Carlos Maura Alarcón y Antonio de la Cruz Sastre
Germán- en cuya decoración se trabajó una vez ubicadas en su destino, tal y como recoge
un testigo de excepción, el dominico padre Labat, en relación con un anecdótico suceso con
el escudo de Francia13.
Fray Pablo, según su compañero Isidoro de Sevilla, solo pudo ver en Cádiz la efigie de la
Virgen, que fue lo primero que se remitió, antes de su muerte acaecida en noviembre de
169414. Tras el óbito, debieron llegar entre noviembre de ese año y abril de 1695 la columna
y demás elementos marmóreos, ya que en el cabildo municipal del 14 de dicho mes y año se
dejó escrito que, por una parte, los diputados de la obra no tenían ningún inconveniente para
su erección en el sitio dispuesto y, por otra, don Ignacio de Henestrosa refirió que el guardián
del convento de capuchinos fray José de Sevilla y fray Félix de Aramayona, a quien estaba
cometida la obra por muerte de fray Pablo, le habían ido a ver para que “se dispusiesse quanto
antes [el triunfo] por el daño que las piezas de mármol que están delante del dho Combento
reciven de los muchachos”15. El mismo Ignacio de Henestrosa, quizás por dejación de los
diputados, fue a reconocer la obra, y manifestó en el dicho cabildo que a las cinco varas que
se habían pedido originalmente había que añadir tres más, “para unas barandas de fierro que
las an de rodear, y en cuyas espigas a trechos se an de poner faroles que alumbren a nra Sra
y no ser de embarazo para que tres o quatro coches puedan pasar juntos por ambos lados
para las hermitas de sta Cathalina y sn Sebastián”. Sobre la colocación de la misma, declaró
él mismo que “la Sta Ymagen de nra Sra fue de parecer se colocasse mirando a esta ciudad,
y de la misma forma en el Pedestal su escudo de Armas, y que el de la religión mirase al
Combento, y en los otros dos las Piedras referidas a la parte de la mar la del Capuchino de
rodillas, y al contrario la del escudo de sto Domingo, que la Sta Cruz se ponga al reverso de
la Sta Ymagen de nra Sra y mirando al dho Combento, de forma que aunque la Columna que
tiene cinco baras y tercia de alto está puesta sobre dho Pedestal como biene dispuesto,
descubran los brazos los que fueren a dho combento respecto de que el Árbol lo oculta lo
grueso de la Columna y que es desensia no puede estar de otra manera”.
El 29 de mayo de dicho año, festividad de la Trinidad, el deán de la Catedral, Pedro
Barroso del Pozo, bendecía solemnemente el triunfo, “y aviendo llegado el día señalado -nos
cuenta fray Isidoro- se hizo la función con gravísima solemnidad, assistiendo todo el Cavildo
pleno, nuestra Capuchina comunidad, y crecida confusa multitud de gente, haciéndola
gustosa, ya la sonora diestríssima música de la insigne Cathedral, que con acordes acentos
cantó el Te Deum laudamos, y las Letanías de la Puríssima Reyna, ya el ruidoso festivo
estruendo de muchos fuegos artificiales que, cometas de los vientos, giraron la región toda”16.
Desde su erección, mucha debió ser verdaderamente la devoción adquirida por la Virgen,
pues no solo el obispo José de Barcia y Zambrana le regaló, para guardarlas en su pecho,
hasta dieciséis reliquias, sino que el cabildo municipal, en sesión del 27 de agosto de 1696,
aceptó el patronato sobre “el Santuario de Nuestra Señora del Triunfo”, como pasó a
denominarse tanto la Inmaculada como el espacio circundante17.
Pero más allá del triunfo en sí, la reja se erigió en su posterior tema de preocupación, ya
que, tras la reja de hierro que en primer lugar se le construyó, fray Félix de Aramayona pide
dinero con el objetivo de traerle otra de mármol de Génova, de lo que queda constancia en
los cabildos municipales del 23 de julio de 1695, 27 de agosto de 1696 y 18 de diciembre de
169818. Esta reja tuvo de costo 957 pesos escudos -casi el doble que el triunfo-, en los que se
13 Labat, 2007: 100-102.
14 Fray Isidoro de Sevilla, 1702: 289-290.
15 Actas capitulares del año 1695, AHMC, sección Actas capitulares, lib. 10.051, ff. 378r-378v.
16 Fray Isidoro de Sevilla, 1702: 292.
17 Sobre la donación de las reliquias véase Fray Isidoro de Sevilla, 1702: 297. Después, siguiendo
seguramente este texto: de Castro, 1859: 62. La decisión de nombrarla por patrona, tras ofrecimiento del
guardián del convento de Capuchinos fray Félix de Aramayona, se puede encontrar en: Actas capitulares
del año 1696, AHMC, sección Actas capitulares, lib. 10.052, ff. 304r-305v.
18 Actas capitulares del año 1695, AHMC, sección Actas capitulares, lib. 10.051, ff. 378r. Actas
capitulares del año 1696, AHMC, sección Actas capitulares, lib. 10.052, ff. 305r. Actas capitulares del año
1698, AHMC, sección Actas capitulares, lib. 10.054, ff. 367r-367v.
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