Ucoarte. Revista de Teoría e Historia del Arte, 9, 2020, pp. 61-70, ISSN: 2255-1905
CONTRATO Y DIBUJO INÉDITO DE UNAS LÁMPARAS DE
PLATA PARA LA CATEDRAL DE CÓRDOBA
1
MARÍA DEL AMOR RODRÍGUEZ MIRANDA
Universidad de Córdoba
Resumen
En este trabajo se dan a conocer unos documentos relacionados con el encargo y
ejecución de dos lámparas de plata, destinadas a la Capilla de Villaviciosa y la Capilla del
Sagrario, ambas en la Catedral cordobesa. Este compromiso fue instituido con cargo a
una Obra Pía fundada por don Juan de Valderrama, en la había quedado establecida la
elaboración de estas piezas en el año 1647 por el platero cordobés Gonzalo de
Alcántara. Se presenta además el dibujo original realizado por el maestro del diseño de
las mismas.
Palabras clave
Contrato, inédito, diseño, Catedral de Córdoba, lámpara, siglo XVII, Obra Pía.
CONTRACT AND UNPUBLISHED DRAWING OF SOME SILVER LAMPS
FOR THE CATHEDRAL OF CORDOBA
Abstract
In this work there are announced several documents around the order and execution of
two silver lamps, destined to Villaviciosa´s chapel and the Chapel of the Sacrarium, both
in the Cathedral cordobesa. This order was realized by post to the Pious Work, founded
dy don Juan de Valderrama, in her there had remained established the making of these
pieces in the year 1647 with the silversmith native of Cordoba Gonzalo de Alcántara.
The original drawing made by the master of the same in also presented.
Keywords
Contract, unpublished, drawing, Cathedral, Córdoba, lamp, XVIIth, Pious Work.
1
Este trabajo se inscribe en el marco del Grupo de Investigación y Tecnología de Bienes Culturales
(INTECBIC), HUM-428.
María del Amor Rodríguez Miranda
62
Consideraciones generales sobre las lámparas del siglo XVII
La lámpara como objeto litúrgico fue una pieza muy demandada y utilizada en la Edad
Moderna. Su uso se remonta en el tiempo hasta el Antiguo Testamento. El libro del Éxodo
dispone que una lámpara debe arder continuamente junto al tabernáculo
2
. Desde entonces
ha estado presente en reglamentos y escritos relacionados con la disposición del culto y los
rituales eclesiásticos, como las ordenanzas del abad Bernardo de Cluny
3
, las Constituciones
del Císter
4
o las Caeremoniale Episcoporum, cuya primera redacción se hizo durante el papado
de Sixto V en 1587. Estos libros están compuestos por tres grandes apartados que contienen
los ritos y ceremonias católicas. En los capítulos XII al XIV del libro I quedan definidos los
ornamentos de la iglesia y del trono del obispo. Poco después, en 1600, Clemente VIII los
corrigió y los compiló. Por lo que fue relativamente habitual que iglesias, catedrales y otros
templos menores se proveyeran de este tipo de obras. Encontrar ejemplares conservados en
los ajuares eclesiásticos es relativamente frecuente. En los archivos son frecuentes los
contratos de ejecución a partir del siglo XVII, pero no es tan habitual hallar el dibujo que
acompañe al contrato en especial de esta centuria-, como es este caso
5
.
Estas piezas debían cumplir un objetivo muy explícito, que consistía en mostrar al fiel que
ese era el lugar reservado a la presencia de Cristo. Normalmente eran encargadas por titulares
de patronatos o capellanías, hermanos mayores de hermandades y cofradías, nobles locales
o miembros de la élite eclesiástica. Con ello, no sólo deseaban iluminar ese espacio sagrado,
sino que su nombre fuera reconocido al haber hecho una acción benefactora de esa
envergadura.
