
El retablo de San Cristóbal Mártir de la Catedral de Orihuela
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En lo que respecta a la predela que se añadió al conjunto durante la segunda mitad del
siglo XVIII, que procedía de un retablo anterior del siglo XVII, se muestra en ella a santos y
mártires relacionados con la Corona de Aragón y el antiguo Reino de Valencia24. En el centro
se sitúa a Santa Engracia y compañeros mártires, patrona de la corona aragonesa, y a sus
lados a San Vicente Ferrer, patrón del Reino de Valencia, con su filacteria apocalíptica:
TIMETE DEVM ET DATE ILLI HONOREM QVIA VENIT HORA IVDICII EIUS, y
a San Vicente Mártir, patrono de la ciudad de Valencia (Fig. 4).
Estas devociones principales presentes en esta pieza del retablo están relacionadas
directamente con el programa iconográfico existente en la catedral oriolana desde la Baja
Edad Media donde las referencias a Aragón y al reino de Valencia, y a la ciudad son
constantes, como escenifican los numerosos escudos que muestran las bóvedas de sus
capillas y significativamente, la estrellada del altar mayor.
En este sentido, cabe recordar que Orihuela, como núcleo preponderante del mediodía
valenciano y cabeza de la gobernación homónima, pretendió desde las primeras décadas del
siglo XIV la desmembración pastoral de su territorio, perteneciente a Aragón y a Valencia,
del obispado de Cartagena. Las luchas y reivindicaciones oriolanas marcaron la Baja Edad
Media y la primera mitad del siglo XVI, en un período conocido por la historiografía como
“el pleito del obispado”. Esta situación determinó muchos de los aspectos de la iconografía
y de la imagen visual del poder político y de la identidad de Orihuela y su iglesia particular
relacionada con este contexto segregacionista en el ámbito pastoral, que durante siglos marcó
al territorio del Sur valenciano en sus aspiraciones de creación de un obispado propio
separado de la diócesis de Cartagena de la que dependía, pese a pertenecer al Reino de
Castilla.
En ambos extremos del banco se pintaron a dos santos: San Vicente de Paul y San Lucas.
El primero de ellos, un santo vinculado a Aragón, sacerdote, probablemente nacido en
Tamarite de Litera, en Huesca, y formado en Zaragoza, en cuya universidad cursó teología.
Mientras, las referencias a San Lucas están relacionadas con el oficio de pintor, pues el
evangelista se escenificó como patrón de los pintores al ser representado con una paleta de
colores, un gesto personal del autor de la obra a su patrón, y al carácter noble y sagrado del
arte de la pintura (Fig.5).
24 Por tanto, no corresponden con la identificación iconográfica que se hizo del retablo en el citado inventario
de la Catedral del año 1895.
Fig. 5. Detalle de la representación
de San lucas como patrono
de los pintores. Fotografía
de los autores.