Mariciela Valverde y Jaime Lara
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incrustados. Sobresale el tallado de las manos, con unas venas bien trabajadas; las uñas de marfil.
La articulación de la entrepierna y unida a las piernas está cubierta, primero con ixtle (fibra
vegetal) y, encima, piel pegada, clavada y cosida, al menos en la parte de enfrente que fue la única
que pudimos ver; se aprecian clavos de fierro antiguos.
Consideramos que esta articulación es original y que no tiene ninguna intervención,
únicamente, el deterioro normal por el movimiento. Es muy probable que la parte inferior del
torso tenga algunos rebajes la madera, que es lo que le permite la flexibilidad en la cintura y las
piernas. Las piernas son proporcionadas al cuerpo, de muslos gruesos, piernas largas; en la
pantorrilla derecha tiene una herida reventada, con dos huesos incrustados, uno ancho y, encima,
uno delgado; alrededor de la herida, pequeños huesillos.
En las rodillas lleva articulación de esfera. Respecto a los pies, están articulados en los tobillos
que es lo que le permite el movimiento. Los pies son de muy buena factura, al igual que las
manos; y emergen las venas. En la planta de los pies, lleva una placa de metal, cubierta con ixtle,
encima piel ajustada y clavada, que debió de ocultar todo el metal; en los talones lleva una armella;
en el pie derecho, entre el dedo gordo, lleva también una armella (Fig. 7). Observando las muchas
armellas en el cuerpo, nosotros empezamos a darnos cuenta que el títere litúrgico era en realidad
una marioneta en el sentido clásico como una figura animada desde arriba por cuerdas o hilos.
¿Pero cómo?
Los pies también llevan, por la parte de arriba, cubierta con ixtle; encima, piel ajustada, lo
anterior pintado de rojo. Las uñas originales se perdieron con el desgaste del mecanismo y
también al ser tocado y besado por los fieles; se aprecia que fueron incrustadas a la madera, como
las uñas de las manos. Ahora, llevan algunas, una placa de marfil sujeta con un clavito de fierro.
El pie derecho las lleva todas; el izquierdo, nada más en el dedo gordo y el meñique. En el dedo
gordo del pie derecho se aprecia un clavo antiguo. Hay pérdida en algunas partes de la
policromía, en otras está agrietada como se puede observar en la nariz, dedos de las manos y
pies; al parecer la espalda está intacta de esta pérdida.
Respecto a los dientes, llama la atención que no se le ve uno solo; si las uñas de pies y manos
son de marfil
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, es posible que también lo fueran los dientes y se los quitaron, o bien eran de
animal o humano como en otras esculturas coloniales.
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Únicamente, se le aprecia la lengua que
es de un material blando. Gran sorpresa para nosotros fue descubrir, escrito en la garganta:
Bartholome Felipe del Castillo noviembre de 1786 Fecit (Fig. 8). Hasta el momento no hemos podido
encontrar datos acerca de este escultor
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; pero la fecha es importante porque representa el poder
y la riqueza de la cofradía hacia fines del siglo XVIII.
Con nuestro descubrimiento de las múltiples armellas y el hecho de que el títere era en realidad
una marioneta, originalmente pensamos que había una especie de superestructura encima de la
plataforma desde la cual se suspendieron la cruz y el títere. Creíamos – como anotó Hilda Calzada
Martínez arriba – que uno o más operadores estaban ocultos bajo las andas y, en un momento
determinado de la procesión, permitieron que la cruz cayera al suelo y Cristo con ella. Pero
estábamos equivocados. Al inspeccionar la cruz (Fig. 9), descubrimos que es a propósito hueca,
y un soporte de metal indica que estaba fijada a la plataforma en un ángulo de aproximadamente
30°. Examinando una rendija bajo el brazo horizontal, descubrimos poleas dentro de dicha
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
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Respecto a la llegada del marfil a Zacatecas, hemos localizado algunos cristos talla en marfil y dos vírgenes
con rostro y manos de marfil; por los ojos rasgados sabemos que llegaron de las Filipinas, en la época colonial.
Véase Sánchez Navarro de Pintado, 1985. Los franciscanos del ex–convento de la Propaganda Fide de Guadalupe,
Zac., en su inventario del siglo XVIII de la iglesia y sacristía, anotan “a un Señor San José chiquito de bulto, de
marfil”, “una crucecita de marfil con Cristo de lo mismo”, en Rafael Cervantes Aguilar, “Documentos
Mecanografiados Simple”. Inédito.
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Excélsior, 2018.
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Hubo un español, Antonio del Castillo, escultor antequerano (1635-1704) famoso por sus imágenes de Jesús
Nazareno y la Dolorosa; nuestro artista pueda ser su hijo.