Ucoarte. Revista de Teoría e Historia del Arte, 12, 2023, pp. 200-221, ISSN: 2255-1905
DEL RACIONALISMO AL NEORROMÁNICO.
ENRIQUE CRESPO Y UN SANATORIO-RESIDENCIA
ZAMORANO ENTRE LA VANGUARDIA Y EL REVIVAL
RAFAEL ÁNGEL GARCÍA-LOZANO
Universidad Católica de Ávila (España)
Fecha de recepción: 26/06/2023
Fecha de aceptación: 30/10/2023
Resumen
Estudiamos como paradigma un edificio que, además de alterar su lenguaje formal
debido a sus distintas reformas, también lo hizo en virtud de sus usos. Así, la primitiva
Residencia Sanitaria, que consituyó uno de los raros ejemplos del racionalismo
arquitectónico en una capital tradicional y modesta como era Zamora cuando fue
construida en el primer tercio del siglo XX, dio paso a un centro religioso que mantuvo
su carácter salvo en su nueva capilla. Su última adecuación neorrománica de los años 70
introdujo un nuevo lenguaje, permaneciendo, no obstante, los elementos racionalistas
aunque epidémicamente transformados por el uso. Esta amalgama de lenguajes y sus
sucesivas reformas desfiguraron una arquitectura extraordinaria pero que conserva sus
principales valores mientras permanece como tantas otras- expuesta a su
desconsideración y las dudas de su perduración.
Palabras clave
Arquitectura racionalista; Racionalismo; Neorrománico; Enrique Crespo; historicismos
FROM RATIONALISM TO NEO-ROMANESQUE. ENRIQUE CRESPO
AND ONE ZAMORA SANATORIA-RESIDENCE BETWEEN THE
AVANT-GARDE AND THE REVIVAL
Abstract
We study in these work a building which, as well as changing in formal language due to
its various alterations, also did so by virtue of its uses. The primitive Health Centre,
which was one of the rare examples of architectural rationalism in a traditional and
modest capital such as Zamora when it was built in the first third of the 20th century,
gave way to a religious centre which maintained its character except for its new chapel.
Its latest neo-Romanesque adaptation in the 70s introduced a new language, although
the rationalist elements remained, although epidemically transformed by use. This
amalgam of languages and its successive alterations disfigured an extraordinary
architecture, but one that retains its main values while remaining -like so many others-
exposed to disregard and doubts about its durability.
Keywords
Rationalist architecture; Rationalism; Neo-Romanesque; Enrique Crespo; historicism
Rafael Ángel García-Lozano
Punto de partida
La religiosa madrileña Nazaria Ignacia March Mesa fundó en Bolivia la institución
apostólica Misioneras Pontificas Cruzadas de la Iglesia, que fue aprobada de derecho
diocesano por la Sagrada Congregación de Religiosos el 3 de diciembre de 1926
1
. La Santa
Sede aprobó la orden legitimándola para toda la Iglesia universal el 29 de mayo de 1935 y fue
confirmada en su denominación definitiva por Pio XII el 9 de junio de 1947
2
. Las religiosas
asumían un carisma de servicio apostólico al modo sacerdotal, tomando las misiones
populares, la acción catequética y la colaboración parroquial como sus tareas propias.
Establecidas en España desde el 15 de agosto de 1935
3
, las misioneras fijaron su mirada en
la ciudad de Zamora una vez finalizada la Guerra Civil y superada la primera postguerra, a
instancias del prelado diocesano
4
. En efecto, Eduardo Martínez González, recién llegado de
su anterior destino en Toledo, notó en su nueva diócesis la falta de una casa de espiritualidad,
por lo que se puso en contacto con la provincial de la congregación solicitando su fundación
en la ciudad del Duero
5
. Las dos primeras religiosas llegaron a la ciudad el 23 de agosto de
1955, y el 7 de septiembre siguiente se incorporó el resto de la comunidad
6
. El obispo erigió
formalmente la casa el 28 de septiembre de 1955
7
. A partir de entonces, las misioneras
gestionaron este centro como residencia diocesana de ejercicios espirituales, donde se
impartieron tandas de retiros de oración para sacerdotes, laicos y religiosos, aunque también
talleres para mujeres obreras y prestó apoyo a los sacerdotes en el apostolado parroquial
8
.
Inicialmente las religiosas habían barajado su establecimiento en una finca ofrecida por el
prelado a las afueras de la ciudad, pero la provincial desestimó el emplazamiento
9
decantándose finalmente por la adquisición de un antiguo sanatorio, que había pertenecido
al doctor Dacio Crespo Álvarez hasta su fallecimiento, ocurrido el 25 de noviembre de
1954
10
.
Nos proponemos entonces abordar la transformación experimentada por este edificio, de
altos valores arquitectónicos y contextuales, poniendo de relieve su relevancia como rara avis
de la arquitectura racionalista insertada en el núcleo más originario y genuino del casco
antiguo de Zamora siendo el único caso-, así como su posterior alteración para desempeñar
fines residenciales, evangelizadores y pastorales. Nos proponemos afirmar la hipótesis por la
que nos preguntamos si la singular presencia de un inmueble de lenguaje racionalista
proyectado para un uso estrictamente sanitario en el caso antiguo de la una capital de
provincias tuvo versatilidad para acoger uno nuevos usos y, con ellos, integrar el nuevo
lenguaje historicista que llevó consigo en el espacio más noble del inmueble.
Metodológicamente llevaremos a cabo nuestra finalidad desde la aproximación histórica al
proceso que concluyó este logo, así como el estudio arquitectónico del edificio a partir del
análisis de la documentación proyectual- en sus distintas fases.
1
Baptista, 2010: 35.
2
Baptista, 2010: 62.
3
Baptista, 2010: 64.
4
Libro de Historia de la Casa, Archivo Misioneras Cruzadas de la Iglesia Zamora (AMCIZa), ff. 1r. Véase también
“Misioneras Cruzadas de la Iglesia”. En: El Correo de Zamora, Zamora, 16-VI-1956: 2. Sin embargo, el decreto
de erección canónica firmado por el obispo no hace referencia a quién correspondió la iniciativa de la venida
de las misioneras a Zamora. Decreto de erección canónica, 28 de septiembre de 1955, Archivo Diocesano de Zamora
(ADZa), Curia 1955, R. 1, ff. 1r.
5
Información aportada por la religiosa Exaltación Vázquez Arroyo en su testimonio de 23 de junio de 2014.
6
Libro de Historia de la Casa, Archivo Misioneras Cruzadas de la Iglesia Zamora (AMCIZa), ff. 1r.
7
Decreto de erección canónica, 28 de septiembre de 1955, ADZa, Curia 1955, R. 1, ff. 1r. La primera misa celebrada
por la comunidad legítimamente constituida tuvo lugar el día siguiente. Libro de Historia de la Casa, Archivo
Misioneras Cruzadas de la Iglesia Zamora (AMCIZa), ff. 1r.
8
Decreto de erección canónica, 28 de septiembre de 1955, ADZa, Curia 1955, R. 1, ff. 1r.
9
Información aportada por la religiosa Exaltación Vázquez Arroyo en su testimonio de 23 de junio de 2014.
10
“Dacio Crespo Álvarez”. En: La Opinión-El Correo de Zamora, Zamora, 23-IV-2000: Dominical 2.
201
Del racionalismo al neorrománico. Enrique Crespo y un sanatorio-residencia zamorano
El sanatorio racionalista
El reputado cirujano Dacio Crespo Álvarez había sido presidente de la Beneficencia
provincial, director del hospital de la Encarnación y presidente del Colegio de Médicos de
Zamora entre 1924 y 1941
11
. En origen éste había adquirido una vieja casa emplazada en una
manzana próxima a la catedral, en la plaza de Arias Gonzalo número 1, por traslado de su
primitiva clínica ubicada junto a su residencia en la calle Orejones
12
. El doctor encargó a su
hermano Enrique, arquitecto titulado por la Escuela Técnica Superior de Madrid en 1924
13
,
la ampliación de su nuevo sanatorio. La ubicación del establecimiento resultaba
especialmente sensible, no sólo por su cercanía a la sede episcopal o incluso por el hecho de
insertarse en el cogollo histórico de la ciudad, sino por su particular contexto urbano. El solar
había acogido desde finales de la Edad Media y hasta la desamortización de los gobiernos
liberales el convento de Santa Marta, pasando sus monjas al convento de Santa Marina en
1815, mientras que sus espacios conocieron la ruina y posteriormente algunas casas
residenciales
14
. La finca limitaba al Sur con la muralla de la ciudad, constituyendo su
cerramiento por este flanco, mientras que el arquitecto emplazó el edificio en el extremo
Norte del solar, formalizando la alineación con la calle. Gracias a esta decisión, Enrique
Crespo generó un amplio jardín que recibe insolación directa y continuada a lo largo del día,
tan beneficiosa para los pacientes y, de rondón, tan en consonancia con los postulados
higienistas del racionalismo arquitectónico. Pero precisamente estos aspectos se sumaron a
otros más sensibles en cuanto a la concreción del nuevo edificio, a tenor de su estricta
volumetría no exactamente su altura-, notablemente mayor que las modestas casas
construidas a su entorno con excepción de los palacios de los Marqueses de Villagodio y de
los Valencia-, su lenguaje netamente racionalista único en todo el casco antiguo de la ciudad
hasta el momento-, e incluso el dominio absoluto de los tonos blancos, frente al
predominante marfil de la piedra pudinga zamorana. Sin embargo, la falta generalizada de
sensibilidad patrimonial y especialmente el afán de modernidad que era preponderante en la
arquitectura de entonces, y que llevaba especialmente consigo el racionalismo, justificaron
sin reservas la construcción del sanatorio en pleno casco antiguo de la ciudad.
