
Raúl Romero Medina
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En el estado actual del conocimiento no cabe dudar de una colaboración activa entre el
maestro de los Mendoza9 y Juan Rodríguez de Segovia, como por otro lado era frecuente en
la actividad artística del siglo XV. A juzgar por los precios de la maquinaria del retablo de
Medinaceli, lo que nos habla de una obra de cierta envergadura y calidad artística, Lorenzo
Vázquez, en su condición de veedor de las obras de la Casa ducal de Medinaceli, debió contar
con la presencia experta y tasadora de Juan Rodríguez de Segovia en Medinaceli, al menos
en lo tocante a las labores de mazonerías y entalladuras, así como a los trabajos de dorados
y policromías a estas aplicadas. Como en seguida veremos, tras las obras del Infantado y un
breve paso por la guerra de Granada, Rodríguez de Segovia había sido uno de los pintores
implicados en el contrato de 1488 con una flamante doña María de Luna que para recuperar
la memoria paterna encargaba un retablo en la capilla de Santiago de la catedral de Toledo10.
Esta función ha permitido la reciente identificación de Juan Rodríguez de Segovia con el
llamado Maestro de Miraflores, también reconocido bajo la personalidad de Maestro de los
Luna11.
En su condición de veedor de las obras del duque de Medinaceli, y aunque Lorenzo
Vázquez de Segovia también dominaba los trabajos de la madera12 —tanto como los de
cantería y froga—debió de echar mano de los servicios de un experto como Rodríguez de
Segovia para aquilatar y tasar la obra ejecutada en el altar mayor de la principal iglesia de
Medinaceli. Sin embargo, la documentación de Medinaceli solo permite relacionar a Juan
Rodríguez de Segovia con la obra de mazonería realizada por los artistas Francisco de Coca
y Francisco Flórez, entalladores que debían de estar muy cercanos a su círculo, no así con las
labores de la obra de “pincel”, como entonces se denominaba en Castilla a la pintura sobre
tabla. De momento, esto nos abre un primer interrogante sobre su condición de pintor de
pincel como pretendemos discutir en este trabajo.
El maestro de obras de los Mendoza tasaba toda la maquinaria completa del retablo,
incluidas las historias o imaginerías de pintura salidas de la mano, nada más y nada menos,
que de un Fernando del Rincón de Figueroa (activo entre 1491 y 1525)13, a la sazón yerno de
Lorenzo Vázquez. Nacido o no en Guadalajara, no pasan desapercibidas las palabras que a
este artista le dedicara Gaspar Gutiérrez de los Ríos cuando en su Memorial sobre la industria y
el artificio (ca. 1596) afirmase que “por ser pintor famosísimo se le dio un hábito de
Santiago”14. Así, este aparece citado junto a otros importantes artistas extranjeros y españoles
de la época de los Reyes Católicos15. Entre ellos, no se cita a Juan Rodríguez de Segovia, pero
tampoco a otros contemporáneos más célebres.
La documentación del retablo de Medinaceli nos confirma que la pintura fue ejecutada en
el taller que Del Rincón tenía en Guadalajara, trasladándose las tablas a Medinaceli para su
ensamblaje. También en la ciudad de los Mendoza residía Lorenzo Vázquez desde donde
9 Romero Medina, 2018: 727-745.
10 Pérez Monzón/Miquel Juan/Martín Gil, 2018.
11 Pérez Monzón/Miquel Juan, 2018: 310.
12 En 1499 tasaba e igualaba cierta madera en las obras del palacio de Cogolludo —además de hacer tallas en la
Alhambra de Granada—. Romero Medina, 2012: 341-350. Por no señalar su mención en el testamento de don
Pedro González de Mendoza como responsable para la hechura y traza de un retablo para la capilla del colegio
de Santa Cruz de Valladolid “queremos e mandamos que el dicho retablo se faga luego que de las dichas
doscientas mil maravedises e que se faga por la orden que diese Lorenzo Vazquez vecino de esta ciudad de
Guadalajara maestro de nuestras obras e queremos que los entablamentos del dicho retablo sean de talla muy
bien labrada a la antigua e las ymagines sean de media talla para lo cual se busquen en Valladolid e sus comarcas
los mejores maestros que se pudiesen aver”. Álvarez Ancil, 1915: 17.
13 Ramos Gómez, 1998:74-118.
14 Cervelló, 2006: 274.
15 Yarza, 1993. Obra fundamental en la que se propone una valoración crítica del período.