empieza por la
identificación del emisor y de la intención del texto original (Nord, 2012, p. 167).
En general, conservadores o comisarios
3
se encargan de redactar los textos de
las exposiciones. Así, el perfil tipo de estos profesionales es inabarcable: en los
museos de historia o arte priman especialistas con estudios en historia del arte o
bellas artes, mientras que en los museos de ciencias son personas con estudios
científicos aplicados. En todo caso, es importante para el traductor profesional
entender que suelen ser perfiles muy especializados, personas eruditas
acostumbradas, a menudo, a usar un lenguaje de especialidad: densidad
terminológica, complejidad sintáctica, impersonalidad, alto grado de abstracción,
etc.
3. Comunicación
Hay autoras, como Ravelli (2006), que se acercan al museo, o al menos a la
exposición, concibiéndolo como un texto que genera significado y que se
comunica con sus públicos. Por otro lado, Poli (2002) considera la exposición
como un sistema plurisemiótico en el que interaccionan tres registros: el de los
objetos, el de la puesta en escena y el del lenguaje verbal. En todo caso, a la hora
de abordar un estudio lingüístico en un museo es importante tener en cuenta que
3
A grandes rasgos, conservadores y comisarios son los principales profesionales encargados de
los fondos de los museos y de la organización de las exposiciones. En el punto 4.3.3 de este
trabajo ampliamos los detalles sobre estos términos.
Sergio España Pérez
50
los «textos de los museos no son exclusivamente verbales, sino que se emiten y
se reciben a través de canales multimodales» (Liao, 2018).
La multimodalidad en el museo ha sido aún poco estudiada. Liao (2018) destaca
los trabajos de Martin y Senglin (2017) y Ravelli y McMurtrie (2015) desde la
museología, así como los de Neather (2008, 2012) desde la traductología.
Conviene acercarse también a los trabajos de Rodríguez Rodríguez (2018; 2019)
sobre la traducción del cómic, en los que se vale de los estudios ya clásicos de
traducción audiovisual (Zabalbeascoa, Yuste, Chaume) para destacar el concepto
de interrelación de códigos, esto es, que el significado se establece y construye a partir
de la confluencia e interacción de diversos códigos de significación, no solo el
lingüístico (Chaume, 2004, en Rodríguez Rodriguez, 2018, p. 553).
Respecto al signo lingüístico, resulta pertinente diferenciar, para este trabajo,
entre la difusión y la divulgación en los museos. Para Espinosa (2010), «la difusión
es la propagación del conocimiento entre especialistas». Se trata de una opinión
compartida por Mosco (2018, p. 56): «cuando utilizo la palabra difundir me refiero
a dar a conocer entre especialistas, es decir, a una actividad que exige rigor y precisión
científica, que utiliza lenguaje especializado, contextos, antecedentes y un marco
teórico y epistemológico propios de las ciencias o áreas de conocimiento
específicos».
Por su parte, divulgar sería «la actividad de comunicación que se dirige a otros
públicos que no tienen manejo o conocimiento del lenguaje especializado ni todo
el contexto de las ciencias, humanidades o arte» (Espinosa Santos, 2010, p. 56).
El museo moderno desarrolla la necesidad de divulgación, de transmisión no
especializada del saber, toda vez que ha ampliado su función social y de servicio
público al atender a las nuevas necesidades de un público cada vez más
numeroso y exigente (Gilabert González, 2011, pp. 82-86).
Así, en algunos géneros, como los catálogos o los artículos científicos, primarán
las estrategias lingüísticas de difusión. En otros, como las cartelas o las notas de
prensa, prevalecerán las estrategias de divulgación.
3.1. Exposiciones
Tradicionalmente, las exposiciones han sido el foro más adecuado para que el
museo se comunique con el público. De hecho, para la mayoría de los visitantes,
«el éxito o el fracaso de un museo deriva de su programa de exposiciones» (Lord
y Dexter Lord, 1998, p. 105). Aunque existen eventos comunicativos
Rasgos esenciales de la cartela de museo e implicaciones para su traducción
51
secundarios, tales como conferencias, entrevistas o actividades de promoción, la
forma de comunicación escrita genuina de los museos han sido siempre las
cartelas y los paneles de las exposiciones.
