Ucoarte. Revista de Teoría e Historia del Arte, 4, 2015, pp.127-129. ISSN: 2255-1905
REVENGA DOMÍNGUEZ, Paula (Cur.): EL APÓSTOL SANTIAGO EN EL
ARTE, Cat. Exp., Santiago de Cali: Fondo de Promoción de la Cultura, 2012.
ISBN: 978-958-9003-92-3
JESÚS PORRES BENAVIDES.
Universidad Rey Juan Carlos
D
Con motivo de la celebración del 476
aniversario de la fundación de la ciudad de
Santiago de Cali, diversas instituciones
caleñas – la Alcaldía, la Secretaría de Cultura
y Turismo, el Fondo de Promoción de la
Cultura, Industrias Culturales, la Fundación
Hispanoamericana y la Fundación
Metrópoli- patrocinaron la exposición El
apóstol Santiago en el Arte, muestra ésta que se
inscribía en el marco del proyecto “Todos
los caminos conducen a Santiago” y que
estuvo abierta al público entre el 25 de julio
y el 8 de septiembre de 2012. Fue su
comisaria la doctora Paula Revenga
Domínguez y tuvo lugar en el Museo de Arte
Colonial y Religioso La Merced, museo
situado en un espacio emblemático del
centro histórico pues, según indica la
tradición, el conjunto conventual de La
Merced ocupa el lugar en que se ofició la
misa fundacional de la ciudad.
Cali, o mejor dicho, Santiago de Cali fue
fundada el 25 de julio de 1536 por Sebastián
de Belalcázar, siendo una de las más antiguas
ciudades americanas cuyo nombre hace
honor a Santiago el Mayor, que además se le adjudicó como patrón. Y es precisamente a ese
santo, a su iconografía y su devoción en el Nuevo Mundo, al que estuvo dedicada la exposición
que reunió piezas de escultura, pintura, platería y grabados provenientes de iglesias y diferentes
colecciones, que representan al apóstol y escenas de su vida, entre las que destacan por sus
características o interés iconográfico las tallas en madera de Santiago peregrino de la caleña
Reseña : Revenga Domínguez, Paula. El astol Santiago en el arte
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parroquia de Santiago Apóstol, la escultura de Santiago matamoros procedente de la Catedral
Metropolitana de Cali, la pintura de Santiago mataíndios de escuela cuzqueña en la que aparece el
santo sobre un caballo blanco y arrollando a un indígena o el Santiago mataespañoles realizado en
plata cincelada y correspondiente a la época de las luchas independistas que permitieron la
emancipación de las colonias americanas de la monarquía hispánica.
El catálogo de esta exposición se inicia con un estudio titulado “Iconografía de Santiago el
Mayor. Las representaciones del santo de los dos mundos, entre el relato bíblico y la leyenda”,
del que es autora Paula Revenga, curadora de la muestra. En él se hace un completo e interesante
recorrido por la hagiografía del santo, la importancia histórica de su devoción tanto en Europa
como en los reinos de la monarquía hispánica, sus formas de representación, las variantes de su
iconografía en el Nuevo Mundo y, por supuesto, las fuentes grabadas en que beben esas
representaciones. De ser discípulo de Cristo, Santiago pasa a peregrino evangelizador, para más
tarde transformarse en un caballero medieval que asiste a los cristianos de la Península Ibérica
en su lucha contra los musulmanes. Así se convierte en Santiago Matamoros y, al cruzar el
Atlántico, los españoles lo llevarán consigo para que vuelva a asistirlos en la nueva conquista
espiritual, esta vez del vasto territorio americano. La devoción del patrón de España correrá
como un río conforme se van conquistando nuevos territorios al otro lado del Atlántico y el
nombre de Santiago estará presente a lo largo y ancho de la geografía hispanoamericana; desde
México hasta Argentina, pasando por el Caribe, ciudades, pueblos, aldeas, llevan el nombre del
Apóstol, casi siempre asociado a otra palabra de origen indígena. Su carácter guerrero lo
acompaña siempre y en el Nuevo Mundo el santo será protagonista de algunos hechos
considerados como milagrosos en los que Santiago se aparecería en los cielos y campos de batalla
americanos -al igual que lo hiciera en la batalla de Clavijo-, ayudando a las huestes españolas a
alcanzar la victoria en campañas contra diferentes pueblos indígenas, según se recoge en diversas
crónicas de la conquista.
El popular “matamoros”, que se encuentra en catedrales, iglesias y palacios de España y
Portugal, llegó al Nuevo Mundo pero, obviamente, tal representación poco tenía que ver con la
conquista y colonización de aquellos lugares, en los que la figura del santo como caballero, sobre
el corcel blanco, no tardó en adecuarse a la protección que colonizadores y colonizados
precisaban en los territorios americanos, surgiendo nuevas iconografías que lo transformaron en
un santo “mataindios” y, más tarde, también en “mataespañoles”. En palabras Paula Revenga:
“su imagen, poderosa y guerrera, fascina inmediatamente a los nativos que se apoderan de este
Santo, convirtiéndole de Mataindios en protector de los mismos indios. Frente a este hecho, no
se puede hablar sólo de sincretismo, sino de algo que va más allá”, pues los indígenas acogerán
a Santiago dentro de su propio imaginario de ídolos ancestrales al verse inmersos en el proceso
de transculturación que la conquista llevó consigo, produciéndose en el ámbito americano una
resignificación de la figura del santo que tuvo consecuencias en su iconografía, pero que irá más
allá de lo puramente visual.
Es interesante que en algunas zonas como la región andina, los nativos asimilaron al santo de
la cristiandad con el Dios Illapa -el Rayo-, estableciendo la identificación de Santiago como el
Hijo del Trueno de sus textos sagrados. Puedo dar fe de que incluso en modestas iglesias de la
región de Parinacota, al norte de la actual Chile, he encontrado populares imágenes de Santiago
a caballo, que sin duda transmiten esta devoción al apóstol hermano de Juan y uno de los
predilectos de Cristo.
A continuación, en el estudio “Transculturación de Santiago apóstol en los Andes colonial”
redactado por María F. Astaiza se da cuenta de cómo, a partir de la conquista, se produjo un
reajuste y recreación de las culturas nativas tras el encuentro forzado con la española, y los
indígenas interpretaron el cristianismo según sus propias estructuras mentales y conceptuales.
En el caso andino, el mito religioso indígena ocupa la percepción de la conquista desde el
Jesús Porres Benavides
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principio y la figura de Santiago germina en un proceso temporal, repetitivo y dinámico, donde
la imagen del “jinete que producía un ruido aterrador con sus cascos y que blandía una espada
que resplandecía en el cielo, no fue amada enseguida, pero si admirada por su milagrosa fuerza”.
Así, los indígenas americanos asimilaron la figura de Santiago a la proyección de la fuerza y lo
triunfante, produciéndose cambios y apropiación de nuevos significantes que pueden ser
percibidos, por ejemplo, en la variación de la representación autóctona del jinete, que ya no
monta sobre camélidos, sino que galopa a caballo.
El catálogo se completa con un breve texto de Carlos Mario Recio, titulado “Cita con las
fuentes primarias. Documentos del siglo XVI” referido a los diferentes documentos del Archivo
Histórico de Cali que acompañaron la exposición y en los que se describen actividades de
carácter religioso que tradicionalmente se desarrollaban en la ciudad el 25 de julio y ceremonias
en las que, en esa misma fecha, se entregaba el estandarte real y se nombraba representante del
rey a algún miembro del municipio, haciéndose alusión al Apóstol Santiago como patrono de
España y abogado de la ilustre ciudad de Santiago de Cali.