Mujer, sustantivo que llega a adquirir la categoría de adjetivo si tenemos en cuenta que,
además, es un título que históricamente se ha ido delimitando de forma constante para definir
y encauzar los comportamientos del sexo femenino. La mujer debe ser así, y si no lo es, es
que el mal se ha apoderado de ella. Bornay parte de Lilith para crear este árbol genealógico
de mujeres perversas que han llevado un recorrido paralelo en la historia. En la introducción
del libro, dejará claro el contexto social en el que nace esta denominación de la mujer fatal y
nos aclarará conceptos como el de la hipocresía social, la moral, la misoginia e incluso cómo
se refleja en la sociedad el nacimiento de los movimientos feministas, que pusieron en
cuestionamiento la naturaleza del sexo femenino.
Encontrar a la mujer al margen de su papel maternal y conyugal puso en entredicho todo
lo que hasta entonces se había construido. Aparece así el miedo y la ansiedad ante esta nueva
mujer, que ya no solo se podía ver en personajes históricos o mitológicos, sino que ahora se
materializaba en mujeres reales que convivían entre la sociedad. El temor ante que este
cambio se extendiera y se hiciese poderoso, rompió los esquemas que marcaban la jerarquía
social, cosa que condujo a la aparición de la filosofía antifeminista, fruto de la desconfianza.
El arte reinterpretó todo esto y, bajo el disfraz de una iconografía basada en los personajes
históricos de mujeres fatales, consolidó el legado de la más amplia representación de las
mujeres, aunque como ya digo, disfrazadas de estereotipos iconográficos, igual que ocurrió
con el desnudo en el Renacimiento.
Erika Bornay divide su libro en tres partes diferenciadas, lo cual convierte esta pequeña
enciclopedia de iconografía de la femme fatale, en una obra bastante didáctica. Su claridad a la
hora de exponer y diferenciar cada uno de los temas que aborda, sitúa a este ejemplar como
uno de los must para cualquiera que necesite aprender desde cualquier nivel, o como recurso
de consulta una vez trabajado el contenido. La autora es capaz de separar los contextos
históricos, las corrientes pictóricas y las referencias iconográficas de una forma tan ligera, que
la lectura de sus páginas es realmente fluida. Aunque esta característica del libro no es de
extrañar, ya que Bornay es una apuesta segura si quieres leer sobre la mujer en el arte. Leyendo
Las hijas de Lilith, tenemos el placer de disfrutar de los escritos de una historiadora del arte
especializada en la investigación de la iconografía de la mujer en el arte; que además, recibió
el premio MAV (Asociación de Mujeres en las Artes Visuales) como mejor teórica - crítica
en el año 2013.
En la primera parte de la obra de Erika Bornay, la historiadora nos pondrá al día sobre
Lilith y cómo a partir de ella se va a ir desencadenando todo un entramado de conductas y
sus correspondientes respuestas. A lo largo de siete interesantes capítulos profundizaremos
sobre esa construcción de supremacía masculina frente a la femenina, para dar paso
posteriormente a la segunda parte de Las hijas de Lilith, en el que conoceremos los principales
estilos que comenzaron a definir ese lenguaje iconográfico que adaptará la personalidad de
la femme fatale en las artes plásticas. Bornay nos hablará tanto de prerrafaelitas, como de
simbolistas, Art Nouveau y literatos dentro del esteticismo y el decadentismo. Estos capítulos
suponen una breve explicación de los movimientos artísticos que sentarán las bases de estas
representaciones femeninas, al mismo tiempo que una brillante introducción a la siguiente
parte del libro: la imagen.
Es quizá esta parte de la obra, la más llamativa, puesto que encontramos numerosas
imágenes de obras, en su mayoría pictóricas, escogidas con especial delicadeza y expuestas
con una edición inmejorable. Estas, como ya destacamos anteriormente, están además muy
delimitadas y ordenadas, de manera que es muy fácil acudir a este libro para realizar consultas.
Entre sus quince capítulos, podemos encontrar temas tan controvertidos como el culto a las
niñas púberes, la misoginia o las cortesanas y prostitutas; y también un repaso por todas las mujeres
que protagonizan algún personaje representativo de la mujer fatal. Así, por ejemplo, en el
capítulo dedicado a los personajes bíblicos, encontraremos breves monografías de Eva,
Salomé, Judit y Dalila, con sus correspondientes referencias artísticas. Igual ocurre con los
personajes literarios o los personajes históricos.