Valorando desde la diversidad algunas obras de fines del XIX europeo que influyen en
maestros españoles que aquí interesan. Nos acerca al arte español en esta cuarta estación
del Viacrucis a través de Teresa Peña Echeveste con una representación en la que
expresionismo y cubismo se resalta en sus pinturas mediante el reflejo de su propia
religiosidad. Algo similar a lo que sucede con Martin Ruiz Anglada, Ruizanglada, pintor
cuyo cromatismo y gestualidad lo aparta de detalles para llevarlo a una esencial
significación religiosa.
Avanzando hacia el siglo XXI establece García-Luengo diversos ejemplos del tema
como “motivo iconográfico que continúa preocupando e interesando al arte actual” con
desarrollo de estéticas muy diversas según los diferentes creadores.
Para analizar El signo de la cruz en la pintura española y mexicana del siglo XX: historia y cultos
compartidos parte de la realidad política, social y religiosa de ambos países en el siglo XX,
reflexionando cómo algunos de los más trágicos episodios acaecidos llevan a “la
dimensión redentora de la cruz […] ha llamado la atención de múltiples autores a un lado
y otro del Atlántico”, independientemente de sus creencias.
Reflexión trasladada a las pinturas de Ignacio Zuloaga como eco de la Generación del
98, que tiene en el Cristo de Velázquez de Unamuno un potente ejemplo literario. Interés
por la representación de la Cruz que recogen igualmente pinturas de José Gutiérrez Solana
o grabados de Darío de Regoyos.
Atraído por la Generación del 98, el mexicano Ángel Zárraga llega a España sintiendo
atracción por sus pintores del siglo de oro y trasladando a sus pinturas murales o de
caballete en México, España o París un singular sentimiento religioso entre los que
también se representa la cruz y, como se verá en el correspondiente capítulo, la imagen de
la Virgen Dolorosa.
El análisis de Picasso y su simbólico Guernica se afrontan desde una lectura que vincula
diversos elementos de la composición a la iconografía sagrada, presente también en sus
diferentes versiones del Crucificado.
El versátil Salvador Dalí aborda igualmente la representación de la cruz desde su
peculiar surrealismo, fundamentalmente en su Cristo de san Juan de la Cruz inspirado en el
dibujo atribuido al místico castellano. Volviendo al siglo de oro Antonio Saura realiza
diferentes Crucifixiones como tema recurrente en su pintura durante varias décadas, con
evocaciones al conocido como Cristo de san Placido de Velázquez. El uso de la cruz en
diversas pinturas de Antoni Tapies se refleja en una interpretación bien distinta, definida
por el propio maestro catalán como “una imagen tradicional de la meditación, de la
síntesis, de la combinación y de la integración de lo distinto”, manifiesta en la
espiritualidad presente en su obra.
Frente a estos ejemplos españoles en México, Diego Rivera, Alfaro Siqueiros o
Clemente Orozco proyectan sus grandes ciclos de pintura mural para edificios públicos.
Será desde su compromiso social y político quienes “desde una perspectiva netamente
humana, mostrasen respeto y admiración por la figura de Cristo y la cruz, exaltando más
allá de su trascendencia espiritual, la figura de Jesús y la Pasión, como paradigma de quien
muere por defender la justicia social” y como tal lo llevan a algunas de sus pinturas que
deben interpretarse desde perspectivas no siempre concurrentes.
Años después y alejado del muralismo oficial, Manuel Rodríguez Lozano parte de la
iconografía cristiana para una Piedad, situada en origen en la cárcel donde estaba
prisionero, a la que a pesar de su evidente intencionalidad profana terminan rezando los
presos de Lecumberri.
Tras el análisis histórico del origen de la devoción de la Virgen Dolorosa y las
iconografías que de ella derivan, el Dr. García-Luengo reflexiona sobre La Dolorosa y la
devoción a la vía matris en el imaginario artístico mexicano y español del siglo XX. La Orden de los
Siervos de María y la Tercera Orden Servita, en España como en América, contribuyen a
la difusión del tema desde el ámbito religioso, sin olvidar la aceptación en la piedad
popular y su repercusión antropológica.