Según Herreman (2007), el montaje de exposiciones es la actividad más
interdisciplinar que se da en un museo: «El diseñador debe trabajar en estrecha
colaboración con el curador, el conservador, el administrador y el educador, pero
también con los electricistas, carpinteros, albañiles y otros técnicos, según las
necesidades y el tipo de exposición. Deben establecerse estrechas relaciones con
el servicio de relaciones públicas y con los agentes de mantenimiento y de
seguridad en todo lo relacionado con la publicidad, la seguridad y el
mantenimiento» (Herreman, 2007, p. 94). Se trata, en la práctica, de la
multimodalidad o interrelación de códigos antes mencionadas. El buen engranaje de
este trabajo en equipo será clave para el éxito de la eficacia comunicativa del
museo.
3.2. Interpretación patrimonial
La interpretación patrimonial «se usa para describir las distintas maneras en que
el museo se comunica con el público acerca de las colecciones y de las actividades
de investigación» (Lord y Dexter Lord, 1998, p. 116). El origen de la
interpretación patrimonial se atribuye a Tilden, que la definió como una
«actividad educativa que pretende revelar significados e interrelaciones a través
del uso de objetos originales, por un contacto directo con el recurso o por
medios ilustrativos, no limitándose a dar una mera información de los hechos»
(Tilden, 2015, p. 110 [1957]). Desde el punto de vista de la lingüística y de la
comunicación, una de las ideas más interesantes que se derivan de sus seis
principios de la interpretación (Tilden, 2015, pp. 30-40 [1957]) es que apela en
todo momento a la interacción con los receptores. Tilden ya habla de comunicar,
no solo de informar, antes de que aparezcan las teorías lingüistas constructivistas.
Defiende que la comunicación es un proceso activo y complejo.
3.3. Géneros textuales del museo
El significado no solo se transmite a través de la representación
4
, sino también
mediante la interacción entre emisores y receptores, así como a través de la
4
El significado se suele entender en función de lo que algo representa: objetos, gente, lugares,
conceptos abstractos. Los diccionarios suelen explicar este aspecto del significado: buscamos
Sergio España Pérez
52
manera en que se estructura la información (Ravelli, 2006). Tanto quienes
escriben en los museos como quienes leen tienen una idea preconcebida de lo
que se espera de esos textos. Las regularidades en los modos de construir los
textos, sus propiedades comunes y fijas, además de las particulares, configuran
los géneros (Coseriu, 1992; Loureda, 2006).
Las estrategias de difusión o de divulgación se aplicarán en función del género
textual. En anteriores trabajos (Medina Reguera & España Pérez, en prensa),
hemos abordado una propuesta de los géneros textuales característicos de los
museos, basada 1) en taxonomías anteriores, 2) en la aplicación de criterios
clasificatorios y 3) en la revisión de géneros en corpus propios. Se trata de una
clasificación de máximos y contempla textos orales o escritos, internos o
externos, textos argumentativos e instructivos, entre otros. El listado (en
ordenación alfabética) es el siguiente: 1. Aplicación móvil; 2. Artículo científico;
3. Audioguía; 4. Cartel; 5. Cartela; 6. Catálogo; 7. Comunicado de prensa; 8.
Dispositivo digital; 9. Folleto; 10. Guía; 11. Guion expositivo; 12. Libro de
artista; 13. Plano; 14. Revista; 15. Señalética; 16. Vídeo; 17. Web.
A pesar de la diversidad de géneros, el más relevante que se da en la exposición
es la cartela. Esta cuenta con diversos subgéneros (el panel o la ficha técnica, por
ejemplo). Se trata de un género con función tanto informativa ya que
transmite información sobre la exposición y la institución que lo acoge como
expresiva ya que la interpretación patrimonial se centra en el visitante. A
continuación, abordamos las características esenciales del género textual cartela,
así como los principales rasgos que hay que conocer a la hora de traducirlo.