Como hemos adelantado, Enrique Crespo Álvarez rubricó el proyecto del flamante
sanatorio en julio de 1933
15
, en efecto netamente marcado por el lenguaje racionalista
16
.
Destacaban los planos lisos, el predominio de las líneas rectas, la carencia de decoración y las
soluciones confiadas esencialmente al pragmatismo. El colegiado planteó una intervención
para reordenar y ampliar las dependencias debido a la insuficiencia de espacio
17
, integrando
el viejo inmueble en el conjunto proyectado de nueva planta por medio de la asociación de
volúmenes en torno a un cuerpo de acceso que articulaba las partes a modo de hall. Así pues,
la zona de residencia permaneció restringida al volumen preexistente mientras que las
dotaciones médicas y quirúrgicas se ubicaron en el nuevo edificio. Además, el arquitecto
añadió al primero lateralmente al Oeste un volumen destinado a servicios (fig. 1).
El programa está ajustado a la tipología de clínica-vivienda de carácter privado y de
modestas pretensiones, dimensionada a la capacidad de ejercicio profesional de una única
especialidad clínica, y enclavada en la capital de provincia como pretendida alternativa médica
fundamentalmente para las clases sociales acomodadas- ante la sanidad pública de carácter
11
Ramos, 2000: 94-5 y 215.
12
“Dacio Crespo Álvarez”. En: La Opinión-El Correo de Zamora, Zamora, 23-IV-2000: Dominical 2.
13
García-Lozano, 2019: 332.
14
Piñuela, 1987: 172-4.
15
Proyecto arquitectónico Memoria, julio de 1933, Archivo Histórico Provincial de Zamora (AHPZa), AMZa, OyU.
751/49, ff. 1y2.
16
Este estilo rebosaba de forma predominante no sólo en la propia arquitectura sino también en muchos de
sus muebles, algunos de los cuales se conservan en la actualidad como los existentes en el salón de la planta
principal.
17
Ibídem.
202
Rafael Ángel García-Lozano
203
provincial
18
, por entonces aún insuficientemente desarrollada. La solución aportada por este
sanatorio desde las perspectivas tanto arquitectónica como clínica fundamentalmente
discurría por la oferta de mayores comodidades del establecimiento, posibilitando un trato
más cercano entre el facultativo y el paciente y un seguimiento pretendidamente más intenso
de su evolución. El propio lenguaje racionalista empleado en la concreción arquitectónica del
sanatorio avanzaba anhelos de modernidad, en principio no necesariamente acompasados
con el desarrollo de la práctica médica, pero que trataba de reflejar estos valores de
progreso en la iniciativa clínica de un cirujano de reputado prestigio incluso más allá de los
límites provinciales. Efectivamente, participando de las corrientes generalizadas en el
continente, la solución arquitectónica de Enrique Crespo propiciaba las comunicaciones
directas, la versatilidad de los espacios, los sistemas antisépticos, la concentración de las
unidades médicas y el empleo de los beneficios de la insolación y de la orientación
deliberadamente adoptados desde las claves higienistas
19
. En efecto, la planta baja concentra
los laboratorios y salas auxiliares en torno a la sala de curas al Noreste, mientras que agrupa
los despachos y salas de espera al Sur, reservando en la planta primera ese espacio para terraza
al aire libre, fijando al Noreste las auxiliares, la sala de operaciones y las dos de enfermos
graves. En cualquier caso, los referentes arquitectónicos en el panorama nacional e
internacional no eran escasos, destacando incluso algunas realizaciones de carácter
aparentemente menor por estar construidas en provincias, tales como el hospital de los
Montalvos en las proximidades de Salamanca (Rafael Bergmín y Genaro de No, 1934), el
Sanatorio Antituberculoso de Alcohote, en Guadalajara (Aurelio Botella, 1930) o modelos
más parejos al estudiado, como la clínica-vivienda para el doctor Pedro Sanz Vázquez,
también en Guadalajara (Mariano Rodríguez Avial, 1936), más allá de obras de repercusión
internacional como el Sanatorio de Paimio (Albar Aalto, 1933)
20
.
18
Vilar-Rodríguez y Pons-Pons, 2021: 88-95.
19
Labasse, 1982: 198. Fernández Mérida, 2006: 108.
20
Muñoz Jiménez/Pradillo y Esteban, 2017: 321 y 324. Ruiloba Quecedo, 2011: 225-30.
Fig. 1. Clínica de don Dacio Crespo. Colección Miguel Ángel Quintas.
Del racionalismo al neorrománico. Enrique Crespo y un sanatorio-residencia zamorano
204
Volviendo a la clínica zamorana, el colegiado integró perfectamente en la fachada principal
el nuevo edificio con el volumen preexistente mediante la contraposición de líneas
horizontales y verticales, para lo que empleó planos completamente lisos en contaste con
líneas de imposta, molduras acanaladas que aún hoy se conservan y vanos enmarcados en
ladrillo visto que se enlazaban entre con paños del mismo material. Destacaban dos
elementos singulares, a saber, el triple acceso en la puerta principal y dos torres que la
flanqueaban y servían de acceso a la terraza
21
. Ambas soluciones acentuaban la simetría del
edificio que, por otro lado, quedaba diluida en sus extremos, donde el arquitecto planteó al
Este el quirófano, retranqueado respecto de la fachada, rematado en curva y completamente
acristalado, en clara contraposición con el cuerpo de servicios, situado al Oeste. Este
resultado acristalado aparecía también y aún perdura- en el volumen del hall. La línea curva
se repetía en las fachadas interiores, tanto en el cuerpo de recibidor como en los ángulos de
los cuerpos residencial y quirúrgico (fig. 2).
El centro dispuso habitaciones para dieciséis pacientes y contó con todos los servicios
médicos necesarios para el ejercicio quirúrgico y médico en general. También acogen su
recinto la residencia familiar del sanitario y de su servidumbre, así como dependencias para
el alojamiento de una señorita encargada de los servicios, ocho enfermeras y un botones,
todos ellos en régimen de internado
22
. Además de estos servicios el sanatorio disponía de un
gran jardín con vistas al Duero para el reposo de los enfermos, como tampoco faltó un
pequeño espacio destinado a capilla
23
. Efectivamente, tal como el propio Dacio Crespo
Álvarez aseguraba, “desde la reforma el sanatorio cuenta con un local para capilla, dotado de
espacio suficiente, imágenes, objetos, vasos y ornamentos sagrados necesarios para la
celebración de la Santa Misa y la reserva del Santísimo sacramento”
24
. A tenor de la
importancia simbólica de esta estancia, la ausencia de datos sobre la misma en la
documentación proyectual y de las averiguaciones que hemos podido efectuar, las distintas
fuentes consultadas siembran la duda sobre su emplazamiento exacto en el recinto. Mientras
que algunos testimonios aseguran que la capilla se encontraba en la planta baja de la casa
21
Gago Vaquero, 1997: 93.
22
Decreto, 1945. ADZa, Curia. 1945, Zamora 100, ff. 1r.
23
Perona Larraz, 2009: 361.
24
Decreto, 1945. ADZa, Curia. 1945, Zamora 100, ff. 1r.
Fig. 2. Clínica de don Dacio Crespo. Plano de alzado frontal. Proyecto arquitectónico, julio de 1933,
AHPZa, AMZa, OyU. 751/49.
