Ucoarte. Revista de Teoría e Historia del Arte, 12, 2023, pp. 104-127, ISSN: 2255-1905
EL ESCULTOR CECILIO LÓPEZ CRIADO (C. 1601 1671).
EL PATRONAZGO ARTÍSTICO DE LAS ÓRDENES
RELIGIOSAS
MARÍA SOLEDAD LÁZARO DAMAS
Universidad de Granada (España)
Fecha de recepción: 29/06/2023
Fecha de aceptación: 15/08/2023
Resumen
El escultor Cecilio López Criado, discípulo de Alonso de Mena, estableció una relación
profesional con la ciudad de Baza que daría lugar a su vecindad posterior y a la apertura
de un taller desde el que atendió diferentes encargos. En su producción cabe destacar
las obras realizadas para diferentes órdenes religiosas y, en especial, los retablos de los
conventos de San Francisco y Santo Domingo de Baza y de la Merced de Cazorla.
Palabras clave
Patronazgo artístico; retablo; Baza (Granada); Cazorla (Jaén); Cecilio López Criado.
THE SCULPTOR CECILIO LÓPEZ CRIADO (C. 1601 1671).
THE ARTISTIC PATRONAGE OF RELIGIOUS ORDERS
Abstract
The sculptor Cecilio López Criado, disciple of Alonso de Mena, worked in the city of
Baza. This would be the place where he would subsequently settle and open his
workshop, in which he received several commisions. Among his works, it should be
highlighted those produced for different religious orders and, in particular, the
altarpieces of the convents of San Francisco and Santo Domingo in Baza, and of
Merced in Cazorla.
Keywords
Artistic patronage; altarpiece; Baza (Granada); Cazorla (Jaén); Cecilio López Criado.
María Soledad Lázaro Damas
Introducción
En el año 1614 comenzaba su aprendizaje en el taller del escultor Alonso de Mena un
joven granadino de trece años, Cecilio López Criado, que desarrollaría en el futuro una
actividad como maestro independiente. Vinculado de manera inicial y profesionalmente a la
ciudad de Granada, Cecilio López acabaría estableciéndose de manera definitiva en Baza,
donde atendería una importante demanda artística relacionada con las provincias de Granada,
Almería y Jaén durante más de treinta años.
El nombre de Cecilio López es conocido en la historiografía desde que Gallego Burín
expusiera, de manera breve, su existencia y establecimiento en Baza
1
. Años después Luis
Magaña Visbal aportaría una visión más amplia acerca del escultor, con algunos datos
biográficos de carácter personal y familiar, y la relación puntual y concisa de trece contratos
de obras escultóricas y retablos
2
. Tanto las aportaciones de Gallego Burin como las de
Magaña estuvieron motivadas y justificadas por la relación profesional y familiar de Cecilio
López con el que fuera su maestro y cuñado, Alonso de Mena, su yerno Bernardo Francisco
de Mora y sus nietos, los escultores Bernardo, Diego Antonio y, muy especialmente, José de
Mora; una tendencia presente en estudios posteriores. Más recientemente se han dado a
conocer nuevos datos que han permitido ampliar el catálogo de su obra
3
y se ha planteado
tanto su capacidad de emulación en una obra como el desaparecido retablo de la Merced de
Cazorla
4
como su posible responsabilidad en la formación de Bernardo Francisco de Mora
5
.
La información contenida en el rico fondo de protocolos notariales de la ciudad de Baza,
junto a la procedente de los protocolos notariales de Granada y la de otros archivos, permite
no obstante seguir ampliando el inventario y catálogo de su obra y precisar la trayectoria de
un maestro que fue capaz de dar respuesta a los deseos artísticos de una amplia clientela.
Unas circunstancias que justifican la realización de este estudio, posiblemente el único
específico sobre Cecilio López, en el que se abordan dos grandes cuestiones; por un lado, los
aspectos biográficos de carácter personal, familiar, social y profesional acerca del artista y su
obra; por otro, su especial relación con los conventos de las principales órdenes religiosas de
Baza y de Cazorla.
Aspectos biográficos y profesionales
La primera fuente de información para el conocimiento biográfico de Cecilio López
procede de su expediente matrimonial, fechado el 13 de julio de 1620
6
. En la fecha señalada
solicitaría contraer matrimonio con Cecilia de Mena por lo que se llevaron a cabo las
oportunas informaciones a fin de concretar la situación legal de ambos y conceder la
oportuna licencia para el enlace. En su testimonio Cecilio López declara ser natural de
Granada e hijo de Diego López y Juana Martín, su condición de mozo soltero y tener 19
años, dato que permite fijar su nacimiento en 1601. Igualmente afirma su vecindad en la
1
Gallego Burín, 1925a: 326; 1925b: 58. Gallego Burín basó sus afirmaciones en los datos suministrados por
Manuel Gómez Moreno, según expone en su estudio sobre José de Mora.
2
Magaña, 1952: 143-148; 1978: 608-613. Luis Magaña realizó una investigación directa en los protocolos
notariales de la ciudad y en los libros sacramentales de la Iglesia Mayor desde fechas anteriores a 1925, aunque
el resultado de sus investigaciones no vería la luz hasta 1952 y, de manera póstuma, hasta 1978. Las aportaciones
que realizó no tenían como objetivo el análisis de los contratos ni de las obras que aún se conservaban con
anterioridad a 1936, sino poner de relieve su interés hacia la figura de Cecilio López, por su condición de
discípulo de Alonso de Mena y de abuelo de José de Mora.
3
Rivas Hernández, 2000: 54-57. Garrido/Segura, 2012: 71-90.
4
López-Guadalupe/Gila, 2004: 63-79.
5
López-Guadalupe, 2018: 167.
6
Expediente matrimonial de Cecilio López y Cecilia de Mena, 13 de julio de 1620, Archivo Diocesano, Granada [ADG],
84-75.
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El escultor Cecilio López Criado (c. 1601-1671). El patronazgo artístico de las órdenes religiosas
parroquia de San Matías, corroborada por uno de los testigos, Pedro de Herrera; una
vecindad que se remontaba al menos a los seis años anteriores.
Al margen de sus identidades, nada se sabe de sus padres por lo que no puede descartarse
que procedieran de otro lugar e incluso que, en las fechas del matrimonio de Cecilio, fueran
ya difuntos, puesto que ninguno de sus progenitores u otros parientes comparecen como
testigos en el expediente. Poco más se conoce acerca de posibles familiares, aunque cabe
destacar al que fuera padrino de bautismo de su hijo Jacinto, Francisco Criado, cuyo apellido
invita a pensar que fuera hermano o pariente del escultor
7
.
El expediente matrimonial resulta de especial interés para concretar los inicios de Cecilio
López en el mundo laboral y su relación con la escultura. En el documento aparecen
únicamente como testigos los escultores Pedro de Herrera y Alonso de Mena, además de
Luisa de Escalante, madre de la novia y de Alonso. El testimonio de Alonso de Mena permite
conocer la relación de Cecilio López con su taller y también su magisterio al afirmar: “que
conoce a Cecilio Lopez de seis años a esta parte poco mas o menos y le ha mostrado este
testigo el oficio de escultor y era muchacho cuando lo comenzó a conocer […]”
8
. De ello se
deduce que Cecilio López comenzó su formación con Alonso de Mena hacia 1614.
Cecilio López tendría ocasión de compartir las enseñanzas de su maestro con otros dos
aprendices, Pedro Cobo de la Serna y Juan Sánchez Cordobés, que ingresaron en el taller en
diciembre de 1613
9
. De igual manera conoció y tuvo trato habitual con el citado Pedro de
Herrera, colaborador de Mena y futuro esposo de Francisca de Mena, hermana de Alonso y
de Cecilia de Mena, por lo que ambos serían concuñados. Precisamente Herrera, que
entonces contaba 32 años, aporta en el expediente el dato de que conocía a Cecilio desde
hacía seis años y siempre como vecino de la parroquia de San Matías.
La relación con el taller propiciaría un contacto más íntimo de Cecilio López con la familia
Mena y en particular con Cecilia de Mena, hermana de Alonso, con la que contrajo
matrimonio el 25 de julio de 1620
10
. La nueva pareja inició su vida en común sin estrecheces
ya que, antes de que pasase el año, eran propietarios de una casa en la collación de San
Salvador. Desconocemos si llegaron a habitar en ella puesto que, en mayo de 1621, estaba
arrendada a un particular y el matrimonio tenía su vecindad en San Gil
11
.
Gallego Burín, en su estudio sobre José de Mora, afirmó que después de su matrimonio
“López aparece trabajando en Baza y en los pueblos de su región, seguramente por encargo
de su cuñado” apuntando que en dicha ciudad nació hacia 1623 Damiana de Mena, madre
de José de Mora
12
. Sin embargo, no existe constancia documental de la presencia, vecindad
o trabajo de Cecilio López en Baza en esta década y conviene precisar que, según el
testamento de Diego Antonio de Mora, Damiana era natural de Granada
13
. En los últimos
meses de 1624, Cecilio López vuelve a documentarse en la collación de San Gil, donde había
arrendado una casa del hospital del Corpus Cristi, aneja a dicho hospital, y por un periodo
7
El apellido Criado no fue utilizado por Cecilio López en las escrituras notariales. El escultor siempre firmaba
como “Çecilio Lópezy muy posiblemente haría un uso fonético de la cedilla, por lo que era identificado como
Sicilio, Secilio o Cecilio. Siempre fue denominado escuetamente con su nombre y primer apellido y siempre firmó
de esta manera.
8
Gallego Burín realizó una lectura incorrecta de la declaración de Alonso de Mena al afirmar que lo había
tenido como discípulo desde ocho años antes. Igualmente ocurrió en el caso del nombre de la madre que
interpretó como María cuando en realidad era Juana.
9
Gila, 2013: 23-24.
10
Gallego Burín, 1925a: 326.
11
Obligación de pago de Cecilio López y Cecilia de Mena a Cristóbal de Benavides, 12 de mayo de 1621, Archivo de
Protocolos, Granada [APG], G-530, ff. 530-531. En dicha escritura hipotecan la casa como garantía de pago y
declaran ser mayores de 22 años y menores de 25.
12
Gallego Burín, 1925b: 89.
13
Palomino, 2017: 593.
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María Soledad Lázaro Damas
de cuatro años y medio. En San Gil sería bautizado el 20 de enero de 1625 el segundo hijo
conocido de la pareja, Melchor, apadrinado por Pedro de Aguilar
14
.