El panorama de la producción argéntea de mparas en la primera mitad del seiscientos
fue bastante prolífico en Córdoba y su provincia. Los templos que adquirieron algún ejemplar
o recibieron una de ellas a cuenta de alguna de esas donaciones mencionadas en el párrafo
anterior fueron numerosos. Era también usual que existiera una persona encargada sólo y
exclusivamente de su mantenimiento, del aceite que necesitara y de todos sus cuidados
6
. Un
ejemplo de ello se encuentra en la catedral cordobesa, donde dicha figura quedaba definida
en los estatutos catedralicios
7
. La primera vez que se encarga un ejemplar de plata en Córdoba
será en el siglo XVII para la Capilla de Villaviciosa, precisamente una de las capillas para las
que estaba dedicada una de las dos lámparas que se encargan en este estudio. En 1604 se
pedirá una para la parroquial de Bujalance, que fue terminada en 1625
8
. De 1610 quedó
constancia de la realización de otra para la cofradía del Rosario de Luque
9
, que no se ha
conservado. La congregación del Rosario y de Ánimas de Priego de Córdoba contratará la
suya en 1630
10
, la del Rosario de Córdoba dos años después y el Colegio de la Piedad de
Córdoba para su capilla del Santísimo en 1637
11
. Pero de todas ellas, la realizada por Martín
Sánchez de la Cruz para la catedral cordobesa en 1629 y que pende de su altar mayor será la
más monumental
12
. Los encargados de la realización de ellas serán los plateros más
destacados del momento, como Jerónimo de la Cruz o Pedro nchez de Luque, entre otros.
Algunas de estas piezas documentadas se han conservado, como la de Bujalance
13
o Priego
2
Éxodo, 27, 20-21.
3
López, 2005: 136.
4
Nieto/Moreno, 1993: 155.
5
Se referencian algunos artículos en la bibliografía, destacando los que estudian lámparas de plata y los que
tratan sobre dibujos y plateros del siglo XVII.
6
Las funciones y el significado de las lámparas quedan definidas en: Rivas, 2003: 515-536.
7
Fresnada, 1577: 96-97.
8
Valverde, 1963: 31 y 40; y Ortiz, 1986: 236.
9
Torre, 1983: 103.
10
Torre, 1983: 143.
11
Torre, 1983: 148 y 173.
12
Esta obra ha sido estudiada por diferentes autores, de los que hay que destacar que ya en el año 1946 se
le dedicara el primer artículo monográfico: Nieto/Moreno, 1993: 184-185; Romero, 1946; Valverde, 1973a; y
Ortiz, 1986: 239-240.
13
Existe una lámpara en el actual sagrario que se corresponde con la estética de la primera mitad del siglo
XVII, de la que tanto Ortiz Juárez como Nieto Cumplido y Moreno Cuadro afirman que lleva los punzones de
Simón rez de Tapia, lo que no ha podido ser comprobado ya que en la actualidad dichas marcas han
Contrato y dibujo inédito de unas lámparas de plata para la Catedral de Córdoba
63
de Córdoba; pero otras no. Existen además otras obras no documentadas, que se han
preservado en diferentes localidades cordobesas, como las de la parroquia de Santiago y el
oratorio de Nuestra Señora de la Paz de Montilla, las de la capilla del Santísimo Sacramento
del templo de Nuestra Señora del Soterraño de Aguilar de la Frontera o varias del Sagrario
de Nuestra Señora de la Asunción de Priego de Córdoba.
En un primer estudio se pueden ver claramente que hay ciertas características estructurales
que se repiten. Se componen de una boya con un solo cuerpo y elemento pinjante colgante.
Entre los recursos decorativos destacan los gallones, los óvalos en resalte y las tornapuntas
cinceladas. Las diferencias van a consistir en disponer de más o menos ingredientes
ornamentales, por lo que se pueden encontrar lámparas con abundante ornato, otras donde
se combinan los espacios adornados y sin ellos, y otras mucho más sencillas. El borde suele
ser plano y liso, sobresaliendo de la boya y en él se insertan recursos figurativos o vegetales
horadados de los que parten las cadenas. Tienen eslabones moldurados y rematan en un
manípulo con argolla para colgarla. Este manípulo puede estar más o menos modelado.
Peculiaridades que se pueden ver tanto en la monumental mpara catedralicia como en la
que se estudia en el presente texto, el cual es uno de los ejemplares cordobeses más sencillos
y a la vez elegantes de esta tipología
14
.