4. Rasgos esenciales de la traducción de la cartela museística
Diferentes autores han descrito los géneros textuales con fines traductológicos
(Ezpeleta, 2008; Jiménez-Crespo, 2011; Sánchez Castany, 2013). Otros han
escrito sobre traducción y museos (Neather, 2008; Liao, 2018; Leiva, 2020a,
2020b; Rodríguez Muñoz, 2009, 2021). En este caso, los trabajos de Bayés
(2021), da Cunha (2020), Rodríguez Rodríguez (2019) y Mosco (2018) nos sirven
de marco metodológico para establecer las características del género cartela. Se
sistematiza también la experiencia profesional del autor de este trabajo como
palabras para ver qué representan. Pero la representación es solo un aspecto de la construcción
de significado. Hay otros aspectos, menos obvios y menos conocidos, pero igualmente
importantes (Ravelli, 2006, pp. 6-7).
Rasgos esenciales de la cartela de museo e implicaciones para su traducción
53
traductor de museos. Se dividirá el análisis de la cartela en cuatro niveles:
discursivo-textual, sintáctico, léxico-semántico y ortotipográfico.
4.1. Nivel discursivo-textual
Los géneros textuales se reconocen, entre otros, por su macroestructura, esto es,
por la identificación de las partes fundamentales del texto. Es lo que
denominaremos el nivel discursivo-textual, que se compone esencialmente de los
títulos, secciones y secuencias retóricas del discurso o moves (Swales, 2000 [1990];
da Cunha, 2020). En este nivel se incide también en aspectos concretos tales
como el número de palabras, párrafos, líneas u oraciones del texto.
Mosco (2018) recomienda que los textos de las exposiciones cumplan las
siguientes características: limitar en lo posible la extensión (mínimo número de
palabras); destacar la idea o mensaje principal (idealmente como títulos o
subtítulos); separar en párrafos (que funcionen como una unidad); tener
coherencia (que funcionen solos pero a la vez estén relacionados con el resto de
textos).
Aunque existen varios tipos de cartelas, la cartela de objeto suele ser más larga
de lo que recomienda Mosco, tanto en número de palabras totales como en
número de párrafos. Por otro lado, el trabajo de Bayés (2021) sobre el lenguaje
claro en la Administración recoge un par de indicaciones a nivel textual que son
aplicables a nuestro campo: redactar oraciones cortas y escribir párrafos de una
extensión razonable.
A la hora de traducir, por tanto, es importante tener en cuenta los aspectos
discursivos y textuales para, en la medida en que el texto original lo permita,
trabajar el texto meta en dicho sentido: que las oraciones y los párrafos sean lo
más cortos posibles, destacar la idea principal, elaborar cuidadosamente la
estructura de párrafos y trabajar en la coherencia del texto final.
4.2. Nivel sintáctico
Es preciso recordar que el género cartela es propio de la divulgación del
conocimiento, esto es, de la transmisión no especializada del saber. Sin embargo,
a menudo estos textos provienen o se derivan de otros textos especializados que
se dan en el museo, como los catálogos o los artículos científicos, y que por tanto
pueden arrastrar características de los textos especializados. Por tanto, en la
Sergio España Pérez
54
medida de lo posible, hay que aplicar procedimientos de desterminologización o
banalización (Cabré, 1993), huir de la complejidad sintáctica, disminuir el grado
de abstracción, etc.
Como en el resto de niveles, la sintaxis y el estilo de redacción difieren entre los
diferentes idiomas. En textos museísticos, es frecuente encontrar oraciones muy
largas repletas de subordinadas, lo que puede dificultar la comprensión. Hay que
tener en cuenta que en español el orden básico de la oración es sujeto-verbo-
objeto, por lo que, sin empobrecer la calidad, hay que tratar de respetar dicha
estructura. En todo caso, conviene resaltar que una de las características de los
textos museísticos es darle importancia al espacio o al tiempo, por lo que es
frecuente encontrarse con complementos locativos y temporales antepuestos
(por ejemplo: Tras el periodo romano, la memoria de Itálica comenzó a recuperarse). En
esos casos, es recomendable mantener dicha estructura.
Además, el español suele preferir la voz activa a la pasiva, por lo que hay que ser
especialmente vigilante al respecto al traducir: «Tanto en francés como […] en
inglés, se usa la voz pasiva mucho más que en español. El castellano tiende a
evitar la pasiva [...]. Al traducir al castellano textos de otras lenguas es necesario
tener en cuenta esta preferencia de nuestra lengua por la voz activa» (Navarro
et al., 1994, p. 462).
