El comisario como artista
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Por otra parte, confeccionar una definición del comisario, sería quizá, un ejercicio poco
provechoso, ya que es una acepción en proceso de sedimentación, aún no cristalizada. Y es
que las concomitancias entre las figuras del comisario y del artista están aún por dilucidar.
De hecho, ¿hay fronteras entre el comisario y el artista?
La exposición se valora cada vez más, como una forma de expresión artística, pues
“exponer también significa proponer, ofrecer, desplegar el resultado de un trabajo”. En la
actualidad, el diseño de exposiciones se solapa con movimientos artísticos, tales como el arte
ambiental, el arte de las instalaciones y o el de interpretación. Decía Arthur Danto que:
(…) la definición del curador ha cambiado desde la perspectiva de alguien que tiene a su cuidado
una colección –cuidador, para usar el término inglés- al curador independiente que tiene que concebir
una exposición y encontrar las vías para poder realizarla. Es en este sentido que los curadores se han
convertido más y más en artistas que trabajan con las obras.
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El artista y el comisario eran una misma persona
Como se deduce de los datos de los que disponemos, y por propia lógica, encontramos
que antes de la dispersión de las funciones creativa y expositiva, ambas se hallaban reunidas
en la persona del artista. Para ilustrar esta afirmación podríamos remontarnos más en el
tiempo, pero sin necesidad de ello, resaltemos algunos precedentes anteriores a las
vanguardias históricas, momento clave que como en tantas otras cuestiones de la historia
artística supondría un claro punto de inflexión en el orden de las cosas. Elegimos para ello el
caso paradigmático de nuestro primer pintor, Velázquez, de quien podemos decir que ejerció
lo que hoy llamaríamos “labores curatoriales” una vez que el rey Felipe IV le encargó la
reordenación de las colecciones reales, tanto del Real Monasterio de El Escorial
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como del
Alcázar madrileño, “musealizando” estancias tan emblemáticas como la Pieza Ochavada.
Quizá sea éste uno de los primeros puntos de encuentro reseñables entre las figuras del artista
y del comisario en nuestro país.
Ya en el siglo XIX y mudando el ámbito geográfico, otro artista, esta vez un arquitecto,
iría un paso más allá. En las continuas polémicas en torno a la manera de concretar la
presentación definitiva del Altes Museum de Berlín, Karl Friedrich Schinkel estableció unas
directrices comunes para todos los elementos que intervienen en la formalización del
proyecto: acabados arquitectónicos, accesorios, mobiliario, información, etc., en una
concepción global que un siglo después desarrollarían los movimientos de integración. Todo
fue proyectado como un conjunto
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, aunque con los criterios historicistas propios de su
tiempo.
Esta experiencia evidencia ya como el artista se preocupa no sólo de la creación de las
obras de arte sino también de la forma en que se perciben por parte de la persona que las
enfrenta. Sin embargo, las fronteras entre comisario y artista vendrían a transfigurarse
definitivamente en el periodo de las vanguardias históricas. De hecho como afirma Cherix
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el arte de finales de siglo XIX y el del siglo XX está profundamente entrelazado con la historia
de las exposiciones. María Bolaños
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por su parte observa que “ni siquiera las corrientes más
anti-museísticas renunciaron al fértil campo de agitación que representaba una muestra bien
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
7
GUASCH, Anna María: 2006. P. 114. La crítica dialogada: entrevistas sobre arte y pensamiento actual (2000-2006),
Murcia, Cendeac, 2006, pág. 114.
8
CHECA CREMADES, Fernando: Felipe II, Mecenas de las artes, Madrid, Nerea, 1992, pág. 462.
9
En el curso histórico del arte podemos señalar momentos similares: antes habían tenido lugar experiencias
como la búsqueda de la “obra de arte total”, durante el Barroco, y después arquitectos modernistas trabajaron
en sus proyectos concretando incluso los más mínimos detalles como puertas, vitrales o mobiliario. Es el caso
de Gaudí en la Casa Calvet o la Casa Batlló para las que diseñó los sillones homónimos, excelentes ejemplos de
mobiliario modernista de corte naturalista.
10
CHERIX, C. en ULRICH OBRIST, Hans: 2010, págs. 10-11.
11
BOLAÑOS, María (ed.): La memoria del mundo. Cien años de museología 1900-2000, Gijón, Trea, 2002, pág.
118.