Ucoarte. Revista de Teoría e Historia del Arte, 11, 2022, pp. 182-196, ISSN: 2255-1905
DIARIO DE VIAJE. LA INSERCIÓN DE LA ARTISTA
CUBANOAMERICANA NEREIDA GARCÍA FERRAZ
EN EL CIRCUITO ARTÍSTICO DE CUBA
LARITZA SUÁREZ DEL VILLAR
Universidad de las Artes (La Habana, Cuba)
Fecha de recepción: 05/09/2022
Fecha de aceptación: 14/07/2022
Resumen
La presente investigación aborda el proceso de inserción en el circuito cultural de Cuba
de la artista cubanoamericana Nereida García Ferraz al retornar a su país de origen. La
metodología implementada es multidisciplinar, discurre en campos de la sociología,
historia, semiótica y la recepción para investigar con mayor énfasis su exposición
personal en Casa de las Américas, Marcando el tiempo (2017), al considerarse este hecho
artístico un paso contundente en el proceso de inserción de la artista por contener,
circular y socializar su obra. Gran parte de las obras son autorreferenciales, reflexionan
sobre la experiencia traumática del proceso migratorio de la artista y sobre su identidad
híbrida. Su producción artística, a pesar de ser expuesta en un escenario de proyección
nacional e internacional, no se encuentra abordada en ningún artículo en prensa y
revistas nacionales.
Palabras clave
Arte; migración; inserción; identidad; memoria.
TRAVEL DIARY. THE INSERTION OF THE CUBAN-AMERICAN ARTIST
NEREIDA GARCÍA FERRAZ IN THE ARTISTIC CIRCUIT OF CUBA.
Abstract
This research addresses the process of insertion in the Cuban cultural circuit of the
Cuban-American artist Nereida García Ferraz upon her return to her country of origin.
The methodology implemented is multidisciplinary, it runs in fields of sociology,
history, semiotics and reception to investigate with greater emphasis her personal
exhibition in Casa de las Américas, Marcando el tiempo (2017), as this artistic fact is
considered a forceful step in the process of insertion of the artist for containing,
circulating and socializing her work. Most of the works are self-referential, reflecting on
the traumatic experience of the artist's migratory process and on her hybrid identity. His
artistic production, in spite of being exhibited on a national and international stage, is
not addressed in any article in the national press and magazines.
Keywords
Art; migration; insertion; identify; memory.
Diario de viaje
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Introducción
En los últimos años de la década del 90’ e inicios de la actual centuria en Cuba se aprecia
un aumento cuantitativamente significativo de la presencia en el panorama artístico nacional
de cubanos crecidos y formados como artistas en el extranjero. Desde entonces comienza a
prevalecer el contacto de los artistas cubanos residentes en el extranjero con entidades
culturales de la Isla.
Una vía que demuestra el trabajo en conjunto artista cubano emigrado-institución
nacional y significa un paso contundente en el proceso de inserción en el circuito artístico de
Cuba es la realización de exposiciones de arte, ya que es el hecho por excelencia de la
visibilización de la poética discursiva del artista y medio de circulación y socialización de las
artes visuales. El reconocimiento del acontecimiento artístico y del artista será susceptible al
compromiso de la institución de respetar y cumplir las etapas de gestión, producción, puesta
en escena y documentación y recepción de la exposición. En este sentido destaca dentro del
entramado de instituciones cubanas Casa de las Américas.
Este último centro nació en el año 1959 como expresión de las ideas culturales y la visión
regional que traía consigo el nuevo proceso revolucionario. En su labor ha estado explícita
la voluntad de tender puentes que logren reconocer no sólo a los artistas radicados en sus
lugares de origen sino también a las diásporas latinoamericanas y caribeñas. El trabajo con la
producción de la migración cubana se ha manifestado en el recinto a partir de la inclusión en
su programa de exposiciones, las ejecutadas por los artistas cubanos emigrados y formados
en el extranjero. Hasta el momento de concluida la investigación, la última de estas
exposiciones registradas en Casa de las Américas fue la de la artista cubanoamericana Nereida
García Ferraz (1954), quien inauguró en el año 2017 el hecho artístico contundente de su
inserción en el panorama cultural cubano.
La exposición forma parte de las analizadas en la tesis de grado Regreso a Casa de los hijos
ausentes, cuyo tema fue las exposiciones de artistas cubanos residentes en el extranjero
realizadas en Casa de las Américas y su importancia en el panorama contemporáneo de la
cultura cubana. Los antecedentes de esta investigación son escasos. A grandes rasgos, los
referentes más cercanos son la tesis de maestría Alas para el pensamiento, raíces en el corazón.
Migración y artes plásticas en Cuba; una aproximación a sus estudios durante los siglos XIX y XX (hasta
1989) de la profesora de la Universidad de La Habana Odette Bello y los sondeos hechos
por Joel Leyva Hernández -graduado en la licenciatura de Historia del Arte en el año 2017-
en su trabajo de curso Las exposiciones de creadores cubanos radicados fuera del país, realizadas en Cuba
durante el período comprendido entre 2000 y 2015. En la primera investigación se hace un análisis
de la presencia de las migraciones y su impacto en la historia de las artes plásticas en Cuba,
que ayudó a comprender la influencia de las migraciones en el desarrollo del arte cubano,
mientras que el informe realiza un primer levantamiento de datos sobre algunas exposiciones
de artistas cubanos emigrados en tres instituciones importantes del sistema artístico, dentro
de ellas Casa de las Américas.
