Ucoarte. Revista de Teoría e Historia del Arte, 8, 2019, pp. 25-42, ISSN: 2255-1905
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CONTEXTUALIZANDO EL ARTE NANBAN EN NAGASAKI, LA
CIUDAD MENOS JAPONESA DE JAPÓN
JOSEPH CABEZA-LAINEZ.
Universidad de Sevilla
INMACULADA RODRÍGUEZ-CUNILL
Universidad de Sevilla
Resumen
En el presente texto los autores se interrogan sobre las razones y la función territorial y
urbana de la singular Nagasaki. Este enclave fue ibérico en origen y fundación, pero
desarrollado posteriormente al modo nipón hasta nuestros días. El secular aislamiento
del archipiélago japonés, llamado por muchos sakoku 鎖国, que viene a significar “país
encadenado”, implica que las influencias occidentales no sean muy profundas ni
duraderas y de ahí la originalidad de este enclave asiático. Sin embargo, es en el arte
Nanban donde la efervescencia generada por el encuentro cultural entre oriente y
occidente se plasma en objetos artísticos de gran belleza y que son a la vez reveladores
documentos históricos.
Palabras clave
Nagasaki, arte Nanban, jesuitas
CONTEXTUALIZING NANBAN ART IN NAGASAKI, THE LEAST
JAPANESE CITY IN JAPAN
Abstract
In this text, the authors question the territorial and urban reasons and function of the
singular Nagasaki. This enclave was Iberian in origin and foundation, but later
developed in Japanese mode until today. The secular isolation of the Japanese
archipelago, called by many sakoku , which can be translated as "enchained
country", implies that Western influences are not very deep or lasting and hence the
originality of this Asian enclave.
However, it is in Nanban art where the effervescence generated by the cultural
encounter between East and West is reflected in artistic objects of great beauty that
become revealing historical documents at the same time.
Key words
Nagasaki, Nanban Art, Jesuits
D
Contextualizando el arte Namban en Nagasaki
47!
Introducción
En las guerras del Peloponeso, el Almirante Nicias intenta disuadir a los atenienses de la
conquista de Siracusa (la actual Sicilia) y lo hace con una persuasiva expresión que ha
perdurado hasta hoy:
τ γρ δι πλεστου πντες σµεν θαυµαζµενα κα τ περαν κιστα τς δξης δντα
Pues sabido es por todos que lo más lejano resulta portentoso, así como aquello de lo que menos pruebas
existen.
Lo lejano y lo improbable es lo que induce a maravilla, de ahí la fascinación por Asia y
por un país tan misterioso como inexpugnable, Japón, en el que por una serie de
oportunidades históricas los ibéricos llegaron a atisbar aquello alejado y portentoso, y cuyo
contexto dio frutos artísticos en el arte Nanban.
Contexto cultural e histórico de la fundación
Tras una década de prospecciones, los lusitanos hallaron en la profunda bahía de Nagasaki
el lugar ideal para establecer el extremo de la ruta comercial sino-japonesa que habían
explorado desde mediados del siglo XVI y que del lado chino se asentaría en Macao en 1557.
Allí se establecieron definitivamente en 1570, y en la primavera siguiente se dotaron las
“cuarteladas” y se trasladaron las primeras familias japonesas. Como es característico de la
expansión portuguesa, el lugar fue escogido en función de la red marítima que iba a nutrir,
como si se tratara de una factoría mercantil.
Esta bahía profunda, protegida por un largo promontorio al que debe su nombre (saki =
cabo, promontorio), estaba enclavada en un terreno montañoso donde no debería levantarse,
como seguidamente discutiremos, una ciudad de factura japonesa.
Diferencias entre la ciudad arcaica de asia oriental y la de occidente
La ciudad nipónica se basa en el modelo chino del Feng Shui. Se levantaba por lo general
en terrenos de poca pendiente con una disposición en damero, estando protegida en su
Fig. 1. Biombo Nanban (de los “bárbaros del sur”). Siglo
XVII. Fragmento que muestra un templo
japonés con sus principales caractesticas para el
culto. Fuente: Museu Nacional da Arte Antiga.
Lisboa
Joseph Cabeza-Laínez e Inmaculada Rodríguez Cunill
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estribación noreste de las influencias nocivas mediante empinadas montañas donde surgen
pagodas y templos con función apotropaica.