El contrato de las lámparas, su dibujo y sus benefactores
El 13 de septiembre de 1639, don Juan de Valderrama
15
, familiar del Santo Oficio
16
, había
firmado su testamento ante Rodrigo de Molina. En dicho otorgamiento se decía que era hijo
de Diego Rodríguez Valderrama y de doña Leonor Ramírez de Velasco, ambos procedentes
de Granada. Una de las disposiciones del documento era que se creara una Obra Pía y que
se destinaran parte de sus bienes al socorro de viudas, huérfanas y pobres
17
. Pero, además,
había otro tipo de preceptos. Entre ellas destaca la orden de realizar dos lámparas de plata,
que debían ser iguales y que iban a ser destinadas una a la capilla de Nuestra Señora de
Villaviciosa y otra a la capilla del Sagrario, ambos sitios ubicados en el interior de la catedral
cordobesa. Don Juan morirá el 27 de octubre de 1639 sin haber visto construidas las
lámparas: D. Juan de Valderrama, familiar del Santo Oficio, vecino de rdoba, hijo de Diego Rodríguez
Valderrama, familiar del Santo Oficio de Granada y doña Leonor Ramírez de Velasco, naturales de
Granada, dispone que se funde una Obra Pía con parte de su patrimonio destinada a socorrer a viudas,
huérfanas y pobres y se digan misas por su alma en diferentes conventos de Córdoba perpetuamente. Del
mismo modo dispone que se hicieran dos lámparas de plata, una para la capilla del Sagrario y otra para la
de Villaviciosa y que se costee el aceite de las mismas perpetuamente”
18
.
En el apartado anterior se destacó el hecho de que este elemento de iluminación era
frecuente que procediera de una donación y que iban destinados a los sagrarios, pero también
a ciertas capillas de renombre, como es este caso. La actual parroquia del Sagrario fue
instaurada como capilla a finales del siglo XVI en otra anterior dedicada al apóstol Santiago,
fundada en 1330 en el ángulo suroeste de la antigua Mezquita. Es un espacio grandioso que
ocupa tres naves de la ampliación de Almanzor
19
y que se la ha llegado a denominar la “capilla
sixtina cordobesa”. Posee este templo interno un gran ajuar litúrgico, aunque no se ha
conservado ninguna lámpara de este período
20
o su ubicación es diferente en la actualidad y
desaparecido, por lo que es muy difícil saber sí esta lámpara es la de Simón Pérez de Tapia o la que en 1625
hizo Pedro Sánchez de Luque. Ortiz, 1986: 249; y Nieto/Moreno, 1993: 186.
14
Romero, 1946: 85-96.
15
Valverde, 2000: 209.
16
El profesor Valverde identificó un Juan Antonio Valderrama, familiar del Santo Oficio en el año 1659,
que era hijo de Antonio y de María del Rosal, hija ésta a su vez de otro familiar del Santo Oficio, Juan del Rosal.
Tenía un hijo Juan Antonio que se llamaba Antonio Valderrama, que también era familiar y cuyo expediente
era el nº 5.170, nº 6.
17
Vázquez, 1987: 195; Nieto/Sánchez, 1981: 100-101.
18
Disposición para la realización de dos lámparas de plata, 13 de septiembre de 1639, Archivo Catedral, Córdoba
(AC), Cuentas, 1639-2642, tomo I, caja 561.
19
Nieto, 1998: 392.
20
Raya/Carrillo, 2012: 500.
María del Amor Rodríguez Miranda
64
no ha podido ser localizada por el momento. Mientras que la de Nuestra Señora de
Villaviciosa pasa por haber sido hasta el año 1607 la capilla mayor. Una vez es consagrada la
Catedral, este lugar se convertirá en un auténtico foco de devoción, debido a la colocación
en su altar mayor de la Virgen de Villaviciosa y a que fue el emplazamiento escogido para
instalar año tras año, el monumento al Jueves Santo
21
. Era normal que nobles y altos cargos
eclesiásticos quisieran enterrarse allí y prodigarla de donaciones.
Las disposiciones de don Juan de Valderrama no se llevaron a cabo inmediatamente y su
Obraa pasó a ser administrada por el propio Cabildo, a cargo de dos de sus miembros, un
canónigo y un racionero, don Juan Pérez Delgado y don Luis de Castillejo. El contrato
definitivo para realizarlas no se firmará hasta la década de los cuarenta, entre los dos
administradores de la Obra Pía por un lado y el platero Gonzalo de Alcántara, por otro.
Pocos datos se conocen aún sobre estos supervisores, salvo que don Luis era natural de
Córdoba, e hijo de Andrés de Castillejo y de doña Marina de Palenzuela. Tenía un hermano
que también era racionero de la Catedral, Antonio de Castillejo. Había hecho carrera
universitaria y llegó a ser notario del Santo Oficio en 1630. Pertenecía a las cofradías de la
Caridad, San Bartolomé, la Consolación y la Sangre
22
. La figura de don Juan Pérez Delgado
permanece aún desconocida, esperando que próximos estudios aporten alguna noticia sobre
él.