Con la información investigada y reorganizada se conforma el presente artículo, cuyo
objeto de estudio es la inserción de la obra de arte de la cubanoamericana Nereida García
Ferraz (1954) en el panorama artístico de Cuba con la exposición Marcando el tiempo concebida
en Casa de las Américas (2017). Había que entender entonces cuáles fueron las circunstancias
artísticas y extra-artísticas que propiciaron la realización de la exposición de la artista cubana
emigrada en Casa de las Américas, cómo se construyó el discurso curatorial de manera
conceptual y práctica, cómo fue el diálogo entre la artista y la institución y qué repercusión
ha tenido la presencia de la artista cubanoamericana en el panorama del arte contemporáneo
de la Isla, todas esas indagaciones surgen porque se deduce que Nereida García Ferraz en
colaboración con Casa de las Américas, apuntaló su proceso de inserción en el circuito de las
artes visuales en Cuba a través de la inauguración de su primera exposición personal en la
institución.
Tal hipótesis remite primeramente a determinar los factores artísticos y extra-artísticos
que han propiciado la realización de la exposición de la artista emigrada en Casa de las
Laritza Suárez del Villar
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Américas. Se hizo necesario entonces el método histórico-lógico para el estudio del contexto
socio-económico y político que caracterizó al fenómeno migratorio cubano en el momento
en que emigró la artista y los factores que condicionaron su retorno físico y artístico en Cuba.
Para analizar el hecho artístico desde la gestión, puesta en escena y discurso visual se
implementó la semiótica y el método iconográfico-iconológico, los cuales fueron importantes
para adentrarse en los mensajes más íntimos y en las pretensiones personales intrínsecamente
aludidas en las obras realizadas por García Ferraz en su tierra natal. Tambn se aplicó la
observación crítico-valorativa y la teoría de la recepción para valorar la repercusión de la
presencia de la artista emigrada en el entorno artístico cubano a través de la recepción crítica
y especializada, y la presencia de otros eventos que hayan contado con la participación de la
artista. La metodología esgrimida responde a garantizar el cumplimento de los objetivos
propuestos para el abordaje del proceso de reinserción en el entramado artístico nacional de
una artista formada en Cuba y residente en el extranjero.
Cuando la vida se convirtió en memoria de un diario de viaje
Nereida García Ferraz caracteriza su práctica artística “como un instante reluciente para
meditar en las circunstancias históricas y familiares que de cierta forma me obligaron a
reconocer el tiempo presente como algo que será pronto memoria, una marca, un asidero al
caldero de la consciencia”
1
.
Su obra artística está sustentada por la retrospectiva y la introspección de las emociones
más íntimas afloradas por ciertas circunstancias vivenciales. La artista (1954) nació en La
Habana, Cuba y emigró siendo una adolescente, a los 16 años de edad, hacia los Estados
Unidos. Desde los inicios de erigido el proceso revolucionario, la familia de la artista, y con
mayor agudeza su padre deseaba radicarse fuera del país, motivado por el temor a la
radicalización de la Revolución al comunismo (García-Ferraz, entrevista personal, 12 de
febrero de 2020).
Su padre simpatizaba con el Movimiento 26 de Julio, pero en 1961 fue uno de los no
pocos que consideraron irreconocibles sus intereses con el carácter socialista de Cuba y otras
medidas revolucionarias declaradas por el líder de la Revolución Fidel Castro
2
. Desde aquel
entonces la familia realizó sus pasaportes para emigrar cuanto antes, sin embargo, esa
intención demoró en cumplirse.
Todos los años la madre de la artista hacía y deshacía las maletas del viaje, porque los años
transcurrían y tanto Nereida García y sus hermanas iban creciendo en la Isla
3
. García Ferraz
vivió cada día, mes y año en Cuba como si fuera la última vez que volviera a ver el panorama
insular. El sentimiento de inseguridad que constantemente generaba en ella la posibilidad
incierta de la partida, la condujo a no comprometerse, no enamorarse, no poder echar raíces.
Optó por mirar detalladamente cuando jugaba o paseaba para no olvidar
4
, para retener en el
tiempo el paisaje de su adolescencia.
Así sucedieron 10 años en Cuba hasta que en 1971 la migración del núcleo familiar García-
Ferraz se concretó, pero de manera fragmentada. Primero emigró ella, Nereida, junto con
dos hermanas y su padre, después su madre con la hermana menor de la artista, quedándose
sólo en Cuba sus abuelos y tíos por vía materna. Los primeros años de su estancia en Estados
Unidos fueron específicamente en Chicago. Su nueva realidad ninguna relación guardaba con
la dejada atrás en Cuba, sin embargo, mantuvo ciertos hábitos y costumbres engendrados
desde su tierra natal que le dieron la base para seguir siendo una excelente estudiante, a pesar
de empezar a trabajar tempranamente para suplir las necesidades económicas.
1
García, Nereida (2017): "Marcando el tiempo" se titula la expo de Nereida García Ferraz en este IV
Coloquio”. En: <http://www.laventana.casa.cult.cu> [16 de marzo de 2018].