Lo que conocemos sobre las arcanas ciudades de origen védico que siguen el Shilpa Shastra,
(Tratado de los asentamientos, que incluye manuales de escultura e iconografía hindúes) u otra
narrativa ligada al Vastu (que en Sri Lanka se llama Nekat), también se verificaba en las
primitivas urbes japonesas, y revela una relación entre la sabiduría del Shastra y la geomancia
usada en China, el imperio del centro. El antiguo emporio de Kyôtô, anteriormente llamado
Heian, disponía de una trama muy elaborada con retículas de calles y bulevares. Sin embargo,
aquí no se dispondrían plazas sino más bien amplias avenidas ceremoniales donde congregar
a las muchedumbres.
Los lugares de culto y los edificios oficiales se construían a lo largo de bulevares, en vez
de estar concentrados en un núcleo que rodea a una plaza pública o de proporcionar algún
otro tipo de centralidad a la urbe. Este modelo urbano es diametralmente opuesto al que se
recoge en los tratadistas romanos, tales como Vitrubio, quien tanta influencia tendría al
adaptarse sus teorías en las leyes de Indias para el asentamiento de ciudades en el Nuevo
Mundo.
De la misma manera en que en la antigua India, la construcción de un templo
proporcionaba a un rey o noble, un reconocimiento perdurable, y curiosamente el perdón
por todo crimen, incluyendo el asesinato de un brahmán o sacerdote. No obstante, esta
inmortalidad resultaba paradójica puesto que según las escrituras del Shilpa Prakasha, “todo
se desvanece con el tiempo, y sólo los monumentos duran para siempre”
1
.
Una posible razón para estas disposiciones urbanas era la conveniencia de las mismas
durante los festivales, que en el Este principalmente toman la forma de procesiones más que
asambleas de masa. Las calles más importantes en Kyoto 京都, sin embargo, no funcionaban
como parte de la vida comunitaria de las personas. Estaban pensadas para la circulación en
carruajes y para las procesiones festivas en unas áreas de ostentación de poder por parte de
los regentes y los aristócratas.
También podemos encontrar justificaciones para este comportamiento, y es que los
edificios de la oligarquía japonesa y china siempre han estado vedados para los comunes, lo
que provoca que determinados rasgos sociales como las escaleras imperiales, balcones y
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
1
Kaulācāra, 1966: 62. Trad. de los autores.
Fig. 2. Plano de Heiankyô (Kyôtô) en su fundación
en el año 795. La calle principal,
llamada avenida del Fénix Rojo 朱雀
está orientada exactamente en
dirección Norte-Sur. Fuente: Penelope
Mason. History of Japanese Art
Contextualizando el arte Namban en Nagasaki
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balaustradas o hasta fuentes y jardines ornamentales precediendo a los palacios, sean
relativamente escasos en Asia oriental.
Las avenidas a las que hacemos referencia estaban flanqueadas por las casas de los más
acaudalados en una disposición diseñada para atraer habitantes a la ciudad a través del
comercio, los ritos religiosos y el despliegue de autoridad.
Las calles estrechas, los callejones y los pasajes, por otro lado, eran una parte integral del
estilo de vida del populacho. Los callejones que se entrelazaban en la típica disposición con
entradas angostas como en el distrito de los tejedores de Nishi-jin o Ponto-chô (del portugués
“ponte”, puente) en Kyôtô, eran más bien callejones y, no importantes arterias de tráfico.
Las principales vías marcaban claramente las fronteras de los diferentes distritos o
comunidades, mientras que las calles pequeñas se entrelazaban a lo largo de cada distrito y a
veces no llevan a ninguna parte en una suerte de cul-de-sac. Las casas se alineaban en una
callejuela formando una vecindad íntimamente relacionada. Estas entidades menores,
frecuentemente tienen menos de 3 metros de ancho (fig. 1).
La ciudad con sus casas de madera ofrecía muy fácil acceso. Las fachadas provistas de
ventanas con celosía de bambú hacían que las casas fueran más bien una parte de la calle que
un refugio frente a sus bulliciosas actividades. Este sería un punto de origen de las llamadas
machiya, prácticamente una mezcla entre zonas residenciales y talleres de artesanía o
comercios. En las tardes de verano estas barriadas se poblaban con gente que buscaba alivio
para el creciente calor. Las personas charlaban desde la ventana con rejas de bambú (llamadas
sudare), y las habitaciones que miraban a la calle ocasionalmente hacían las veces de tiendas o
talleres.