Hay otros aspectos sintácticos que hay que analizar en detalle antes de traducir
para tratar de dotar al texto meta de una homogeneidad que no siempre aparece
en el texto original. Respecto a las formas personales e impersonales, conviene
decidir cómo hablará el museo o la exposición de mismo y cómo se van a
utilizar las formas personales e impersonales en la cartela. También hay que dotar
de coherencia ciertos aspectos verbales relacionados con el tiempo, como el uso
del pasado o del presente histórico. No hay que olvidar el modo, esto es, si se
hacen preguntar retóricas o no, o si se pregunta o no al visitante para dialogar
con este.
Por último, hay que prestar atención a la fraseología, es decir, a las
combinaciones de palabras. La fraseología «centra su campo de estudio en lo que
conocemos como unidades fraseológicas […], elementos que contienen una
estructura fija a nivel semántico y morfosintáctico» (Caballero Artigas, 2018, p.
49). Conviene estar atento a la fraseología característica de la traducción
museística, que aparece recurrentemente sobre todo en determinadas estructuras
de las cartelas, como, por ejemplo, en el característico óleo sobre lienzo que abunda
en las fichas técnicas.
Rasgos esenciales de la cartela de museo e implicaciones para su traducción
55
4.3. Nivel léxico-semántico
4.3.1. Terminología
Uno de los principales escollos de la traducción especializada es la terminología.
Los términos son un subcomponente del léxico de una lengua. Las cartelas de
los museos suelen presentar una importante densidad terminológica, una
característica que se podría aligerar mejorando los textos desde el punto de vista
informativo. Por este motivo es conveniente conocer la estructura informativa
de la cartela.
Bayés (2021) defiende que, a nivel léxico, para adaptar el discurso especializado
al divulgativo conviene evitar la terminología. Para ello, se puede recurrir a
diferentes estrategias como paráfrasis, glosas, comentarios, notas al pie, etc. En
todo caso, y como afirma Gamero (2001), el traductor debe tener conocimientos
de terminología específica. Según Cabré (1993; 2010) la terminología abarca tres
conceptos diferentes, esto es, como disciplina (principios y bases conceptuales
del estudio de los términos), como metodología (directrices para elaborar un
trabajo terminográfico) y como producto (el conjunto de términos de una
determinada área de especialidad).
Como traductores museísticos, nos interesa especialmente la terminología como
producto. Ya que los museos en su amplia tipología pueden abarcar todos los
ámbitos del saber, los traductores cuentan con diferentes herramientas para
solucionar los problemas terminológicos. En especial, destacan tesauros,
diccionarios, enciclopedias, bancos de datos y glosarios. Tanto en terminología
como en otros problemas a los que se enfrenta un traductor en la actualidad, el
proceso de documentación es clave: «Entre los cambios que ha traído a la
traducción la evolución tecnológica, el de los soportes y fuentes de
documentación es uno de los más radicales» (Martorell, 2012).
Entre otros muchos recursos, para los traductores que trabajan con el español,
resultan de especial interés los tesauros del Patrimonio Cultural de España
5
del
Ministerio de Cultura y Deporte, que se dividen en tesauros generales (Diccionario
de denominaciones de bienes culturales, Diccionario de materias, Diccionario de técnicas,
Diccionario de contextos culturales) y tesauros específicos (Diccionario de cerámica,
Diccionario de numismática, Diccionario de mobiliario).
5
http://tesauros.mecd.es/tesauros/tesauros
Sergio España Pérez
56
Resulta también especialmente útil el Tesauro de arte y arquitectura
6
del Servicio
Nacional del Patrimonio Cultural del Gobierno de Chile y el Getty Research
Institute. Conviene incidir, para los traductores que trabajan en la variedad del
español de España, en el origen chileno de este proyecto.
4.3.2. Títulos de obras
En la traducción de títulos de obras de arte hay dos grandes tendencias: la
conservación (exotización) y la sustitución (naturalización). A este respecto,
véase el trabajo de Rodríguez Muñoz (2009) en el que la autora aplica y adapta
la clasificación de Franco Aixelá (2000).