Cumplido el primer año y medio del arrendamiento citado en 1626, Cecilio López
traspasó su alquiler al escultor Antonio Gómez por los tres años restantes
15
. La familia se
trasladaría a la cercana parroquia de Santiago donde nacería Jacinto; su bautismo se realizaría
el 7 de noviembre de 1627
16
. La consulta de su partida permite precisar que el bautizo se
realizó en el domicilio familiar, “por tener necesidad”, lo que induce a pensar que el niño
pudo morir a poco de nacer. Con posterioridad Cecilio López y su esposa se documentan en
la collación de San Salvador donde nació Bernardo, en diciembre de 1630
17
. Al margen de
los nacimientos reseñados debemos descartar el de Cecilio, que tuvo lugar según Gallego
Burín en enero de 1625; fechas que corresponden, en realidad, al nacimiento de Melchor.
En 1631 el matrimonio seguía avecindado en la parroquia de San Salvador y, más en
concreto, en el barrio de Albaida, donde adquirió del abad y canónigos de la parroquia una
“placeta” gravada con un censo, situada frente a su casa y colindante con un corral de su
propiedad
18
. Unos datos que permiten deducir una situación de desahogo y estabilidad
económica. La vecindad de la familia en Granada se mantuvo durante gran parte de esta
década.
Aunque es muy posible que Cecilio López siguiese vinculado al taller de Alonso de Mena,
en los primeros tiempos de su matrimonio, no debió permanecer de manera continua en él,
sino más bien de una forma esporádica compatibilizando su trabajo con el ofrecido por otros
profesionales del gremio. Su actividad independiente se documenta desde 1626 al menos, así
como su colaboración con otros maestros en una fórmula usual en la época. Ejemplo de lo
primero sería la ejecución de una imagen de Cristo con la cruz a cuestas de tamaño natural,
contratada el 12 de marzo de 1626 con el pintor Juan de Espínola por el precio de doce
ducados
19
. Su trabajo puntual, en el taller de otros escultores y ensambladores, queda de
manifiesto en el contrato realizado con Juan de Alfaro el 12 de enero de 1631
20
, por el que
adquiría el compromiso de ayudarle en la ejecución del retablo para la capilla de la Veracruz
de Alcalá la Real, contratado en el mes anterior
21
. Según la escritura Cecilio López trabajaría
en el taller de Alfaro en Granada donde, en un plazo de tres meses, se ocuparía de realizar
las labores ornamentales ligadas a la imaginería
22
. Su colaboración con Alonso de Mena se
documenta en una obra tan prestigiosa como los armarios relicarios de la Capilla Real de
Granada, contratados por Mena y realizados entre 1630 y 1632. Según recogen las cuentas
de fábrica de la citada institución Cecilio López percibió 16.630 maravedíes por un periodo
14
Partida de bautismo de Melchor, 20 de enero de 1625, ADG, Libro de bautismos de la parroquia de San Gil
(1621-1671), f. 34v.
15
Escritura de arrendamiento de una casa entre Cecilio López y Antonio Gómez, 15 de abril de 1626, APG, G-570, ff.
280-281v.
16
Gallego Burín, 1925b: 58. Moreno, 2001: 298.
17
Gallego Burín, 1925b: 58.
18
Escritura entre el abad y cabildo de San Salvador y Cecilio López, 29 de abril de 1631, APG, G-607, ff. 1140-1143.
19
Gila, 2021: 110.
20
Gila, 2021: 121.
21
López- Guadalupe, 2001: 83. Gila, 2021: 121.
22
Contrato entre Cecilio López y Juan de Alfaro, 12 de enero de 1631, APG, G-612, sin foliar. La consulta directa
del documento nos ha permitido concretar los elementos ornamentales que el artista debía llevar a cabo.
Concretamente las hojas de la urna, seis capiteles corintios, -cuatro grandes de tres varas y dos pequeños de tres
cuartas-, un serafín con sus cartones a los lados, dos niños alados y recostados sosteniendo una tarja en el friso,
un dios padre, de una vara de alto, en una gloria de nubes y serafines en el tablero alto además de dos ángeles,
junto a los arbotantes, sosteniendo el arbotante y una tarja. El repertorio se completaba con dos ángeles, de
una vara, asidos a la cruz y con una faja decorativa lateral, desde el pedestal a la cornisa, consistente en una
cabeza de águila de cuyo pico colgaba una cinta con fruteros. Bajo el pedestal debían tallarse “unos cartones
con sus medias caras que recivan el retablo”.
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El escultor Cecilio López Criado (c. 1601-1671). El patronazgo artístico de las órdenes religiosas
comprendido desde el 12 de enero a abril de 1631, “a cuenta de los medios cuerpos que se
han hecho para las reliquias, que fueron 9 de santos en blanco, a 55 reales cada uno”
23
.
En noviembre de 1632 Cecilio López entró en contacto con la ciudad de Baza gracias
al proyecto de construcción del retablo mayor de la iglesia de Santiago cuyas trazas habían
sido realizadas por Juan de Freila Guevara
24
. Freila estableció en Baza su taller entre 1620 y
1627, una iniciativa propiciada por el contrato y ejecución del retablo para la capilla mayor
del monasterio mercedario de Santa María de la Piedad, que debió ser el referente para los
clérigos de la iglesia de Santiago
25
. Por razones que se ignoran, posiblemente relacionadas
con la marcha de Freila a Guadix, la redacción de las condiciones no fue realizada por el
tracista, sino que fue encomendada a Alonso de Mena y Juan Bautista Balfagón. Dichas
condiciones estaban realizadas el 24 de octubre de 1632, fecha en la que el provisor ordenaba
el pregón del retablo. La obra fue pregonada en Granada el día 2 de noviembre celebrándose
el acto de presentación de las diferentes posturas en Baza el día 21. Prueba de la importancia
de la obra fue la concurrencia de varios escultores y ensambladores de retablos. En una
primera ronda se presentaron las posturas iniciales y conjuntas de Juan Bautista Balfagón y
Alonso de Mena, y la de Juan Martínez Ramal, ensamblador vecino de Baza. En una segunda
ronda hicieron posturas individuales Alonso de Mena y Juan Martínez Ramal además de Juan
de Alfaro, Alonso Benítez y Cecilio López. La obra fue rematada finalmente el día 4 de
diciembre en Juan Martínez Ramal
26
.
La escritura de contrato sería otorgada el 6 de marzo de 1633 obligándose el ensamblador
a su realización en los dos años siguientes
27
. Aunque Ramal contrató la realización del
conjunto del retablo finalmente sólo realizaría lo relativo al ensamblaje, dato inédito que
aporta en una escritura otorgada en 1648 en una situación de enfermedad grave
28
. Ante esta
afirmación cabe deducir que Martínez Ramal debió ceder a un escultor la talla de escultura,
relieves y ornamento decorativo y que ese escultor fue Cecilio López; deducción refrendada
por su presencia en Baza desde 1633 y por un poder notarial del propio escultor a favor del
convento de la Merced, fechado en junio de 1651, para cobrar 600 reales de la iglesia de
Santiago; una cantidad que aún le debían por el retablo que hizo siendo mayordomo el
licenciado don Juan Serrano
29
. Sin que se haya localizado más información al respecto lo que
sí puede afirmarse es que el retablo estaba construido en el año 1639, fecha en que la fábrica
parroquial aún adeudaba algunas cantidades a Juan Martínez Ramal
30
.
El trabajo de Cecilio López en este retablo debió ser muy apreciado en los círculos
eclesiásticos convirtiéndose en la mejor carta de presentación de su trabajo
31
. Su relación con
23
Gallego Burín, 1953: 89.
24
Magaña, 1978: 608.
25
Lázaro, 2023: 80-83.
26
Magaña, 1978: 609. Garrido/ Segura, 2012: 82.
27
Garrido/Segura, 2012: 81. Escritura entre la fábrica de Santiago y Juan Martínez Ramal, 6 de marzo de 1633, APG,
B-545, ff. 222-223.
28
Escritura de Juan Martínez Ramal, 24 de enero de 1648, APG, B-677, f. 40.
29
Magaña, 1978: 611.
30
Escritura entre Juan Martínez Ramal y el beneficiado de la fábrica de Santiago, 27 de noviembre de 1639, APG, B-551,
ff. 667- 669.
31
Para comprender este éxito inicial hay que hacer referencia también a la atonía de Baza en el campo
escultórico. Desde la década de 1580, los grandes proyectos fueron encargados a maestros foráneos que
establecieron una relación muy puntual con la ciudad. Excepción a esta tónica fueron Gabriel de Freila y sus
hijos, Miguel y Juan de Freila Guevara, que residieron en la ciudad a lo largo de años y en periodos diferentes
y mantuvieron lazos estrechos con ella y su ámbito de influencia. Tras la marcha de Juan de Freila Guevara a
Guadix quedó clausurado el único taller de escultura existente. No obstante, es de justicia destacar la existencia
de varios carpinteros, también autodenominados ensambladores en ocasiones, que contrataron la realización
de algunos retablos, hoy perdidos, pero cuya relación con la escultura e imaginería propiamente dicha debió ser
muy escasa o inexistente. En esta línea se documenta a Luis de Molina, Juan Martínez Ramal, Gregorio García
108
María Soledad Lázaro Damas
Baza prosiguió en los años siguientes, aunque el escultor siguió manteniendo su vecindad en
Granada, condición que manifiesta en el encabezamiento de las escrituras además de la de
“estante”. De hecho, su presencia en la ciudad viene asegurada por los diferentes encargos
que recibió desde 1633; concretamente una imagen de San Diego para el convento de San
Francisco y una escultura de San Antonio de Padua para la iglesia de Serón a las que seguirían
un San Pedro Nolasco para Cazorla
32
y un sagrario para el convento del Espíritu Santo de Baza.
La popularidad y buena acogida de sus obras, que debieron ser más que las documentadas,
y las halagüeñas perspectivas laborales decidieron a Cecilio López a dar un paso fundamental
en su vida y su carrera profesional estableciéndose en Baza. El traslado se produjo en fechas
posteriores a mayo de 1636 y consta ya como vecino de la ciudad el 9 de septiembre de 1637,
fecha del contrato de una imagen de San Pascual para Huéscar. A esta obra seguiría en 1638
el Crucificado para la capilla de Antonio de la Plaza
33
.
En estas fechas Cecilio López tenía una sólida posición económica como se deduce del
préstamo realizado al mercader Pedro de Heredia, el día 13 de julio de 1638, por valor de
1.300 reales que este debía devolverle con sus intereses en el plazo de un año
34
. Su inclusión
en el padrón para el reparto del pago de la moneda en 1639 permite subrayar este extremo
ya que la cuota aplicada fue una de las más altas
35
. El padrón permite fijar su domicilio en ese
año en la calle del Almendro
36
, una residencia que abandonaría al año siguiente para
trasladarse a la Plaza Mayor donde tomaría en arriendo por un año una casa que debió ser al
mismo tiempo taller y tienda
37
. Su vecindad en esta collación se prolongaría en los años
siguientes, tal y como parece refrendar el matrimonio de su hija Damiana con Bernardo
Francisco de Mora en 1641 y el bautismo en 1642 de su nieto José de Mora, celebrados en la
Iglesia Mayor.