Rafael Ángel García-Lozano
preexistente, emplazada en una estancia de pequeño tamaño que conformaba la esquina
Noroccidental de los pasillos distribuidores del recinto
25
, otros insisten en que el oratorio se
ubicaba en la planta superior, donde Dacio Crespo tenía la residencia familiar
26
. A pesar de
que no consta su ubicación en los planos ni contamos con fotografías de ese oratorio, algunos
informantes aseguran su emplazamiento en la planta baja y testifican su escasa superficie en
contraste con su gran altura, que incorporaba incluso el vacío de la planta principal. El recinto
poseía bóveda de escayola pintada de color azul sugiriendo la bóveda celeste y lateralmente
se abría una hornacina que incorporaba una imagen realizada en mosaico de la Virgen de los
Apóstoles
27
. De cualquier modo, el sanitario había solicitado al obispo Manuel Arce
Ochotorena la erección de la capilla como oratorio privado, fue concedida el 5 de diciembre
de 1936
28
. Diez años más tarde Crespo Álvarez elevó una nueva petición al nuevo prelado,
Jaime Font Andreu, solicitando la concesión de la categoría de oratorio semipúblico, que le
fue otorgada el 13 de abril de 1945, así como la autorización para tener reservado el
Santísimo, administrar el Viático y la extremaunción
29
(figs. 3 y 4).
Fig. 3. Clínica de don Dacio Crespo. Plano de planta baja. Proyecto arquitectónico, julio de 1933,
AHPZa, AMZa, OyU. 751/49.
El sanatorio se integraba plenamente en las particularidades de la arquitectura española
de la Generación del 25. Carlos Flores, Rafael Bergamín, Luis Blanco Soler, Casto Fernández
Shaw, Fernando García Mercadal, Carlos Arniches y Luis Gutiérrez Soto, entre otros,
sembraron la huella del lenguaje internacional en nuestro país. Más allá de los meros recursos
lingüísticos, quizá los más vistosos, sus arquitecturas vindicaban la posibilidad de una
arquitectura válida y entroncada en el panorama europeo, el trabajo en equipo, la
esencialización formal, el intento de modernización… Todo ello pasó por la simplificación
25
Información aportada por la religiosa Isabel Corrales Moreno en una entrevista mantenida el 15 de junio de
2014.
26
Información aportada por Exaltación Vázquez Arroyo en su testimonio de 23 de junio de 2014.
27
Información aportada por Isabel Corrales Moreno en una entrevista mantenida el 15 de junio de 2014.
28
Solicitud, diciembre de 1936, ADZa, Curia. 1936, Zamora 218, ff. 1r. Acompañan la documentación algunas
cartas manuscritas justificando la solicitud.
29
Solicitud, abril de 1945, ADZa, Curia. 1945, Zamora 100, ff. 1r.
205
Del racionalismo al neorrománico. Enrique Crespo y un sanatorio-residencia zamorano
206
ornamental, cierta tensión epidérmica en la composición, la ventana continua horizontal, los
macizos intermedios, la marquesina, la aparente estandarización de vanos, el hormigón como
recurso expresivo dominante y cierto ladrillismo simplificado
30
. A pesar de ser algo más
joven, Crespo Álvarez bebió de aquellas mismas fuentes y, con sus colegas, adoptó en sus
arquitecturas de este período, y en el propio sanatorio en particular, los mismos recursos. No
obstante, tratándose de arquitecturas mesetarias, y por tanto periféricas
31
, y alejadas de los
focos de creación, llegaron asimismo a Zamora sus influjos, vinculados en nuestro país a la
CATEPAC y GATPAC como focos de producción. En cualquier caso, y al respecto de la
arquitectura racionalista periférica, Miguel Ángel Baldellou acabó sentenciando que “la
recepción del racionalismo en España se produjo tarde en el tiempo, fuera del contexto
preciso del que tan sólo se salvó el breve período republicano, y al margen de las necesarias
condiciones culturales que le dieran consistencia. (…) La regla fue la adopción de la moda
de modo tan trivial y pasajero como se bailaban los ritmos a la moda”
32
. A pesar de que esa
moda, de que la participa este sanatorio, dejó en Zamora un ejemplo racionalista de notable
calidad.
La constitución de la
Casa de Ejercicios Espirituales
Tras la muerte de Dacio Crespo Álvarez sus hijos decidieron poner la clínica en venta, de
modo que su hermano Enrique que promovió la operación- y la congregación religiosa
iniciaron conversaciones para acordar el precio del edificio, finalmente ajustado tanto en su
cuantía como en la forma de abonarlo
33
. Tras la adquisición del sanatorio por parte de las
Misioneras Cruzadas de la Iglesia el 29 de mayo de 1955
34
, y a pesar de no contar hasta
30
Bohigas, 1998: 27.
31
García Braña/Agrasar Quiroga, 1998: 179 ss.
32
Baldellou, 1992: 26.
33
Información aportada por Exaltación Vázquez Arroyo en su testimonio de 23 de junio de 2014.
34
“Las misioneras compran el sanatorio de don Dacio”. En: El Correo de Zamora, Zamora, 16-VI-1956: 2.
Fig. 4. Clínica de don Dacio Crespo. Plano de planta principal. Proyecto arquitectónico, julio de
1933, AHPZa, AMZa, OyU. 751/49.
Rafael Ángel García-Lozano
septiembre de ese mismo año con el permiso formal del prelado para su erección canónica,
ya el 29 de agosto el diario local El Correo de Zamora se hizo eco de las obras de adecuación
que estaban transformando el inmueble para su nuevo uso
35
. Por su parte, la comisión
permanente del Ayuntamiento autorizó la reforma y ampliación del edificio el 14 de
noviembre siguiente
36
. Aunque los trabajos avanzaron a buen ritmo, la inauguración que
había sido prevista para octubre de 1955 tuvo que ser retrasada ocho meses
37
. Las religiosas
pretendían reformar el sanatorio para dar cabida a un número elevado de plazas, entre
cuarenta y cincuenta personas
38
. Todas las dependencias fueron transformadas en
dormitorios y baños comunes, a excepción del cuerpo del hall, la antigua zona de servicio
modificada para residencia de la comunidad- y la espaciosa sala donde estaba instalado el
quirófano que, incluso aún ampliada, se convirtió en capilla
39
. Salvo en la última, en todas las
demás se respetó el lenguaje racionalista originario, fundamentalmente debido a que el
cambio de usos mantuvo no obstante su carácter residencial, perpetuando la solución de
Crespo Álvarez (fig. 5).
Las obras respondieron al proyecto arquitectónico firmado en Madrid en octubre de
1955
40
. A pesar de que la memoria y los planos están oportunamente signados, la rúbrica es
por completo ilegible, por lo que no podemos precisar la identificación del proyectista
41
. En
la escueta memoria el arquitecto manifestaba sucintamente que los trabajos consistirían en
35
“Obras”. En: El Correo de Zamora, Zamora, 29-VIII-1955: 2.
36
“Ampliación”. En: El Correo de Zamora, Zamora, 15-XI-1955: 2.
37
“Obras”. En: El Correo de Zamora, Zamora, 29-VIII-1955: 2.
38
Ibídem.
39
Ibídem.
40
Proyecto de reforma. Memoria, octubre de 1955, AHPZa, DPV 33/9, ff. s/p.
41
A pesar de los intentos por averiguar la identidad del colegiado, los esfuerzos no resultaron satisfactorios.
Sometimos la firma al análisis paleográfico y recurrimos al archivo del Servicio Histórico del COAM para su
cotejo con las existentes en su banco de bricas. Igualmente registramos por completo el libro de crónica de
la comunidad religiosa con la esperanza de encontrar alguna mención al arquitecto, así como en noticias de
prensa. Incluso llegamos a solicitar a la curia provincial la confrontación de la firma con las de otros proyectos
arquitectónicos realizados para la comunidad en ese mismo arco temporal. En todos los casos el resultado fue
negativo.
207
Fig. 5. Clínica de don Dacio Crespo. Hall. Foto del autor.
Del racionalismo al neorrománico. Enrique Crespo y un sanatorio-residencia zamorano
una doble intervención. Por un lado la adaptación del edificio a sus nuevas necesidades
mediante una nueva distribución interior, y por otro la ampliación de algunas de sus
dependencias, principalmente gracias a la construcción de una planta de habitaciones sobre
la terraza Este del edificio, además de su correspondiente cubierta. El colegiado indicó
también que durante el transcurso de las obras podrían derivarse modificaciones al proyecto,
que se irían solventando de forma oportuna en cada momento y con la planimetría
complementaria que fuera necesaria. Igualmente el colegiado detalló los pormenores de la
tabiquería, realizada en ladrillo hueco doble, haciendo lo propio con la cubierta, que previó
de armadura de madera con teja curva y limas de plomo. La memoria aludió singularmente,
aunque de forma muy escueta, a la intervención que debía realizarse para la creación de la
capilla, dedicándole un párrafo de tres renglones escasos. Prevista en la zona otrora dedicada
a quirófano, se determinaba el derribo del forjado de hormigón armado y la construcción de
unas pilastras de ladrillo que soportaran la cubierta
42
. El presupuesto total de los trabajos
proyectado para la reconversión del edificio alcanzó las 87.774 pesetas
43
.
