
De Andalucía a Nueva York: las tablas góticas de la iglesia de Santa Bárbara de Écija
igualmente, a este anónimo maestro: el retablo del Santo Cristo de la iglesia de San Pedro de
la localidad zaragozana de Alagón, cercana a Magallón, hasta el punto de que planteó que
quizás las tablas neoyorquinas habrían pertenecido a este conjunto.50
No nos corresponde entrar a analizar aquí la consistencia de la figura del Maestro de la
Loteta (en la que no creemos), máxime teniendo en cuenta que ahora sabemos que las tablas
de la Hispanic Society of America proceden de Écija, pero sí creemos necesario revisar los
argumentos de Post para atribuirle estas. De entrada, no creemos que los retablos de Magallón
y de Alagón, este de renacentismo mucho más marcado, sean de la misma autoría. Más allá de
señalar la coincidencia de los nimbos de las tablas neoyorquinas con los del retablo de Alagón
(que no van más allá del empleo de caracteres capitales en ambos casos), Post compara el san
Jerónimo de la Hispanic Society of America con el san Antonio abad de Magallón y con el
Santiago el Mayor del cortejo de santos que asiste a la Crucifixión del retablo de Alagón (fig.
6) y el san Miguel de la Hispanic Society of America con la santa Úrsula de Magallón (pues,
aunque en ese conjunto hay un san Miguel, Post lo ve diferente, aunque advierte identidad en
el tratamiento de las alas) y con la santa María Magdalena de la Crucifixión de Alagón. No
podemos coincidir en ninguna de estas apreciaciones. Aparte de que las tablas ecijanas tienen
una calidad muy superior a la de cualesquiera de las tablas zaragozanas, basta comparar el san
Jerónimo de Écija con el san Antonio abad de Magallón para ver que en este el pavimento se
resuelve de forma muy sumaria y defectuosa, en abierto contraste con el exquisito pavimento
de Écija. Además, sus paños son muy sencillos, en abierto contraste con los paños elaborados
de Écija, y su rostro compungido, un tanto caricaturesco, y su pose encorvada difieren del
rostro severo y del porte noble del santo de Écija. Si de Magallón pasamos a Alagón, el rostro
del Santiago el Mayor de Alagón que Post aduce como equivalente del del san Jerónimo de
Écija, no coincide con él más allá de representar a un hombre maduro barbado. El pintor que
trabajó para Écija tiene una arquitectura de rostros muy característica, con mofletes marcados
y, sobre todo, con bocas muy pequeñas y fruncidas que no tienen su contrapartida en Alagón
(tampoco en Magallón).
Por razones puramente geográficas, puesto que se refiere a obras que se conservan en el
Museo de Bellas Artes de Sevilla, es necesario mencionar, antes de finalizar este apartado,
dos obras que Post atribuyó al “Coteta Master”, puesto que, si tienen algún parentesco con
el resto de obras puestas en la nómina de este anónimo pintor, entre las que el
norteamericano incluyó las tablas que aquí nos ocupan, y proceden del entorno sevillano,
quizás podrían relacionarse de alguna manera con estas. La primera (núm. inv. CE0001P) es
un tríptico que muestra a Cristo (con una iconografía que anticipa la que será conocida como
Cristo del Despojo) flanqueado, a la izquierda, por la Dolorosa y, a la derecha, por santa María
Magdalena, representándose, además, en grisalla, en los reversos de estas tablas, a san Pedro
y a san Pablo.51 La segunda (núm. inv. CE0006P) es una tabla que muestra a San Cipriano ante
el procónsul.52 Las dos proceden de la donación efectuada en 1928 por Rafael González-Abreu
50 Post, 1966: 9-13, figs. 1-2. El retablo ha sido restaurado. Véase Aguado Guardiola, 2006, donde se pone en
relación con evidencia documental que sitúa su ejecución a partir de 1512.
51 Post, 1941: parte I, 226-227, fig. 101. Izquierdo/Muñoz, 1990: 21. Moreno Mendoza et alii, 1991: vol. II, 34,
fig. 12.
52 Post, 1941: parte I, 227-229, fig. 102. Izquierdo/Muñoz, 1990: 39. Moreno Mendoza et alii, 1991: vol. II, 72,
fig. 58. En la bibliografía más reciente, esta tabla se identifica como San Julián ante el emperador y se atribuye al
Maestro de Bonnat. Con respecto a la primera cuestión, leemos claramente en el nimbo del santo “sant cebrián”
y, además, no hay un episodio de estas características en la vida de un san Julián obispo, condición que ostenta
el protagonista de la tabla (sí, en cambio, en la vida de san Cipriano, obispo de Cartago). Con respecto a la
segunda cuestión, se imputa la atribución a Post, creador de la figura de este pintor hispanoflamenco aragonés,
pero lo cierto es que esta atribución no aparece en ningún caso en A History of Spanish Painting.
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