La década de 1640 supondría para Cecilio López un periodo marcado por la madurez en
el aspecto personal y en el plano profesional a tenor de los encargos. En 1640 contrataría el
retablo de san Ginés (fig. 1), destinado a la iglesia de Santiago de Baza, al que seguirían en
junio de 1641 el encargo del Cristo de Cabrilla para la hermandad bastetana de los ganaderos
y, en el mes de septiembre, la escultura de Cristo yacente para la hermandad del Santo Sepulcro
de Galera, junto con el sepulcro y las andas correspondientes
38
. En ese mismo año realizaría
una imagen de la Virgen del Rosario para la hermandad del mismo nombre de Orce
39
. Al año
siguiente realizaría el retablo de Nuestra Señora del Rosario para la hermandad del mismo
nombre de Caniles
40
al que seguirían los retablos mayores de los conventos de Santo
Domingo y San Francisco de Baza en 1642 y 1643
41
. En agosto de 1645 contrataría la hechura
del Cristo de la Expiración para la capilla de Diego de Moya y Merino
42
, así como la imagen del
Cristo de Cabrilla para la hermandad homónima del convento de Santo Domingo de Baza. En
1646 comenzaría una larga relación con la iglesia de Gor y realizaría varias obras inéditas en
los años siguientes, entre ellas su retablo mayor. En 1648 contrataría el retablo mayor del
convento de la Merced de Cazorla y en 1649 el retablo para la capilla de don Antonio Méndez
y Andrés de Mata. Ello debió ser determinante para explicar ese éxito de Cecilio López además del aprecio por
su obra, lógicamente, a la vista del trabajo realizado.
32
Magaña, 1978: 610.
33
Segura/Valero, 2018: 480.
34
Obligación de pago de Pedro de Heredia a Cecilio López, 13 de julio de 1638, APG, B-550, f. 305.
35
Magaña, 1978: 610.
36
Magaña, 1978: 610.
37
Contrato de arrendamiento entre Cecilio López, escultor, y Cristóbal de Caballos Ayvar, 22 de septiembre de 1640, APG,
B- 552, f. 523.
38
Garrido/Segura, 2012: 73-80.
39
Escritura de obligación entre Francisco Rodríguez y Alejo Mexía, 17 de abril 1641, APG, B-670, f. 109.
40
Fernández, 2020: 161.
41
Magaña, 1978: 611.
42
Ibidem.
109
El escultor Cecilio López Criado (c. 1601-1671). El patronazgo artístico de las órdenes religiosas
110
Fig.1. Traza del retablo de San Ginés. Cecilio López Criado. Archivo de Protocolos de
Granada. Fuente: Autora.
María Soledad Lázaro Damas
Pardo en Baza
43
. Un conjunto de encargos que permiten deducir la abundancia de trabajo y
no parecen refrendar una hipotética marcha de Cecilio López a Granada tras la muerte de
Alonso de Mena.
Es muy poco lo conocido acerca del taller de Cecilio López. Además del propio escultor
estuvo integrado por su hijo, Melchor López; el único hijo, al margen de Damiana López,
del que existe constancia que alcanzara la edad adulta. Fue, por otra parte, su colaborador
más estrecho y cercano, aunque resulta de interés destacar que, tras la marcha de Bernardo
de Mora a Granada y durante algún tiempo, debió residir en esta ciudad ya que, en marzo de
1647, consta el nombre de “Melchor Criado” como uno de los integrantes del domicilio
familiar de Bernardo de Mora en la calle Pavaneras
44
. No puede descartarse que Melchor, que
contaba 22 años, intentase buscar una independencia laboral en la ciudad originaria de su
progenitor, pero lo cierto es que volvió a Baza y siguió vinculado al taller paterno. En esta
ciudad contrajo matrimonio con Luisa de Quevedo y residió a lo largo de su vida, salvo en
periodos cortos y justificados por los encargos.
Como ejemplo de la colaboración entre padre e hijo cabe reseñar una escritura de
obligación de pago suscrita por Cecilio López el 4 de septiembre de 1659, por valor de 4.400
reales, a favor de su hijo; una cantidad que le adeudaba tras ajustar cuentas entre ambos por
obras realizadas “en diferentes partes”
45
. No nos consta el trabajo independiente de Melchor
López en vida de su padre, a no ser que se considere así el sepulcro contratado para don
Fernando Antonio de Zafra, señor de Castril en 1660. Dicho sepulcro estaba destinado al
entierro, -entendemos que se refería a su capilla-, en la iglesia de Castril y el encargo nos es
conocido gracias a una escritura en la que Melchor López declaraba haber recibido cien reales
del citado señor a cuenta del precio concertado.
Durante un periodo difícil de precisar también estuvo vinculado al taller el escultor de
origen mallorquín Bernardo Francisco de Mora. Aunque la relación familiar entre Bernardo
de Mora y Cecilio López es conocida, el origen y las circunstancias que propiciaron ese
vínculo siguen resultando desconocidos. Los únicos documentos que atestiguan el paso del
escultor mallorquín por Baza, y su relación con la familia López Criado, son su partida de
matrimonio con Damiana López, celebrado el 26 de mayo de 1641, y la partida de bautismo
de su hijo, José de Mora, celebrado el 1 de marzo de 1642
46
. Al margen de esta
documentación, el único dato de carácter laboral es el contrato del retablo de Santo
Domingo, en unión de su suegro, en el que Bernardo de Mora no es identificado como
escultor sino como “yerno” de Cecilio López.
Cuando Bernardo de Mora aparece en Baza es un joven de 27 años y que debía tener una
formación adecuada en el arte de la escultura, o bien una formación en un oficio vinculado
a la madera, cosa que no se ha planteado hasta la fecha. Para explicar su llegada desde
Mallorca, Gallego Burín estableció una relación familiar con Cazorla donde residía Juan de
Mora, casado con una vecina natural de esta villa, al que consideró sin duda hermano de su
padre. Desde Cazorla, Bernardo de Mora habría llegado a Baza pasando a integrar el taller
de Cecilio López
47
. En fechas muy posteriores Juan Jesús López-Guadalupe ha defendido
como causas de su llegada al sureste andaluz dos cualidades que acompañaron a Bernardo de
Mora a lo largo de su vida; por un lado, su extraordinaria vocación artística y, por otro, un
perenne deseo de superación
48
. Los lazos familiares con Cazorla habrían facilitado su llegada
43
Ibid.
44
López-Guadalupe, 2018: 168.
45
Obligación de pago de Cecilio López a Melchor López, 4 de septiembre de 1659, APG, B-688, f. 135. Según la
escritura Cecilio López pagaría 3.300 reales para finales de octubre y la cantidad restante para finales de octubre
de 1660.
46
Gallego Burín, 1925a: 223-224.
47
Gallego Burín, 1925b: 60.
48
López-Guadalupe, 2000: 97.
111
El escultor Cecilio López Criado (c. 1601-1671). El patronazgo artístico de las órdenes religiosas
ya que en esta población vivía Juan de Mora, natural de Porreras, considerado hermano
49
de
Bernardo de Mora y casado con Ana de Tíscar, natural de dicha villa. Ambos fueron padres
de un muchacho llamado Diego de Mora que sería oficial en el taller de Diego Antonio de
Mora
50
. La llegada de Bernardo de Mora a Cazorla debió producirse durante la década de
1630, y en esta villa pudo entrar en contacto con Cecilio López y realizar su formación en el
taller del maestro
51
. Una sugestiva hipótesis que, de confirmarse, permitiría establecer la
presencia de Cecilio López en Cazorla en esas fechas más allá de los encargos documentados
en Baza.
Por nuestra parte, y tras una consulta de los protocolos notariales conservados de Cazorla
de esa época, podemos dar a conocer la existencia de un artesano vinculado al trabajo de la
madera en esa villa y que también tenía el apellido Mora. Concretamente nos referimos a
Alonso de Mora, maestro carpintero y que fue veedor de los carpinteros de Cazorla en 1635.
Gracias a una escritura de examen del carpintero Francisco Ximénez, conocemos que Alonso
de Mora tenía 54 años en dicha fecha y que tenía un taller en el que había trabajado como
oficial Francisco Ximénez desde años atrás
52
. Su firma lo revela como hombre de cierta
educación o instrucción que conocía la lectura y la escritura. El nombre de Alonso de Mora
aparece también en la relación de gastos del convento de monjas clarisas de San Juan de la
Penitencia de Cazorla, correspondientes a 1634, y en relación a un sagrario realizado para la
capilla mayor. Del descargo efectuado deducimos que el sagrario debió ser realizado por
Alonso de Mora y Juan Martínez Ruiz en tanto que su policromía y dorado fueron realizados
por el pintor Jorge Donati, vecino de la villa
53
. Es interesante señalar que Donati era
florentino y que había trabajado muchos años atrás en Guadix, donde contrató en 1606 la
policromía del retablo de la iglesia de Cogollos de Guadix
54
. En todo caso no descartamos
una relación de Bernardo con el taller de Alonso de Mora, al margen de una posible relación
familiar, extremos aún por demostrar.
Al margen de Melchor López Criado solo existe constancia documental de la presencia
en el taller de Cecilio López de un aprendiz, Francisco Martínez, entre 1650 y 1655. El
contrato de aprendizaje, por un periodo de seis años, fue suscrito en Cazorla en el año 1650
entre Cecilio López y Esteban Martínez, padre del muchacho. En 1655 el muchacho
abandonó el taller, sin completar el aprendizaje, por lo que Cecilio López otorgaría poderes
notariales a su hijo Melchor a fin de que pudiera emprender las oportunas acciones con la
familia del muchacho para que volviera a Baza
55
.
No se ha localizado referencia alguna indicativa de relaciones con otros ensambladores y
escultores en Baza, al margen de la planteada con Juan Martínez Ramal y la documentada
con Bernardo de Mora, aunque en Granada. En enero de 1651 Cecilio López se documenta
en esa ciudad, en una estancia relacionada con el cobro de cantidades adeudadas por los
herederos de su difunto cuñado Alonso de Mena y por el escultor Antonio Gómez. En las
fechas de su muerte Alonso de Mena adeudaba a Cecilio López cien ducados que había
cobrado en su nombre de un mercader de mulas y que nunca le pagó. En su testamento
Mena reconocía la deuda y ordenó a sus herederos el pago de ese dinero a Cecilio López,
aunque transcurrieron cinco años más antes de que le fueren pagados en Granada por su
49
López-Guadalupe, 2000: 24-25; 2018: 167.
