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“El supremo mayoral/ quiso con poder inmenso,/ que se diese a San Lorenzo/ el Pasto
Espiritual./ La Pastora universal/ obedeció lo mandado,/ Pastorcita./ Como es piadosa, y
clemente,/ y amorosa en sumo grado,/ ha recogido su agrado/ todo ganado reciente:/
Solícitalo un Vicente,/ de su celo provocado/ Pastorcita./ El breviario Brinquiño,/ en en
Lorenzo es su reposo,/ aunque estima lo belloso,/ no desprecia lo lampiño./ Todo cabe en
su cariño,/ lo pequeño, y lo abultado,/ Pastorcita./ Muestra semblante halagüeño,/ así a el
grande, como a el chico,/ que su abreviado pellico/ es grande por lo pequeño./ No consiente
a el desempeño/ ningún cordero machado/, Pastorcita./ Es mucho lo que merece/ esta
pequeña Pastora/, que si chiquita es ahora/ será bonita si crece./ Y el Demonio, aunque le
pese/, vivirá desesperado,/ Pastorcita./ De el Cordero Precorosa/ fue, con que el Cielo la
alaba,/ pues confesándose esclava,/ pasó a ser reina y Señora./ Hállose siendo Pastora/
vestida de lo encarnado/ Pastorcita/ [Verso perdido]/ por madre más feliz,/ Pastora y
Emperatriz/ fecunda, con ser Doncella./ Hoy favorece su huella/ a Lorenzo el abrasado,/
Pastorcita./ Si el cordero, siendo arisco,/ se ausenta de su Rebaño/ no conociendo su daño/
lo vuelve luego a su aprisco./ Examina valle, y risco/ por conducirlo a su estado, Pastorcita./
Si el Cordero, por reciente,/ descarriarse procura,/ lo socorre su Cordura,/ como amorosa
y prudente./ Míralo como inocente/ siendo su amor estremado,/ Pastorcita./ Si el Cordero
por perdido/ de su Rebaño se aleja/ su valido, que es obeja/ le vale por desvalido./ De su
Pastora querido/ se ve en amor inflamado,/ Pastorcita./ Pastora, que a Dios agrada/ pues a
el Cordero cerril/ lo conduce a su redil/ con diligencia estremada/ redúcelo a la Manda/ con
él teniendo cuidado/ Pastorcita./ A la una y otra Pastora/ los Cielos hacen salvas/ una es
Aurora y la otra Alba/ [dos versos rotos]/ y ambas ofrecen su prado,/ Pastorcita.
Oponerse no es razón/ de la Pastora al renombre,/ que multiplicar su nombre,// aumenta
la devoción./ Y pues en toda ocasión/ favorece su traslado/ Pastorcita./
Ceñir la jurisdicción,/ a la que es dueña de todo,/ se conoce por el modo,/ que es la razón
sin razón./ Y a el pasto en tal ocasión/ póngase cerca, o vallado/ Pastorcita./ El pasto no se
reserva,/ cuando a el provecho camina/ y el seguir esta doctrina,/ destruye la mala yerba/.
La buena tiene en conserva/ de la Pastora el cuidado,/ Pastorcita./ Si a la Pastora sencilla/
dan todos el parabién/ sus excelencias no estén/ tan solamente en Sevilla/ Duplíquese a
maravilla/ haya uno, y otro traslado/ Pastorcita.”