Mario Ávila Vivar
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La serie de Aguilar, una serie de ángeles apócrifos.
Conocer la identidad del donante de la serie es un asunto importante, pero mucho más lo
es para su estudio y su significado, conocer la de los ángeles. En el artículo anterior dejaba
constancia y argumentaba los motivos que hacían pensar, que todos los cuadros tuvieron
inscripciones que identificaban a los ángeles, y que las de los ángeles apócrifos se borraron o
se ocultaron con repintes tras los decretos inquisitoriales de mediados del siglo XVIII. El
citado artículo se apoyaba fundamentalmente en el de Lara Arrebola
11
, y en las ilustraciones
que Consuelo Jaramillo
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incluyó en su tesis doctoral, ya que a pesar de las múltiples gestiones
realizadas ante la priora del monasterio, nunca permitió acceder al mismo para ver los
cuadros. Pues bien, gracias a la información y las fotografías facilitadas por Galisteo, que se
incluyen en este artículo, se pudo felizmente corroborar las sospechas, y comprobar que,
efectivamente, en una reciente “restauración” se han recuperado los nombres apócrifos de
dos ángeles; el de Leriel Timor Dei en el cuadro del Ángel del Paraíso que porta una espada
flamígera, y el de Esiel Fortituto [Dei] en el del Ángel de San Pedro que sostiene una columna
partida con grilletes abiertos.
La “restauración” fue realizada en 1988-90 por Marcelo Quintero Alhama, un artista
aficionado de Aguilar, que tuvo la amabilidad de facilitar un informe sobre la intervención
que realizó en los cuadros. En él explica que estaban en muy mal estado, sin marcos y
clavados a bastidores reaprovechados que ocultaban parte de las cenefas de flores. D.
Marcelo realizó una limpieza superficial de los cuadros, sustituyó los bastidores, los reenteló,
estucó las pérdidas de policromía, reintegró el color con «óleos y acuarelas», y los barnizó
con barniz de cera. Finalmente les añadieron marcos de madera oscura, y los colgaron en la
Sala de Recreo. El gran deterioro de algunos cuadros, como el Ángel de Isaac por ejemplo,
indica la alta probabilidad de que cuando ingresaron en el monasterio, se instalaran en el
claustro o en la caja de escaleras de acceso a las celdas de las monjas, como se hizo con otras
series ubicadas en conventos. No se explica de otra forma los desgarros, las grandes zonas
sin policromía, y la acusada decoloración de la misma. Esos daños son los típicos que
muestran los cuadros que han estado largo tiempo a la intemperie, expuestos a constantes
cambios climáticos, sobre todo a la insolación y a la humedad, que producen permanentes
cambios dimensionales a las telas, e importantes daños estructurales a los materiales que
conforman los estratos pictóricos.
La recuperación de esos nombres ratifica la hipótesis del primer artículo, ubica
definitivamente esta serie en la tipología de los ángeles apócrifos, y confirma una vez más
nuestras teorías sobre el significado de esta tipología angélica, como se argumenta
reiteradamente en otros escritos
13
, y muy particularmente en el último artículo, publicado en
Hispania Sacra en 2017
14
. Porque es incuestionable que, si los tres ángeles canónicos y dos
ángeles apócrifos se identificaron inscribiendo sus nombres en los cuadros, también se debió
hacer lo mismo en los de toda la serie. Y si esos nombres no se han recuperado durante la
citada restauración, es porque en el siglo XVIII se eliminaron o se ocultaron drásticamente,
y en el proceso de restauración no se analizaron las capas de pintura subyacentes con luz
infrarroja, ni se eliminaron los repintes antiguos. Esperemos que algún día el Instituto de
Patrimonio Histórico Andaluz se interese por esta serie, y proceda a realizar una restauración
con criterios profesionales, recupere esos nombres si es posible, y le devuelva su
importantísimo valor iconográfico e histórico.
Como ya se ha dicho, estas representaciones pictóricas de ángeles apócrifos, no responden
a programas iconográficos vinculados a sistemas angélicos heréticos o heterodoxos, o
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
11
Lara, 1980:195-211.
12
Jaramillo, 1995.
13
Ávila, 2016a.
14
Ávila, 2017.