50
López-Guadalupe/Gila, 2004: 75. Gómez Román, 2014: 192. Palomino, 2017: 54.
51
López-Guadalupe, 2018: 167.
52
Carta de examen de Francisco Ximénez, 6 de diciembre de 1634, Archivo Histórico Provincial, Jaén, [AHPJ],
Cazorla, 14631, ff. 44-45. Al margen de Alonso de Mora queremos destacar la existencia de otro maestro
carpintero, Juan de Zamora, que fue también veedor de los carpinteros en 1635 y fue examinador en la prueba
citada. En esas fechas contaba 60 años y desconocía la lectura y la escritura.
53
Libramientos por la obra del monumento y sagrario así como por su dorado y pintura, 29 de septiembre de 1634, AHPJ,
Cazorla, 14631, f. 275.
54
Gómez Román, 2011: 119.
55
Poder de Cecilio López a Melchor López, 25 de junio de 1655, APG, B- 816, ff. 239.
112
María Soledad Lázaro Damas
sobrino Pedro de Mena en enero de 1651
56
. Ese mismo día Cecilio López otorgaba otra carta
de pago a favor del escultor Antonio Gómez, a quien conocía desde su juventud, y que le
adeudaba 728 reales
57
.
En la década de 1650 Cecilio López abordaría nuevos y variados encargos. En febrero de
1650 contrataría la realización de unas andas para la Virgen de la Cabeza de la ermita de
Monteagud en la sierra de los Filabres. En 1653 contrataría una imagen de San José para la
hermandad de Nuestra Señora del Rosario de Baza. Posiblemente uno de los encargos de
mayor calado fue el realizado por el obispo fray José Laynez, un monumental tabernáculo
destinado a la Iglesia Mayor de Baza que representaba el carro de Ezequiel
58
. En estos años y
desde 1651 se ocuparía del retablo de la ermita de Nuestra Señora de la Presentación de
Huéneja (fig. 2). En 1659 contrataría la realización de la urna del santo sepulcro con la
hermandad de Nuestra Señora de la Soledad de Huéscar, cuya policromía y dorado quedarían
a cargo de Alejo Mexía
59
.
En la década de 1660 Cecilio López realizaría otras obras de lo que dan fe las escrituras
de pago de sus clientes o los contratos. En 1661 había realizado un cristo yacente en el
56
Gila/Galisteo, 2003: 41-42. Escritura de pago de Pedro de Mena a Cecilio López, 24 de enero de 1651, APG, G-
735, f. 53.
57
Carta de pago de Cecilio López a Antonio Gómez, 24 de enero de 1651, APG, G-735, sin foliación.
58
Magaña, 1978: 612.
59
La escritura figura en el índice del protocolo pero fue segregada y no se conserva. se conserva el contrato
con Alejo Mexía otorgado el 16 de febrero de 1659.
113
Fig. 2. Retablo de la ermita de Nuestra Señora de la Presentación. Huéneja (Granada). Cecilio
López Criado. Fuente: Autora.
El escultor Cecilio López Criado (c. 1601-1671). El patronazgo artístico de las órdenes religiosas
sepulcro para Benamaurel
60
, localidad para la que realizaría una imagen de San Blas en el año
siguiente
61
. En 1662 contrataría la ampliación del retablo mayor de la iglesia de Santiago de
Baza
62
. La última obra documentada en los protocolos notariales de Baza sería un retablo
para la capilla de Nuestra Señora de la Puerta, en la iglesia del convento de San Jerónimo.
La información documentada acerca de Cecilio López entre 1620 y 1671 permite realizar
otro tipo de observaciones. Un aspecto muy significativo es el referente a sus dotes creativas
y su capacidad para realizar diseños, trazas o plantas. Cecilio López, como otros escultores,
trabajó según las indicaciones de su clientela y fue el diseñador de las trazas de sus obras, tal
y como se argumenta en los contratos y se deduce de las condiciones. Posiblemente en una
sola obra como fue el retablo mayor de Cazorla, y aún por demostrar, Cecilio López tuvo
que acomodar sus trazas al diseño impuesto y enfrentarse a la interpretación de una obra
muy innovadora como fue el retablo realizado para el convento de la Merced de Sevilla.
A pesar del importante número de obras documentadas es muy poco lo que puede decirse
de ellas en términos estrictamente artísticos atendiendo a criterios de creatividad, evolución
y estilo debido a la desaparición de casi toda su obra documentada. Partiendo de su
formación con Alonso de Mena hay que admitir que su estilo quedó configurado a partir de
las enseñanzas recibidas de su maestro, que debieron marcar la impronta de sus esculturas y
el vocabulario formal desarrollado en sus retablos. De ello sería ejemplo la traza del retablo
de San Ginés de Baza, cuyo diseño incorpora elementos tomados de los relicarios de la
Capilla Real de Granada como delatan el frontón curvo enroscado en volutas y los remates
piramidales con bolas. Igualmente, el retablo de la ermita de Nuestra Señora de la
Presentación de Huéneja, a pesar de su restauración y elementos añadidos, conserva en su
estructura y elementos decorativos el recuerdo de los modelos de Mena; particularmente, el
fuste de las columnas decorado con estrías helicoidales de inspiración manierista y que, en
este caso, se desarrollan en toda su extensión. En ambos retablos se incorporan los motivos
de cabecitas aladas y las cartelas, sostenidas en el caso de Huéneja por angelitos tenantes. Las
fotografías del desaparecido retablo mayor de la iglesia parroquial de Santiago de Baza
permiten apreciar también el tipo de figura, con escaso sentido del movimiento, desarrollado
por Mena y el ornamento decorativo que debió estar presente en otras obras.
Desde el punto de vista de la temática abordada, Cecilio López destaca por su habilidad
para dar forma a diferentes imágenes patronales de hermandades y cofradías destacando
aquellas representativas de Cristo crucificado en sus variedades como Cristo de Burgos o de
Cabrilla, Cristo de la Expiración, Cristo difunto y Cristo yacente. También se acercó a la
temática mariana a través de la iconografía de la Virgen del Rosario, como ejemplifica la imagen
realizada para la hermandad homónima de Orce y la que, presumiblemente, presidiría el
retablo de la hermandad de Nuestra Señora del Rosario de Caniles. El tema de la Inmaculada
Concepción, tan ligado al taller de Mena, fue también desarrollado por Cecilio López en las
dos versiones documentadas destinadas a la intimidad de oratorios domésticos.
Al margen de las cuestiones artísticas si algo queda claro, tras el estudio de la
documentación localizada, es que en el plano humano Cecilio López fue un hombre
ahorrativo, cuidadoso de la economía familiar, que realizó algunos préstamos y avaló también
a otras personas en situaciones complicadas
63
. En el plano profesional fue un maestro
trabajador, constante, pendiente de los negocios, que contrataba obras para su ejecución en
periodos cortos y en un tiempo razonable y a plena satisfacción de su clientela, como se
deduce de los encargos y de las cartas de pago, y que no dejaba nada al azar, como las
diferentes escrituras se ocupan de respaldar.
60
Obligación de pago de don Juan de Buendía a Cecilio López, 13 de abril de 1661, APG, B-688, f. 84.
61
Magaña, 1978: 612.
62
Ibidem. Garrido/Segura, 2012: 80-83.
63
En marzo de 1644 se convierte en fiador de Miguel Jordán en una ejecución por impago del alquiler de sus
casas. APG, B-721, f. 69.
114
María Soledad Lázaro Damas
En su forma de proceder se detecta una mentalidad empresarial, aprendida en el taller de
Alonso de Mena. Al margen de los retablos, Cecilio López siempre contrató el acabado
completo de los encargos escultóricos. Ello fue posible gracias a la compañía laboral que
mantuvo durante muchos años con el pintor de origen lorquino Alejo Mexía de la Cueva.
Mexía fue el artífice de la policromía de las obras realizadas por Cecilio López y este fue el
autor de obras propias de ensambladores, contratadas por Alejo Mexía. De ello da fe una
escritura de ajuste de cuentas entre ambos suscrita en 1641: “ambos han tenido cuentas de
pintura y escultura que han hecho uno por cuenta del otro y el otro por el otro por escrituras
cedulas y en otra manera y deudas y quentas hasta oy
64
. Mexía fue también pintor de lienzos
por lo que, muy presumiblemente, realizaría los tableros o lienzos historiados que pudieron
integrar algunas de las obras contratadas por Cecilio López, entre ellos el retablo de San
Ginés. La compañía comenzó tras el establecimiento de Cecilio López en Baza, se mantuvo
durante más de dos décadas y sólo finalizó en 1659 con la muerte del pintor. El mismo
testamento de Alejo Mexía incluye la referencia a una imagen de la Inmaculada Concepción,
propiedad del regidor José de Torres, “que la tiene Secilio Lopez escultor”
65
.
Cecilio López fue también un maestro que, desde el punto de vista económico, sufrió a
lo largo de años los impagos o dilaciones de una clientela apurada, como ejemplifica su
ruinosa relación con el convento de La Merced de Cazorla o la deuda acumulada por la iglesia
parroquial de Gor, a costa del retablo mayor.
Con estos rasgos personales y profesionales resulta muy difícil aceptar el retrato de
hombre “de poca capacidad” o de “poco talento” que su hijo Melchor y los testigos
presentados en el proceso para su inhabilitación, a través de las preguntas planteadas y las
respuestas dirigidas, dejasen a la posteridad.
La trayectoria artística de Cecilio López quedó truncada con la demencia senil que le
afectó en los últimos años de su vida y le condujo hasta una situación a medio camino entre
un momentáneo y efímero sentido de la realidad, que le permitió incluso realizar contratos,
y el olvido instantáneo y dominante poco después que le impidió desarrollar una vida normal.
Intuimos que en el año 1667 debía mostrar ya algunos síntomas de la enfermedad, intuición
basada en alguna operación económica que el maestro realizó en compañía de su hijo
66
.
Con el avance de la enfermedad Cecilio López se convirtió en una persona manipulable
debido a la desmemoria; en una criatura ingenua “de modo que cualquier cosa que le dizen
lo cree y hace”; unas circunstancias aprovechadas por algún vecino de la ciudad para explotar
esta situación en su beneficio. En noviembre de 1669, Cecilio López adquirió en almoneda
pública dos casas en Baza, una principal en la plaza de San Juan y otra accesoria en la cercana
calle Zapatería, cargadas con dos censos. El precio del remate, que ascendía a 1.200 ducados,
fue pagado al contado por decisión del propio escultor. Las casas habían sido expropiadas a
Juan de Almansa Barrios, tesorero de las rentas reales, para hacer frente con el producto de
su venta a la deuda acumulada por el tesorero tras diferentes acciones fraudulentas
67
. El 7 de
enero de 1670 Cecilio López alquilaba la casa principal por dos años y ocho meses al
licenciado Juan de Almansa Barrios, hijo del tesorero
68
, quien lograría convencer al escultor
para que le cediese la propiedad de las casas, con el argumento de que así lo habían convenido
previamente, y lo llevaría ante un escribano que formalizaría la cesión en septiembre del
64
Obligación de pago de Alejo Mexía a Cecilio López, 2 de mayo de 1641, APG, B-670, f. 128.
