Reseña: GARCÍA LEÓN, Gerardo y MARTÍN OJEDA, Marina
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Ayuntamiento, ya fueran proclamaciones reales, visitas regias, túmulos y exequias funerarias,
como fiestas del Corpus Christi, procesiones de santos, representaciones de comediantes,
corridas de toros, etc.
Otro punto importante se dedica a las obras privadas, como las reformas de numerosos
edificios que componían el entramado urbano de la ciudad, así como todo lo referente a las
almazaras, aceñas, batanes, lavaderos de lana y cortijos de su término municipal. Continuando
dentro del ámbito privado, se aporta información sobre los aspectos de la vida cotidiana del
ecijano en esta época, así como el nivel de riquezas acumuladas en vida, trajes, joyas,
mobiliarios, adornos, orfebrería, algunos de origen exótico, para el interior de sus viviendas.
Con ello, nos acercamos de una manera directa al nivel de exquisitez de los propietarios con
el uso de tapices, cuadros y guadamecíes que decoraban las paredes de sus casas, así como de
los libros que leían, y de las imágenes religiosas que poseían en sus oratorios privados.
Tampoco se puede obviar la vida social que cultivaban, con lo que se contempla el uso de
coches y carruajes, los instrumentos musicales que poseían, o la suntuosidad de sus capillas
funerarias. Todo un sin fin de objetos que muestran la ostentación de que hacía gala la parte
más privilegiada de la población y de la que no teníamos testimonios hasta ahora. Sin duda,
por tratarse de una clase social que en esos momentos se encontraba entre los más
acaudalados productores agrícolas de la Baja Andalucía, residentes en uno de sus núcleos
poblacionales de mayor entidad, después de Sevilla y Córdoba.
Una parte muy importante de la obra la constituye la dedicada al estudio y conocimiento
del oficio artístico que se desempeñaba en Écija. En este sentido, se ofrecen datos de gran
interés, como la denominación de esos oficios, el acceso a los mismos, el tiempo de
aprendizaje, y todo tipo de relaciones contractuales y familiares. Entre otros aspectos, se
trabaja sobre las herramientas del taller, los materiales, la endogamia dentro de los oficios y
todo tipo de datos concernientes a sus viviendas y posesiones domésticas. Este capítulo se
completa con un cuadro cronológico en el que se dan a conocer 308 contratos de aprendizaje
de los más variados oficios artísticos. Toda esta información, resulta igualmente de gran
utilidad para conocer la formación y procedencia de multitud de pintores, doradores,
escultores, bordadores, carpinteros, albañiles, plateros, campaneros, cerrajeros y herreros que
permanecieron activos en Écija durante estos años.
Se completa este apartado con un apéndice de gran interés que contiene la biografía de
cada uno de estos artistas documentados en la ciudad, donde se dan a conocer sus nombres,
las noticas sobre sus vidas y obras, así como la imagen de las firmas de algunos de los artistas
que aparecen en los documentos consultados a lo largo de la investigación.
Un aspecto que resulta de gran interés y que hace más completo este trabajo, es que el
alcance de su información sobrepasa el ámbito ecijano, por lo que podemos conocer la
actuación de estos artistas fuera de la localidad, saliendo de la propia comarca en sí y
encuadrándose en las localidades próximas, lo que amplía el campo de investigación a nivel
geográfico, que en ocasiones cruza el propio territorio andaluz. Por lo tanto, queda patente
la discreta importancia del núcleo artístico ecijano, que supo mantenerse vivo durante estos
siglos, pese a la enorme potencia de los focos sevillano, cordobés y granadino, haciendo
posible la presencia en la ciudad de artífices de gran categoría capaces de satisfacer una
demanda artística relevante, que no sólo se circunscribió al nivel local. De ahí que se haya
documentado la actividad de albañiles, carpinteros, escultores, pintores, plateros, cerrajeros,
campaneros o bordadores de Écija que llevaron a cabo trabajos artísticos para clientes que
habitaban en poblaciones cercanas como Palma del Río, Peñaflor, Lora del Río, Marchena,
Osuna, Estepa, Pedrera, La Monclova, Fuentes, Morón, Santaella, Montilla, Hornachuelos,
Montalbán, Montemayor, Puente Genil, Guadalcázar, Ronda o incluso para ciudades más
alejadas como Córdoba, Granada o Gibraltar.
Para finalizar, esta magna obra se completa con una extensa y variada bibliografía, así
como con unos índices onomásticos y toponímicos que sirven de instrumento más rápido y
eficaz para las búsquedas de personas y lugares concretos, tan fundamentales en una obra de
estas características y con tanta abundancia de información. Precisamente, con este fin, la
información se encuentra en dos formatos mixtos, por un lado, gracias a una edición