2
Brismat, s.f: 152.
3
García, Acerca de la exposición Marcando el tiempo, 2020.
4
García, Nereida (2017): "Marcando el tiempo" se titula la expo de Nereida García Ferraz en este IV
Coloquio”. En: <http://www.laventana.casa.cult.cu> [16 de marzo de 2018].
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La formación académica en Cuba de Nereida García, basada en el constante estudio y
sistematización, y el deseo por convertirse en una profesional confluyeron como factores
sintomáticos para obtener una beca que cubrió su matrícula en 1976 en el Instituto de Arte
de Chicago, lugar donde había estudiado años atrás el célebre artista cubano Raúl Martínez.
La escuela que había aceptado su portafolio era uno de los centros del arte más prestigiosos
y un lugar de descubrimiento para Nereida. En entrevista realizada a la artista declara que “la
escuela de arte fue un proceso de recobrar, a través de la memoria, a través de las fotografías,
mi ser; un poco armar las piezas de quien iba a ser yo o quien era yo (…)”
5
.
Se puede presumir entonces que el origen y los valores inculcados por su familia en Cuba,
ayudaron de cierto modo a su integración en la sociedad estadounidense y a identificarse con
el nuevo grupo de pertenencia: los cubanoamericanos. La transculturación inoculó a la artista,
para poseer una identidad bicultural, que dialoga tanto con la nacionalidad cubana, como la
norteamericana. La condición de cubanoamericana que adquirió reafirma, a decir por el
politólogo cubano Jesús Arboleya, “las raíces culturales cubanas en la medida en que son
estas las que les aseguran un espacio distintivo dentro de la sociedad norteamericana, pero al
mismo tiempo las transforma y da origen a una nueva manera de expresarse esa nacionalidad
(…)”
6
Travesía de regreso
La artista cubanoamericana Nereida García Ferraz una vez graduada del instituto realizó
una de sus primeras exhibiciones en Chicago, donde coincidió con la poeta también
perteneciente a la comunidad cubana Lourdes Casal (líder del movimiento de emigrados
cubanos que buscaba acercamientos con Cuba). Nereida García y Lourdes Casal una vez
presentadas se hicieron amigas. En sus conversaciones era muy recurrente el tema del
retorno. Había deseos por regresar a las raíces y expectativas a su realización, pues en aquel
entonces, 1978, el gobierno cubano convocó a lo que se conoció como Diálogo con figuras
representativas de la comunidad cubana en el exterior.
De aquella reunión surgieron transformaciones en la política migratoria cubana y en el
tratamiento de los emigrados. Los gobiernos cubano y estadounidense aceptaron la visita de
los migrados a su país natal. Según declara Jesús Arboleya (2015): “Más de cien mil emigrados
viajaron a Cuba en 1979, alrededor del 12 % de la población de origen cubano de entonces
(…)”
7
.
La artista fue una de los cubanoamericanos que hicieron realidad su anhelo en aquella
oportunidad. Lo que en su adolescencia parecía un nunca regresar dejó de serlo 8 años
después. Nereida García ya formada como artista visual y con una carrera en el mundo de la
fotografía y la plástica, viajó a Cuba y se reencontró con su abuela, su familia materna, el
paisaje cubano y su cotidianidad.
Desde ese momento su vida consiste en ir y venir, una migración circular que ha sido muy
nutritiva para su producción artística. Actualmente la creadora reside en Miami, trabaja en el
Museo de Arte de Miami en un programa relacionado con el diseño urbanístico y la
arquitectura, pero pasa estancias temporales y seguidas en Cuba. La artista cubanoamericana
encontró una variante a la condición de migrante que le impuso su familia, la de ser
transmigrante. Al crear voluntariamente campos sociales que unen su país de origen y
destino, García-Ferraz manifestó una transnacionalidad que sobrepasa las fronteras para
mantener incluso relaciones artísticas perdurables en el tiempo. Es por ello que su
producción artística se ha inspirado en el aquí y en el allá. Los dos recintos: su origen y su
residencia de hoy, forman parte de ella, la han configurado como ente social y artista
trasnacional o transmigrante.
5
García, Acerca de la exposición Marcando el tiempo, 2020.
6
Arboleya, 2015: 80.
7
Arboleya, 2015: 45.
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Desde el punto de vista cultural sus incipientes inserciones en el sector artístico de Cuba
empezaron con la realización de pequeños talleres sobre género e identidad en bibliotecas de
barrios habaneros en el 2014. Al año siguiente ocurrió el primer vínculo con las instituciones
cubanas con su participación en la colateral Detrás del Muro en la XII Bienal de La Habana
(2015), a través de Cuerpo, Género, Ritual y Tierra, un proyecto reflexivo en torno a la identidad
truncada y de homenaje a quien había sido su amiga, la artista fallecida Ana Mendieta (Fig.
1). Nereida García Ferraz se siente identificada con las obras ejecutadas por Mendieta, pues
tanto ella como la otra artista intentan reconectar con sus raíces, regresar a su tierra mediante
la reproducción de la silueta de su amiga con hojas de yagrumas en el piso del Centro
Hispanoamericano de Cultura.