Así, la conservación consistiría en la repetición del título en el idioma original,
una tendencia muy extendida en el arte actual, con gran preponderancia de los
títulos en inglés, sobre todo para obras modernas (por ejemplo, Puppy de Jeff
Koons, expuesto en el Museo Guggenheim de Bilbao). Dentro de la
conservación, Rodríguez Muñoz (2009) distingue entre las técnicas de repetición,
de adaptación ortográfica y terminológica, de traducción lingüística y de glosa
intra o extratextual.
La técnica de sustitución es más común en el arte clásico y las obras canónicas
(por ejemplo, El jardín de las delicias, de El Bosco, expuesto en el Museo del
Prado). Se puede dividir en traducción parcial, neutralización, doblete y
traducción total (Rodríguez Muñoz, 2009). En nuestra experiencia, la técnica
más usada en la actualidad es el doblete (título original y traducción juntos). Sería
sin duda interesante hacer un amplio estudio de corpus para obtener datos
fiables.
4.3.3. Dudas y recomendaciones de la FundéuRAE
La Fundación del Español Urgente (FundéuRAE) publica diariamente
recomendaciones sobre el buen uso del español y responde a las consultas que
recibe de la ciudadanía. Destacamos y resumimos a continuación algunas de las
recomendaciones más importantes que afectan al mundo de los museos y del
arte:
6
https://www.aatespanol.cl/
Rasgos esenciales de la cartela de museo e implicaciones para su traducción
57
Objeto o pieza mejor que artefacto: «Los términos objeto y pieza son
preferibles a artefacto para referirse de modo general a cosas expuestas en
museos, o propias de ellos, como monedas, figuras, esculturas o vasijas»
7
.
Museizar es convertir en museo: «El verbo museizar está bien formado en
español y su uso, habitual en la jerga de los museos, es correcto en
español»
8
.
Una exhibición no es una exposición: «En español, la palabra exhibición se
utiliza principalmente para referirse a la muestra de algo que implica
movimiento: se habla de una “exhibición de acrobacia aérea”. […] En
cambio, cuando lo mostrado no presenta esa característica de
movimiento, se habla de exposición: “una exposición de pintura china”.
Usar exhibición con el sentido de exposición es un calco del uso inglés»
9
.
Comisario y curador de exposiciones son términos válidos: «Los términos
comisario y curador son adecuados para definir al profesional cualificado
técnica y creativamente que ejerce la labor de responsable de una
exposición u otro tipo de actividades y eventos artísticos. En la prensa
española suele emplearse la palabra comisario para referirse a esa figura
[...]. En el caso de la palabra curador, su uso está muy extendido en
América»
10
. Para ampliar información a este respecto, se recomienda el
trabajo de Leiva (2020a, pp. 64-70) en el que aborda esta problemática.
Obras de arte citadas por su autor, en mayúscula y sin resalte: «Cuando
el nombre de un artista se aplica a sus obras de creación, se mantiene la
mayúscula y no son necesarias cursivas ni comillas: un Van Gogh, un
Botticelli, dos Picassos…»
11
.
4.4. Nivel ortotipográfico
La ortotipografía es el «conjunto de reglas por las que se rige la confección de
un impreso mediante recursos o signos tipográficos» (Martínez de Sousa, 2008,
p. 394). Se fija así en la aplicación de la cursiva, la negrita o la versalita; de las
familias y estilos de letras; de las notas al pie o las citas bibliográficas; o de los
7
https://www.fundeu.es/recomendacion/artefacto-no-es-sinonimo-de-objeto/
8
https://www.fundeu.es/recomendacion/museizar-es-convertir-en-museo-313/
9
https://www.fundeu.es/recomendacion/exhibicion-y-exposicion-no-son-equivalentes-552/
10
https://www.fundeu.es/recomendacion/comisario-y-curador-de-exposiciones-terminos-
validos/
11
https://www.fundeu.es/recomendacion/obras-de-arte-citadas-por-su-autor-en-mayuscula-y-
sin-resalte/
Sergio España Pérez
58
títulos, subtítulos «y demás aspectos bibliográficos y tipográficos que van más
allá de la simple escritura del texto general» (Martínez de Sousa, 2008, p. 394).
