
La relación de las pinturas conservadas en el Colegio de la Encarnación de Montilla en 1794 y su dispersión
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san Francisco de Borja ausiliando a un moribundo”26 y destinada al hospital montillano
de hermanos hospitalarios. Por tanto, de las siete obras destinadas a San Juan de Dios, al
menos tres se localizan en la sede de la basílica de Montilla.
La solicitud del franciscano Fray Juan Duárez
Los franciscanos descalzos, que desde 1794 pasaron a ocupar el extinto colegio de los
jesuitas, redistribuyeron en el nuevo edificio los ornamentos de su antiguo convento de San
Lorenzo extramuros y prosiguieron con la obra de la iglesia que habían dejado los clérigos
regulares, las cuales se prolongaron durante décadas y no llegaron a concluirlas cuando en
1835 les sorprendió la desamortización27.
Sabiendo las peticiones realizadas por los frailes agustinos y por los hermanos
hospitalarios, los franciscanos solicitaron la entrega de los lienzos no enajenados que aun
siendo del extinguido Colegio de la Encarnación, permanecían bajo la custodia de Ignacio
Feliz Crespo Bañón. Conocemos la relación de las obras en poder del administrador, gracias
a una lista fechada el 18 de octubre de 179628 y en la que vemos cómo las piezas se reducen
considerablemente en número, pues de las treinta y ocho obras de la primera relación,
alrededor de una docena ya se habían depositado por algunas iglesias (Documento 3).
El 19 de octubre de 1796, Pablo de la Vega adjuntó un listado con el lote de pinturas que
se podían entregar a fray Juan Duárez de Santa Cruz29, comisario y procurador de la provincia
franciscana de San Gregorio Magno de Filipinas, en Madrid y en Roma y presidente del Real
Hospicio de los Santos Mártires -establecido en el convento extramuros de San Lorenzo para
ser seminario de misioneros-30, con el fin de adornar la iglesia y sacristía del renovado cenobio
(Documento 4).
Pese a que el hospicio no contó con la aprobación de la congregación, Duárez siguió
adelante con su propósito, siendo Eugenio Llaguno, secretario de Estado y Despacho
Universal de Gracia y Justicia, quién ordenó la realización de inventarios sobre las
propiedades del convento. En las labores de registro del patrimonio que la comunidad
franciscana dejó tras su marcha, participaron el pintor Antonio Villegas y los ensambladores
Francisco de Lara y Juan Gómez Herrador, junto al tasador Juan José de Lara. A estas piezas
descritas se unía la petición de una serie de bienes muebles existentes en el extinto colegio
de regulares y que fray Juan Duárez requirió para el hospicio de los Mártires.
26 Lista de las obras entregadas a Juan Linares, 28 de noviembre de 179, BN, MSS/18620/26, f. 31.
27 Sánchez Herrador, Miguel Ángel (2016): “La Biblioteca del Colegio de La Encarnación de los jesuitas de
Montilla”. En: <https://helvia.uco.es/xmlui/handle/10396/13293> [consulta: 1 abril 2025]: 42.
28 Listado de las pinturas del colegio, firmado por Ignacio Crespo, 18 de octubre de 1796, BN, MSS/18620/26, f. 25.
29 Sánchez Fuertes, 2014: 286-288.
30 Por decisión personal de fray Juan Duárez, el antiguo convento de San Lorenzo extramuros fue reservado a
seminario de misioneros destinados a Filipinas, un proyecto que perduró durante poco tiempo, puesto que no
fue aceptado por el provincial de Filipinas y, pese a los intentos de Duárez, se clausuró en 1803 y, desde 1804,
el edificio cambió de uso y pasó a ser hospital de contagiados de la epidemia de fiebre amarilla, Bellido Vela,
Elena (2019): “El desaparecido convento franciscano de San Lorenzo de Montilla definición geométrica y
representación gráfica”. En: <https://helvia.uco.es/xmlui/handle/10396/17965> [consulta: 10 abril 2025]:
404-420.