La obra de Nereida García Ferraz conocida en Cuba era no más que sus proyectos
homenajes, por tanto, no se puede hablar de una contundente inserción de su producción
artística hasta el surgimiento de su muestra personal en Casa de las Américas. La artista
pertenece a la comunidad de emigrados en el país norteño que busca cercanías con sus raíces,
propósito en estrecha relación con el objetivo del Programa de Estudios sobre Latinos en
los Estados Unidos de Casa de las Américas, de crear vínculos con y entre los emigrados del
Caribe y América Latina en los Estados Unidos. El programa propicia la sistematización de
investigaciones sobre las problemáticas sociales, la construcción de la identidad, el
transnacionalismo y la creación literaria y artística, a partir de su exposición y debate en los
coloquios que tienen lugar en la institución cubana desde el 2011 y cada dos años.
En los días del 16 al 18 de octubre de 2017 se realizó el IV Coloquio Internacional sobre
Latinos en los Estados Unidos para abordar y debatir sobre la socialización de latinos en
dicho país. La premisa fundamental del encuentro fue analizada en distintos paneles de
debates que trataron varios ejes relacionados con las maneras de socialización que practican
los latinos en Norteamérica, como por ejemplo los movimientos sociales, la educación, la
literatura y la creación artística. Las ponencias y diálogos del día de la inauguración del
coloquio, se acompañaron de la exposición personal de la artista cubanoamericana Nereida
García Ferraz, la primera en territorio nacional.
Fig. 1. Silueta de Ana Mendieta con hojas de yagrumas, 2015.
Fuente: www.nereydagarciaferraz.com.
Diario de viaje
Persistencia de los recuerdos
García Ferraz creó un proyecto artístico y curatorial cuyo propósito era reflexionar sobre
la persistencia de la memoria y la supresión del olvido. Sobre las distintas maneras de medir
el tiempo transcurrido, “de cómo somos capaces de dejar una huella o de lograr que alguien
nos recuerde”
8
, he ahí la razón del título de la exposición Marcando el tiempo y de su presencia
en Casa de las Américas.
Según ha declarado la artista, exponer en la institución fue un hecho que se encuentra
dentro del concepto de la muestra. Casa de las Américas, uno de los primeros logros del
proceso revolucionario que marcó la nueva etapa de la historia de Cuba; ahora estaba
imprimiendo la presencia de Nereida García en la Isla y dentro de la cultura cubana mediante
la organización de un proyecto artístico en su espacio.
Las pinturas y los dibujos de la muestra son formas también de marcar el tiempo,
representan pautas temporales en la vida o historia personal de la artista. La mayoría de las
obras que integran el repertorio son dibujos que la creadora realizó en Cuba para esta
exposición. Son piezas autobiográficas, referencias a sucesos o familiares. También trajo de
su estudio en Miami fotografías y pinturas que realizó en momentos de espera, de
reminiscencias o que reflejan el paso del tiempo.
La exposición estuvo conformada por el aquí y el allá, quizás por ello se contó con obras
cuyos títulos eran en español y en inglés. El bilingüismo de las obras evidencia la dinámica
de trabajo transnacional de la artista. Nereida García se siente parte de las dos orillas (Estados
Unidos-Cuba), su producción artística la considera híbrida y resultado de sus vivencias. Es
por ello que cada pieza de la exposición posee un trasfondo anecdótico, lo que vendría siendo
un marco social de la memoria -
término acuñado por el sociólogo
francés Maurice Halbwachs-, si se
toma a las piezas de la exposición
como fragmentos mentales
reminiscentes, fruto de la interacción
específica con la familia o con el
espacio-tiempo, a modo general.
Para empezar, la primera obra con
la que se contó, de la serie New Works,
constituía un conjunto de 20
pequeños paneles o módulos
colocados 5 en cada una de las 4
repisas de madera, ya que la artista
trabaja comúnmente con este tipo de
soporte de lienzo en cartón, al
considerarlo manuable, poco pesado
y transportable, en fin, ideal para sus
constantes traslados de un lugar a
otro. La cantidad de módulos
presentados en estantes parecían
piezas de un rompecabezas, con la
diferencia de que la ubicación de las
obras varía en cada emplazamiento,
no hay una ecuación o configuración
única (Fig. 2). Según Nereida García,
le gusta que sus creaciones sean
interactivas
9
, incluso que porten una
8
García, Acerca de la exposición Marcando el tiempo, 2020.
9
García, Acerca de la exposición Marcando el tiempo, 2020.
Fig. 2. Serie New Works, 2015. Fuente: Cortesía de la
artista.
187
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acción lúdica. Son obras donde la reiteración de la línea configura en la percepción visual una
cierta tridimensionalidad y un efecto sinestésico, ya que se siente la textura de lo que se está
viendo. La línea también se utiliza para recrear estructuras arquitectónicas y espacios
interiores de gran altura e innovación, que aluden al urbanismo distintivo de una ciudad
moderna.
Las piezas están resueltas a base de negros, grises y blancos, lo que representa el clima frío
de Estados Unidos o connota la soledad sombría y la situación angustiosa por la que estaba
atravesando la artista en el momento en que las estaba pintando en el año 2015. La
producción de cada una de las piezas duraba el tiempo que la artista tardaba por volver a ver
a su madre enferma, día tras día durante los meses terminales. Cada panel terminado indicaba
la hora del encuentro filial ya que, según declaró Nereida García, llegadas las 5 y media de la
tarde concluía una pieza y se iba al hospital a cuidar a su madre. En torno a un marco social
triste, de ansiedad y desesperación, la serie fue entonces resultado de una espera, y antídoto
del anticipado proceso de duelo en medio de una ciudad congelada y distante del resto de su
familia en Cuba, La Habana.