En efecto, el arquitecto trazó la planimetría de la reforma integral del sanatorio, si bien no
dio cuenta del estado en que él encontró la planta baja de la parte preexistente al proyecto de
Enrique Crespo, ni tampoco incluyó su reforma, por lo que entendemos que permaneció tal
como se encontraba
44
. Como ya hemos adelantado, la comunidad de religiosas se instaló en
esta parte del inmueble, la más humilde de la clínica y en la que el doctor Crespo alojaba a
los pacientes sin recursos, por lo que todo apunta a que no se intervino en ella, conservándose
tal y como se construyó
45
. El proyectista mantuvo la distribución e incluso la decoración del
hall
46
, pero alteró las divisiones interiores de la planta baja del cuerpo situado más al Este.
Efectivamente, transformó la sala de curas, los laboratorios y la sala de diatermia en la nueva
capilla, incorporó un locutorio en los aseos y en la antigua sala de luz ultravioleta y
mecanoterapia, modificó la sala de espera dividiéndola en habitación para el director de
ejercicios y despacho, modificó la sala de rayos X y la sala de reconocimientos en oficio y
cocina, y unió dos grandes despachos para dar lugar al comedor, creando también una
despensa y una carbonera (fig. 6).
Por su parte, la primera planta sufrió importantes modificaciones, principalmente a tenor
de la construcción de un nuevo cuerpo que completaba la habitabilidad de la terraza. Se
desmantelaron la sala de anestesia, la habitación de enfermos graves y la galería para dar lugar
a un pequeño patio en torno al cual surgió un núcleo destinado íntegramente a quince
habitaciones y aseo. La sala de operaciones desapareció para dar lugar al vacío de la capilla,
que incorporaba también el antiguo despacho y parcialmente el ropero, además de convertir
la habitación contigua en sala de conferencias. La distribución del cuerpo preexistente al
proyecto de 1933 fue alterada casi íntegramente, aunque respetando el pasillo, en torno al
cual se crearon dieciséis habitaciones más, ropero y capilla para la comunidad (fig. 7).
Por su emplazamiento esta última debió ser proyectada como un recinto sin mayor
relevancia más allá de constituir el oratorio privado de las religiosas, ajeno al tránsito de
ejercitantes y suficientemente recogido y discreto para la comunidad. El plano no detalla
ningún aspecto de su distribución interior ni de la organización de su espacio litúrgico, salvo
la ubicación de la puerta de acceso. Sin embargo, por las informaciones que hemos podido
recabar de las propias religiosas, esta pieza nunca se llevó a efecto conforme a lo proyectado.
Nuevamente entra en liza la indefinición del emplazamiento de la capilla preexistente, dado
que, según el testimonio a que atendamos, siguió constituyendo precisamente el vacío de la
capilla preexistente, que estaba emplazada exactamente en su vertical en la planta baja, o se
42
Proyecto de reforma. Memoria, octubre de 1955, AHPZa, DPV 33/9, ff. s/p.
43
Proyecto de reforma. Presupuesto, octubre de 1955, AHPZa, DPV 33/9, ff. s/p.
44
Esta circunstancia, y la ausencia de denominación de las salas, hace que desconozcamos la ubicación exacta
de la capilla y otras dependencias.
45
“Inauguración”. En: Correo de Zamora, Zamora, 19-X-1956: 5.
46
Ibídem.
208
Rafael Ángel García-Lozano
209
Fig. 6. Casa de Ejercicios Espirituales. Plano de planta baja reformada.
Proyecto de reforma. Memoria, octubre de 1955, AHPZa, DPV 33/9.
Fig. 7. Casa de Ejercicios Espirituales. Plano de planta primera reformada. Proyecto de reforma. Memoria,
octubre de 1955, AHPZa, DPV 33/9.
Del racionalismo al neorrománico. Enrique Crespo y un sanatorio-residencia zamorano
identificaba con ésta
47
. Por su parte, la información publicada en el diario local El Correo de
Zamora hacía referencia a que el oratorio de la casa de ejercicios era exactamente “una
pequeña capilla la misma que don Dacio Crespo (q.e.p.d.) usara-
48
. Sin embargo ello no
solventa las dudas respecto de su emplazamiento, dado que la prensa la situaba en el
entresuelo (sic.), si bien lo hacía al mencionar las dependencias existentes en la planta baja
49
.
Sin embargo, en otra ocasión el diario local había aludido a ella mencionando su pequeño
tamaño, aunque sin indicar su emplazamiento exacto
50
. De cualquier modo, el plano firmado
por el proyectista sitúa incuestionablemente la capilla de la comunidad en la planta principal,
en una estancia que permanece inalterada respecto del plano de estado actual en el que
aparece sin identificar
51
.
La prensa de la época refería también la existencia en el edificio reformado de una
biblioteca al servicio de los ejercitantes, así como una amplia y muy soleada estancia destinada
a enfermería en la planta principal, si bien la planimetría no identificaba ninguna de estas dos
estancias. Igualmente se hacía eco del salón de reuniones existente en la planta principal
exactamente sobre el hall, destacando el confort de la estancia y su ornamentación con
paredes recubiertas en madera, además del mobiliario a juego y de líneas acordes con el estilo
racionalista del edificio, que afortunadamente todavía hoy se conservan. Del mismo modo
destacaba la adecuación de las habitaciones para los ejercitantes, impregnadas de la austeridad
y severidad necesaria para los fines ascéticos y espirituales que iban a servir. Dotadas de agua
corriente y calefacción, contaban con cama, mesilla de noche, mesa de trabajo y armario cada
una de ellas, sin menoscabo de unos mínimos de comodidad
52
. Respecto a la propia
estructura del edificio, se integró el triple acceso en pórtico en el volumen de la fachada y
años después se prescindió del voladizo, medida que alteró notablemente el alzado respecto
del diseño primitivo. No obstante estas actuaciones, el edificio mantuvo globalmente su
unidad, diseño y lenguaje, manteniéndose en fidelidad a lo trazado inicialmente por Crespo
Álvarez.
Centrándonos por su significatividad simbólica en el diseño de la nueva capilla, hay que
destacar su esencial carácter austero y recogido, deliberadamente alejado de toda suntuosidad
y discretamente funcional. La elección de su emplazamiento en el conjunto, habida cuenta
de tratarse de la reforma integral de un inmueble destinado hasta entonces a otros menesteres
ajenos a su nueva finalidad, resulta, cuando menos, especialmente significativa. En efecto, en
razón de la distribución interior del antiguo sanatorio, la sala de curas y el quirófano
ostentaban una relevancia extraordinaria, emplazados en uno de los extremos del edificio,
una de las zonas más singulares del inmueble. No cabe duda de que la planta semicircular del
espacio constituyó por misma una peculiaridad propia del racionalismo arquitectónico,
pero escasa hasta entonces en la capital zamorana y nunca vista en el casco antiguo de la
ciudad. Más valoración adquirió aún el retranqueo de este elemento respecto de la línea de la
calle, generando un énfasis incrementado aún más por la solución del cerramiento con
ventana curva a dos niveles. Todos estos elementos consiguieron crear con este cuerpo
efectos volumétricos muy potentes en el conjunto edificado. Seguramente la elección de estas
piezas para el emplazamiento de la capilla tuvo que ver con la significatividad que este
equipamiento religioso quería conferir al nuevo edificio. Y probablemente también la opción
por este lugar quedara condicionada por su proximidad con las demás dependencias de uso
compartido de la casa.
47
Información aportada por las religiosas Isabel Corrales Moreno y Exaltación Vázquez Arroyo, en sendas
entrevistas mantenidas el 15 y 20 de junio de 2014 respectivamente. De cualquier modo, siempre nos estaríamos
refiriendo a estancias ubicadas en la misma vertical, y por tanto en la misma ubicación pero en plantas diferentes.
48
“Inauguración”. En: Correo de Zamora, Zamora, 19-X-1956: 5.
49
Ibídem.
50
“Apertura”. En: Correo de Zamora, Zamora, 16-VIII-1956:2.
51
Proyecto de reforma. Planos de Planta de estado actual-alta y Planta reformada-alta, octubre de 1955, AHPZa, DPV
33/9.
52
“Inauguración”. En: Correo de Zamora, Zamora, 19-X-1956: 5.