65
Testamento de Alejo Mexía de la Cueva, 15 de mayo de 1659, APG, B-688, ff. 364-367.
66
A mediados de agosto de 1667 Cecilio y Melchor López adquirieron una heredad en el paraje de Razalof en
Baza gravada con un censo. Su finalidad no era otra que la inversión puesto que veinte días después la
arrendaban por seis años y 150 ducados anuales a un vecino de la ciudad. La citada propiedad generó problemas
desde el punto de vista hacendístico y dos años después se exigía a Cecilio López el pago de los impuestos
correspondientes y que, al parecer, ya habían sido satisfechos con anterioridad.
67
Almoneda de las casas de Juan de Almansa, 20 de noviembre de 1669, APG, B-850, ff. 221-281.
68
Escritura de arrendamiento de una casa de Cecilio López a Juan de Almansa, 7 de enero de 1670, APG, B-808, sin
foliación.
115
El escultor Cecilio López Criado (c. 1601-1671). El patronazgo artístico de las órdenes religiosas
mismo año
69
. Por el traspaso Cecilio López recibiría solamente 200 ducados que no le serían
pagados hasta dos años después, en septiembre de 1672. En la escritura se argumentaba que
las casas habían sido compradas por Cecilio López, y por ese precio, para el licenciado
Almansa tras un trato entre ambos. Ese mismo día el zurrador Juan Martínez, en nombre del
licenciado, adquiría el compromiso de pagar a Cecilio López la cantidad estipulada y en el
plazo previsto
70
.
La operación fue realizada sin que Melchor López, a cuyo cargo debía estar Cecilio, tuviese
conocimiento previo de ella con grave perjuicio económico para ambos. Posiblemente este
hecho fue la gota que colmó el vaso de una situación familiar que debió ser un tanto
angustiosa de forma que, pocos días después, Melchor López puso dos pleitos a Juan de
Almansa a causa de la cesión y solicitaba la invalidación de la venta debido al estado
“dementado y falto de juicio” de su padre. De la misma manera solicitó a las autoridades
municipales la inhabilitación legal de Cecilio, exponiendo que “a causa de su mucha edad e
por los achaques que a padecido y padece esta dementado e falto de juicio por lo cual esta
incapaz de tratar, comerciar y administrar la hazienda”, al tiempo que pedía que se le
prohibiese la administración de sus bienes y solicitaba para sí la citada administración
71
.
El 23 de septiembre se llevó a cabo la oportuna investigación mediante un interrogatorio
destinado a verificar el estado mental de Cecilio López y la comparecencia de varios testigos
de diferentes edades, presentados por Melchor López. El día 15 de octubre el alcalde mayor
de la ciudad concedió la administración de los bienes de Cecilio López a su hijo. Dos meses
después, el 12 de diciembre, Melchor López otorgaría una escritura de fianza como tal
administrador
72
.
La información recabada para la inhabilitación de Cecilio López aporta también
opiniones, dirigidas, acerca de Cecilio López. Andrés de Navas Montemolín manifestaba:
“siempre ha sido de poca capacidad excepto para la execución de su arte”. El licenciado
Gaspar Toloso afirmaba: “siempre ha tenido poca capacidad”. Pedro Sánchez de Navas
explicaba: “le ha tratado muchos años y en todos ellos le ha conocido de poco talento”. Juan
Gutiérrez, el testigo de mayor edad ya que contaba más de sesenta años, aportó comentarios
más amplios:
“conoce de vista, trato y comunicación a Zicilio Lopez escultor desde que el susodicho asiste
en esta ciudad que a mas de treinta años y siempre ha conocido del que solo para el ejercicio
de su arte tiene entendimiento natural porque no es hombre ni lo ha sido de entera razon en
otras cosas y que de algunos años a esta parte y cuanto mas vive peor esta dementado
desmemoriado y sin razon de hombre porque este testigo le ha hablado en muchas ocasiones
y no ha hallado en el razon para poder tratar ni confiar en cosa alguna de trato ni de razón”.
Esas opiniones no concuerdan con la imagen que proyecta la amplia documentación
consultada acerca de Cecilio López. Por ese motivo pensamos que los testigos pudieron
“ayudar” con sus declaraciones a lograr la inhabilitación aunque para ello tuvieran que aportar
juicios de valor no sujetos en rigor a la verdad del pasado. De hecho la declaración de Juan
Gutiérrez no se refiere a su falta de capacidad, entendemos que intelectual, sino a que no
había sido hombre de “entera razón”. Una expresión que induce a pensar que Cecilio López
pudo haber desarrollado comportamientos excéntricos, o poco habituales, y semejantes a los
que después tendría su nieto, José Mora
73
, o incluso algún tipo de trastorno. En todo caso,
y hasta en esos últimos momentos del interrogatorio, Cecilio López fue consciente de su
69
Escritura de venta de una casa de Cecilio López a Juan de Almansa Barrios, 15 de septiembre de 1670, APG, B-701,
ff. 433-434.
70
Obligación de pago de Juan Martínez a Cecilio López, 15 de septiembre de 1670. APG, B-701, ff. 435-436.
71
Poder de Melchor López, 23 de septiembre de 1670. APG, B-808, f. 338. Magaña dio a conocer la demencia de
Cecilio López y el proceso de inhabilitación de forma muy ligera, Magaña, 1978: 613.
72
Obligación de Melchor López a Cecilio López, 12 de diciembre de 1670, APG, B-749, f. 499.
73
Gallego Burín, 1925b: 76-78; 80-84.
116
María Soledad Lázaro Damas
trabajo como escultor y de recordar que hacía “santicos” y, con un poco de motivación, que
el convento mercedario de Cazorla fue su gran deudor.
Cecilio López murió poco después de su inhabilitación, en los primeros meses de 1671.
Era ya difunto el 24 de abril, fecha en la que Melchor López, como hijo y heredero, solicitaba
una copia de la escritura de arrendamiento de las casas a Juan de Almansa otorgada por su
padre. No consta que Cecilio López hiciese testamento en años anteriores. En septiembre
de 1672 su hijo hacía constar su condición de “heredero con beneficio de inventario” en una
escritura de reconocimiento de pagos a su favor
74
.
Contrariamente a lo afirmado por Magaña, tras la muerte de Cecilio López su hijo siguió
ejerciendo su actividad como escultor en Baza desplazándose a otros lugares para atender los
encargos. Así, junto con su hijo Bernardo López de Mena, se ocuparía de las labores de
acomodación del antiguo retablo de San Agustín de Guadix, adquirido por la población de
Huéneja con destino a su iglesia en 1672
75
.
El patronazgo de las órdenes religiosas
La trayectoria profesional de Cecilio López Criado estuvo jalonada de múltiples encargos
conocidos unos a través de las escrituras de contrato y otros a través de noticias indirectas.
Entre estos encargos destacan los procedentes de las diferentes órdenes religiosas
establecidas en Baza y Cazorla. Aunque en la actualidad no se conserva ninguna de las obras
realizadas, desaparecidas en el transcurso de la Guerra de la Independencia o como
consecuencia del proceso desamortizador, su conocimiento y el análisis de sus circunstancias
resultan esenciales para el estudio de la obra de este maestro.
El convento del Espíritu Santo de Baza
Una de las primeras obras realizada para Baza fue un sagrario para la iglesia del convento
del Espíritu Santo. El 5 de mayo de 1636 Cecilio López y su fiador, el presbítero Francisco
Pérez Yagüez, se obligaban con el prior fray Francisco Moyano a la realización de un sagrario
de madera, de cinco cuartas de alto y de ancho “lo que deba llevar conforme a buena
arquitectura” y tres cuartas de hueco, conforme a la traza realizada por el escultor
76
. El
sagrario debía dorarse por entero además de pintarse interiormente de azul con decoración
de estrellas. Como plazo para su conclusión y colocación en el altar mayor de la iglesia se
estipularon dos meses siendo el precio concertado de 40 ducados.
El convento de Santo Domingo de Baza
El convento de Santo Domingo abordó en los años finales del siglo XVI y en las primeras
décadas del siglo XVII la construcción de una nueva iglesia cuya capilla mayor sería
ornamentada con un retablo de escultura, contratado el día 6 de abril de 1642
77
. Según la
escritura, otorgada en el convento ante el escribano Alonso de Soria, Cecilio López “maestro
del oficio de escultor” y Bernardo de Mora “su yerno”, adquirían el compromiso de realizar
mancomunadamente un retablo en la capilla mayor
78
. El retablo debía ajustarse a la planta
entregada por el prior del convento, fray Joan Núñez. Aunque la escritura no abunda en
detalles permite concretar que se estructuraba en tres cuerpos -en realidad solo dos-, “y
encima un trono” disponiéndose en los dos primeros un total de cinco nichos.
74
Cartas de pago de Melchor López a Alonso Martínez por cantidades recibidas sobre la heredad de Razalof, 16 de
septiembre de 1672. APG, B-751, f. 396.
75
Rivas, 1990: 63-70. El retablo sería dorado por Juan Recio de Huerta, dorador y estofador granadino, según
aclara un poder notarial otorgado por este maestro en 1677. Al respecto: Gila, 2021: 152.
76
Obligación entre fray Francisco Moyano y Cecilio López, 5 de mayo de 1636, APG, B-603, ff. 233-235.
77
Magaña, 1978: 611. Como en otros casos Luis Magaña dio a conocer muy sucintamente y sin referencias
documentales el contrato del retablo.
78
Obligación entre el convento de Santo Domingo y Cecilio López, 6 de abril de 1642, APG, B-763, ff. 264-266.
117
El escultor Cecilio López Criado (c. 1601-1671). El patronazgo artístico de las órdenes religiosas
En el documento se identifica con claridad su iconografía. En el primer cuerpo y a un
lado y otro del sagrario, que ya estaba hecho, debían disponerse las esculturas representativas
de Santo Domingo, San Francisco, Santo Tomás de Aquino y San Antonio de Padua. En el
segundo cuerpo se dispondrían las correspondientes a San Jacinto, San Raimundo, San
Vicente Ferrer y Santa Catalina de Siena. Centrando este cuerpo se dispondría la imagen de
Santa Bárbara, titular del convento y patrona de la ciudad de Baza, con su atributo
identificatorio, una torre. Todas las imágenes tendrían “ocho cuartas de alto sin las peanas”.