Utilizando el mismo método formal, la artista configura su origen con Habana Suite (2017),
compuesta por 19 paneles que se ubicaron en dos repisas de maderas extensas y
adyacentemente entre ellas. En estos paneles abundan los cuadrados y los rectángulos
elaborados de manera gestual, usando rojo, amarillo y verde que evocan a un lugar tropical,
donde el colorido predomina y contrasta con los valores negros y blancos de la obra que
abrió la exposición. Recuerda al arte concreto sólo en su ejecución, puesto que el movimiento
de concretistas negaba toda referencia o evocación a la realidad y el mundo exterior, y como
la obra de Nereida García lleva por título Habana Suite (Fig. 3), es ineludible que se interprete
a las composiciones como una representación personal de La Habana, o un guiño al filme
homónimo del cineasta cubano Fernando Pérez.
Fig. 3. Habana Suite, de la Serie New Works, 2017. Fuente: Cortesía de la artista.
Diario de viaje
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Las configuraciones son un leitmotiv en la
producción pictórica de la artista. A Nereida
García Ferraz le apasiona la arquitectura y ha
trabajado en el departamento de Arquitectura y
Urbanismo del Museo de Arte de Miami con
varios profesionales en la elaboración de proyectos
arquitectónicos. Estas experiencias y saberes
adquiridos en Estados Unidos son utilizados en
interpretaciones pictóricas de Cuba que poseen, a
la vez, el candor colorido de la abstracción
caribeña. La transterritorialidad o la
multiterritorialidad media en la estética de la
artista, porque su desplazamiento migratorio ha
conllevado al cultivo de imaginarios donde hay
implicados referentes sociocultural de más de un
territorio. Por ello en las obras abstractas se
configuran ciudades que radican en un espacio
intermedio o de frontera entre Estados Unidos y
Cuba, aunque a veces, según los motivos
reiterados para simular las viviendas y los títulos de
las composiciones, se puede distinguir más un
territorio representado que otro como sucede en
otra pieza suya, Oye (2010) (Fig. 4).
En la composición se representa una ciudad
ejecutada de una manera que recuerda el universalismo constructivo
10
de Joaquín Torres
García por la síntesis plástica que evoca una conectividad entre el sujeto y la metafísica de
símbolos. La sensación de acumulamiento y apiñamiento alude a las favelas en términos
generales y en particular a los barrios habaneros de Centro Habana y la Habana Vieja. El
título de la pieza, ubicado significativamente con letras grandes en la parte superior de la
composición es una forma verbal en modo imperativo que se utiliza en el lenguaje coloquial
de Cuba para exigir atención, prestar asunto a un tema, llamar a una persona.
El color rojo abunda en la obra, lo que da la sensación de tropicalidad, y hasta de un halo
religioso a la pieza, porque el rojo es símbolo de los orisha Changó y Elegguá. En las
viviendas se encuentran pintados varios ojos abiertos, que pueden indicar la voluntad de la
artista por estar atenta visualmente a acontecimientos ocurridos a su alrededor. La artista
evoca su etapa en Cuba, cuando miraba persistentemente su paisaje cotidiano para no
olvidarlo cuando emigrase.
Esta obra es la antesala de la siguiente pieza que reflexiona sobre el triste proceso
migratorio y de separación filial de la artista. Monólogo (2017) es su nombre, constituida por 5
pequeños dibujos (Fig. 5). Las piezas contienen sobre cartulinas negras una solución
composicional a base de líneas alargadas en perspectivas. También se diagraman varios trazos
de colores que van conformando diferentes corrientes en ondas y zigzags que siguen una
fuerza de atracción.
En el primer dibujo se resalta un círculo entre tantas líneas paralelas y diagonales. La
composición recuerda a los círculos de Robet Delaunay en sus obras pertenecientes al
cubismo órfico. Entre las líneas de una corriente del primer dibujo, la artista ha escrito: “así
pensaban ellos, sin preguntar a ninguno de nosotros”.
En el dibujo del centro, la artista ha creado otro tejido de líneas para ubicar y entrelazar
de manera coherente algunas ideas o recuerdos como los siguientes:
“ella se fue hace mucho, él también se fue en esa época, con ellos fuimos los cuatro hijos,
aquí se quedó mi abuela mi abuelo y mi única tía, pasaron mucho y después ya nunca más se
10
Corriente estética y teórica creada por el artista uruguayo Joaquín Torres García.
Fig. 4. Oye, 2010. Fuente: Cortesía de la
artista.
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volvieron a ver, primero se fue el abuelo, después yo vi a mi abuela ya mayor, casi ni me
reconocía, después se fue mi papá en la Florida, la casa se quedó vacía y ya nada es igual
desde (…)”
La explicación de estas frases está anclada a un contexto, específicamente al proceso de
migración de la artista. Ellos son sus padres, que querían asentarse en un nuevo territorio,
pero no atendieron a lo que sus 4 hijos deseaban. En entrevista a Nereida García, declara que
le gustaba ser pionera y también ir a la escuela al campo, pero no lo pudo disfrutar
plácidamente por su constante e inducido pensamiento de emigrar.