Mientras tanto, las avenidas principales servían para las formalidades, los festivales o las
manifestaciones, pero las calles menores constituían áreas comunes para la gente del pueblo.
A título explicativo, podemos afirmar, que en las ciudades que siguen las prescripciones
del Feng-Shui, tales como Heian-kyô 平安京 (Kyôtô), Nara o Beijing, la orientación
favorable se encuentra dirigida hacia el Sur, protegida del Norte (Ki-mon 鬼門 o puerta
del demonio) por montañas y defendida también por el Este y el Oeste mediante lagos o
colinas (El Dragón Azul al Este 青龍 y el Tigre Blanco al Oeste 白虎 ), es decir hay una
presencia constante de los llamados cuatro guardianes mitológicos o Shitenno.
Como hemos comentado, la plaza no surge en estas latitudes y toma protagonismo la calle
procesional. El concepto de espacio público se ve así alterado, pues la calle en Japón y China
Fig. 3. Mapa Kan’Ei de Nagasaki (1637). Autor
desconocido. Fuente: Gunn, G. C.
(2017). World Trade Systems of the
East and West. World Trade Systems of
the East and
West. https://doi.org/10.1163/97890
04358560
Joseph Cabeza-Laínez e Inmaculada Rodríguez Cunill
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pertenecía como hemos visto a los espacios colindantes y solamente era prestada para circular
por ella. Esta situación no cambió hasta 1600, año en que el shôgun Hideyoshi eximió
finalmente de pagar impuestos por el disfrute de la calle. Ello explica incluso en la actualidad
lo azaroso del viario en las urbes nipónicas (fig. 2).
Características fundacionales definidas por el mestizaje y la inculturación
Omura Sumitada, el principal daimyô o señor feudal de quien tengamos constancia, cedió
el terreno para la construcción de la ciudad de Nagasaki en la zona del puerto. Todavía
intentó de algún modo mantener la tradición: procedió a realizar terraplenes y mandó abrir
una calle principal cortada por varias perpendiculares. Este pequeño terreno allanado y
vagamente aterrazado en bancales, quizá con idea de favorecer algunos cultivos, pronto se
mostró insuficiente para albergar a todos aquellos que venían a establecerse en Nagasaki,
bien porque se dedicaban al comercio, bien porque eran cristianos imposibilitados para vivir
libremente su fe en las tierras de origen, u otros diversos motivos.
Así, bien pronto Nagasaki ganó un perfil característico desde el punto de vista del
urbanismo japonés, que nos es más familiar de comprender siguiendo los patrones lusitanos
de ciudad, pues el caserío comenzó a ascender por los escarpes de la colina, disponiéndose a
lo largo de vías sinuosas, abiertas según el terreno lo permitía y no siguiendo un modelo
sistemático.
La ciudad adquirió ciertos rasgos característicos que la distinguen incluso hoy día de
cualquier otro conglomerado urbano nipónico. Las distintas manzanas o cuadrantes
interiores de la ciudad no están colmatadas (fig. 3), sino que presentan abundantes vacíos a
manera de corrales o patios semi-abiertos. Puede decirse pues que éste fue otro efecto
duradero de la relación ibérico-japonesa y sin duda uno de los más sobresalientes.
Si desde el punto de vista del modelo de urbanismo, incluso ahora podemos decir que
Nagasaki es la ciudad menos japonesa de Japón, hace cuatro siglos existían muchas otras
características que la distinguían en el contexto de la civilización nipónica. En todo caso no
podemos llegar a hablar de un urbanismo a la manera barroca totalmente desarrollado, como
en la ciudad que se nos dibuja en El mundo por de dentro de Francisco de Quevedo, con su
Fig. 4. Representación japonesa de Sevilla ca. 1600.
Fuente: coleccn Iqeda del Museo de
Kobe.
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famosa calle de la hipocresía, la de la ira, la calle mayor de mundo, etc.; pero de intenciones
que de una manera u otra fueron cristalizando tal como podemos apreciar en maravillosas
representaciones pictóricas japonesas de las principales ciudades del planeta (a saber,
Istanbul, Lisboa, Roma y Sevilla) que llegaron a ser extraordinariamente populares.
Ilustramos esta idea con la representación de la capital de mundo, Sevilla (fig. 4).
