caligrafía como radiografía sentida de un estado de ánimo revelado en su obra y en las voces de muchos que
la acompañaron y valoraron desde diversos ángulos, su peregrinaje. Además de contar
con su propia voz, la de
Emma Reyes.
Este artículo se plantea en dos partes fundamentales: la primera, establecer el vínculo entre tres conceptos
presentes en la vida y obra de la artista colombiana Emma Reyes, escritura – caligrafía –
obra de arte, a partir del
estudio de fuentes primarias y secundarias, en donde está presente la historia
de vida, la anécdota, la voz de la artista,
la voz filial y especializada de muchos personas que ayudaron a complementar y a narrar su biografía. La
segunda, propone el empleo de un método muy poco cercano al análisis de la obra artística, en forma y
contenido, como lo es el método grafológico. Con
este medio, se pretende analizar la caligrafía del artista
con el fin de revelar algunos aspectos
puntuales de su personalidad que están presentes en la construcción
misma de su relato-mito y la
valoración que el medio artístico le dio a su trabajo plástico.
Algunos aspectos fundamentales para conocer a Emma Reyes
La frase del historiador y periodista bogotano Germán Arciniegas “Siendo corrosiva e
inteligentísima, tiene unos aciertos de gracia que la convierten en una fabuladora
incomparable”
1
invita
de entrada a conocer a esta mujer, que tal como la describe, correspondería a una semblanza de escritora. Pero es
el carácter de una artista plástica nacional la que presenta en su cita. Arciniegas se refiere a su amiga Emma Reyes,
artista bogotana que se distinguió en escenarios
internacionales, tanto por su obra como por sus relaciones
entre los artistas de la época; y
especialmente, por el valor que fue tomando su relación con la escritura,
siendo este vínculo con Arciniegas y otros autores, uno de los lazos más estrechos que ella establece en su vida
por la calidad
de los testimonios.
Queda entonces latente la duda sobre su nombre y su connotación en el arte nacional. Emma Reyes es
una artista poco estudiada desde la academia y la investigación independiente a nivel nacional. Lo cierto es
que su vida y obra definen un contexto cultural y artístico en pleno periodo
moderno de la sociedad
colombiana, su incidencia en el campo de las artes y la cultura es importante,
así la genealogía del arte nacional no
la ubique ni siquiera en un lugar reconocible, como muchos
otros creadores que tomaron un rumbo similar:
emprendieron su periplo formativo y productivo por Latinoamérica y Europa, destinos obligados para cualquier
artista de la época, y Emma Reyes no sólo
fue la excepción, fue la madrina de los pintores colombianos en París y
Roma, la maestra del viaje, de la adaptabilidad, del aprendizaje duro y espontáneo, de las academias extranjeras, de
su paso por el cono sur, Francia Estados Unidos, México, Italia, Israel en la famosa ciudad de Haifa, “Ciudad de
los artistas” y finalmente en Francia donde ubica su último taller en la ciudad de París, lugar que fue descrito por
su misma voz, en artículos de revistas como El Aleph de Manizales, bajo la dirección de
Carlos Enrique Ruiz,
escritor colombiano y amigo cercano de Emma.
Existen muy pocos referentes bibliográficos sobre Reyes y lo particular es que lo poco que se encuentra
es de su mismo puño y letra. Esta particularidad puede constatarse en las pocas fuentes que se encuentran en el
país sobre el artista. Sólo en la Biblioteca Luis Ángel Arango de Bogotá, se encuentran 60 registros, 58 son
materiales referentes a las obras depositadas en la biblioteca, y sólo 2 artículos, ambos de su autoría. A pesar del
árido panorama descrito anteriormente, Reyes fue una escritora aficionada y se han ubicado varios de sus
archivos personales en manos de sus amigos más
cercanos, asunto que apenas empieza a cobrar fuerza por la
importancia documental de su escritura,
la cual está íntimamente ligada con su producción plástica.
La problemática de la investigación realizada previamente a este artículo recae en la necesidad de
historiar,
levantar, revisar, seleccionar el archivo personal, el fondo documental y el acervo
productivo de una de las
artistas más influyentes del país en el exterior, mentora, “madre” y cómplice
de artistas como Fernando Botero,
Luis Caballero, Darío Morales, Antonio Barrera y Gregorio Cuartas. Su obra enraizada en los discursos del
arte geométrico, trabaja en gran escala pictórica con los géneros más tradicionales del arte (retrato, paisaje,
naturalezas muertas) desde un lenguaje
contemporáneo para su época. Cabe precisar que estos “cuerpos
documentales” se ven reflejados en
1
Arciniegas, 1993.