210
Rafael Ángel García-Lozano
La capilla proyectada tiene planta estrictamente rectangular, a que se le yuxtapone el ábside
en el eje de uno de sus lados mayores. Para lograr este espacio el arquitecto alteró los
ventanales curvos que cerraban al Este el antiguo quirófano y la sala de curas sustituyéndolos
por un muro de cerramiento de fábrica que se convirtió en el ábside del oratorio. En el centro
de éste y a la altura de la planta superior se proyectó la apertura de un vano. Por otro lado, el
colegiado incorporó a la capilla cierta superficie de las antiguas dependencias contiguas hasta
lograr un espacio litúrgico lo suficientemente capaz como para dar cabida a cincuenta
personas, algunas más del número máximo de ejercitantes que podía acoger la casa
53
. Con la
intención de ofrecer la posibilidad de ampliar aún más el espacio, el proyectista dispuso unas
puertas abatibles a los pies en el muro que separaba la capilla del locutorio contiguo para así
posibilitar su apertura en caso de necesidad. Igualmente en la parte superior y con la misma
finalidad, el arquitecto incorporó exactamente en la misma vertical una reja de hierro forjado
que comunicaba la capilla con la sala de conferencias ubicada sobre el locutorio. El
presbiterio quedó constituido en el proyecto por el espacio envuelto por el ábside,
prolongándose en un segundo nivel tras descender una grada de tres escalones. A su vez ésta
se separaba de la nave mediante una segunda grada, que según el plano de planta tenía dos
escalones y uno solo según el plano de alzado-sección. La separación entre ambos niveles del
presbiterio se realizaba también gracias a una estructura constructiva que se elevaba dos
tercios de la altura total y que, ante la ausencia de un plano de alzado frontal,
presumiblemente se concretaba en un arco probablemente de medio punto. En el ábside se
generaba una bóveda rebajada y en el segundo tramo el techo era totalmente horizontal, al
igual que en el resto del oratorio. En el centro del nivel superior del presbiterio estaba
proyectado un altar fijo y de trazas sencillas, constituido por una estructura y tablero de
madera
54
y dispuesto para la celebración de espaldas a la asamblea conforme a las
disposiciones litúrgicas preconciliares. Apoyado directamente sobre el tablero existía un
sencillo sagrario también realizado en madera
55
. Posteriormente se incorporó una lámpara
también de líneas sobrias para señalar la presencia de la eucaristía en el sagrario
56
(fig. 8).
La nave prevista tenía forma rectangular, siendo su anchura exactamente el doble que su
longitud. En el lado de la epístola se formaba una suerte de nave lateral, dividida en tres
capillas por medio de tres pilares y una pilastra. Estas estructuras se elevaban hasta el techo,
si bien a media altura, exactamente donde se encontraba el forjado de las antiguas
dependencias, existía un forjado sobre las capillas que generaba un espacio destinado a coro.
Conforme al plano de sección, cada una de estas capillas acogía un altar de trazas rectas y
sencillas culminado por una cruz
57
. A los pies y ligeramente escorado hacia el Sur del eje del
oratorio se ubicaba la puerta de acceso al recinto sagrado, formada por dos hojas abatibles
presumiblemente de madera. Junto al presbiterio y exterior a él existía una pequeña sacristía
rectangular que daba acceso a su nivel inferior a través de una puerta y también comunicaba
con el jardín interior.
Por ser un oratorio de una congregación religiosa no tenía lugar la existencia de una capilla
bautismal, y por estar diseñado conforme a la liturgia preconciliar no procedía la existencia
de capilla para la reserva del Santísimo o para la celebración del sacramento de la penitencia.
Sin embargo, sí disponía de coro, si bien los planos no lo reservaba de forma exclusiva para
las religiosas. Su superficie se extendía también sobre la sacristía y parcialmente sobre la
cocina, y se accedía a él desde uno de los pasillos de la planta principal. Poseía un antepecho
53
Ibídem.
54
Ibídem.
55
Ibídem.
56
Ibídem.
57
La indefinición de estos elementos hace que se aproximaran a tres altares, sin lograr definirlos con absoluta
certeza debido a la incoherencia entre las representaciones de los planos. Sin embargo, el testimonio de las
religiosas resultó decisivo en este caso, al confirmarnos la existencia de estos altares. Información aportada por
la religiosa Isabel Corrales Moreno en una entrevista mantenida el 15 de junio de 2014.
211
Del racionalismo al neorrománico. Enrique Crespo y un sanatorio-residencia zamorano
de fábrica culminado con barra de tubo, y en el nivel inferior del presbiterio y el primer tramo
de la nave fueron proyectadas sendas rejas de hierro forjado
58
.
Respecto de los materiales empleados en la reforma, la documentación indicaba que se
trataba de los comúnmente utilizados. En efecto, se empleó fundamentalmente ladrillo de
hueco doble, baldosa hidráulica marrón jaspeada y los revestimientos ordinarios, todos ellos
de calidades habituales
59
. Desde el punto de vista estilístico conviene señalar que se trataba
de una capilla sin excesivas pretensiones, con valores principalmente adquiridos por el
significativo emplazamiento de la misma en el conjunto, como ya hemos señalado. La
sencillez fue seguramente el elemento determinante de este espacio. En efecto, a pesar de
que se trataba de un oratorio ideado desde los criterios litúrgicos preconciliares, nada en él
deslumbraba por su ornato o artificiosidad, precisamente porque esta capilla estaba
sustentada en la pretensión de no distraer a los ejercitantes sus principales usuarios- de la
que era su finalidad primordial
60
. Lo cierto es que la solución adoptada, sin poder establecerla
estrictamente en el lenguaje racionalista, consiguió establecer notable coherencia con lo
heredado de Enrique Crespo Álvarez.
El proyecto no introdujo soluciones significativas respecto de la iluminación de la capilla.
El colegiado mantuvo la fachada tal cual se encontraba, conservando los huecos del edificio,
también en el tramo correspondiente a la capilla. En efecto, la iluminación del locutorio
contiguo fue prevista a través de la ventana inferior de la torre Este y del primer vano del
cuerpo lateral Este, de modo que en el proyecto la capilla recibía la luz natural por medio del
vano central del cuerpo lateral Este más ancho- y el restante se ese cuerpo. También se
proyectó el vano aludido en el ábside, si bien la ausencia de un alzado frontal del presbiterio
impide concretar su tipología. Seguramente este último, orientado a naciente, fuera
58
En la actualidad únicamente permanece el hueco abierto hacia el presbiterio, así como su reja, mientras que
otros vanos se encuentran tabicados.
59
Proyecto de reforma. Memoria, AHPZa, DPV. 33/9, ff. s/p.
60
“Inauguración”. En: Correo de Zamora, Zamora, 19-X-1956: 5.
212
Fig. 8. Casa de Ejercicios Espirituales. Capilla. Detalle de plano seccción. Proyecto
de reforma. Memoria, octubre de 1955, AHPZa, DPV 33/9.
Rafael Ángel García-Lozano
213
practicado en conformidad con la tradición católica de recibir la iluminación absidial de
Oriente. Respecto de la iluminación artificial no tenemos más noticia que la ya aludida de la
lámpara del Santísimo.
El papel que jugaron las artes en este oratorio fue absolutamente irrelevante. El proyecto
no hacía ninguna alusión a elemento alguno, si bien sabemos por la prensa de la época del
aderezo del oratorio con dos únicas obras artísticas, que por otro lado no hemos podido
identificar. Únicamente se mencionaba la existencia de una imagen barroca de la Virgen en
la capilla lateral y un crucifijo suspendido del ábside, quizá en plena coherencia con el talante
austero y despojado de la capilla. Ya en un orden más artesanal se alude al vía crucis,
dispuesto en las paredes laterales de la nave, y constituido por cruces de hierro con una
pequeña incrustación de madera donde estaban grabadas las estaciones
61
.
Una vez analizada la capilla proyectada hay que señalar que, llegado el momento de
ejecutar los trabajos, la propuesta fue sensiblemente modificada. En efecto, y aunque como
criterio general se respetó el modelo propuesto, sí se efectuaron algunas variaciones sobre el
mismo, de cierto calado algunas de ellas. Las tres capillas laterales no fueron construidas
según lo propuesto, sino que fueron efectuadas sin discontinuidad entre ellas y, por tanto,
formando una suerte de nave lateral, tal como permanece en la actualidad. En alzado destaca
su simetría, siendo la central ejecutada formando un arco escarzano y con una anchura tres
veces mayor que cada una de las otras dos, en solución adintelada. Así se recoge en la prensa
de la época cuando afirmaba que existía una imagen mariana “en una capillita del lado de la
epístola y bajo una arcada”
62
. Esta solución se repitió parcialmente a los pies. Aunque se
61
Ibídem.