El tercer y último cuerpo, es decir el ático, quedaba coronado con “un trono”. En el debía
disponerse “una imaxen de nuestra señora y otra del señor san joan”, entendemos que
acompañando la imagen de un crucificado. El retablo debía completarse con alegorías de las
virtudes, portadoras de dos escudos heráldicos alusivos al patrón de la capilla mayor, don
Diego Páez de Espinosa, y cuyas orlas debían seguir el modelo de los pintados en la capilla
del licenciado don Antonio de Ávalos en el mismo convento. Toda la escultura debía ser “de
talla entera la escultura y redonda”.
Tras su conclusión el retablo quedaría sujeto a la oportuna revisión de maestros. El
convento pagaría 800 ducados por el retablo fraccionados en diferentes pagos. La provisión
de la madera y todo lo necesario para la realización del retablo quedó a cargo de los otorgantes
debiendo proporcionar el convento los albañiles necesarios para el montaje. El plazo
contemplado para su ejecución fue de un año por lo que el retablo debía estar colocado en
la capilla el 6 de abril de 1643. Al final del documento se insertan las firmas de los otorgantes,
Cecilio López y Bernardo Francisco de Mora, además de dos testigos, los doctores don Juan
Luis de Palencia y don Francisco de la Palma, tesorero y maestrescuela respectivamente del
cabildo de la Iglesia Colegial de Baza.
La realización del retablo no se abordaría de manera inmediata. Tras la oportuna solicitud
el convento obtendría licencia del cabildo municipal para la tala de 60 pinos cuyo corte y
suministro serían concertados el 13 de septiembre
79
. Fecha que permite suponer que la mayor
parte del retablo se realizaría en los meses siguientes.
Acabado en las condiciones contratadas por Cecilio López y Bernardo de Mora, su
policromía y dorado no se abordarían hasta 1652, año en el que se documentan tanto el dato
de que el retablo se estaba dorando en el mes de abril como una donación del Cabildo
Municipal por valor de 50 ducados, destinada al dorado de la imagen de Santa Bárbara
80
.
Al margen de los datos aportados en el contrato no se disponen de otros que permitan
profundizar en la descripción y características del retablo ya que fue destruido durante la
ocupación francesa de la ciudad durante la Guerra de la Independencia.
El nombre de Cecilio López podría relacionarse, con las debidas reservas y a falta de
documentar, con el retablo de Santa María Magdalena, realizado a instancias de fray Bernardo
de Guzmán, y situado en la capilla de San José en este convento. El retablo estaba terminado
en septiembre de 1648 procediéndose el día 25 a concertar su policromía y dorado con el
pintor Juan Cobo, vecino de la villa de Caniles
81
. Gracias a las especificaciones contenidas en
la escritura conocemos que se trataba de un retablo de un solo cuerpo, con caja o nicho
central flanqueado por dos columnas y rematado con cornisa y roleos. Los elementos
decorativos, consistentes en pirámides, jarrón, cruz, y dos ángeles con candeleros, se
dispusieron en el ático. Flanqueando las columnas se dispusieron fruteros además de
“bichas” y frutas en ellas. Por el resto del retablo se distribuían serafines. La descripción del
retablo encaja con la traza del retablo de San Ginés y con las adiciones al retablo mayor de la
79
Acta de 1 de julio de 1642, Archivo Municipal de Baza [AMB], leg. 47, f. 132v.
80
Libramiento de 50 ducados a la iglesia de Santo Domingo, acta de 29 de abril de 1652, AMB, leg. 50, f. 45. Como
ayuda para continuar su dorado el Cabildo de la Iglesia Colegial libró al convento 40 ducados en el maravedí
de la refacción de la carne. Un libramiento que el prior fray Pedro del Valle presentó ante el Cabildo Municipal
el día 30 de septiembre.
81
Escritura entre el padre fray Bernardo de Guzmán y Juan Cobo, 25 de septiembre de 1648, APG, B-677, f. 556.
118
María Soledad Lázaro Damas
119
iglesia de Santiago de Baza, realizadas por Cecilio López, además de recordar la estructura de
los armarios relicarios de la Capilla Real de Granada.
El convento de San Francisco de Baza
La iglesia del convento de San Francisco fue una de las primeras destinatarias de la obra
de Cecilio López. En el año 1633 el escultor recibiría el encargo de una imagen de San Diego,
posiblemente uno de sus primeros trabajos en esta ciudad. La obra estaba realizada en el mes
de septiembre del citado año y plenamente acabada en lo concerniente a la policromía,
dorado y estofado, que servirían como modelo para una escultura de San Antonio de Padua,
destinada a la iglesia de la villa de Serón (Almería), encargada el 30 de septiembre de 1633.
Desde el punto de vista iconográfico la talla debía ajustarse a una imagen de San Antonio
existente en el convento y tener una pulgada más de alto que el San Diego
82
. Se trataba de un
encargo colectivo de los vecinos de Serón. Años después la escultura realizada por Cecilio
López se convertiría en la imagen titular de la hermandad de San Antonio creada en dicha
localidad.
En el mismo año, el convento de San Francisco emprendería un programa de reformas
arquitectónicas relacionadas con la capilla mayor de su iglesia consistente en la supresión del
presbiterio elevado sobre una tribuna y la construcción de una escalera. La reforma, que
dejaría gran parte del muro principal de la capilla al descubierto, haría evidente la necesidad
de construir un nuevo retablo; un proyecto que las menguadas arcas franciscanas no
permitirían afrontar en esas fechas por lo que habrían de pasar diez años antes de que se
definiese estéticamente y de forma completa la capilla.
El día 9 de abril de 1643 fray Juan de Contreras, padre guardián del convento, encargaría
la construcción del retablo a Cecilio López
83
. En la elección de los franciscanos debió pesar
tanto el resultado final del retablo dominico como su proceso de ejecución, que debió
ajustarse al plazo previsto. El retablo franciscano debía atenerse a la planta y estampa
entregada por el artista que contemplaba una estructura de dos cuerpos y ático y tres calles
separadas por columnas. El primer cuerpo quedaría centrado por el sagrario, una pieza de
cierta monumentalidad compuesta de tres cuerpos y enriquecida con un programa
iconográfico centrado en la pasión de Cristo. Los temas representados en los tableros
centrales de cada cuerpo serían los correspondientes a Cristo como Salvador del Mundo,
Jesús Niño, y el Ecce Homo. En los tableros laterales debían tallarse los altorrelieves de cuatro
santos elegidos por el padre guardián. El sagrario se remataba con la imagen de Cristo
resucitado. En los intercolumnios de este primer cuerpo se dispusieron nichos avenerados
para alojar las esculturas de San Francisco y Santo Domingo, una asociación habitual en los
conventos franciscanos y dominicos en alusión a su calidad de fundadores de las órdenes
mendicantes.
El segundo cuerpo estaba dedicado a la iconografía franciscana propiamente dicha con
los temas relacionados con la muerte y ascensión de San Francisco, “de relieve entero”,
dispuestos en las calles laterales. La calle central quedó reservada para la representación del
Calvario, con las imágenes de Cristo crucificado, de la Virgen y de San Juan Evangelista, todo
ello rematado por las figuras de Dios Padre y del Espíritu Santo. Como elementos
ornamentales se dispondrían “dos fruteros” desde el altar hasta el suelo, además de “unas
cartelas que vuelvan a los dos flancos”.
Para la realización del retablo el convento y su síndico quedaban obligados a proporcionar
madera de pino, ya aserrada, procedente de la sierra de Baza desde donde el escultor debía
traerla a su costa hasta la ciudad. El retablo debía quedar concluido y montado en la capilla
para el día 4 de octubre, festividad de San Francisco, quedando sujeto a la evaluación de
maestros expertos en el arte. Cecilio López recibiría por su realización la cantidad total de
82
Escritura entre Juan del Corral y Cecilio López, 30 de septiembre de 1633, APG, B-465, ff. 568-569.
83
Magaña, 1978: 611.
El escultor Cecilio López Criado (c. 1601-1671). El patronazgo artístico de las órdenes religiosas
600 ducados abonados en diferentes pagos por Diego de Moya y Merino, síndico del
convento. El mismo día Cecilio Lopez recibiría el primer pago de 100 ducados
84
.
Los preparativos para la ejecución del retablo no se hicieron esperar. El convento
contrataba el 27 de abril con tres aserradores la tala de cien pinos donados por el Cabildo
Municipal a tal fin. Contrariamente a lo concertado en la escritura con Cecilio López, la
madera debería entregarse al pie de la obra, aserrada en cartones, ripias y alfajías a principios
de septiembre. De la información relacionada con el suministro de la madera cabe deducir
que el retablo no estaría listo en la fecha establecida.
El retablo estaba terminado, instalado en la capilla mayor y pagado el 18 de julio de 1644.
Ese día Cecilio López otorgaría una escritura de finiquito de pago en la que declaraba haber
recibido todo el importe de dicho retablo más el correspondiente a las mejoras introducidas
85
.
Al igual que ocurriera con otros ejemplos similares de esta ciudad, el retablo franciscano fue
destruido con la ocupación francesa de la ciudad.
Por su relación con este convento cabe hacer una breve referencia al retablo diseñado por
Cecilio López hacia 1644 para el regidor don Antonio Méndez Pardo, destinado a la capilla
que poseía en el claustro conventual. El retablo en cuestión no pudo realizarse en vida del
citado caballero; una tarea que este encomendó por vía testamentaria a sus hijos y herederos,
el canónigo don Antonio Méndez Pardo y doña Jerónima Méndez. De forma expresa
señalaba que: “para el dicho retablo dexo entre mis papeles un dibuxo y comunicado con
Cecilio López escultor que de presente vive en esta ciudad”
86
. La ejecución del retablo se
dilataría durante cinco años fechándose la escritura de concierto entre Cecilio López y don
Antonio Méndez Pardo el 14 de junio de 1649
87
.
El convento de la Merced de Cazorla
Cecilio López sostuvo a lo largo de su vida una larga relación con el convento de la Merced
de Cazorla. Su relación con los mercedarios se documenta de forma temprana ya que el 16
de septiembre de 1634 el escultor contrataba con el padre maestro y comendador, fray Luis
de las Infantas, la realización de una escultura de tamaño natural, policromada, dorada y
estofada de San Pedro Nolasco destinada a la iglesia del convento
88
. Ambos otorgantes se
encontraban en ese momento en Baza destacando Cecilio López su condición de vecino de
Granada. La imagen debía estar terminada para enero de 1635 concertándose su precio en
50 ducados
89
. La obra debió resultar a plena satisfacción de los mercedarios lo que unido al
conocimiento de otras, realizadas por Cecilio López con posterioridad, justificaría su elección
para la realización del retablo mayor de la iglesia. El retablo no se contrataría hasta años
después debido a otras prioridades y la situación, siempre muy ajustada, de las arcas
conventuales. Entre esas prioridades, y como una muestra más de las relaciones de los
84
Escritura de pago del convento de San Francisco a Cecilio López, 9 de abril de 1643, APG, B-727, f. 140. Ese mismo
día Cecilio López otorgaría una nueva escritura según la cual recibiría a cuenta toda la madera que le diere el
convento a siete ducados la carga, como era costumbre. Obligación entre el convento de San Francisco y Cecilio López,
9 de abril de 1643, APG, B-727, f. 141.
