Conclusiones
La iglesia de la Compañía de Jesús de Tunja, como muchas de las de la provincia del
Nuevo Reino de Granada, no estaba totalmente terminada al momento de la expulsión de
los jesuitas de los dominios de la Monarquía Hispánica en 1767. Esto implicó el cambio de
uso del templo y de su colegio-noviciado, convertido a partir de 1778 en convento-hospital,
administrado por los hospitalarios de san Juan de Dios, momento a partir del cual se inició
la dispersión y desaparición de altares, pinturas y esculturas.
El templo se construye lentamente en la primera casa comprada, al interior de la cuadra,
poco a poco, iniciando con el altar de los Dolores, que contenía las reliquias de os mártires
que derramaron su sangre para extender el Nombre de Jesús en el mundo, el de la visión de
Storta y el altar mayor, terminando con la fachada sobre la calle a mediados del siglo XVIII,
donde se encuentra la clave del programa iconográfico jesuita en la portada y la torre.
El programa sirvió de escenografía para los Ejercicios Espirituales de Ignacio de Loyola,
fundador de la Compañía, en un templo que sirvió al colegio-noviciado de la provincia, que
tuvo siempre una función pedagógica y en las cofradías de indios, negros y españoles, una
función evangelizadora.
El programa se puede resumir a través de las obras mencionadas en las fuentes jesuitas y
hospitalarias en dos partes: La primera, relacionada con la vida de Jesús, usadas tanto para
los Ejercicios como en las labores de las cofradías. Entre ellos, está la Circuncisión, es decir, el
momento en que el niño Jesús adquiere su nombre y derrama su premonitoria primera
sangre, con la presencia de la Virgen y san José, además de la advocación de Loreto, vinculada
a la santa casa en que nació, recibió la Anunciación y vivió con Jesús y san José, la Virgen
María. La casa trasladada de Nazaret a Tarseto, transportada por ángeles según la leyenda, a
Loreto, encomendada su cuidado por el papa a los jesuitas y relacionada en la iglesia con la
torre y la clave de la portada, un resumen del espíritu tridentino de esta iglesia pedagógica.
El templo jesuita contiene importantes imágenes y altares relacionados con La Pasión de
Cristo, como la Magdalena, los apóstoles y los evangelistas y la Dolorosa y elementos
asociados y usados en celebraciones religiosas como la Semana Santa, como lo son el Lignum
Crucis y el sudario de Visanzón. La importancia de la vida de Jesús deriva en la de la
Compañía, que lleva su nombre, así están representados los santos jesuitas, Ignacio,
Francisco Javier, Estanislao Kotska y Francisco de Borja, patrón jurado de Tunja y Santafé
contra los temblores, a lo que se suma la Trinidad en la visión de Storta, bautismo de la propia
orden e imagen central del programa iconográfico.
Una segunda parte la componen los elementos relacionados con la función tridentina y
barroca de la Compañía. En esta, aparecen primero las reliquias de los santos y vírgenes
mártires, el elogio del martirio de santos adoptados por la Compañía como San Cayetano,
San Bartolomé o San Antonio de Padua. Así mismo, la exaltación de la Eucaristía, tanto al
interior del templo como en la portada (uvas y trigo) y, por supuesto, los arcángeles, los
ángeles y los querubines, también promovidos por Trento.