62
Ibídem.
Pies.
Fig. 9. Casa de Ejercicios Espirituales. Capilla. Solución definitiva de las capillas laterales.
Foto del autor.
Del racionalismo al neorrománico. Enrique Crespo y un sanatorio-residencia zamorano
respetaron exactamente las dimensiones de la sala de conferencias, situada en la planta
principal y con comunicación con el oratorio, se quisieron incorporar 2 m más a la longitud
de la nave, que lógicamente fueron restados del locutorio contiguo y de parte del pasillo de
la planta baja. Así, se hubo de formar un quiebro en el corredor a costa de la escalera
proyectada en este cuerpo, y se incluyó una nueva puerta en el muro lateral Sur de la capilla
que comunicaba también con el pasillo. Por otro lado se prescindió de las puestas abatibles
previstas a los pies de la capilla y que comunicaban con el locutorio, efectuándose en su lugar
un muro de fábrica paralelo y retranqueado esos mismos metros. Esta pared se trazó
partiendo del otro pilar existente en esa sala, a cuyo espacio se añadió la superficie de los dos
armarios empotrados que estaba proyectados y no se realizaron. Con esta intervención,
próximo a los pies de la capilla surgió un pilar del que parten a ambos lados sendos arcos
escarzanos perfilados con molduras de escayola al modo del constituido en capilla lateral.
Como consecuencia de ello se pudo practicar en la fachada del edificio una puerta de acceso
desde el exterior. Consecuentemente los ventanales existentes en el muro Noroccidental, que
en el proyecto mantenían el diseño original de la fachada, fueron alterados mediante la
apertura de esta puerta de arco de medio punto para el acceso directo a la capilla desde la
calle, además del cegamiento de todos los correspondientes a la planta baja y la
transformación de los de la planta principal en cuarto vanos también de medio punto (fig.
9).
Por otra parte, el presbiterio fue ejecutado desde criterios de mayor sencillez respecto de
lo proyectado. Efectivamente, el espacio se concretó íntegramente en un mismo y único
nivel, elevado dos peldaños respecto de la nave. Éstos fueron forrados con aplacado de
mármol blanco y negro, mientras que la pavimentación del resto del presbiterio fue realizada
con la misma baldosa hidráulica que la empleada en la nave. Sendas imágenes tomadas en la
segunda mitad de los años 60
63
muestran la existencia en el ábside de un riel metálico
decorado con cruces griegas y crismones
64
del que pendían dos cortinones removibles
conforme a los colores de los distintos tiempos litúrgicos
65
. También recogen la existencia de
un altar exento, presumiblemente realizado en madera, así como la incorporación de una
suerte de sagrario empotrado en el eje del ábside. Hay que señalar también la ampliación de
la sacristía gracias a la prolongación en línea del muro Sur de la capilla, restándole unos
decímetros cuadrados a la dependencia contigua, que también alteró su distribución y función
previstas. Igualmente, la puerta de acceso prevista desde el presbiterio nunca fue realizada,
trasladándose al muro que la separa de la nave con el fin de posibilitar el acceso desde ésta
66
.
Finalmente, sobre el eje del ábside y en el exterior se construyó una pequeña espadaña que
culminó exteriormente el volumen. No obstante las variaciones sobre lo proyectado, el
espacio litúrgico quedó claramente configurado por el servicio de este recinto siempre a
pequeños grupos, por lo que la escueta longitud de la nave adoptó la ventaja de contribuir a
una quizá mayor cercanía de los fieles respecto al lugar donde se producía el sacrificio
eucarístico y donde se reservaba el Santísimo. Aunque la direccionalidad del espacio era
incuestionable, el hecho de que el eje litúrgico del recinto coincidiera con el menor de la nave
enfatizaba aún más la virtud expuesta.
Una vez concluida la reforma, y a pesar de que la casa había acogido una asamblea de
Acción Católica diocesana incluso antes de haberse iniciado la obra
67
, el obispo inauguró la
63
Es posible que la aplicación de las doctrinas del Concilio Vaticano II supusieran el desmantelamiento del
altar previsto en el proyecto y su sustitución por el que aparece en las imágenes que publicamos, de mayo de
1967 y septiembre de 1965 respectivamente. Sin embargo, la ausencia de información escrita, proyecto, cuentas,
fotografías o testimonios personales sobre este particular no nos permite sostener con rotundidad esta
afirmación.
64
Actualmente este elemento forma parte de la estructura metálica del parterre existente en el jardín del centro.
65
Información aportada por la religiosa Begoña San Jorez en una entrevista celebrada el 15 de junio de
2014.
66
Así lo muestra la fotografía de la colección de Eusebia Lorenzo Sevillano, tomada en septiembre de 1965.
67
Libro de Historia de la Casa, AMCIZ), ff. 2r.
214
Rafael Ángel García-Lozano
215
casa de ejercicios el 15 de junio de 1956 para que fuera estrenada por los seminaristas que
iban a ser ordenados ese mismo mes
68
. A las ocho de la tarde monseñor Martínez González
comenzó los actos con la bendición del edificio, seguida por el traslado procesional del
Santísimo desde la antigua capilla al nuevo recinto. A continuación, fue expuesto el Santísimo
y el prelado dirigió al numeroso público congregado una plática pastoral que concluyó con
la bendición solemne
69
. La casa comenzó a funcionar a pleno rendimiento al cargo de las
once religiosas de la comunidad, y en el mes de octubre ya se habían celebrado en ella doce
tandas de ejercicios espirituales
70
.
Concilio Vaticano II, última reforma y recurso al
revival
neorrománico
Con el paso el tiempo y las nuevas necesidades sobrevenidas, el edificio empezó a
demandar la cometida de ciertas obras. La mayoría otorgaron mayor amplitud a la casa de
ejercicios, muchas de las cuales terminaron desdibujando el lenguaje racionalista original de
la antigua clínica quirúrgica. Las religiosas consideraron en 1962 la oportunidad de abrir un
colegio menor o residencia de estudiantes con el fin de contribuir a sufragar los gastos
ocasionados por el funcionamiento ordinario de la casa
71
, aunque también realizaron
gestiones ante la Dirección General de Arquitectura para recibir ayuda económica por esa
vía oficial
72
. Para ver realizada la aspiración de la residencia, las misioneras tuvieron que
acondicionar una parte del inmueble y además ampliar las instalaciones. Por esta razón ese
mismo año se cubrió la terraza mediante la elevación de un piso más sobre el salón de la
planta principal, creando una nueva sala de gran capacidad y tres habitaciones amplias,
además de conseguir otras tres piezas más en el desván
73
. Esta intervención trajo como
consecuencia directa la pérdida de altura relativa y preponderancia de las torres que
flanqueaban el cuerpo de entrada.
En 1963 las religiosas iniciaron su oferta de formación profesional de peluquería, lo cual
obligó a adaptar el pabellón de la antigua zona de clausura para este menester
74
. En efecto, el
30 de noviembre de 1956 las misioneras habían comprado la finca contigua situada al Oeste
de su edificio con la pretensión de ampliar en el futuro la casa de ejercicios
75
. Durante algunos
años el inmueble estuvo arrendado como residencia familiar, hasta que a comienzos de la
década de los años 60 las misioneras decidieron hacer efectiva su pretensión, llegando incluso
a pleitear durante el año 1967 a tenor de ciertos problemas con un muro medianero
76
. Las
religiosas demolieron esta casa y el viejo cuerpo de servicio del antiguo sanatorio para
levantar un nuevo edificio de ampliación que acogió las nuevas instalaciones de la residencia
de estudiantes. El proyecto fue rubricado por el arquitecto Adolfo Bobo de Vega en junio
de 1964 y reflejaba un inmueble constituido por de tres plantas, la baja dedicada a vestíbulo
y portería, dos comedores diferenciados para la comunidad y las internas, y los servicios de
cocina, despensa y office. La planta primera acogió tres clases y aseos, mientras que la
segunda incorporó cuatro dormitorios comunes y aseos
77
. El presupuesto de la obra ascendió
68
Ibídem, 3.
69
“Apertura”. En: Correo de Zamora, Zamora, 16-VIII-1956:2.
70
“Inauguración”. En: Correo de Zamora, Zamora, 19-X-1956: 5.
71
Libro de Historia de la Casa, AMCIZa, ff. 28 y 30.
72
“Solicitud”, 1692, ADZa, Curia. 1962 (s), A. 25, ff. 1r.
73
Libro de Historia de la Casa, AMCIZa, ff. 30-1.
74
Ibídem, 32-3.
75
“Oficio”, ADZa, Curia. 1967, P. 14, ff. 1r.
