Rosa Martín Vaquero
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imágenes no siempre se adaptan a la realidad de las piezas que se hacían en esa época, su fin
era engrandecer el triunfo de la Eucaristía.
El libro se articula en seis grandes apartados: El culto a la Eucaristía. La custodia de mano
o relicario. La imagen de la custodia. Las hermandades sacramentales y sus emblemas. Otras
representaciones de la custodia, y Las custodias y sus imágenes. Recoge al final el índice de
ilustraciones y la Bibliografía. Comienza con una introducción sobre el significado de la
imagen de la custodia y su pretensión de resaltar enaltecer la adoración al Cuerpo de Cristo,
desde su aparición, fueron piezas indispensables en el culto cristiano, que se usaban a
menudo en las ceremonias religiosas, exposición de la Eucaristía en el interior de los templos,
en las grandes festividades o en las procesiones, tanto internas como externas entre las que
destaca la de la solemnidad del Corpus Christi.
En el primer apartado: El culto a la Eucarística, se ocupa de la consideración del Cuerpo
de Christo en el templo durante el Medievo, del espacio, los recipientes, la institución de la
fiesta del Corpus y el culto en la Edad Moderna. Sirve de entrada a la guarda y custodia del
pan consagrado en el templo, también en los primeros tiempos del cristianismo se depositaba
en las casas de los fieles. Hecho llevado a cabo hasta finales del siglo V, a partir de aquí la
iglesia decidió preservarlo sólo en los templos.
En el segundo apartado, nos informa de la custodia de mano o relicario, aludiendo a como
los recipientes más antiguos para guardar el Cuerpo de Cristo, se diferenciaban poco de los
relicarios que contenían restos u objetos de santos. Sabido es que en el primer momento las
custodias no dejaban ver el Cuerpo de Cristo, más tarde se pudo ver por una de las caras del
recipiente y posteriormente, lleva un acople de cristal transparente que deja ver la Hostia
completa. Otro cambio significativo fue respecto a los rayos que rodean el viril, rectos y
flameado, algunas carecieron del ellos y en su lugar aparecieron una serie de decoraciones
superpuestas, semejantes a las cresterías e incluso algunas procedentes de Hispanoamérica
con un remate a modo de encaje.
El tercer punto y siguientes, la imagen de la Custodia, repasa su representación en los
grandes cuadros teológicos, como símbolos acompañando a santos, en las grandes
celebraciones y/o como motivo principal y único. En el apartado siguiente, aparece en las
hermandades sacramentales y sus emblemas, su representación en los libros de reglas, en los
estandartes, y en las insignias. Continúa con otras representaciones de la custodia en el
exterior del templo, en las joyas y en la escultura efímera. Hace alusión a que paralelamente
al modelo de la custodia de sol, se seguirá realizando la custodia de templete, que se inspira
en el edificio arquitectónico del momento, aunque las custodias de sol a partir del siglo XVII,
serán las que predominen.
El último punto lo dedica a las custodias y sus imágenes, a modo de valoración final,
haciendo alusión a como las imágenes no siempre se adaptan a la realidad de las piezas que
se hacían en esas épocas, ya que se conserva un importante número de ejemplares de
custodias de los siglos del barroco, y además también hay dibujos de modelos posteriores
cuyas piezas no se han conservado. Alude también que es posible que algunas obras
representadas nunca existieran, y el pintor reflejó lo que la iglesia, hermandad o cofradía
entidad le encargó, bien las embelleció con su imaginación o se inspiró en diseños que no
llegaron a realizarse.
Finaliza el libro con el apartado del índice de ilustraciones, reúne cuarenta figuras,
ejemplos detallados con el pie de imagen de manera completa y somera. Es importante
destacar que el volumen cuenta con un riguroso y sólido aparato crítico y bibliográfico,
imprescindible para aquellos lectores interesados en conocer y/o profundizar en el estudio
de este tema.
En esta investigación, la autora, recoge una parcela de la Historia del Arte, centrada en las
artes decorativas en la que aporta un estudio de una obra de platería -la custodia de mano-
desde la representación y evolución de esta pieza, a través de su imagen en las artes plásticas,
arquitectura, escultura y el dibujo. Con el desarrollo y evolución de sus elementos
arquitectónicos, escultóricos, pictóricos y decorativos de estas obras.