
La imagen escultórica de la Virgen en Pedro Millán, Jorge Fernández y sus respectivos círculos.
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Junto a estas últimas desaparecidas, nosotros emparentamos con el círculo directo de este
escultor a Santa María la Coronada, patrona de San Roque (Cádiz), a Santa María de la Victoria,
patrona de Málaga, a la Virgen de la Aliseda de Cumbres de San Bartolomé (Huelva), a la Virgen
de Gracia de la parroquia de Santiago de Écija (Sevilla) y a la Virgen de los Remedios de la catedral
malacitana.
La primera ha sido muy transformada por ser revestida (o quizás, completa y directamente
vestida) pero deja visibles la cabeza y manos originales, así como su Niño Jesús primigenio. La
cabeza, a pesar de tener retalladas las cuencas oculares para colocarle ojos de cristal y el claro
repinte que exhibe, algo burdo, puede compararse con otras piezas de Pedro Millán y su círculo
directo y comprobar las extraordinarias analogías que muestra con estas, como el mentón algo
pronunciado, la nariz gruesa, la boca fina de talla algo esquemática y el peculiar y muy
característico “cuello millanesco”, con los músculos esternocleidomastoideo bien marcados,
pronunciando el hoyuelo en su unión con los pectorales y la masa tubular sobre estos y bajo el
mentón que dan lugar a un cuello de perfil sinuoso y amorcillado (fig. 2). Su Niño Jesús, por
demás, muestra el referido peinado con los dos mechones sobre la frente en forma de “W” de
las obras que podrían ser realizadas por los discípulos de Millán, si bien es cierto comprobar
cómo la cabeza y la actitud de bendecir con una mano y el orbe en la otra, es cercana a la del
mismo personaje de la catedralicia Virgen del Pilar de Sevilla, en contra de las citadas imágenes
infantiles de sus probables y anónimos discípulos o salidas de su taller, que se muestran en
actitudes más joviales y cercanas con la Virgen.
En cuanto a Santa María de la Victoria (fig. 3), si bien ya era relacionada con la Virgen del Socorro
de Teba (Málaga)13 -por sus evidentes analogías de estilo y formales- había sido correspondida
a Jorge Fernández Alemán o su círculo más inmediato por ser comparada con obras como Santa
María la Mayor de Pilas (Sevilla), la Virgen de la Aliseda, patrona de Cumbres de San Bartolomé
(Huelva), atribuidas a este último o la imagen de la Virgen de la escena de la Epifanía del retablo
mayor de la catedral de Sevilla, realizada sin duda por el referido escultor14. Sin embargo, un
análisis más profundo de la escultura, y con los nuevos conocimientos que tenemos hoy día
sobre la obra mariana de Jorge Fernández –que veremos seguidamente- nos alejan esta
emblemática obra malagueña de la atribución propuesta y mantenida hasta ahora. Y es que, a
pesar de los retoques que mantiene la imagen, como la retirada parcial del velo que cubría mayor
cantidad de la testa o la encarnadura barroca, podemos comprobar cómo, por ejemplo la cara,
el punto focal más claramente característico en la producción millanesca, presenta una cantidad
nada desdeñable de analogías como para no tener en cuenta la posibilidad de que la Virgen de la
Victoria pertenezca, en efecto y como mínimo, al círculo más cercano y próximo a Pedro Millán.
Ciertamente, si relacionamos su cara con las de obras de este escultor como la Virgen del Pilar
de la catedral sevillana, la Santa Inés del convento homónimo de dicha ciudad o el San Miguel del
Victoria and Albert Museum, así como con la anteriormente referida Santa María la Coronada de
San Roque o la Virgen de las Huertas, podemos ver las extraordinarias concomitancias formales y
morfológicas presentes: boca, nariz, arqueamiento de las cejas, la distribución proporcional de
los volúmenes anatómicos, el identitario “cuello millanesco”, etc. (fig. 2). Igualmente, el cuerpo
presenta unos pliegues característicos en distribución y forma de la órbita de este artífice, si bien
más redondeados, desconocemos si precisamente por ser una pieza más cercana al incipiente
naturalismo renacentista o por haber sido suavizados en reformas posteriores de la Edad
Moderna. De entre estos, dignos de destacar son la distribución de los pliegues textiles en el
bajo de la túnica, cayendo a plomo o las del escote, pues se aprecia bien la similitud de estos con
los de la sevillana Virgen del Pilar. Por desgracia, la primigenia imagen del Niño Jesús se perdió
13 Villanueva, 2008: 527.
14 Romero, 2006: 512-513. Sánchez, 2021: 13.