Aunque en todo momento el traductor de un museo se habrá de guiar por la
guía de estilo de su cliente, lo cierto es que estas no abundan entre los museos
españoles
12
. En todo caso, ninguna guía de estilo recoge la amplitud de casos a
los que se puede enfrentar un traductor y siempre habrá que dominar las normas
prescriptivas en español
13
. Conviene recordar que es un error frecuente el asumir
las normas ortotipográficas de los idiomas desde los que se traduce.
4.4.1. Títulos de obras y exposiciones
En general, se usan las comillas «para señalar dónde empiezan y dónde terminan
algunas expresiones denominativas. Esta función le corresponde también a la
cursiva, con la que a veces alternan» (Real Academia Española, 2010, p. 384, ap.
3.4.8.2.3).
Así, en español, se recomienda usar las comillas para los títulos de las
exposiciones
14
y las cursivas para las obras
15
o piezas expuestas. Además,
conviene recordar que a diferencia del inglés, y salvo las palabras que lo
requieran, en español «se escribe con mayúscula inicial únicamente la primera
palabra del título de cualquier obra de creación, sea esta de la naturaleza que sea
([…] cuadros, esculturas […], etc.)» (Real Academia Española, 2010, pp. 487-
488, ap. 4.2.4.8.1.1.1)
16
.
12
En veinte años de experiencia profesional como traductor de museos, el autor de este artículo
no se ha encontrado con ninguna guía de estilo (ni en museos españoles ni en franceses).
Tampoco ha dado con ellas al preguntar a los profesionales de los museos o a compañeros
traductores en los numerosos congresos y jornadas a las que ha asistido en dicho periodo. Sin
embargo, sí es frecuente encontrarse con guías de estilo en otros ámbitos profesionales.
13
La Wikilengua contiene una sección muy recomendable dedicada a la ortotipografía en arte:
http://www.wikilengua.org/index.php/Ortotipograf%C3%ADa_en_arte
14
Apartado 3.4.8.2.3.d: «Conviene citar entre comillas los títulos de […] exposiciones […] para
delimitar su extensión» (RAE, 2010, p. 385).
15
Apartado 3.4.8.2.3.a: «Se escriben también con resalte tipográfico y no entre comillas los
títulos de obras de otra naturaleza, como […] cuadros, […] esculturas, etc.» (RAE, 2010, p. 384).
16
Y sigue: «La cursiva obligatoria en la escritura de los títulos de obras de creación delimita ya
claramente su extensión, por lo que debe evitarse escribir con mayúscula todos los elementos
significativos del título, como se hace en inglés».
Apartado 4.2.4.8.1.9: «Los títulos de los textos de [...] las exposiciones de carácter cultural
referidas a un tema concreto, se comportan como los títulos de los libros o los artículos, es decir,
solo se escribe con mayúscula la primera palabra y aquellas otras cuya naturaleza así lo exija [...]
Rasgos esenciales de la cartela de museo e implicaciones para su traducción
59
Por lo tanto, lo prescriptivo sería escribir: «En la exposición El Greco y la
pintura moderna destaca la obra El caballero de la mano en el pecho».
4.4.2. Periodos históricos
Aunque a veces sea difícil establecer el límite entre los periodos históricos, la
Ortografía recomienda que los nombres de los grandes movimientos históricos
artísticos y culturales se escriban con mayúscula inicial
17
. Por su parte, los
movimientos, estilos y escuelas
18
se deben escribir con minúscula inicial.
Así, habría que escribir: «Ni el modernismo ni la generación del 27 se dieron bajo
el Renacimiento o el Barroco».
4.4.3. El problema de la superabundancia de cursivas
Otra de las características de las cartelas, y en concreto, de las cartelas de arte, es
que a menudo adoptan voces extranjeras (piénsese, por ejemplo, en collage, art
déco o street art). La Ortografía (2010) es clara a la hora de tratar
ortotipográficamente las voces o expresiones en otros idiomas: deben escribirse,
de ser posible, en cursiva
19
(Real Academia Española, 2010, p. 599).