Hábitos lingüísticos, costumbres y conflictos religiosos
Respecto a las influencias culturales, más allá de variados hábitos típicos de los
occidentales que fueran gradualmente adoptados por sus habitantes, es fundamental
considerar que la ciudad era habitada en su gran mayoría, cristianos y hablaban una lengua
mucho más marcada por los extranjerismos que en el resto del país: las consabidas palabras
japonesas, pan, tabako, tempura, compeito (confite) o marmelo (membrillo) por citar muy
pocas, son buena muestra de estos préstamos lingüísticos. Las influencias sobre el vestido,
los ornamentos el mobiliario o la alimentación fueron también notables, hasta el punto de
llegar a la Corte Imperial japonesa y a los oídos del Shogun.
Nagasaki fue como podemos comprender, habitada desde su fundación por cristianos,
muchos de los cuales eran perseguidos en sus lugares de origen, por lo que el pueblo
consolidó esta especificidad (fig. 5). Las cartas de los jesuitas refieren a menudo el hecho de
que la ciudad estaba habitada por más niños que en otras partes, pues no se practicaba el
infanticidio que era entonces, práctica corriente entre la mayoría de clases sociales.
Hasta el colapso de la casa de Bungo a manos de los Shimazu de Satsuma, las principales
instituciones de la misión jesuítica estaban situadas en Funai o en Utsuki bajo la protección
de Otomo Yoshishige. Fue precisamente en Funai, la capital de este feudo, donde la Santa
Sede fijó en febrero de 1588 la primera diócesis nipónica
2
.
Mientras tanto, cuando se tomaba esta decisión en Roma, la situación se alteró
significativamente en Japón como hemos tratado en otros artículos y el principal centro de
la compañía pasó a ser Nagasaki, donde residió Luis Cerqueira, el único obispo que ejerció
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
2
Bailey, 1999: 123.
Fig. 5. La catedral (fachada original) de Oura en
Nagasaki (ca. 1870). Fuente: Museo de
Historia de Nagasaki
Joseph Cabeza-Laínez e Inmaculada Rodríguez Cunill
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una acción pastoral continuada en Japón en la época Nanban hasta su fallecimiento en 1614.
Precisamente a su llegada en 1598, le fue prohibido asistir a la traumática ejecución de los
llamados Mártires Japoneses en la colina de Nishizaka, donde hoy se encuentra un conocido
museo que da buena cuenta de estos sucesos.
En la última parte de su historia de Japón, al relatar acontecimientos relativos a 1592,
Fróis afirma que: “en todo Japón no hay otro lugar donde haya comodidades para que se
recobren los débiles y enfermos como en Nagasaki, donde también por la acción de los
portugueses que allí habitan, se encuentran algunas medicinas y comodidades apropiadas
para nuestra naturaleza occidental”
3
.
El establecimiento de varios mercaderes lusos y su casamiento con mujeres japonesas, lo
que sucedió prácticamente desde la fundación, hicieron a esta ciudad todavía más similar a
otras que los portugueses habían creado u ocupado en tres continentes, con la aparición de
una generación de luso-japoneses.
La construcción de iglesias resultó característica en este período pues como expone
acertadamente Lefevre: “¿Qué quedaría de una ideología religiosa…si no se basase en los
lugares y sus nombres? ¿Qué quedaría de la Iglesia si no hubiese iglesias? La respuesta es
Nada, ya que la Iglesia no garantiza ni puede garantizar su supervivencia de otro modo”
4
.
Oposición a las creencias geománticas
Para los antiguos chinos y los indios, el verdadero símbolo de una ciudad fueron sus
murallas y puertas de entrada, a menudo construidas antes de ejecutar los propios palacios o
las casas. Así los principales caracteres o logogramas antiguos empleados para referirse a las
ciudades o la construcción de ciudades fueron: Cheng (Japonés: Sei, Jô), Du (To), y
Jing (Kyô). Es fácil comprobar como muchos de ellos perviven en la actual terminología,
siempre relacionados con las cuatro direcciones cardinales asociadas a los guardianes
mitológicos. Ejemplos típicos Kyoto 京都, Tokio東京, Beijing 北京, Nanjing 南京o
Chengdu 成都.