76
“Oficio”, ADZa, Curia. 1967, P. 13, ff. 1 r
77
Proyecto. Memoria, junio de 1964, AHPZa, DPV. 61/3, ff. 1-3.
Del racionalismo al neorrománico. Enrique Crespo y un sanatorio-residencia zamorano
a 1.250.000 pesetas
78
y las religiosas se vieron obligadas a contraer un préstamo hipotecario
de 300.000 pesetas para afrontar el pago de los trabajos
79
.
Casi con total seguridad, en el momento en que se construyó el nuevo cuerpo para
residencia las misioneras decidieron desmantelar la capilla establecida en la residencia de
Dacio Crespo y que la comunidad había utilizado de forma privada para la oración desde
que se instaló en la casa-, destinando su espacio a dependencias para ejercitantes
80
. Sin
embargo, las religiosas no renunciaron a esta dotación, dedicando a este menester una sala
emplazada en la planta baja del cuerpo preexistente a la obra de Enrique Crespo. Con una
ventana abierta al jardín interior de la finca, esta capilla tiene acceso desde el pasillo de ese
cuerpo y también por los pies desde la residencia y zona de comunidad mediante unas puertas
abatibles que ocupan íntegramente su anchura. El oratorio, de unos 15 m
2
de superficie,
aparece despojado de toda ornamentación y carece de singularidad. En la actualidad incluye
únicamente un altar constituido por dos patas de hierro y tablero de madera, ambón de hierro
y un sencillo sagrario de latón fijado al testero, de líneas rectas y ornamentado exclusivamente
con una gran cruz que ocupa la totalidad de la puerta. Del testero pende un crucifijo tallado
en madera policromada, de mediados del siglo XX que imita modelos del XVI, y del muro
lateral una imagen de la Inmaculada realizada en los años 60 por la firma barcelonesa Rosés.
Elaborada en resina y pintada imitando madera bicolor y levemente dorada, descansa sobre
un orbe y reproduce líneas cubistas y aristas estilizadas propias de la época. Tres bancos y un
reclinatorio completan el equipamiento. Años más tarde la casa dispuso un oratorio más para
los ejercitantes mediante la transformación para este uso de la dependencia destinada en el
proyecto de 1955 a sala de conferencias, y en el que únicamente existe un sagrario realizado
en hierro forjado, y un crucificado y una imagen de María, ambas de factura industrial.
La actividad de la casa de ejercicios se fue intensificando de forma gradual como
consecuencia del nuevo impulso apostólico y de renovación eclesial consecuentes del
Concilio Vaticano II. En efecto, durante la primera mitad del siglo XX el movimiento de
renovación litúrgica buscó recuperar el sentido absoluto y universal de la celebración de la
Iglesia, de modo que, asumidas las nuevas bases teológicas, la arquitectura religiosa
contribuyó a resolver las necesidades de la comunidad que tomaba conciencia de su carácter
sacerdotal como pueblo de Dios. El regreso a las fuentes, la preponderancia de la acción
comunitaria y la superación de la mera ritualidad dieron como consecuencia el protagonismo
de la asamblea como auténtico sujeto de la acción litúrgica, pretendiendo por todos los
medios la participación activa. Estos aspectos influyeron decisivamente en la apuesta por la
triple focalidad del presbiterio donde el altar, la sede y el ambón son los polos referentes de
la celebración-, la creación de ámbitos propios para la celebración de algunos sacramentos y
la apuesta por la esencialidad decorativa y formal.
Precisamente esta época de renovación eclesial coincidió con el envío a la comunidad
zamorana de una nueva superiora, la religiosa Josefina Mandly, incorporada el 28 de octubre
de 1969
81
. Además de alentar las obras pastorales de la orden, cada vez más alejadas de las
misiones populares debido al descenso de vocaciones y más centradas en la atención de la
casa de espiritualidad, promovió afanosamente la reforma de la capilla para adecuarla a las
nuevas exigencias litúrgicas del Concilio Vaticano II y quizá a una apariencia de más
78
Ibídem.
79
“Oficio”, 1966, ADZa, Curia. 1966, R. 7, ff. 1r
80
La total carencia de información en el Libro de Historia de la Casa correspondiente a los años 1964 a
1968 y la casi inexistente de los años 1969 y 1970 nos imposibilita fijar el momento exacto del
desmantelamiento de la antigua capilla de la clínica y la adecuación del nuevo oratorio privado para la
comunidad. Sin embargo, a partir del o 1971, primero en el que se retomó la crónica anual de la
comunidad religiosa, parece deducirse la existencia de la misma al retomar el registro en la crónica con el
asiento de la incorporación de la nueva directora venida a Zamora para ostentar ese cargo. Libro de Historia
de la Casa, AMCIZa, ff. 37.
81
Ibídem.
216
Rafael Ángel García-Lozano
pretendida nobleza. Para ello encargó
en 1970 al escultor local Ramón
Abrantes Blanco el remozado del
espacio, principalmente centrado en el
presbiterio, acordando una
intervención integral en estilo
neorrománico. El escultor tomó el
encargo con gran entusiasmo
82
y
planteó la incorporación de sendos
arcos sobre columnas, un tabernáculo
pétreo empotrado en el ábside e
impostas sobre canecillos en la
culminación del muro y el arranque de
la bóveda, además de una exedra
también pétrea y los propios
elementos exigidos por la liturgia (fig.
10).
Atendiendo a los principios
teológicos desarrollados por el
Concilio, así como sus consecuencias
en la liturgia y en la proyectación de
templos, esta capilla asumió los
postulados de la reforma conciliar de
forma expresa, de modo
especialmente elocuente en la
concreción de la triple polaridad del
presbiterio. Efectivamente, se dotó al
espacio celebrativo con un altar exento que, por sus dimensiones y ubicación, concentra el
protagonismo de la celebración. Asimismo el ambón se instaló en la línea de la grada, muy
próximo a la asamblea, para poner de manifiesto la singular relevancia de la palabra de Dios.
La exedra, no obstante, busca identificarse con la sede, aunque quizá con un carácter de
presidencia disuelto en la ministerialidad de sacerdocio común. Paralelamente, a tenor de los
sacramentos susceptibles de ser celebrados en una capilla de las características propias de la
institución regente, lógicamente sin peso específico los de la iniciación cristiana,
concentraron especial importancia la eucaristía ya referida- y la reconciliación penitencial,
concretando este último un espacio o ámbito específico de cierta confidencialidad, aunque
seguramente sin alcanzar sus condiciones más excelsas, seguramente debido a la carestía de
espacio. En cualquier caso, la pretensión del protagonismo de la asamblea en la celebración
fue conseguida con éxito en esta reforma arquitectónica, siendo el aspecto donde reside la
genuina modernidad de esta intervención en la capilla. Sin embargo, la apuesta por la
esencialidad decorativa y formal quedó pendiente, especialmente en el presbiterio,
considerándose la aportación adoptada con menor fidelidad al Concilio. Efectivamente, la
apuesta por el lenguaje historicista se debió, sin duda, a la preponderancia del estilo románico
en los templos de Zamora, resultando ésta la ciudad del mundo que concentra mayor número
de iglesias románicas en la misma capital. La búsqueda de identificación y continuidad con el
lenguaje común de los templos zamoranos, que son los ámbitos ordinarios y cotidianos de
la celebración de la fe, debió ser decisiva para adoptar esta concreción historicista, desde
luego alejada de la práctica habitual en la Iglesia e incluso en la propia ciudad en sus nuevas
arquitecturas religiosas. De modo que, en este preciso particular, la búsqueda de modernidad
82
Testimonio aportado por el artista Antonio Pedrero Yéboles, quien visitó los trabajos durante el transcurso
de la obra invitado por el propio Ramón Abrantes, en una entrevista celebrada el 21 de diciembre de 2011.
217
Del racionalismo al neorrománico. Enrique Crespo y un sanatorio-residencia zamorano
formal en el lenguaje empleado quedó supeditada al supuesto beneficio de la praxis celebrativa
y sacramental, lo cual, considerado estrictamente, pudiera conectar más plenamente con el
espíritu de la liturgia reformada por el Concilio Vaticano II. La cuestión de fondo, y que supera
el objeto de estudio de este trabajo, es si realmente tal continuidad lingüística conlleva la mejora
de la praxis celebrativa.