85
Escritura de finiquito de Cecilio pez, 18 de julio de 1644, APG, B-728, f. 300.
86
Testamento de don Antonio Méndez Pardo, 23 de septiembre de 1644, APG, B-556, f. 704. De la misma forma
expresaba su deseo de que fuese colocada en el centro del retablo una imagen de Cristo a la columna “que dexo
el señor Carlos de Ávalos mi tio para adoracn en ella”. Igualmente expresaba su deseo de que se colocasen
en el retablo las imágenes de San Máximo y San Antonio de Padua, a los que profesaba gran devoción. Al
primero por su intercesión en la enfermedad y curación posterior de su esposa, doña María de Ayala, y el
segundo por ser su santo onomástico.
87
Magaña, 1978: 611.
88
Magaña, 1978: 610.
89
Escritura de obligación entre el comendador de Cazorla y Cecilio López, 16 de septiembre de 1634, APG, B-546, f.
452.
120
María Soledad Lázaro Damas
mercedarios de Cazorla con Baza, cabe destacar el encargo del órgano del convento al
maestro Baltasar de Olivares, vecino de Baza
90
.
La construcción del retablo de la capilla mayor del convento era ya un proyecto en 1637,
año en el que se cede el patronato de la capilla a don Antonio de Godoy Rivera. La cesión
implicaba, además del coste económico de la capilla, una donación de 100 ducados por parte
del citado caballero, como ayuda para la construcción del retablo que estaba previsto realizar.
De la documentación conservada al respecto se desprende la visita de Cecilio López a
Cazorla en fechas que se desconocen, aunque anteriores al mes de febrero de 1648, así como
la realización de una traza aprobada por el convento. De igual manera quedarían fijadas las
cuestiones relativas a las condiciones técnicas y la iconografía. Sin precisar totalmente debió
quedar su precio final, pendiente posiblemente de los últimos cálculos.
Decididos a llevar a cabo el proyecto tanto el comendador, fray Antonio de Sosa, como
el resto de los frailes otorgaron una escritura de poder a favor de fray Melchor Rodríguez,
miembro del convento de Nuestra Señora de la Piedad de Baza, el día 22 de febrero de 1648
ante el escribano Cristóbal Muñoz de las Parras, vecino de dicha villa. Por medio de dicha
escritura otorgaban plenos poderes para el concierto del retablo:
“para que por este convento haga asiento y concierte con Cecilio López escultor vecino de la
dicha ciudad de Baza el precio que se le a de dar por un retablo que a de hacer en esta villa,
para la iglesia de este convento en conformidad de la planta que tiene hecha por el precio de
maravedis que le pareciere y con el asentare y con las condiciones que le pareciere […]”.
De acuerdo con el contenido de dicho poder, la escritura de contrato fue otorgada el día
15 de marzo de 1648 por el padre Melchor Rodríguez y Cecilio López que presentó como
fiador al mercader Pedro de Heredia, vecino de Baza. Cecilio López se comprometía a
realizar el retablo de madera de la capilla mayor de la iglesia “según i en la forma contenida
en una planta que a este efecto esta hecha por el dicho Cicilio Lopez”. Según las condiciones
estipuladas, el retablo había de construirse en Cazorla, en el convento mercedario, debiendo
aportar su comunidad la madera de pino necesaria para realizar la obra. El coste de la madera
correría a cargo del escultor por lo que su precio sería desquitado de la cantidad estipulada
por la realización del retablo. La madera debía estar preparada para comenzar el trabajo el
día 1 de mayo y, en caso contrario, el convento sería responsable de la dilación en la ejecución
de la obra. De igual manera la comunidad asumía la responsabilidad de pagar al escultor el
salario correspondiente a cada uno de los días que no pudiera realizar su trabajo por ese
motivo. La inclusión excepcional de dicha cláusula deja entrever cierta desconfianza por parte
de Cecilio López en el comienzo del proyecto; una desconfianza que pudiera estar motivada
por experiencias negativas anteriores con los mercedarios o por el hecho de que el retablo
hubiese sido concertado verbalmente en fechas anteriores y su realización dilatada por los
frailes.
El retablo debía construirse de acuerdo a las dimensiones del testero de la capilla mayor
tanto en altura como en anchura por lo que debía medir doce varas de alto y ocho de ancho.
Conforme a la traza realizada el retablo sería enteramente de escultura y debía incluir un total
de quince figuras de santos de talla completa. Escuetamente se hace referencia a las columnas
que formaban parte de él como algo complementario y al sagrario, que debía medir seis
cuartas de altura. El resto debía completarse “con el adorno que pidiere la planta”. De igual
manera el contrato especifica que el retablo debía quedar sin policromar y en blanco “para
los velos que se han de poner”.
90
Contrato del órgano de la Iglesia Mayor de Cazorla. 8 de junio de 1635. Archivo Histórico Provincial de Jaén [AHPJ],
Cazorla, prot. 14.632, ff. 483-484. Aprovechando la estancia de Olivares en la villa en la ejecución del órgano
mercedario, los licenciados Jorge Fernández y Cristóbal Muñoz Rodríguez, mayordomo y distribuidor de la
fábrica de la Iglesia Mayor respectivamente, contratarían con Olivares el órgano de la iglesia que debía ajustarse
al que realizaba para el convento de la Merced.
121
El escultor Cecilio López Criado (c. 1601-1671). El patronazgo artístico de las órdenes religiosas
122
El precio convenido fue de 1.200 ducados a pagar en varios plazos conforme al desarrollo
del trabajo. El pago final, descontado el precio de la madera, debía efectuarse cuando el
retablo estuviese concluido y asentado en la capilla; un plazo que se fijó para el día de la
concepción, es decir para el día ocho de diciembre de dicho año. Como se desprende de esta
condición Cecilio López trabajaría durante siete meses en su ejecución dedicándose
plenamente a ello. Como en otros casos el retablo sería sometido al peritaje o tasación de
dos maestros que debían verificar si el resultado final correspondía a la planta y traza
acordada.
Por otras noticias conocemos que el retablo no fue ejecutado por Cecilio López en el
periodo estipulado ya que en el otoño de ese año el escultor se encontraba trabajando en Gor
(Granada). Desde esta villa se trasladaría a Baza para concertar el día 5 de octubre el dorado
de un sagrario, que ya estaba realizado en madera, para el altar de la iglesia de Castril
91
. Tales
ocupaciones parecen indicar que el trabajo en Cazorla no se inició en las fechas previstas o
que habiéndose comenzado, debió quedar detenido. Las razones que pudieran explicar esta
situación podrían referirse tanto a la provisión de la madera, a la falta de los pagos acordados,
o a algo mucho más importante como un cambio de opinión en lo referente a su traza. Más
adelante Cecilio López volvería a ocuparse del retablo, aunque es difícil establecer con
precisión el periodo. Conocemos con seguridad su estancia en Cazorla en 1650, gracias al
otorgamiento de la escritura de aprendizaje de Francisco Martínez. Posiblemente en esas
fechas Cecilio López debía trabajar en la ejecución del retablo mercedario, a no ser que su
presencia en Cazorla estuviese motivada por la reclamación de las cantidades adeudadas por
el convento o por la ejecución de otra obra.
Las siguientes noticias acerca del retablo proceden de un manuscrito conservado en la
Biblioteca Nacional de Madrid con información referente a diferentes conventos de la orden
mercedaria y en el que se incluye un capítulo dedicado al convento de Cazorla, fechado en
1655. El autor del capítulo se refiere brevemente a la realización del retablo y afirma la
contemporaneidad de su ejecución al afirmar: “oy está labrando el retablo a la traça y modo
que el retablo de nuestro conbento grande de Sebilla, no de tan preciadas maderas como el
de Sevilla, sino de la madera que se halla y tiene la villa”
92
. Evidentemente la nota respalda la
dilación planteada al tiempo que afirma su deuda compositiva con el retablo sevillano. Con
su comentario el autor se refería, sin decirlo expresamente, a la modernidad y lo novedoso
del proyecto.
El modelo citado como referencia, el desaparecido retablo mayor del convento de la
Merced Calzada de Sevilla, fue concertado en marzo de 1646 entre el comendador fray Juan
Muñoz y Felipe de Ribas siendo realizado entre 1646 y 1648
93
. Lamentablemente perdido, al
igual que pasara con el retablo de Cazorla, quedan tan solo unos breves comentarios acerca
del aspecto que ofrecía. Caracterizado por la monumentalidad de sus proporciones, su
aspecto más llamativo fue la utilización de un orden gigante de columnas salomónicas que
constituían un solo cuerpo en el que quedaban incluidos dos pisos de hornacinas para
imágenes
94
; un tipo de columna que, de haber sido empleada en el retablo de Cazorla, lo
convertiría en el primero en incluir el orden salomónico en la arquitectura de retablos en
Andalucía oriental
95
.
Un problema diferente es dilucidar cómo y cuando pudo llegar el diseño del retablo
sevillano hasta Cazorla. Dos posibles hipótesis pueden plantearse al respecto. La primera
implicaría un conocimiento del retablo sevillano durante el proceso de ejecución por parte
del comendador de Cazorla, o de otros mercedarios, y antes del contrato con Cecilio López,
al que se habría requerido una traza semejante. El hilo conductor entre ambos conventos
91
Escritura de obligación entre Francisco de Lapaz y Cecilio López, 5 de octubre de 1643, APG, B-560, f. 586.
92
Pérez Escolano, 1982: 552-553. López-Guadalupe/ Gila, 2004: 65. Se trata del manuscrito 2448.
93
Dabrio, 1983: 366-371.
94
Dabrio, 1983: 370.
95
López Guadalupe/ Gila, 2004: 67.
María Soledad Lázaro Damas
habría sido fray Juan Muñoz, comendador del convento sevillano. El padre Muñoz mantenía
unos fuertes lazos con Baza, de donde era natural y donde había realizado su profesión en
1610
96
. No cabe descartar una relación directa de fray Juan Muñoz con Cazorla, o indirecta
a través del convento de Baza, lo que podría justificar el envío de un diseño de retablo que
siguiese las pautas constructivas del retablo sevillano.