La construcción y guarda de las puertas está dotada en el mundo de Asia Oriental de una
enorme significación y misticismo. En sánscrito se las conoce como toranas, de donde derivan
las palabras inglesa y alemana door y tor y, pero también el japonés torii 鳥居, que es una suerte
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
3
Fróis, 1993: 90.
4
Lefevre, 1991: 44.
Fig 6. Plano de la Ciudad de Nara.
Fuente: Penelope
Mason. History of
Japanese Art.
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de portal en el que el sol queda posado al amanecer como si de un gallo se tratara y de ahí la
polisemia con la voz torii que también designa al ave.
A menudo la ceremonia de fundación de una ciudad incluía la erección de los portales a
los que se dotaba de defensas militares, pero también espirituales al convocar en ellas a
combatientes fallecidos cuyos huesos calcinados se fertilizaban para la ocasión con la sangre
de los sacrificios de animales.
El Zhuangzi ironiza en algunos pasajes sobre la condición de seguridad que confería a un
aprendiz el ser nombrado guardián de la puerta pues tal estatus obligaba al mismo tiempo a
recibir cierta leve mutilación en los miembros inferiores a fin de dificultar la huida en caso
de atacantes.
En el caso de Japón raramente se rodeaba a las ciudades con bastiones, aunque hemos
visitado restos arqueológicos de estructuras de tierra compactada que, al parecer envolvían a
la antigua Nara 平城, cuyo nombre arcaico menciona la palabra castillo (Heijô). Sin embargo,
los principios del Feng-Shui se aplicaron casi del mismo modo que en China e incluso hoy
perviven muchos vestigios de esta actitud. Por ejemplo: se da un abundante sincretismo entre
creencias primigenias, ligadas al Daoismo o al Shintoismo, y el buddhismo posterior, y eso
provoca que los animales mitológicos de las cuatro direcciones se transformen en reyes
protectores del buddhismo (los famosos Jikokuten 持国天 en la dirección Este, Zochoten
長天 hacia el sur, Komokuten 広目天 por el oeste, y Tamonten 多聞天 al norte, en sánscrito
se llaman चत
म%हाराज caturmahārāja).
Una de las estructuras más famosas en este sentido, que hemos tenido ocasión de
frecuentar, es el complejo de Kurama-dera al noreste de Kyôtô, el cual, de acuerdo con las
inscripciones allí presentes, debería de proteger la ciudad de la llegada de las plagas y fuerzas
malignas que poblaban el hemisferio correspondiente.
Las llamadas direcciones privilegiadas u “octavas del aire” fueron un hecho admitido en
el antiguo Japón y existió la práctica del Katatagae que designa el acto de evitar una dirección
desafortunada. El maestro de adivinaciones informaba sobre las direcciones bloqueadas por
Fig 7. Gráfico japonés que explica la dirección
nefasta del Kimon 鬼門
aplicada a la
retícula de Heian-Kyo (actual Kyoto).
Fuente: Cabeza Lainez, J. M. La Visión
y la Voz: arte, ciudad y cultura en Asia
Oriental (p.190).
Joseph Cabeza-Laínez e Inmaculada Rodríguez Cunill
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las deidades invisibles y dinámicas, centrales en la creencia de la época. Las precauciones eran
mayores durante los cambios de estación. Una persona que estuviera pasando por una
situación de katatagae merecía ser recibida con deferencia y consideración.
En el Makura no Sôshi 枕の草紙 (Libro de la almohada), diario íntimo fechado en el 1002,
Sei Shōnagon refleja la importancia de las direcciones y el mundo espiritual: “Una ha ido a la
casa de un amigo para evitar una dirección desafortunada pero no se hace nada para
distraernos; si esto sucede en el momento del cambio de las estaciones, es todavía más
descortés”
5
.
Tanto en la ciudad de Nara (fig. 6) como en Kyoto (fig. 7) se explican los sesgos nefastos
dependiendo de las direcciones.
Significado político y funcional de la llegada de los europeos. Nanban
南蛮
a partir
de 1530
Las reglas de disposición de asentamientos urbanos se mantuvieron con una evolución
relativamente pequeña. Hoy son visibles en importantes capitales existentes (Kyôtô) o
desaparecidas (Hiraizumi) y no se han documentado grandes contactos con otras regiones
extranjeras aparte de China hasta que en el horizonte apareció una importante fuerza. Los
imperios marítimos ibéricos finalmente habían encontrado una ruta hacia el Oriente
insistentemente buscado desde Cristóbal Colón y estaban suficientemente preparados para
explotarla.
