Isabel Rodrigo Villena
112
de datos recogidos, que incluía, junto a los eventos del estado y de la actualidad madrileña, la
actividad artística regional, el arte hispanoamericano y el quehacer de extranjeros en España
y españoles en el exterior, lo convirtieron en una de las fuentes principales de noticias
artísticas de la época y, en poco tiempo, en una obra de referencia que llegó a ser declarada
libro de texto sobre el arte español contemporáneo en varias universidades americanas
12
y
libro de utilidad pública para las Bibliotecas del Estado en 1924
13
.
Seguramente por causas editoriales, que le obligaron a cambiar a la editorial Lux de
Barcelona para el volumen que recogía los años 1925 y 1926 (fig. 1), José Francés cesó el
proyecto en 1926. No obstante, para estas fechas, su dedicación a la Academia tampoco le
permitía el tiempo que requería el seguimiento pormenorizado de las actualidades artísticas,
que continuó difundiendo tras la Guerra Civil en una página más limitada de La Vanguardia,
llamada también “El Año Artístico”
14
.
Modernas, sin extridencias: pintoras en el
Año Artístico
Los años en que José Francés se consolida como crítico de arte y escribe su anuario
coinciden con los del avance de los derechos, libertades e integración profesional de la mujer
tras el acicate de la Guerra Mundial. En el caso particular de las artistas, entre 1915 y 1926
las pintoras, escultoras y artesanas iniciaron un proceso de profesionalización y de integración
en el sistema artístico
15
que parecía dejar atrás la penosa situación de sus colegas del XIX,
rechazadas en las academias y obligadas a practicar géneros y técnicas que no tenían
consideración social
16
. Prueba de ello fue el aumento de mujeres en la Escuela Superior de
Pintura y Escultura y Grabado de Madrid, que pasó de las 6 matriculadas en 1913, a no bajar
de las 20-30 por curso en la década siguiente
17
, y la paulatina incorporación femenina a
certámenes y exposiciones individuales y colectivas, de cuyo escrupuloso seguimiento, José
Francés recupera los nombres de 175 creadoras activas en España en dicho periodo. De
todas ellas, citadas en su mayoría dentro de una crónica colectiva, el autor solo dedicó un
titular a las pintoras y/o dibujantes: Georgina Agutte, Rosa Bonheur, María del Carmen
Corredoira, Sonia Delaunay, Aurora Gutiérrez Larraya, Victoria de Malinowska, Pilar
Montaner, Irene Narezo, María Luisa Pérez Herrero, Milada Sindlerová y María Sorolla; y a
las escultoras: Eva Aggerholm, Elena Sorolla y Marta Spitzer.
La elección de estos nombres responde a sus propias preferencias artísticas. A José
Francés le interesó el arte moderno, pero no la vanguardia, sobre todo una etapa que Villalva
Salvador sitúa entre 1915 y 1923, en la que el crítico se interesó por las corrientes catalanas y
el neucentismo de Clará, Mir, Casas, Llimona, Beltrán, Humbert, etc., e incluso por los lenguajes
más arriesgados de Rafael Barradas, Celso Lagar, Vázquez Díaz, Gregorio Prieto o García
Maroto. Su interés por algunos miembros de la Asociación de Artistas Vascos (Gustavo de
Maeztu, los hermanos Zubiaurre, Juan de Echevarría, etc.), le llevaron, a su vez, al
postimpresionismo francés de Cezanne, Van Gogh y Gaugin. En cambio, desde su
nombramiento como académico, y más claramente a partir de 1926, sus críticas se volvieron
más conservadoras, adhiriéndose al “retorno al orden” y a la vuelta al clasicismo, en
consonancia a lo que reclamaban desde Barcelona Feliu Elías y José María Junoy, y muy en
sintonía con crítico francés Camille Mauclair
18
.
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
12
Villalba Salvador, 1994: 94.
13
Melida, 1924: 68-69.
14
Tras la Guerra Civil, José Francés escribió sobre arte en Informaciones, Arriba, Boletín de la Academia de Bellas
Artes de San Fernando y en La Vanguardia, de la que fue su crítico de arte entre 1944 y 1960.
15
Lomba, 2016: 50-69.
16
Sobre las artistas del XIX véase el excelente trabajo: Diego, 1987. También: Muñoz, 2013:103-124.
17
Datos extraídos de la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado de Madrid, que se encuentran
en el Archivo General Universidad Complutense (A.G.U.C.M.).
18
Villalba Salvador, 1994: IX-X.