La segunda hipótesis contemplaría el inicio del retablo de Cazorla con trazas de Cecilio
López, con el que podría haberse concertado con posterioridad una modificación del diseño
originario incorporando los aspectos fundamentales del retablo sevillano. Dadas las
estrecheces económicas del convento esta hipótesis nos parece menos verosímil, aunque
perfectamente posible. En todo caso, el retablo estaba terminado y colocado en 1658, aunque
sin policromar y dorar, tal y como el contrato exigía.
El precio del retablo de Cazorla se incrementó notablemente como consecuencia de la
dilación de los pagos. El 26 de mayo de 1658 Cecilio López y el convento suscribieron una
nueva escritura acerca del pago de la cantidad adeudada, que ascendía en esa fecha a 34.010
reales y que se pagaría en diferentes plazos. En 1660 la situación económica del convento
seguía siendo precaria documentándose diferentes iniciativas de particulares para facilitar los
pagos tanto en Baza
97
como en Cazorla
98
.
A pesar de estas contribuciones no parece ser que los pagos se efectuasen con la debida
regularidad de forma que en diciembre de 1662 la deuda por el retablo ascendía a 1.050
ducados. En estas circunstancias el día 21 de diciembre Cecilio López otorgaba un poder
notarial, con cierto tono conminatorio, a favor de su hijo Melchor López para ir a Cazorla
“o donde fuese necesario” a fin de poder cobrar la citada cantidad del padre comendador de
Cazorla o de “las demas personas que lo deban pagar”. En dicha escritura el escultor se
refería al cumplimiento del plazo
99
.
La deuda no quedó satisfecha ni en ese año ni en los siguientes. En 1668 el convento aún
le adeudaba 34.010 reales
100
por lo que se procedió al otorgamiento de una nueva escritura,
fechada el 17 de marzo en Cazorla, con la finalidad de reorganizar la deuda. Así se pagaría el
día de San Miguel de ese año 3.300 reales y desde 1669 en adelante un pago anual por valor
de 2.200 reales hasta darla por acabada
101
.
En esa visita a Cazorla, Cecilio López puso en conocimiento del comendador su deseo de
fundar una memoria en el convento y ese mismo día el comendador daba un poder notarial
a fray Leonardo Pérez de Aro para que aceptase la memoria que Cecilio López quería fundar
por valor de cien ducados “o de la cantidad que el susodicho la quisiere fundar”. Tres días
más tarde el escultor establecía notarialmente en Baza la fundación de la memoria,
consistente en una misa cantada con vísperas y sermón que debía celebrarse cada año por su
alma y las de sus difuntos, sobre una limosna de cinco ducados. En el momento de la escritura
Cecilio López entregó 100 ducados de principal, y que, dados a censo, proporcionarían el
rédito necesario para hacer efectivo el pago de la limosna
102
.
96
Su trayectoria posterior en el seno de la orden mercedaria fue muy positiva siendo nombrado en 1639
vicario del Perú. Su relación con el convento bastetano se puso de relieve en la donación de plata integrante
de su sacristía. Su muerte se produjo en 1649.
97
El 9 de mayo Ana Martínez de Villarrubia, viuda de Cristóbal del Valle y vecina de Baza, se comprometía al
pago de 550 reales a Cecilio López, y en nombre del convento, a cuenta de la cantidad total. Esa cantidad le
fue abonada el 19 de julio como costa en la escritura de finiquito del escultor. Ese mismo día Bartolomé de
Gámez, vecino de Baza, se comprometía a pagar el día 1 de enero del año siguiente otros 550 reales.
98
López-Guadalupe/ Gila, 2004: 65. Las donaciones procedían de don Jerónimo de los Dieces y Jorquera,
prior de la iglesia de la Madre de Dios y Santa Lucía de dicha villa.
99
Poder de Cecilio López a Melchor López, 21 de diciembre de 1662, APG, B-688, f. 144.
100
López-Guadalupe/Gila, 2004: 65.
101
Biblioteca Nacional, Madrid, Ms. 2448, ff.187-188.
102
Fundación de una memoria por Cecilio López, 20 de marzo de 1668, APG, B-806, ff. 274-277v.
123
El escultor Cecilio López Criado (c. 1601-1671). El patronazgo artístico de las órdenes religiosas
Muy posiblemente en esas fechas Cecilio López habría comenzado a manifestar los
síntomas de la demencia que desarrolló en los últimos años de su vida y que, debido a
decisiones y actuaciones incontroladas y desafortunadas para la economía familiar, obligaron
a su hijo Melchor a solicitar su inhabilitación legal. En 1670, en la escritura de los autos o
informaciones realizadas a tal fin, y ante la afirmación del escultor de que nadie le debía
dinero, el escribano Diego Máximo de Soto estimuló su memoria recordándole que le debían
mucho dinero en Cazorla y le preguntó a cuánto ascendía la deuda. Cecilio López respondió
que 3.000 ducados. Evidentemente la deuda seguía viva en lo más recóndito de su mente
como, en un momento de lucidez, Cecilio López recordase.
En todo caso la deuda seguiría vigente tras su muerte y de ello da fe una escritura de
certificación del acuerdo notarial suscrito en 1668 entre Cecilio López y el convento. La
escritura sería otorgada a petición de los mercedarios el día 7 de julio de 1671, posiblemente
de cara a las reclamaciones de los herederos
103
. La deuda pasaría a formar parte, al menos, de
la herencia de su hija Damiana y tras su fallecimiento en 1673 de los hijos de esta, José, Diego
Antonio y Bernardo de Mora
104
. Aún se alargaría muchos años y de hecho aparece citada en
el testamento de Diego Antonio de Mora, fechado en 1698, lo que permite conocer que en
esa fecha ascendía a 14.000 reales de manera aproximada
105
.
El convento de la Merced de Baza
El nombre de Cecilio López debe estar unido también a la reforma emprendida en el
retablo de la capilla mayor de la iglesia de la Merced de Baza, realizado por Juan de Freila
Guevara entre 1620 y 1622. El retablo originó cierta discusión entre este maestro y los frailes
acerca de las demasías y no debió quedar a satisfacción de la comunidad por lo que fue
ampliado hacia 1650, siendo posteriormente pintado, encarnado y estofado por Alejo Mexía
de la Cueva
106
. Por la escritura de obligación de este último conocemos algunos de los
elementos añadidos, columnas, fruteros, bultos además de grifos situados en el “campo” bajo
el retablo; un repertorio ornamental afín a Cecilio López.
El convento de San Jerónimo de Baza
La última obra de Cecilio López documentada en Baza fue concertada el día 2 de
diciembre de 1664. Se trataba de un retablo destinado a la capilla de Nuestra Señora de la
Piedad en el monasterio de San Jerónimo cuya ejecución debía atenerse a la planta firmada
por el prior fray Martín de Santa María y realizada por el escultor
107
. Concertado en 260
ducados debía ocupar todo el testero y arco de la capilla y alojar la imagen de la advocación
citada, también llamada “de la puerta”, y estar concluido en marzo de 1665.
Conclusiones
Durante más de tres décadas el taller de Cecilio López monopolizó prácticamente casi
toda la producción escultórica de la Abadía de Baza y extendió su influencia a la vicaría de
Huéscar, a otras poblaciones de la diócesis de Guadix así como a Cazorla y a la vecina
provincia de Almería. Ello fue posible gracias a su relación escultórica con Baza y a su
vecindad en esta ciudad hasta su muerte, salvo en los periodos en los que hubo de residir en
otros lugares debido a la ejecución de los encargos recibidos
108
.
103
Al respecto ver referencia documental en nota 101.
104
López-Guadalupe/ Gila, 2004: 66.
105
López-Guadalupe/Gila, 2004: 66.
106
Escritura entre el convento de La Merced y Alejo Mexía, 26 de diciembre de 1650, APG, B- 734, f. 567.
107
Escritura entre el convento de San Jerónimo y Cecilio López, 2 de diciembre de 1664, APG, B-745, ff. 510-513.
108
A finales de octubre de 1645 Cecilio López residía en la villa de Gor donde afirma su estancia nuevamente
el 31 de agosto de 1646. En enero de 1651, en una escritura otorgada a favor de su sobrino Pedro de Mena,
manifestaba nuevamente haber sido con anterioridad vecino de Gor, observaciones que permiten deducir la
realización de varios trabajos para esta villa al margen de su retablo mayor. Su paso por Cazorla queda
124
María Soledad Lázaro Damas
La producción escultórica de Cecilio López puede dividirse en dos grandes apartados; por
un lado los retablos y la obra de talla y por otro la imaginería en general. Dentro del primero
destacan los retablos mayores realizados para diferentes órdenes religiosas, incluidos en este
estudio, y los realizados para iglesias parroquiales, cofradías y ermitas. Junto a los anteriores
y a medio camino entre la obra de carpintería y la talla artística, los sagrarios, las andas
procesionales y las urnas sepulcrales para las imágenes de Cristo yacente. En el marco de la
imaginería, la temática abordada por el escultor fue amplia destacando en su producción las
diferentes interpretaciones del crucificado y, en particular, de la iconografía del Cristo de
Burgos o de Cabrilla. Un conjunto de obras que informan de la sólida y amplia formación
adquirida en el taller de Alonso de Mena y de la versatilidad de un maestro cuyo rumbo
artístico, posiblemente, hubiese sido distinto de permanecer en ese gran centro cultural que
fue Granada.
Su clientela fue diversa. Desde los particulares que encargaban al artista imágenes para la
devoción privada, ligadas a los oratorios domésticos y las capillas funerarias; las hermandades
y cofradías que confiaron al maestro la realización de sus imágenes representativas y los
elementos procesionales, hasta las órdenes religiosas que, en un ejercicio de patronazgo, a
veces ruinoso, le encargaron los retablos mayores de sus iglesias y esculturas distintivas. Su
buen hacer fue apreciado en otras esferas del mundo eclesiástico y de ello sería ejemplo el
retablo mayor de la iglesia de Gor y el tabernáculo contratado por el obispo fray José Laynez
para la Iglesia Mayor de Baza. Su obra, de manera desafortunada, es prácticamente inexistente
debido a los avatares históricos que diezmaron en el pasado el rico patrimonio artístico
acumulado en iglesias y conventos.
La vida de Cecilio López quedó truncada en sus últimos años por las enfermedades, los
achaques y la demencia senil. En los síntomas de su enfermedad y en los comportamientos
o forma de proceder, pueden detectarse similitudes con los problemas que, tristemente,
desarrollaría con posterioridad su nieto José de Mora.
atestiguado claramente en 1650. Por último, en junio de 1651, y en una escritura de poder, declara su condición
de “estante en la villa de Huéneja”, estancia relacionada con la ejecución del retablo de la ermita de Nuestra
Señora de la Presentación.
125
El escultor Cecilio López Criado (c. 1601-1671). El patronazgo artístico de las órdenes religiosas
126
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