Este factor nuevo y sin precedentes produjo al principio desequilibrios de toda índole y
posteriormente oportunidades para el comercio y el intercambio de ideas que a su vez
resultaron necesarias para permanecer en el poder político y obtener mayor riqueza.
Por lo tanto, el principal resultado del periodo fue la ciudad “cristianizada”. En este caso
único, pareció existir una dilatada decisión tanto por parte de los Jesuitas y de las autoridades
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
5
Shōnagon (1971): 56.
Fig. 8. El llamado jardín de la cruz obra del
señor feudal Omura Sumitada que se
convirtió al cristianismo en la era
Muromachi. Las piedras intentan
dibujar una cruz en vista oblicua.
Fuente: Joseph Cabeza-Lainez
Fuente: Cabeza Lainez, J. M. La Visión y la Voz:
Contextualizando el arte Namban en Nagasaki
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japonesas de impulsar las actividades comerciales desarrolladas por el gran navío conocido
como “galeón de Macau”, que representaba a grandes rasgos el conjunto de intercambios
con China y el resto de Asia, mientras que al mismo tiempo, la Cristiandad alrededor de las
áreas de Bungo y Hirado estaría protegida frente a los golpes adversos del destino, sean
desastres naturales o persecuciones religiosas. Sin embargo, se trataba siempre de una
soberanía compartida, puesto que los misioneros no deseaban administrar justicia y
particularmente la pena de muerte, dentro de los dominios de Sumitada Dono大村 純忠;
en este caso lo consideraban incompatible con la propagación de su fe.
Como es sabido, los europeos habían desdeñado y olvidado hacía tiempo sus propias
tradiciones de geomancia y planificación de ciudades de acuerdo con el medio ambiente, lo
que se venía a considerar en no pocas ocasiones como un hábito extraño y ligado al
paganismo. El plano Renacentista tardío de la “ciudad ideal” era por tanto muy aplicado y
difundido. En América y en Filipinas fueron las leyes de Indias, vagamente basadas en el
tratadista Vitrubio, las que determinaron la forma de la mayoría de las ciudades. Cuando
esto no era posible, como es el caso frecuente de India, China y Japón, se emprendieron
desarrollos urbanos fortuitos que contenían al menos el conjunto de comodidades más
habituales en Europa.
Sin embargo, se puede argumentar, como sostiene el filósofo Watsuji 和辻哲郎 que las
condiciones climáticas en los territorios asiáticos eran opresivas y tropicales, muy alejadas del
clima templado europeo
6
. Los nanban, habitantes emigrados (literalmente bárbaros del sur),
no tenían un modelo sistemático a seguir para este tipo de condiciones y por lo tanto optaron
por ciertos lugares comunes que eran más fáciles de regular. Además, los ibéricos no llegaron
a estar familiarizados con los sistemas asiáticos de planeamiento y por otra parte el acceso
generalizado a las ciudades más importantes estaba fuertemente restringido como evocan
convincentemente nombres tales como “la ciudad prohibida” de Beijing y también la
abandonada corte de Fatehpur Sikri cerca de Agra en India.
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
6
Watsuji (1961): 96.
Fig. 9. La cruz muy engalanada encima de una
iglesia cristiana de la época. La iglesia es
un templo japonés reconvertido.
Fuente: Museo de Historia de Nagasaki
Fuente: Cabeza Lainez, J. M. La Visión
y la Voz: arte, ciudad y cultura en Asia
Oriental (p.190).
Joseph Cabeza-Laínez e Inmaculada Rodríguez Cunill
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La conclusión más notable después de casi un siglo de relaciones complejas e inquietantes,
fue un nuevo sentido de apertura hacia otras regiones del mundo, incluso dentro de Asia. El
arte Nanban puede muy bien considerarse un fuerte testimonio avant la lettre de ello.
Este tipo de arte ofreció a los japoneses una visión del mundo que hasta entonces se
pensaba que estaba comprendido dentro de los dominios de China, Siam y Japón. Los mapas
de Blaeu y el gran Matteo Ricci que fueron transportados desde Europa y China por la misión
de Kyûshû, remplazaron a los mapas conceptuales del estilo tradicional Gyogi, que eran más
bien veredas o itinerarios. La exactitud de los mapas de estilo occidental era muy útil para la
defensa y la administración. Estos mapas ponían a Europa en el centro y de ese modo
ofrecían un nuevo “poder” como alternativa al modelo sino-céntrico. Además, incorporaban
la incógnita de los vastos territorios americanos de los que tales imperios nunca habían tenido
noticia.
