Juan Manuel Moreno Arana y Antonio Romero Dorado
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1591
-
1592, nos lleva a proponer que la nueva pieza que
atribuimos a Montañés se haría hacia
1590
-
1591, por lo que podría ser uno de los primeros ejemplares conservados de la
producción artística del “Dios de la Madera”. Esto, no sólo nos hablaría de la precocidad
técnica del joven Montañés, tras haber alcanza
do algo más de veinte años de edad, sino
también de cierta inmutabilidad estilística. De este modo, es llamativo, por ejemplo, que,
entre otros pormenores, el tratamiento del hábito, realizado a través de un profundo y pesado
plegado, sea tan similar al em
pleado en el San Francisco de Asís del Convento de Santa Clara
de Sevilla, esculpido varias décadas después, hacia 1623
-
1625.
Por otro lado, aunque ya sabíamos que Montañés llegaría a trabajar para Sanlúcar en 1616,
bajo el patrocinio de los duques de Med
ina Sidonia
17
, queremos resaltar que la presencia en
el cenobio sanluqueño de una imagen suya
-
en fecha tan temprana y de tal entidad artística
-
,
podría explicarse no sólo dentro de la iniciativa común de varios conventos franciscanos del
área hispalense t
ras la canonización de fray Diego, sino también como consecuencia de la
especial vinculación al lugar que tuvo el santo, que llegó a alojarse temporalmente en el
monasterio sanluqueño en sus viajes entre Canarias y la Península, como en 1449 cuando se
diri
gía a Roma.
Recordemos que fray Diego de San Nicolás nació en 1400 en San Nicolás del Puerto,
perteneciente al Reino o provincia de Sevilla. Ingresó como hermano lego en la Orden de
Frailes Menores espirituales o de la Observancia, una de las ramas de la P
rimera Orden de
San Francisco, y tuvo un importante papel en la Evangelización de las Islas Afortunadas,
siendo guardián del Convento de San Buenaventura de Betancuria y llegando a ser vicario de
la Misión franciscana de Canarias. Fray Diego pasó a la post
eridad como San Diego de Alcalá,
tras ser canonizado por la Iglesia Católica en 1588, ya que vivió los últimos años de su vida
en Alcalá de Henares, donde murió en 1463 y en cuya Iglesia Magistral
-
hoy Catedral
-
se
conserva su cuerpo, que se expone cada 13
de noviembre, el día de su festividad.
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Tras la muerte de fray Diego, su figura siguió siendo objeto de veneración popular, debido
a los milagros que obró en vida. Entre ellos, el más famoso quizá sea el milagro de las flores,
sucedido en el convento de
Alcalá, cuyo guardián había ordenado a sus hermanos que
redujeran el pan que daban en la puerta, porque ellos mismos estaban pasando apuros. Así,
en una ocasión, el superior se cruzó con Diego y, viendo que llevaba algo escondido en el
hábito, le increpó,
creyendo haberle cogido in fraganti. Pero al comprobarlo, las mangas de
fray Diego resultaron estar llenas de rosas, que cayeron al suelo, aunque ni siquiera era el
tiempo de su floración
19
.
Además de este y otros prodigios, casi un siglo después de su
muerte se produjo un hecho
que relanzó enormemente el culto al fraile andaluz. Nos referimos a la curación del príncipe
Carlos, heredero del rey Felipe II, acontecida en 1562. Estando don Carlos retirado de la
Corte en Alcalá de Henares, curándose de unas
fiebres, el 19 de abril después del almuerzo
cayó por una escalera oscura, hiriéndose gravemente en la cabeza. Durante su larga
convalecencia, el cuerpo de fray Diego, que se conservaba en el convento franciscano de la
villa, fue conducido
-
con la esperanz
a de que se obrara un milagro
-
a la cámara del príncipe,
que contaba solo diecisiete años. El traslado de la reliquia se hizo en presencia del rey, el día
9 de mayo, quedando el heredero desahuciado por los médicos esa misma noche. Sin
embargo, tras varios
días don Carlos acabó recuperándose, relatando que aquella noche que
agonizaba, fray Diego se le había presentado para reconfortarle, diciéndole que no temiera
pues se curaría. Tras ello, el príncipe quedó agradecido de por vida, prometiendo
públicamente
en repetidas ocasiones que pediría la canonización del franciscano
20
.
Pero el malogrado heredero de Felipe II murió en 1568, a los veintitrés años de edad, y la
canonización de fray Diego no se produciría hasta 1588, diez años antes de la muerte de su
pad
re, el Rey Prudente, que fue su principal artífice. En este contexto de devoción a San
17
Romero/Moreno, 2017: 193
-
210.
18
Case, 1998: 1
-
182.
19
Cetina, 1609: 103
-
104.
20
Daza, 1842: 537
-
563.