En 1642 los apoderados redactaran unos primeros acuerdos, en los que se fijan datos
relacionados con el coste y peso de las obras: “…dichas lámparas ha de tener cuarenta y ocho marcos
de plata de peso poco más o menos y por cada marco, se le ha de dar de hechura tres ducados en moneda de
vellón y porque salga con toda perfección en la conformidad que estaba con los señores diputados, se le han de
dar al dicho Gonzalo de Alcántara ciento y cincuenta reales demás de dicha hechura…”. Se pedía que las
lámparas estuvieran terminadas en julio de dicho año: “…se obligó a hacer las dichas dos lámparas
de plata dentro del mes de julio próximo venidero...”
23
.
El 3 de enero de 1647 se vuelve a redactar otro documento entre el platero Gonzalo de
Alcántara, el canónigo don Juan Pérez Delgado y el racionero de la catedral don Luis de
Castillejo, en el que se puede leer: Sepan cuantos esta carta vieren como en la ciudad de rdoba a
tres días del mes de enero de mil seiscientos y cuarenta y siete años otorgo Gonzalo de Alcántara platero de
esta ciudad en la collación de Santa María que es convenido y concertado con los diputados Juan Pérez
Delgado canónigo y don Luis de Castillejo racionero de la Santa Iglesia de Córdoba como depositarios de las
memorias y Obras Pías que fundó don Juan de Valderrama…, de hacer y dar hechas y acabadas dos
lámparas de plata, la una para el sagrario de la dicha santa iglesia y la otra para la capilla de nuestra señora
de Villaviciosa…”
24
. El documento de protocolos notariales reproduce de nuevo las
condiciones de peso y precio de la misma, quedando estipulado que debía pesar 48 marcos
de plata y que el importe de cada uno ascendía a 3 ducados por cada marco de plata. Del
estudio de los legajos de protocolos y de la catedral, se ha podido establecer el total de toda
la transacción, quedando desligado el coste de la suma de la plata utilizada, de la hechura de
ambas y del montaje. La cuenta final se elevó a s de 11.000 reales de vellón,
correspondiendo 3.445 al metal que se necesitó para su ejecución, 3.840 a la hechura y el
resto al montaje: …montará todo de plata y hechura once mil reales, diéronsele luego conforme al auto de
este día con mil y cuatrocientos y treinta y seis reales y medio en plata y oro, y s cinco mil quinientos y
sesenta y cuatro reales en moneda de vellón con que quedaron pagadas ambas dos lámparas…”
25
.
Junto con el contrato de la lámpara se halla su dibujo (Fig. 1), al que debía ceñirse para su
elaboración: firmado de las dichas partes, donde está dibujada la dicha traza y modelo porque ambas
21
Raya/Carillo, 2012: 453-456.
22
Díaz, 2015: 33.
23
Acuerdo de los apoderados de Juan de Valderrama, 1642, AC, Córdoba, Cuentas, tomo I, caja 561.
24
Documento de entrega de las lámparas, 3 de enero de 1647, Archivo Histórico Provincial, Córdoba (AHPC),
Protocolos, oficio 25, ff. 88 y ss.
25
Coste de la hechura de la lámpara, 1642, AC, Córdoba, Cuentas, 1639-2642, tomo I, caja 561; y el resto de las
disposiciones económicas están en: Documento de entrega de las lámparas, 3 de enero de 1647, AHP, Córdoba,
Protocolos, oficio 25, ff. 3-4.
Contrato y dibujo inédito de unas lámparas de plata para la Catedral de Córdoba
65
lámpara han de ser iguales, del mismo peso, tamaño y hechura…”
26
. El diseño muestra una pieza
compuesta por boya de perfil curvo, del que cuelga elemento pinjante inferior en forma de
pera invertida, con toro abultado y un óvalo en resalte como único recurso decorativo. La
ornamentación central consiste en otro óvalo en resalte rodeado de ces e ingredientes
geométricos, a realizar con labor de repujado y cincelado. El borde superior sobresale de la
zona central y se engalana con gallones abultados. Las argollas de la cadena partían de unos
remates en forma de eses enroscadas. El manípulo tiene forma de plato invertido sobre el
que aparece una pieza circular achatada y argolla circular. El adorno es del mismo tipo, óvalos
y recursos de inspiración geométrica en realce. Estos motivos que aparecen en el manípulo
se pueden ver en los nudos, en los astiles y en las esquinas de los basamentos de otras piezas
que se podría relacionar a este platero o a Antonio de Alcántara, de la misma familia, y con
otras muchas más de la misma época.
