Ana Martín García
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clases en la escuela del Instituto de Bellas Artes de la Universidad de Roma. Esta formación
la hizo de manera paralela a sus estudios en jurisprudencia en la Universidad de Roma. En
1912 obtuvo la licenciatura en derecho tras la defensa de la tesis La legislazione delle belle arti
e delle antichità. Solo dos años después, en 1914, desarrolló un creciente interés por la
arquitectura gracias a la cercanía y contacto con el ambiente de Gustavo Giovannoni (1873-
1947) y Federico Hermanin (1868-1953). Obtuvo la habilitación para la enseñanza del
dibujo en escuelas técnicas e institutos artísticos por la Real Academia de San Lucas de
Roma. Durante este periodo, su producción artística siguió las tendencias predominantes
en Roma. Las obras son reflejo de un característico rigor por la precisión formal más
académica, junto con una predilección por la creación de atmósferas crepusculares que
ambientan sus composiciones.
Con el estallido de la Primera Guerra Mundial, interrumpió su labor artística y académica
para participar en la organización del hospital militar De Merode en Roma (1916-1917) para
después servir como oficial de artillería (1917-1918). Finalizado el conflicto bélico, contrajo
matrimonio con Albertina Giorelli en 1919, con quien tuvo seis hijos. En esta etapa, inició
su labor como escenógrafo en la productora Tespi Film de Roma, donde trabajó hasta 1922.
Su estilo pictórico, de fuerte carga evocadora y didáctica, caracterizó gran parte de su
producción en estos años. No obstante, fue en sus paisajes donde mejor expresó su
destreza artística, evidenciando un meticuloso respeto por la realidad representada. De
manera paralela, incursionó en el ámbito de la crítica y la difusión artística, colaborando
con la revista católica Gioventù Nuova (1914-1924). En 1929 realizó una serie dedicada a la
vida de don Bosco y diseñó los cartones para las vidrieras y mosaicos de la capilla de las
reliquias en la basílica de Santa Cruz en Jerusalén en Roma. A partir de la década de 1930,
su producción artística comenzó a orientarse hacia la historia del arte y la conservación del
patrimonio cultural. Tras 1932, se concentró en el estudio de figuras históricas y
emblemáticas como Leonardo da Vinci (1452-1519), Gian Lorenzo Bernini (1598-1680) y
Giotto di Bondone (1267-1337), al tiempo que impartió conferencias en el Istituto Beato
Angelico de Roma. En su obra de este periodo, se percibe también una consolidación de
fórmulas académicas de clasicismo, principalmente en las obras de temática religiosa. En
lo que respecta al ámbito de la filatelia trabajó de manera constante desde los años treinta.
En esta faceta logró sintetizar la complejidad compositiva con una expresión alegórica de
gran impacto visual mediante un refinado clasicismo, integrando modelos renacentistas,
manieristas y neoclásicos con soluciones técnicas de carácter fotográfico y cinematográfico
como en la serie Virgiliania (1930). Más tarde reinterpretó los episodios de la Eneida (1930)
y posteriormente elaboró diseños para los sellos de las principales emisiones del régimen
fascista (1932, 1938, 1941). Asimismo, trabajó también para la composición de sellos
papales (1936-1952) y sobre la historia de la basílica de San Pedro en Vaticano (publicación
póstuma en 1953). De esta manera desarrolló y ejecutó diseños filatélicos de gran impacto
visual. La influencia de la situación de posguerra y su estrecha colaboración con la
Pontificia Comisión Central de Arte Sacro en Italia (1945) hizo que también se centrase en
la conservación del patrimonio artístico. Por lo que, en este sentido, colaboró en la
promoción de la restauración de iglesias dañadas por la guerra y elaboró estudios sobre la
protección de las bellas artes. Durante toda su trayectoria artística participó en numerosos
concursos y diversas exposiciones. Al abordar su compleja y poliédrica producción
artística, su hija, Lucia Mezzana Zilli sostuvo que “fu particularmente abbondante:
copertine, fregi ed illustrazione di libri, testate di giornali, ex libris, partecipazioni di nascita
e di matrimonio, tessere di associazioni, diplomi e manifesti vari. Per la SEI, oltre al già
citato “S. Giovanni Bosco”, collaborò alle edizioni di “Una vita di S. Bonavantura” [...]
ebbero copertine da lui dipinte a tempera”