Para llevar a cabo esta reforma, inicialmente el escultor realiel picado de los muros del
presbiterio y el ábside con el fin de incorporar sus propias creaciones. El piso se elevó dos nieves
respecto de la nave y fue pavimentado con losas cuadradas de granito. Ramón Abrantes esculpió
cuatro columnas en piedra del país con sus correspondientes basas y capiteles, estos últimos con
decoración vegetal, además de cimacios con elementos vegetales y tallos que se curvan
formando círculos en cuyo interior se encierran hojas
83
. Efectivamente tienen grandes
semejanzas con algunos ejemplares del románico zamorano, como los existentes en las iglesias
de Santo To principalmente y San Juan de Puertanueva, buscando la continuidad que hemos
referido. Apeados en ellos se elevaron sendos arcos de medio punto con dovelas lisas que limitan
el tramo rectangular del presbiterio, quedando constituida la cabecera por un tramo recto
presbiteral y ábside semicircular. El primero se cubre con veda rebajada y en el segundo voltea
una bóveda de cuarto de esfera. Perimetralmente se colocó una sencilla exedra de piedra del país
interrumpida únicamente por sendas credencias ubicadas tras el arco interior, exactamente en el
lugar donde se encuentran sendos ventanales de gran altura y cierta estrechez que permiten la
entrada de luz natural y que quedan ocultos a los fieles. Este descansadero treo permite la
ubicación de fieles para la celebracn de pequeños grupos en torno al altar, de modo que el
sacerdote puede ubicarse a uno u otro lado del mismo, consiguiendo así mayor cercanía e
intimidad celebrativa en grupos reducidos. Para la cabecera Ramón Abrantes esculp dos
impostas colocadas simétricamente en el arranque de la misma y apoyadas en cuatro canecillos
cada una, los cuales reproducen modelos vegetales y zoomorfos muy próximos a los de la iglesia
de San Isidoro. En el centro del testero colocó un tabernáculo formado por una moldura
decorada con tallos curvos y hojas, en cuyos extremos se yerguen sendas columnillas formadas
por basa, fuste liso y capitel corintio que soportan una moldura con decoración ajedrezada. Una
hornacina practicada en el testero acoge el sagrario (figs. 11 y 12).
83
La columna izquierda correspondiente al arco más cercano a la nave tiene grabado a una altura de 1,50
m del suelo un anagrama que representa las letras ‘AR’. Desconocemos exactamente el significado de las
mismas, que bien podrían ser las iniciales del escultor si alteraran el orden.
218
Fig. 12. Casa de Ejercicios Espirituales. Capilla. Soporte
del Sagrario. Foto del autor.
Fig. 11. Casa de Ejercicios Espirituales.
Capilla. Detalle de los capiteles.
Foto del autor.
Rafael Ángel García-Lozano
219
El mobiliario litúrgico está constituido únicamente por el altar y el ambón, ya que se
prescindió de la sede, seguramente con pretensiones de ser suplantada en sus funciones por
la exedra. El altar, emplazado en el centro del presbiterio, está constituido por sendas
columnas talladas en piedra del país y formadas por basa, fuste liso y capitel corintio. Sobre
ellas está colocado un tablero de granito desbastado. El ambón está formado por tres piezas
de piedra engarzadas, y aparece decorado en el extremo inferior con una cenefa vegetal
ornamentada en la parte superior con puntas de diamante y pomas colgantes en los ángulos.
La inexistencia de confesonario se palió mediante la apertura de un estrecho vano a modo
de saetera en el muro de la sacristía hacia la nave lateral. Fue protegido con una reja de hierro
forjado y una tela de saco que guarda la identidad del penitente. Una pila para el agua bendita
labrada en piedra y colocada junto a la puerta de acceso completa el aderezo de la capilla.
Reproduce una cabeza humana en cuya parte superior existe una oquedad para depositar el
liquido elemento. Como testigo de la intervención Ramón Abrantes colocó en el muro de la
nave a baja altura un pequeño sillar labrado con el nombre de la congragación y el año de la
reforma.
La renovación de la capilla culminó con la incorporación de dos nuevas imágenes de culto
y un nuevo sagrario, todos ellos realizados en los talleres de arte religioso Granda
84
. Sobre el
tabernáculo se colocó un crucifijo de tamaño inferior al natural, tallado en madera, dorado y
policromado, y que imita en algunos aspectos la tipología gótica. El Cristo permanece aún
vivo, está tocado por una corona de soga y posee paño de pureza anudado a la derecha y que
se extiende hasta las rodillas. Destaca el torso de Jesús, con las costillas y el ombligo muy
pronunciados. Apoyada en una repisa de madera y ubicada en el muro de la nave junto al
presbiterio se encuentra una imagen de la Virgen María en majestad, entronizada y con el
Niño sentado sobre su rodilla derecha. La Virgen, en pose sedente reposada, sujeta al Niño
con ambas manos, mientras que éste se toca el corazón con su mano derecha. Ambas
imágenes miran ligeramente hacia abajo y transmiten una fuerte sensación de sosiego que
invita a la devoción. El conjunto está tallado en madera muy levemente patinada y dorada.
El sagrario es una caja de metal con dos puertas simétricas de bronce y practicables desde el
frente. Reproduce dos ángeles orantes enfrentados, de líneas estilizadas y dispuestos sobre
una espiga en alusiones eucarísticas. A los pies aparece la frase “Ipse est pax nostra”. Una
lámpara de hierro forjado en forma de estrella de seis puntas y platillos, idéntica a otra
existente en el hall del inmueble, pende del techo y es fuente luz artificial junto a unos
apliques de hierro y vidrio. La integración de todos los elementos consiguió resultados muy
destacables, altamente potenciados por la incidencia de la luz natural procedente de poniente.
La descripción de los procesos constructivos y sus resultados arquitectónicos, así como
la capacidad probada del edificio para integrar las modificaciones demandadas por los nuevos
usos y las aportaciones del lenguaje historicista introducido, nos impulsa a validar la hipótesis
planteada, considerando la extraordinaria versatilidad del edificio para adoptar las
alteraciones formales y constructivas de que fue objeto. Y lo hizo, además, sin estridencias y
con altos valores de discreción, logrando alcanzar una unidad compositiva y lingüística
perfectamente integrada.
Conclusión
La Casa de Ejercicios se mantuvo en sus funciones hasta febrero de 2023, cuando la orden
dejó de prestar servicio a la diócesis de Zamora. Entonces el edificio fue clausurado y puesto
públicamente a la venta, al renunciar el obispado a asumir directamente su gestión, quizá en
virtud del estado del inmueble y la problemática de su proximidad a la muralla.
Efectivamente, en diversas ocasiones su patio se ha reclamado para dominio público
municipal por su estratégica posición respecto del recinto amurallado. No obstante estos
particulares, el edificio consolida indudablemente la trama histórica del viario de la ciudad y
84
De Las Heras, 1973: 213.
Del racionalismo al neorrománico. Enrique Crespo y un sanatorio-residencia zamorano
la ocupación de las manzanas edificadas, lo que a priori lo aleja de la sombra de su pérdida.
Sin embargo, el estado de conservación y mantenimiento de algunos equipamientos abren
ciertas dudas sobre su perduración. Más aún cuando las actuales exigencias legales y
arquitectónicas para mantener los usos residenciales distan de las posibilidades que ofrece
realmente el edificio. No obstante, el uso continuado del centro y lo epidérmico de la mayoría
de las intervenciones que ha sufrido no han logrado desdibujar de forma sobresaliente la
concepción racionalista global del inmueble. Si bien las más decisivas, como la intervención
historicista sobre la capilla, no hacen sino denotar la versatilidad de su composición y sus
capacidades de adaptación, no obstante sin afectar de forma integral y decisiva en el conjunto.
Por otra parte, la perduración en buena medida de la organización de muchos espacios
primigenios del establecimiento y el mantenimiento de los materiales y formas originarios
-especialmente el hall y el salón de la primera planta, que incluso conservan el mobiliario
racionalista original-, no alejan en absoluto a este edificio de la propuesta racionalista de
Crespo Álvarez. Su perduración en virtud de sus propios valores y lo excepcional de su
establecimiento en el casco antiguo de la ciudad en especial contraste con caracterización
racionalista- plantean una alerta que se da de bruces con su nula protección en el catálogo de
elementos protegidos en el PGOU en vigor
85
. Como acontece en no pocos edificios de
carácter racionalista a lo largo de nuestra geografía, su falta de consideración popular e
incluso su nula protección fáctica ponen en riesgo su perduración. Y con especial
singularidad en este caso, tratándose de un inmueble que logró integrar lenguajes historicistas
en el racionalismo originario, haciendo de lo que podría ser considerado un paso atrás una
respuesta madura de integración de lenguajes arquitectónicos sin la pérdida de su carácter
originario.
85
Ayuntamiento de Zamora (2011), Catálogo de elementos protegidos [En línea] disponible en
<http://www.zamora.es/ficheros/DR_CATALOGO_ARQUITECTONICO.pdf> [consulta: 6 junio 2023].
220
Rafael Ángel García-Lozano
221
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