Reseña: Gómez Moreno, J.M.: Manuel Gómez-Moreno…
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obra de más vida y sangre, avanzando así en los valores estéticos y dándole un carácter cada
vez más multidisciplinar a sus estudios. En este sentido, Vicente Salvatierra sitúa al
investigador granadino como uno de los iniciadores de las respectivas disciplinas en España
(Arqueología e Historia del Arte) debido a que en ese momento eran totalmente inseparables.
Trabajó el arte cristiano y mozárabe, dominando las lenguas vivas y muertas, y fue
fundamental para su trabajo la labor fotográfica, muchas veces llevada a cabo por el mismo,
a la cual le daba precisión y equilibrio en las luces y sombras. Así, inconscientemente realizó
una gran aportación técnica en el mundo de la captura fotográfica al jugar con la luz, el
encuadre o el movimiento a través de sus volúmenes, la cual aplicó de forma científica y
llevó incluso a sus conferencias a través de proyecciones, de las cuales fue también precursor.
Gómez-Moreno se convierte en uno de los abanderados del medievalismo español,
interesándose sobre todo en períodos de conflicto poco conocidos y no en aquellos de
florecimiento y plenitud. Además, supera esa visión romántica andalusí y valora con creces
el arte islámico. Sin embargo, si debemos destacar una obra concreta en este período es Las
Iglesias Mozárabes: arte español de los siglos IX a XI, donde propone que los mozárabes
reinterpretaban y adaptaban formas y modelos del mundo islámico a las necesidades de culto
cristiano. Como consecuencia de este trabajo, se generó un debate sobre la terminología que
debe aplicarse al referirnos a un templo o período concreto, rechazándose el término”
mozárabe” en autores como Martínez Tejera y defendiéndose la idea de “repoblación”. Al
igual que en otras épocas, Gómez- Moreno tuvo que levantar el andamiaje y crear
herramientas y un glosario técnico riquísimo, aportando y revisando documentos originales
en esta investigación moderna en Arqueología e Historia del Arte. En el décimo capítulo el
autor habla de su aportación a la Historia del Arte Moderno, desde el Renacimiento hasta el
Barroco, e incide especialmente en artistas como Siloé, el Greco, Zurbarán, Alonso Cano o
Pedro de Mena.
Respecto al papel de Gómez-Moreno frente la restauración, tutela monumental y
defensa del patrimonio (capítulo once), ya se ha comentado la influencia que ha heredado de
su padre al ser un fiel defensor del mismo a través de la Comisión de Monumentos de
Granada, momento en el que redacta la primera ley de excavaciones arqueológicas (1911).
Gómez-Moreno defendió abiertamente ciertos objetos históricos que estuvieron a punto de
perderse por acciones de guerras, frenando muchas campañas y posibles quemas de
conventos y siendo clave su participación en la Junta del Tesoro Artístico, anteriormente
citada. Por tanto, junto a esa labor de impulso de normas y medidas para proteger el
patrimonio, van a destacar sus incursiones en la crónica literaria e histórica, o incluso en la
novelística, donde escribe La novela de España, de ambiente histórico. Como resalta el autor
del libro en el capítulo catorce, la actividad del personaje como coleccionista fue
fundamental, pues formaba parte de su tarea investigadora, con un cierto interés en la
numismática.
Los últimos apartados del libro los dedica al perfil caracterológico del personaje,
anécdotas de la vida y a su familia. Ciertamente, Gómez-Moreno tenía una curiosidad
apasionada y continua con dotes de inteligencia y memoria, careciendo de soberbia al ser
llano y directo, sin embargo, su aportación no tiene sentido si no se conoce la fuerte
vinculación que ha tenido su familia con la cultura. De hecho, su padre, al que se ha
mencionado previamente, fue el pintor más destacado de la escuela granadina del siglo XIX
y trabajó el realismo a través de pinturas históricas y retratos de género. También era un buen
docente investigador y museólogo, siendo un personaje clave para el Palacio de Carlos V y
el entorno de la Alhambra. Sus hijas, María Elena, Natividad y Carmen estuvieron de igual
manera vinculadas a este mundo y se dedicaron a estudiar disciplinas como la escultura y
pintura. Esta última trabajó incluso en la Junta del Tesoro Artístico, promoviendo la
donación del patrimonio de Manuel Gómez-Moreno a la Fundación Rodríguez Acosta de
Granada.
Se trata de un libro dividido en capítulos donde el contraste de fuentes ha sido
fundamental, bien es cierto que el lector podría confundirse dada a la repetición de datos en