La Creatividad Colectiva. (en una sociedad cansada)
sociedad occidental. Luchar es ya un posicionamiento. Me emplazo ante un sistema. Elaboro discursos para
romper con lo anterior. Y creo que este es el momento de reflexionar sobre un aspecto importante del
capitalismo tardío en el que nos vemos inmersos. Hasta ahora, este liberalismo extremo ha sido capaz de
aglutinar todo aquello que se oponía al sistema. De hecho, la misma lucha, el conflicto, que unos cuantos artistas
pretenden llevar a cabo, termina de ser tal cuando el sistema capitalista coloca esa reivindicación al nivel de
producto. Hace unos años, El Corte Inglés, utilizaba
como slogan esta expresión: “Hippy Total”. No tengo ni que
comentar qué pensarían aquellos jóvenes
de los sesenta y setenta cuando vieran convertido en vestuarios y
complementos su estilo de vida y sus reivindicaciones. Los mismos artistas contemporáneos al inicio del arte
conceptual, que intentaban hacer obras cada vez menos materiales, son hoy en día nombres señeros en el
mercado
del arte, que ha conseguido vender hasta la antimateria (Yves Klein, Manzoni, Robert Barry). Por eso
es
lógico plantearse si es efectivo el talante de lucha en un colectivo. Una vez pasada la actuación colectiva, se
crean estilos que siempre podrán reportar beneficios económicos. Porque vivimos en
una sociedad
económica, no política. Todo discurso se convierte en producto. Y este
comportamiento es el que refleja
la estructura cancerígena del capitalismo. Es el capitalismo el que
genera el rechazo, y es el capitalismo el que
lo aglutina como parte de sí mismo.
¿A qué me refiero cuando hablo del comportamiento cancerígeno del capitalismo? ¿Por qué asociar
capitalismo con enfermedad? Vivimos una época de cambios acelerados, como han manifestado
innumerables teóricos como Virilio o Baudrillard. Nuestra forma de vida, nuestras relaciones, mutan, entre
otras cosas, en función de los nuevos sistemas de comunicación. El vuelco
electoral del 14 M en España se debió
en gran parte al paralelismo de información de unos medios de comunicación centrados y otros difusos. El
móvil e internet superaron en efectividad a los
tradicionales medios de comunicación de masas. El contacto
persona a persona a través de las nuevas
tecnologías se ha convertido en una fuente de ingresos muy lucrativa,
que beneficia a las grandes multinacionales. La información, todo tipo de información, crece y se disemina
con rapidez. La palabra cáncer, por su parte, designa a un grupo de enfermedades en las cuales las células crecen
y se diseminan libremente por el cuerpo. Puede surgir en casi cualquier parte de nuestro organismo:
en las
superficies externas e internas del cuerpo (carcinoma), en los tejidos que sostienen el cuerpo, como huesos,
cartílagos, músculos o grasa (sarcoma), en los ganglios y tejidos del sistema inmune
del cuerpo (linfomas), en
la médula ósea y el torrente sanguíneo (leucemias). Todos ellos, no
obstante, tienen en común el descontrol
en el crecimiento normal de las células. En nuestro proceso celular normal de crecimiento se mantiene un
balance entre el crecimiento de células nuevas y la
muerte de las viejas. Con el cáncer, este equilibrio se
pierde. Unas células crecen
descontroladamente; otras (o las mismas) se niegan a morir, a suicidarse. En un
sistema normal, las
células viejas o dañadas se autodestruyen, fenómeno denominado apoptosis. En este
sistema
capitalista, muchos elementos dañados se niegan a perder el poder, se niegan a morir, aunque vayan
sembrando la destrucción allá donde vayan. El poder siempre ha querido sobrevivir. Así que, una vez
generado el
cambio, se pretende instaurar ese cambio como definitivo, y extenderlo. He ahí el error
del sistema
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, o más
bien, lo que nos está llevando a otro sistema. En la extensión del sistema
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“Para ilustrar lo que significa el control del crecimiento normal, considere la capa exterior de la piel. La delgada capa
exterior de la piel normal, llamada epidermis, tiene un espesor de aproximadamente una docena de células. Las células
ubicadas en la capa inferior de la epidermis, llamada capa basal, se dividen justo a tiempo para reemplazar a
las células que
continuamente se desprenden de la superficie de la piel. Cada vez que una de estas células basales se
divide, se producen dos
células. Una permanece en la capa basal y retiene la capacidad para dividirse y la otra emigra
fuera de la capa basal y pierde la
capacidad para dividirse. Así pues, el número de células con la capacidad para dividirse en la capa basal se mantiene
igual”.
“El balance normal entre la división celular y la pérdida de las células se descontrola durante el desarrollo de cáncer
de la piel. Para reemplazar las células que se desprendieron de la superficie de la piel, las células basales empiezan a
dividirse más rápido de lo necesario. Cada vez que una de estas células basales se divide, las dos células
nuevas formadas,
regularmente mantienen la capacidad para dividirse, lo que lleva a un aumento total de las células
que se dividen”
“Este aumento gradual en el número de células con capacidad para dividirse crea una masa creciente de tejido
que se
conoce como “tumor” o “neoplasma”. El tumor crecerá rápidamente de tamaño si la división de las células es
relativamente
rápida y no hay señales “suicidas” que provoquen la muerte de las células. Si las células se dividen más