
David Cejas Rivas
136
factura de un maestro mestizo o indígena en la máquina fúnebre9, quien contaba con una alta
capacidad artística, comparable con la talla de grandes creadores de la antigüedad: Fidias,
Protógenes, Praxíteles o Apeles, entre otros. Por tanto, se desconoce su mano, más allá de su
posible naturaleza racial, lo cual tampoco es un dato revelador, al ser una constante en los
territorios de ultramar, fruto de la realidad social de la Nueva España, donde “Españoles,
europeos, criollos, mestizos, indígenas y negros convivían y se relacionaban, luchaban y se
sometían, en un intercambio continuo de ideas y conceptos bajo la supervisión constante de la
Corona y la Iglesia, sus principales mentores”10. Al igual que en la metrópolis, los artífices
novohispanos se integraban en gremios por oficios artísticos: arquitectura (canteros, albañiles),
pintura (pintores, doradores), escultura (retablistas, entalladores, ensambladores) y platería (oro,
plata o batihojas), muy reformulados por nuevas ordenanzas con la llegada de la Ilustración y
las academias de corte europeo11. A pesar de la colaboración entre diferentes profesionales, los
conflictos entre ellos fueron una realidad, pues poco tiempo después a este evento funerario,
Antonio Moreno12, grabador en el libro de exequias, volvió a trabajar con el mismo equipo para
estampar las imágenes producidas para las honras a Fernando VI en 1760, pero publicada con
gran demora debido a los conflictos entre artífices, como indica Prieto Hames en su tesis
doctoral13. En aquella ocasión se dispusieron treinta y un jeroglíficos -obra de Moreno-, mientras
que en esta fueron treinta y cuatro, así como unos cincuenta poemas de diversas métricas, por
lo que no es de extrañar que se acabase publicando la relación de sucesos sin que estuvieran
listas las planchas con los emblemas, quizás sea este el motivo por el que no hay apenas
ejemplares de la oración fúnebre acompañada de la estampa del túmulo a Bárbara de Portugal,
a diferencia del caso de su esposo, publicado dos años después.
De esta forma, nos apoyamos en estudios previos que ya se han ocupado de recuperar
tridimensionalmente algunos artefactos efímeros, como son los catafalcos erigidos a María Luisa
de Orleans en el convento de la Encarnación de Madrid14, Carlos II en la catedral de Zaragoza15,
Luis I en la catedral de Toledo16 o María Amalia de Sajonia en la catedral de Barcelona17. Por
supuesto, amparándose, como el presente estudio, en las recomendaciones de la Carta de Londres
para la visualización computarizada de patrimonio cultural (2009) y Los Principios de Sevilla. Principios
Internacionales de la Arqueología Virtual (2017), con el objetivo final de lograr una exhaustiva
hipótesis de modelado 3D no sólo del catafalco erigido a Bárbara de Portugal, sino también
integrarlo en el contexto arquitectónico para el que fue diseñado -la catedral de México- con
motivo de la celebración de las honras regias a la difunta consorte en 1759.
9 Para ser maestro se debía superar un examen teórico-práctico y, además, un certificado de limpieza de sangre. Sin
embargo, el crisol de razas de una sociedad plural hizo que se sustituyese por un informe de buenas costumbres del
aspirante. A pesar de ello, seguía rechazándose a negros y mulatos en estos oficios. En Halcón, 2001: 101.
10 Ibídem, p. 91.
11 Ibídem, pp. 98-99 y 101.
12 También conocido como Antonio Onofre Moreno, criollo nacido en la ciudad de México, donde se formará en la
Casa de Moneda como grabador. Tras su formación intensiva en un breve período de tiempo, abriría su propio taller en
la calle Tacuba, en el centro de la capital, a mediados de siglo. Realizó numerosas planchas calcográficas de temática
religiosa y algunas que representaban máquinas fúnebres como las de Felipe V en Guatemala (1747), Fernando VI en
México (1760) y la que estamos comentando. Cfr. Calvo Portela, 2023:
https://nierika.ibero.mx/index.php/nierika/article/view/604/761#info; y Donahue-Wallace, 2001: 292-293.
13 Prieto Hames, 2024a: 127.
14 Revenga Domínguez y Cejas Rivas, 2021: 90-101.
15 Gómez Ruiz, 2024.
16 Revenga Domínguez y Prieto Hames, 2024: 189-202.
17 Prieto Hames, 2024b: 265-281.