Como se ha mencionado, este recurso decorativo recuerda a los botones de esmalte
propios de los basamentos de los ostensorios o cálices, como por ejemplo los del ostensorio
de la parroquia de Nuestra Señora del Soterraño de Aguilar de la Frontera, que el profesor
Moreno Cuadro relaciona con la estética de Antonio de Alcántara
27
. Acomo también se
pueden encontrar en la basa del ostensorio de la parroquia de San Francisco y San Eulogio
26
Papeles pertenecientes a la Obra Pía de don Juan de Valderrama y otros concernientes a ella y a la familia de los
Valderrama, 1647, Córdoba, ACC, Caja 563.
27
Nieto/Moreno, 1993: 174.
Fig. 1. Dibujo. Lámpara. Gonzalo Alcántara.
María del Amor Rodríguez Miranda
66
de la Axerquía de Córdoba
28
, muy posiblemente relacionado también con Antonio de
Alcántara, y con los custodiados en los conventos de Santa Ana y Santa Clara de la localidad
montillana
29
atribuidos a dicho platero. El último de ellos es casi idéntico al del convento del
Císter de rdoba, documentado como de Antonio de Alcántara del año 1666, gracias a la
inscripción que lleva en su borde
30
. Se reproducen de la misma manera en el pie de la custodia
procesional de Cañete de las Torres, efectuada por el cuñado de Antonio de Alcántara, Simón
Pérez de Tapia en 1653, del que recientemente se ha encontrado el documento contractual
31
.
Este componente decorativo no es sólo exclusivo de los ostensorios, sino que también
aparecerá en cruces procesionales, como, por ejemplo, en parte superior de la manzana del
ejemplar de la parroquia de San Andrés de Córdoba, construida antes de 1644 y atribuida a
Antonio de Alcántara
32
. Una de las mparas que cuelgan en la capilla de Nuestro Padre Jesús
Nazareno de la parroquia aguilarense lleva unos botones ovalados similares a los de este
modelo, aunque el resto de la pieza es mucho más elaborado. Fue realizada para la cofradía
del Santísimo Sacramento de la parroquial en el año 1660 por D. Alonso Xil Moreno, según
reza en su inscripción
33
.
Vicisitudes sobre Gonzalo de Alcántara, autor de la obra
El apellido Alcántara fue bastante importante en el mundo de la platería cordobesa
durante casi todo el siglo XVII. Se trata de una saga familiar compuesta por tres generaciones
de plateros, encabezada por Gonzalo de Alcántara, su hijo Antonio, y el descendiente de este
último, Tomás Gonzalo; además de un primo de Antonio, llamado también Gonzalo. Hasta
el momento el más conocido es Antonio, autor de la custodia procesional de Santaella o las
mazas del Ayuntamiento de Bujalance entre otras obras, y Tomás Gonzalo de Alcántara, que
hizo las cruces de plata del Nazareno de Puente Genil
34
y otra que se llevaron los franceses
que pertenecía al Nazareno de Montilla. Con el hallazgo de los documentos aquí estudiados,
se plantean una serie de nuevas incógnitas sobre esta estirpe y se abren nuevas vías de
investigación.
La primera interrogante es precisamente identificar cuál de los dos Gonzalos es el autor
de esta lámpara. Es difícil de resolver, ya que por el momento son escasísimos los datos
encontrados sobre el primero de ellos y ninguno del segundo, salvo una noticia sobre su
existencia que ofreció Valverde Madrid en un resumido artículo publicado en el Diario
Córdoba en el año 1973 sobre Antonio de Alcántara
35
. De las referencias contrastadas
documentalmente, se conoce que Gonzalo de Alcántara padre- vivió en la collación de
Santiago, donde bautiza a su hijo Antonio en 1619
36
y que en fecha no conocida aún se
traslada a la calle Pozo de Cueto del barrio de la Catedral, donde aparece en los padrones
municipales a partir de 1640
37
. Tanto su hijo como su nieto residieron en la collación de Santa
María. Según los legajos estudiados en este artículo, el autor de esta mpara vivía en el año
1647 en la collación de Santa María. Ocupará cargos importantes dentro de la institución
gremial. En 1623 aparece como uno de los seises, en 1632 como maestro aprobador, en 1634
y 1635 como veedor y, por último, en 1643 como alcalde
38
. Tuvo obrador abierto en el que
aceptó el 3 de febrero de 1620 a Juan Ruiz, hijo de Benito Ruiz, como aprendiz del oficio de
platero
39
.