Si se citan dentro de un texto, lo más adecuado es escribirlos, además, entre comillas a fin de
delimitar su extensión» (RAE, 2010, p 492).
17
Apartado 4.2.4.8.6.1: «Se escriben con mayúscula inicial los nombres de los grandes
movimientos artísticos y culturales que abarcan todas o la mayor parte de las disciplinas artísticas
(arte, literatura, música, etc.) e identifican grandes periodos histórico-cronológicos culturalmente
diferenciados: el Renacimiento, el Barroco, el Neoclasicismo, el Romanticismo. Los
especificadores que acompañan a estos nombres se escriben con minúscula: el Renacimiento
francés, el Barroco tardío, el Romanticismo alemán».
18
Apartado 4.2.4.8.6.2: «En cambio, las denominaciones de movimientos, estilos o escuelas
propios de disciplinas artísticas concretas, a menudo coincidentes unos con otros en una misma
época, se escriben con minúscula, ya que el periodo histórico en el que se encuadran no puede
identificarse en exclusiva con ninguno de ellos: […] escuela holandesa, estilo galante,
modernismo, cubismo, dadaísmo […], surrealismo, vanguardismo».
Apartado 4.2.4.8.6.3 Géneros artísticos. «Las denominaciones de los géneros propios de las
distintas disciplinas artísticas se escriben siempre con minúscula por ser expresiones meramente
referenciales que designan esas clases o categorías: […]la pintura abstracta».
19
Apartado 2.1.1 Extranjerismos crudos’: «Las voces extranjeras deben escribirse siempre en los
textos españoles con una marca gráfica que destaque su condición de palabras pertenecientes a
otra lengua: preferentemente en cursiva en la escritura tipográfica (siempre que el texto base esté
escrito en redonda; pero en redonda, si el texto base está escrito en cursiva) y entre comillas en
Sergio España Pérez
60
Puesto que los textos de las cartelas suelen ser cortos y que los títulos de las
obras también deben escribirse en cursiva, a menudo se produce una
superabundacia de cursivas que podría dificultar la lectura del texto. En este caso,
es tarea del traductor, junto al cliente y al corrector, decidir qué hacer para
facilitar dicha tarea. En nuestra experiencia, conviene guardar las cursivas para
las obras y usar otros recursos tipográficos (como diferentes tipos de comillas)
o lingüísticos (como adaptaciones) para el resto de resaltes.
5. Conclusiones
En este trabajo se ha tratado de manera introductoria el estudio de los museos y
las exposiciones como contextos comunicativos de los textos museísticos. La
evolución de la forma de entender el museo ha influido sobre sus textos. Hemos
argumentado que el conocimiento sobre los emisores y receptores, sobre la
variedad de los géneros que se producen alrededor del evento comunicativo y
sobre las características del género principal, la cartela, resultan de interés y ayuda
para el traductor de este ámbito especializado.
En las exposiciones prima el género textual cartela, un género con función tanto
informativa como expresiva. Entre sus rasgos, destaca que la cartela ideal debe,
entre otros: tener poco texto bien estructurado en párrafos; respetar el orden
sintáctico natural en español; limitar la terminología; prestar especial atención a
los títulos de obras y a la ortotipografía.
La traducción museística se ve condicionada por los rasgos de sus textos
principales, que hemos abordado desde cuatro planos: discursivo-textual,
sintáctico, léxico-semántico y ortotipográfico. De cada uno de ellos se enumeran
aspectos relevantes del género y aplicaciones para su traducción.
El trabajo adolece de algunas limitaciones, en tanto en cuanto es un trabajo
introductorio en el que se esbozan conceptos que servirán como base para
estudios posteriores basados en corpus. No obstante, consideramos que puede
ser relevante para los Estudios de Traducción puesto que contribuye a abordar
una línea de investigación poco explorada y que precisa mayor atención por parte
de la comunidad investigadora.
los textos manuscritos, donde no es posible establecer la oposición entre la letra redonda y la
cursiva» (RAE, 2010, p. 599).
Rasgos esenciales de la cartela de museo e implicaciones para su traducción
61
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