Todo ello a su vez acrecentaba la formación de una identidad distinta contra la que
medirse en una reevaluación del papel de China como representante del centro cultural del
mundo. La palabra Zhongguo (China) 中国, quiere decir el imperio del centro, no tan
diferente de la ciudad de Mediolanum en Italia septentrional (hoy Milano). Supuso pues lo
anterior una forma alternativa de representación para las islas y las ciudades y con ello nuevos
conceptos y costumbres que de alguna manera quedaron imbuidos dentro de la vida
cotidiana. Las pinturas Nanban documentaban a veces sucesos en Kyûshû, la isla japonesa
que se ubica más al suroeste, y por lo tanto resultaban informativas para el resto de Japón.
El arte Nanban se manifestaba de muchas formas diferentes. Comenzó con la
importación de unas pocas pinturas religiosas en los estilos español y flamenco y después se
inició una segunda oleada producida por los japoneses y los chinos siguiendo esos modelos,
como en la escuela de pintura del seminario y conservatorio de Arima, en Macau con la
espectacular fachada de la iglesia de Madre de Deus construida por los exiliados cristianos, o
en el Jardín de la Cruz de Omura Sumitada (fig. 8).
Después de la embajada de Kyûshû, los artistas japoneses comenzaron a producir
biombos representando la vida europea, las ciudades y los acontecimientos de Nagasaki. La
idea de lo “occidental” era intrigante y exótica (ikokuchô 異国調). Muchos de estos objetos
Fig.10. El minúsculo asentamiento holandés de
Dejima. Fuente: Museo de Historia de
Nagasaki
Contextualizando el arte Namban en Nagasaki
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resultaron populares y se manufacturaron para la exportación. Los biombos imaginarios que
muestran iglesias y ciudades europeas o templos de estilo chino y asiático, ilustran el
movimiento hacia una tentadora visión del mundo moderno (fig. 9). Se trataba del primer
conato de un considerable despliegue de influencia extranjera que iba a dar forma al Japón
que hoy día conocemos.
Como se ha mencionado, el encuentro Nanban presidió unas perspectivas totalmente
nuevas y diferentes del mundo y de la vida urbana que pavimentaron el camino a expansiones
urbanas futuras. Éstas se hicieron manifiestas por ejemplo cuando tuvo lugar apertura que
superaba el anterior aislamiento o sakoku (鎖国) en tiempos de la Restauración Meiji.
La identidad exótica de Nagasaki no se perdió completamente, porque les fue permitido
residir en una isleta llamada Dejima a los principales enemigos de los ibéricos, los holandeses;
previa demostración de que solo buscaban el comercio y el conocimiento y en ningún caso
la evangelización (fig. 10).
De su larga estancia de casi tres siglos da buena prueba la interesante figura del 蘭学者
Rangakusha, o estudioso de los modos y ciencias holandeses, que contribuyó en cierta
medida a la modernización de la medicina, las ciencias y las técnicas en Japón, pero de modo
sin duda insuficiente. Pues como también postulara Watsuji, el más fatal de los defectos del
pueblo japonés radicaba, en una palabra, en su carencia de un modo científico de
pensamiento. Este grave y extendido defecto de los japoneses no era según el autor algo que
surgiera en un día
7
. Desde que dieron origen a la nueva ciencia, las naciones europeas habían
pasado tres siglos permitiendo que este modo científico de pensamiento penetrase todos los
aspectos de su forma de vida. Los japoneses, por el contrario, cerraron su país a las
influencias extranjeras inmediatamente después del nacimiento de esta nueva ciencia. Y
durante dos siglos y medio todas las facetas de ese espíritu moderno fueron clausuradas por
la autoridad estatal. El rápido progreso de la ciencia durante estos doscientos cincuenta años
permitió que la pérdida de Japón no pudiera remediarse con la subsiguiente importación
acelerada de los frutos de tan formidable progreso científico.
