Ucoarte. Revista de Teoría e Historia del Arte, 9, 2020, pp. 127-128 ISSN: 2255-1905.
RUIZ CABELLO, Francisco Miguel. Murillo, vecino de Pilas. Un
enfoque biográfico desde el ámbito rural” Servicio de Archivo y
Publicaciones de la Diputación de Sevilla, 2020. ISBN: 978-84-7798-
457-3.
JESÚS PORRES BENAVIDES
Universidad Juan Carlos I
El autor destaca con pasión el íntimo nexo
existente entre Pilas y Murillo, que ha
llegado a bautizar calles e incluso un cine
con el nombre del pintor.
Tradicionalmente, desde la publicación
por Antonio Palomino de su libro Museo
pictórico y escala óptica, se creía que Murillo
había nacido en Pilas. Este error fue
aclarado un lustro después por el conde
del Águila y posteriormente por Antonio
Ponz que lo documentó como nacido y
bautizado en la parroquia de santa María
Magdalena de Sevilla. Lo que fue
Murillo con toda seguridad es pileño
consorte, si se permite la expresión, pues
su mujer Beatriz de Cabrera fue oriunda
de esta localidad, tal y como demostró
posteriormente Ceán Bermúdez.
El autor intenta desligar fantasía de
realidad de entre los diversos apuntes que
han intentado vincular a Pilas con el genial
Murillo a lo largo de la historia. Para ello
hace una estupenda descripción de la
localidad a mediados del siglo XVII,
describiendo de manera muy interesante la
figura de Beatriz de Cabrera,
contribuyendo a aclarar la leyenda
romántica en la que se presentaba a
Murillo, el hijo de un humilde barbero, casándose con una rica aristócrata poseedora de fincas
y terrenos. Ahora sabemos que en el momento del enlace no debía existir tanta diferencia al
menos económica, pues Murillo ya estaba bastante cotizado en su labor como pintor.
También se analiza el estatus social de los Corral”, familiares de Beatriz, las capellanías
fundadas por esta familia en la iglesia del pueblo, una de las cuales disfrutó el mismo Juan de
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Cabrera, su padre, hasta que decidió casarse y por tanto dejar el orden clerical. Del mismo
modo va desgranando, fruto sin duda de una intensa labor de investigación, los primeros
años de la vida de doña Beatriz como la temprana muerte de su padre en 1632, la posterior
boda de su madre, doña Lorenza de Villalobos con Lucas de Mendoza, que sin duda le traería
grandes problemas por dilapidar los bienes familiares, así como ser perseguido por la justicia
y entrar en prisión debido a engaños y fraudes en diversos negocios.
A continuación, describe el traslado de Beatriz a Sevilla en 1642, quedando bajo la
custodia de su tío Tomas de Villalobos con apenas veinte años, la muerte de su madre en
1645 y el concierto de boda con el joven Murillo, incluyendo detalles tan interesantes como
que fue una boda amañada en la que realmente la novia había ido contra su voluntad.
Posteriormente, detalla la herencia de los hermanos Cabrera y su posterior reparto, con lo
cual el propio Murillo, en calidad de fedatario de los bienes de su mujer, tuvo que trasladarse
algunas veces a Pilas a arreglar problemas con la herencia de su mujer. Así como la existencia
de un niño, Bernardo, que prohijó el propio Murillo y detalles como la venta de la casa natal
de doña Beatriz de Cabrera en Pilas.
También se habla en el libro de la vinculación a Pilas de otros personajes próximos a
Murillo como el canónigo Justino de Neve. Resulta particularmente interesante cómo el autor
desgrana detalles de la vida cotidiana de Murillo, como el nacimiento de sus hijos y posterior
fallecimiento de algunos de ellos, los cambios de casas, las capellanías que dejó instituidas y
finalmente la muerte de su esposa en 1664, debido a los problemas que tuvo en uno de los
partos dos semanas antes.
En el capítulo XI Del Retrato al Autorretrato, el autor deja un testimonio interesantísimo
acerca del pintor. Se trata de un apunte extraído del libro de dotaciones de doncellas, donde
se hace una descripción de Beatriz Cabrera y de su esposo al que define como “alto de cuerpo,
con señales de viruela en el rostro” y a ella “pequeña de cuerpo, menuda de facciones y (tiene)
una señal de herida debajo de la barba”. Esta descripción inédita, como muchos otros
apuntes en el libro, está sacada del archivo de la Casa Hospital de la Misericordia. Este tema
sin duda es interesante porque cuando el propio pintor se autorretrata no aparecen señales
de haber tenido esta enfermedad.
Como bien dice el autor son muchas las sombras y elucubraciones que surgen como no
puede ser de otra manera del análisis de la documentación histórica. Pero también son
muchos los detalles, circunstancias, referencias, ideas o documentos inéditos” que ha
aportado con la elaboración de este libro. Esta obra nos acerca a la figura del “vecino” de
Pilas BartoloEsteban Murillo, que hasta el final de sus días “administró como titular, unas
propiedades que había heredado de su mujer”.
En palabras del autor, esta obra pretende “eliminar los repintes de un cuadro que se creía
casi perdido y que ahora nos ofrece su particular visión de esta historia”. En los salones de casa,
en las cocinas, en la intimidad de las familias se hace mucha historia por personas en minúsculas, que,
aunque son anónimas para la posteridad, construyen la Historia con mayúsculas.