La frase primera sintetiza el recuerdo que la artista tiene de su migración dilatada por
varios años. Las otras ideas, simples en su estructura, encierran la compleja situación
emocional de la artista a lo largo de su vida. Ella expone las consecuencias de su migración:
la fragmentación de su familia, el no volver a ver a su abuelo, el reencuentro con su abuela
después de muchos años y el giro transformador de su vida.
La obra en sí es un verdadero monólogo sobre su historia personal. Nereida García habla
mediante sus piezas como un ejercicio terapéutico para encarar el trauma de su migración y
el de regresar a su hogar y hallarlo transformado, desprovisto de sus seres afectivos, o de
percatarse detenidamente que ella había cambiado también. De ahí que Stuart Hall hable de
la incapacidad del migrante para regresar a su origen en cuanto a la identidad, al no ser que
realice una arqueología cultural en su identidad transnacional. Solo así se podrá tener
consciencia de lo que una vez fue, se vivió y que solo existe en el recuerdo, por ello la
prevalencia de composiciones abstractas que pudieran estar representando la memoria de la
artista, entre oscuros vacíos, líneas y círculos imaginativos que rememoran sucesos o
personas como los de Family album (2017).
La obra pertenece a la serie New Works, por lo tanto, son varios paneles, 10
específicamente, colocados en este caso en una sola repisa (Fig. 6). Para hacer cada una de
las pinturas en los módulos, la artista se basó en las fotografías familiares. Según relata la
creadora al fallecer su tía en Cuba le deja como herencia un baúl de fotos antiguas de los
distintos miembros de su familia. Nereida García hizo una selección de fotos de algunos
familiares o de algún acontecimiento, dígase paseo o visita a un lugar.
En un panel pintó a su tío y en otro a su madre cuando era joven sentada en el banco del
parque. También hay pinturas de familiares visitando una ciudad o posando delante de un
auto. La artista utiliza las fotografías como un referente para pintar los recuerdos y no las
Fig. 5. Monólogo, 2017. Fuente: Cortesía de la artista.
Diario de viaje
fotos per se. El gesto se puede entender como una manera de homologar la pintura y la
memoria, ya que esta es tan moldeable y sujeta a cambios involuntarios como la misma
pintura que también es susceptible a la compresión e interpretación del momento vivido y
de las personas conocidas por la artista.
Al pintar los recuerdos con su estilo pictórico, Nereida García Ferraz los hace más suyos,
más personal porque son el resultado de su contemplación en su viaje en el tiempo cuando
hojea un álbum. En el caso de la obra, el anaquel de madera adquiere la función de un álbum,
en la medida que es un soporte donde se ubican las pinturas de sucesos y experiencias de los
familiares. Sin embargo, este álbum subvierte el espectro privado de un libro de fotos
característico ya que los recuerdos fueron vistos por todo el público que entró a la galería.
Mostrar las memorias creó un ambiente de intimidad entre la artista y los
espectadores, gracias a la sinceridad que define su obra. Nereida García Ferraz se
muestra ante todo como alguien que desea ser transparente. Es por ello que, en la
galería, se encuentran Es así (2017) y Patria (2017), piezas que discursan sobre la
partida del núcleo familiar.
En la primera obra mencionada (Fig. 7), la artista comenzó a realizar el dibujo
en las páginas de un libro antiguo. Luego lo colocó en un soporte más amplio para
conformar una vivienda o edificio. La fragmentación de esa especie de arquitectura
conduce a pensar en un edificio a punto de derrumbarse, porque las áreas de color
marrón están conectadas por unas líneas hechas a partir de brochazos que dan la
sensación de ser andamios.
Entre las líneas se resaltan formas antropocéntricas y una figura zoomorfa en el
centro de la composición. Pueden ser los miembros de la familia García-Ferraz
emigrando, alejándose de las raíces representadas a través de una mano que sujeta
pequeñas hojas y se extiende como si quisiera agarrar a las figuras, pero no puede, le
es imposible por la separación lejana. La mano impotente sugiere el sentimiento de
inconformidad y frustración del resto de la familia que permaneció en la Isla por la
partida de los que ya no están.
Mientras el rostro al revés, ubicado junto a las figuras humanas que van
ascendiendo a la derecha de la composición, connota desequilibrio. También alude
a un vuelco mental o emocional, quizás, en aquellas personas e infantes que
emigraron sin quererlo, puesto que el título de la obra alude a la imposición y
obligación de realizar una acción sin justificación alguna.
Fig. 6. Family Album de la serie New Works, 2017. Fuente: Cortesía de la artista.
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Las metas de sus padres exigieron de la
artista no enraizarse en Cuba, no asentarse
más allá de donde quería. Sobre los posibles
tormentos que pudo generar la partida para
Nereida García trata Patria (Fig. 8). La obra
se enmarca en el aeropuerto, ya que están
dibujados en siluetas y ensombrecidos,
aviones grandes y pequeños que viajan en el
cielo opaco y con pinceladas grises. Los
aviones se dirigen en una única dirección, lo
cual indica una partida sin posible retorno.