En Nagasaki todo esto quedó expuesto bien a las claras: su cosmopolitismo e ideales de
apertura permitieron que en ella se instalasen modernamente personajes como el escocés
Thomas Glover, comerciante de armas y otros productos, quien construyó una villa
homónima rodeada de amables jardines que hoy es patrimonio nacional (fig. 11). También
destaca el escritor Pierre Loti, autor de tres novelas japonesas entre las que destacan, Les trois
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
7
Watsuji (1961): 116.
Joseph Cabeza-Laínez e Inmaculada Rodríguez Cunill
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jeunesses de Madame Prune, y Madame Chrysanthème (que, como es sabido, resulta la base de la
ópera Madame Butterfly de G. Puccini).
Loti, marino francés cuyo verdadero nombre era Julien Viaud fue compañero de navío de
Paul Gauguin. Este último quedó más prendado de su primera novela exótica, Le Mariage de
Rarahu, sobre la Polinesia, que de aquellas que tratan cuestiones propiamente japonesas.
Resulta excitante especular sobre los resultados que se habrían dado en el arte
contemporáneo de haberse producido una japonización de tan singular artista como la que
le aconteciera a Vincent Van Gogh.
Conclusiones
El corolario provisional que nos explica en parte el hecho de que pervivan ciudades tan
singulares como Nagasaki resulta ser que los “asentamientos extranjeros” ofrecían una
plétora de comodidades y permitían cultivar la exportación de una imagen fascinante de Asia
con productos muy bien conocidos y apreciados que constituían el arquetipo de lo “oriental”
en el exterior. La narrativa también influye en ese fenómeno y un caso paradigmático son los
personajes de las óperas de Puccini, Turandot o M. Butterfly, pues ya explicó la conocida
artista Yoko Ono, que las mujeres orientales para Occidente, solo puede recaer en dos tipos,
la sumisa hasta el extremo de la muerte Butterfly o la cortadora de cabezas Turandot, sin que
existan trazas de un punto medio.
Junto con estos personajes, aires y costumbres exóticas, arribó una variada escenografía
arquitectónica. Este escenario se separaba enormemente de las tradiciones ancestrales, pero
era de algún modo vernáculo en el sentido de que había sido producido por una herencia
asiática de diferente especie a la hasta entonces conocida.
En ese momento y no antes, se dio la rara circunstancia de que los valores “modernos”
de las tradicionales “ciudades de fábula” de Asia tales como Angkor (fig. 12), Samarkanda o
Vijayanagara en India, pero también urbes de influencias japonesas como Hoi-An, o chinas,
Hue en Vietnam, llegaron a ser reconocidos y pudieron incorporarse al trabajo de urbanistas
Fig 12. El complejo de Angkor Thom, copiado en planos
por los comerciantes de del período
Tokugawa en el SXVIII que se conservan en
el museo de Mito (Ibaraki). Fuente: Cabeza
Lainez, J. M. La Visn y la Voz: arte, ciudad y
cultura en Asia Oriental.
Contextualizando el arte Namban en Nagasaki
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y arquitectos, destacando en el panorama japonés el arquitecto Chuta Ito. Estudiante en
Londres, le preguntaron en qué consistía la arquitectura japonesa y como no pudo explicarlo
adecuadamente, dedicó el resto de su vida a viajar por Asia documentándose incorporando
sus hallazgos a la curiosa obra que nos legó.
En resumen, las influyentes colonias de extranjeros, que habían sido llevadas a escena
desde el punto de vista cultural a través del anómalo episodio Nanban, permitieron en nuestra
opinión, que se desarrollara un conjunto de hechos urbanos modernizados, que
eventualmente constituían toda una red de influencias para los países asiáticos más
desarrollados.
En ese sentido Japón debería considerarse como un ejemplo destacado. Las comodidades
desplegadas en las áreas que se modernizaron aplacaban los prejuicios que normalmente se
vienen atribuyendo a las concesiones extranjeras.
Sin embargo, aunque no sea materia de este artículo, no podemos obviar que los devenires
político-estratégicos de los siglos XIX y XX en China y Japón, tiñeron de matices mucho
más luctuosos lo que de otro modo bien podría haber resultado en un panorama idílico. En
Nagasaki, la bomba de protones precisamente lanzada sobre el área “cristiana” habría de
sellar definitivamente con su estela de muerte y destrucción, tan relevante papel para el
imaginario del Mundo.
Joseph Cabeza-Laínez e Inmaculada Rodríguez Cunill
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