28
Rodríguez, 2002: 142-141.
29
Rodríguez, 2011: 220-223.
30
Dabrio, 1986: 110-111.
31
Rodríguez, 2007: 69-70.
32
Rodríguez, 2016: 93-94.
33
Ortiz, 1981: 68.
34
Rivas, 2015: 486-187.
35
Valverde, 1973b: 23.
36
Ibídem.
37
Censo de Padrones, 1640, Archivo Municipal, Córdoba (AM), barrio de la Catedral, f. 3.
38
Libro primero de cabildos, 1643, AM, Córdoba, Plateros, 1591-1786, ff. 13v, 16v, 17, 17v y 19v.
39
Aceptación de un aprendiz en el obrador, 3 de febrero de 1620, AHP, Córdoba, Protocolos, oficio 4, tomo 77,
f. 128.
Contrato y dibujo inédito de unas lámparas de plata para la Catedral de Córdoba
67
Su marca o punzón no es conocido. Se conserva un ostensorio en el santuario de Nuestra
Señora de la Sierra de Cabra, que lleva una marca ALcAN/TARA, fechado en la primera
mitad del siglo XVII o el segundo cuarto de siglo, del que Ortiz Juárez dice que va
acompañado del punzón de Simón de Tapia, sin poder identificar a qué Alcántara
pertenece
40
. Tapia no es contraste hasta 1655, por lo que se acerca a la fecha del contrato
aquí estudiado, 1647 y podría pensarse en la posibilidad de que fuera el mismo platero.
No se conocen obras documentadas de Gonzalo de Alcántara, salvo la lámpara aquí
estudiada y otro contrato para la realización de unos candelabros y una cruz, cuyo destino
iba a ser la Capilla de Ánimas, conocida como la capilla del Inca Garcilaso, fechado el 31 de
marzo de 1631
41
. De su hijo Antonio también van a ser muy pocas las totalmente
identificadas, y muchas las que le son atribuidas. Ya se ha mencionado anteriormente la
custodia del monasterio del Císter de rdoba fechada en 1666 y otra más, asignada que se
encuentra en la parroquia de San Bartolomé de Espejo
42
.
Hace poco pudo ser identificada la única pieza conservada con relación documental. Se
trata de una cruz procesional que se halla en la parroquia de Nuestra Señora del Soterraño
de Aguilar de la Frontera. La profesora Dabrio González atribuyó a Juan Bautista de Herrera
una cruz gracias a un documento contractual de la sección de protocolos del Archivo
Histórico Provincial de Córdoba, realizada en 1614 y la comparaba con otra que se halla en
el convento de Santa Marta de la capital, con la que hallaba similitudes, pero también notables
diferencias
43
. Esa misma obra fue estudiada algo después, en 2016, y gracias a una carta de
pago, fue relacionada con Gonzalo de Alcántara, platero de Córdoba, al que se le habrían
abonado 293 reales por su ejecución
44
. Esto podría dar lugar a confusiones si no fuera porque
en la parroquia aguilarense se encuentran dos cruces procesionales del mismo momento, con
parecidos y desigualdades. El estudio profundo de las características ornamentales de
Alcántara, gracias al dibujo de la mpara de este artículo, pone en evidencia la enorme
proximidad que existe entre la cruz atribuida a Gonzalo en 2016 y la pieza aquí estudiada;
esta misma comparación, acerca más la otra cruz existente en dicho templo y aún sin publicar
con la que Dabrio González muestra del convento de Santa Marta de Córdoba, que esta
profesora dice que realizó Antonio de Alcántara.
Lejos estamos aún de poder establecer un recorrido artístico por las obras de Gonzalo de
Alcántara, pero esperemos que próximas investigaciones aporten más luz al mismo y se
pueda estudiar esta figura, cuáles fueron sus principales creaciones y sus características.
40
Para Ortiz Juárez, esta marca es anterior a la que utilizará Antonio de Alcántara, por lo que pudiera ser la
de Gonzalo. Ortiz, 1980: 81.
41
Contrato para unos candelabros y una cruz, 31 de marzo de 1631, AHP, Córdoba, Protocolos, oficio 29, tomo
50, ff. 363v-366.
42
Moreno, 2006: 127.
43
Dabrio, 2011: 172-174.
44
Rodríguez, 2016: 6-7.
María del Amor Rodríguez Miranda
68
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