En el centro de la composición y rodeada
de esa caótica y triste atmósfera se encuentra
una señora junto a figuras de menor tamaño
que dan la sensación de ser infantes. Una de
ellas tiene tomada la mano a la mujer como
si fuera su pequeña hija. Pudieran ser la
representación de la madre con la hermana
menor de la artista en el momento de su
partida pues, según la historia de vida de
Nereida García, su madre se quedó con su
hermana mientras que ella se fue. Nereida
García quizás sea la figura desnuda agachada
en el suelo, en una postura que connota
miedo y desamparo.
Detrás de la pequeña encogida está
dibujado un tronco cortado, como el de una
palma y encima una paloma blanca envuelta
en una pintura oscura. La palma es insignia
de la nación cubana y al estar cortada es
como si esa identidad o ese sentimiento de
ser cubano se estuviera marchitando o
muriendo al igual que la paloma. Esta ave es
asociada con el espíritu santo en el
catolicismo y con Obatalá, orisha de la
religión yoruba que rige la cabeza. En
cualquiera de los dos casos la paloma
connota la paz, el bienestar y la armonía,
pero en la pintura está cubierta con un
manto de tiniebla como si la tranquilidad
estuviera mermando a medida que se va
agudizando el desconcierto.
La pintura encierra la separación afectiva
y despedida a todo lo dejado atrás. El
aeropuerto es un espacio de tránsito, no solo
en el sentido pasajero, sino por la transición
de vida, quizás traumática, que le ocurrió a
Nereida García o que puede sucederle a
cualquier persona cuando decide emprender
vuelo. Entonces el aeropuerto se convierte
en lugar de la memoria colectiva, por
contener prácticas sociales comunes de
marcada transformación en el presente de
Fig. 7. Es así, 2017. Fuente: Cortesía de la artista.
Fig. 8. Patria, 2017. Fuente: Cortesía de la artista.
Diario de viaje
193
ciertos grupos o comunidades, pero es el arte una de las herramientas de reconstrucción,
socialización, y conexión de las vivencias de un individuo con los demás. Por ello, el tópico
de la migración y la ruptura con los primeros rasgos identitarios en las obras de García
Ferraz expuestas en la galería conectó con el público, por ser este un tema de suma
identificación y sensibilidad en la sociedad cubana y su diáspora, y en más en tiempos de
crisis migratoria.
El arte testimonial de Nereida García Ferraz también posee fuertes conexiones con el de
Ana Mendieta y a la vez se ha dado a la tarea de dar a conocer un poco sobre la artista
fallecida. Su primera muestra personal en Cuba incluyó en la proyección del documental
Ana Mendieta: Fuego de Tierra
11
que realizó junto a Kate Hosfield póstumamente un año
después. El documental revive a Ana mediante entrevistas, sostenidas tanto en Cuba
como en los Estados Unidos, a familiares, amigos y artistas que compartieron con ella, y
también aparecen las propias declaraciones de la artista poco antes de su deceso, incluso
cuando visitó Cuba.
Cuando la especialista de la Dirección de Artes Plásticas de Casa de las Américas Nahela
Hechavarría en la entrevista que le realizó a Nereida García para el catálogo de la exposición
le preguntó “¿cómo percibe, la impronta de esta destacada artista, también
cubanoamericana, en las nuevas generaciones de creadores y performances?”, la artista le
responde que su obra tiene una fuerza conectora que va mucho más allá de su época y
transciende hasta nuestros días
12
. En efecto, Mendieta a pesar de su fallecimiento, es una
artista que está marcando pautas en la contemporaneidad, sobre todo como un impulso
creativo para los artistas y un motor de retorno para todas aquellas personas que
abandonaron su país siendo niños.
El documental fue un excelente cierre de la muestra ya que Nereida García toma el
ejemplo de Ana Mendieta, sigue sus pasos (como mismo lo había hecho Ernesto Pujol en
1995), al realizar una exposición en Cuba. Dicho evento es el ejemplo cimero del retorno de
emigrados cubanos a la isla y denota también la presencia artística de Nereida García Ferraz.
Quizás, con el fin también de hacer visible un paralelismo entre la vida de Ana Mendieta
y Nereida García Ferraz fue que las palabras a catálogo se concibieron como una entrevista.
El medio fue idóneo para conocer un poco acerca de la historia de Nereida García. Ella
relata algunas estampas, expresa sus impresiones y sus sentimientos cuando vivía en Cuba y
cuando emigró a Chicago en la memoria de la exposición.
La noticia de la inauguración del evento también quedó manifestada en la promoción
hecha por la institución en su portal oficial La Ventana y en su cuenta de Facebook. El
primer día de la exposición concurrió elevado nivel de espectadores, específicamente el
público asistente había participado en las conferencias del Coloquio de Latinos de Estados
Unidos como ponentes u oyentes. La exposición fue el evento que cerró el primer día de
diálogo sobre las problemáticas de los emigrados residentes en Estados Unidos y fue el
momento en que las relaciones entre los participantes se fortalecieron. El resto de los días
del mes la galería fue visitada por estudiantes cubanos y extranjeros, sin embargo, Nereida
García declara que la exposición no contó con suficiente público, además que la galería
estuvo cerrada parte del tiempo de exhibida la obra.
Quizás esa sea la razón por la cual no existan reseñas y ni críticas de la exposición, más
que la entrevista en el catálogo que se publicó en La Ventana y la realizada por Ángel Marqués
Dolz para OnCuba, bajo el título Nereida García Ferraz: para no morir dos veces. Si bien este
último encuentro fue concebido en el marco de la presentación personal de la creadora, sólo
existe una pregunta dedicada a la muestra. La entrevista más bien realiza un recorrido por la
biografía de la artista desde que vivía en Cuba hasta su última exposición acontecida en la
isla.
11
Ganador del Mejor Video-Documental en el National Latino Film and Video Festival, Estados Unidos,
en el año 1988.
12
García, Nereida (2017): "Marcando el tiempo" se titula la expo de Nereida García Ferraz en este IV
Coloquio”. En: <http://www.laventana.casa.cult.cu> [16 de marzo de 2018].
Laritza Suárez del Villar
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Reconectar con las profundidades de la tierra
En el año 2019 Nereida García Ferraz volva participar en la Bienal de La Habana, en
su edición XIII con su proyecto comunitario Conectividad, como parte de la colateral Detrás
del Muro. En esta ocasión realizó una actividad interdisciplinaria en el solar de La California,
Centro Habana, que consistía en un taller comunitario, performance e instalación (Fig. 9).
García Ferraz llevó consigo grandes cantidades de metros de telas de hilo blanco para la
construcción de una enorme instalación. Los vecinos del solar se apropiaron de las telas y las
intervinieron con manualidades, bordados, y pinturas. El día de la inauguración los trabajos
fueron exhibidos en los balcones mientras un violinista tocaba una pieza instrumental
durante el crepúsculo del fin del día. Los moradores del solar se sintieron protagonistas,
creadores y fueron espectadores de esta, su obra de arte. A los pocos días de inaugurado el
proyecto, Nereida García impartió un taller sobre el tie-dye, una técnica ancestral sobre
teñido en telas de fibras naturales muy popular en la década del 20’ del pasado siglo en los
Estados Unidos y en los 2000 en Cuba. Las telas cosidas y teñidas con diversos estampados
constituían ahora productos funcionales y decorativos que brindaban nuevos bríos a los
cuartos de los vecinos y de manera general, al solar; mientras que para la artista los resultados
de esta obra social fueron muestras de la buena integración con la comunidad. Su arte
relacional es un intento actual y activo de conectividad con las profundidades de su seno
natal, el mismo propósito que había tenido la entrañable Ana Mendieta.
Quizás por la localización del solar un tanto distante del emplazamiento convencional de
la colateral de la Bienal, ubicada en el malecón habanero, no asistió suficiente público.
Nereida García declara que a su proyecto no se le dio mucha visibilización por parte de las
entidades encargadas de promocionar las obras presentadas en Detrás del Muro. Sólo se
encuentra referentes visuales y escritos del proyecto en el sitio web personal de la artista, y
en el catálogo de la Bienal de La Habana, pero la recepción carece de análisis crítico.
Meses después, los resultados del acontecimiento artístico fueron expuestos por Nereida
García Ferraz en la ponencia que presentó para el V Coloquio de Latinos en los Estados
Fig. 9. Proyecto Conectividad en el solar de la California, 2019. Fuente:
www.nereydagarciaferrz.com
Diario de viaje
195
Unidos en octubre del 2019. La artista mantiene contactos cercanos con Casa de las Américas
y desea seguir vinculándose más con otros espacios cubanos artísticos y sociales.
Conclusiones
Su historia y labor profesional son pruebas fehacientes del comportamiento circular y
transnacional de la migración cubana, ese ir y venir constantemente, y de la inserción en el
circuito del arte en Cuba de una artista emigrada en su adolescencia e instruida
académicamente en los Estados Unidos. Su deseo por reencontrarse con su tierra natal, de
descubrir y entender la herencia cultural que enigmáticamente la constituye, la impulsó a
realizar y mostrar su obra en Cuba, propiciado también por el interés de las instituciones del
territorio nacional en crear nexos con la diáspora plástica.
La artista mostró en su exposición personal obras autorreferenciales, recurrió a su
memoria, a sus recuerdos infantiles o juveniles para reflexionar sobre circunstancias
ocasionadas por el proceso migratorio e intentar construir su identidad personal. Mientras
que la organización de sus proyectos de activismo social es un recurso para insertarse en la
sociedad cubana y construir aquellos lazos que le fueron arrebatados en su adolescencia.
En términos generales, las obras expuestas pueden entenderse como la carta de
presentación de la artista, en el sentido que el público conoce al artífice y su vida a través de
su arte. Existe una consolidación de su proceso de inserción en el panorama artístico de Cuba
en la medida que se ha notado la continua participación de su obra en eventos institucionales
de envergadura nacional. Sin embargo, todavía se debe reforzar la promoción y recepción
periodística y especializada de la obra artística para generar una memoria escrita que legitime
la presencia de Nereida García Ferraz en su tierra natal. En este sentido, el presente artículo
pudiera cubrir el nicho de información sobre la producción artística realizada en la
orilla/frontera Cuba-Estados Unidos de la diáspora cubana transnacional.
Laritza Suárez del Villar
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