El Resucitado de Puente Genil, obra de Alonso de Mena y Estepa
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Málaga mantuvieron una actividad artística constante, desarrollada por artistas locales o
procedentes de Sevilla, Granada e incluso Flandes o Italia
17
. La ciudad de Écija fue uno de
estos centros secundarios de creación artística cuya producción excedió el ámbito
estrictamente local, pues ya desde el siglo XVI hallamos numerosos casos de artífices
ecijanos, o afincados en Écija, realizando obras artísticas para otras poblaciones sevillanas y
cordobesas como Peñaflor, Osuna, Estepa, Marchena, Fuentes, Morón, Utrera, Palma del
Río, Guadalcázar, Santaella, Montilla, Puente Genil, Montalbán, etc
18
. En este sentido ya han
sido estudiadas las obras del carpintero ecijano Gregorio Tirado en el santuario de Nuestra
Señora de Consolación de Utrera (Sevilla) (1578) o las del escultor y retablista activo en Écija
Juan Fernández de Lara, que llevó a cabo los retablos colaterales de la parroquia de la
Asunción de Priego de Córdoba (1625-1627), el retablo para la cofradía del Santísimo
Sacramento de Montilla (Córdoba) (1630) y el retablo mayor de la iglesia conventual de Santa
Clara de Marchena (Sevilla) (1641)
19
.
En cuanto al hecho de que el encargo de la escultura de Puente Genil se realizara a
un pintor, existen multitud de casos similares en los que estos artífices actuaban como agentes
artísticos y actores principales en los contratos de imágenes devocionales, pues no en vano,
eran ellos los que, con su policromía, otorgaban a las tallas la apariencia humana y realista,
gracias a las carnaciones y ricos estofados que, por lo general, resultaban mucho más costosos
que la propia talla en madera.
Los historiadores del arte que estudian el arte Barroco insisten en señalar la presión
y el control que los gremios siempre mantuvieron para que pintores, escultores o
ensambladores no asumieran contratos que no fueran de su oficio o arte. La lucha contra el
intrusismo profesional fue una constante entre estos colectivos durante los siglos XVI y
XVII, utilizando siempre la reglamentación legal contenida en las ordenanzas gremiales y,
sobre todo, convirtiendo a los exámenes de maestría en el requisito obligatorio y fundamental
mediante el que se demostraban y verificaban las aptitudes necesarias para el desempeño de
cualquier oficio artístico.
Un ejemplo evidente de este enfrentamiento fue la denuncia que el pintor Francisco
Pacheco presentó en 1622, en nombre del gremio de pintores sevillanos, contra su amigo
Juan Martínez Montañés, porque éste había incluido la policromía en uno de sus contratos
20
.
No obstante, este cumplimiento no fue siempre tan estricto, pues en 1635 el pintor Pablo
Legot vendió un Cristo crucificado, actualmente con el título de Cristo de la Fundación, a la
cofradía sevillana de Nuestra Señora de los Ángeles, vulgo de los negritos. Debido a ese
contrato se consideró durante años que el pintor era el autor de la imagen hasta que, durante
la restauración que el escultor Agustín Sánchez Cid realizara sobre esta obra en 1940, se
encontró en su interior un documento que informaba de la autoría y fecha de realización de
la misma. Según consta en dicho documento, la obra había sido tallada en Sevilla en 1622
por el escultor Andrés de Ocampo. Por la imagen, que fue vendida trece años después de su
realización, Pablo Legot cobró 1.400 reales
21
.
Para finalizar esta breve contribución a la historia de la imagen de Cristo Resucitado
de Puente Genil, cuya autoría podría quedar definitivamente adscrita a la producción
documentada del escultor Alonso de Mena y Escalante, deseamos poner de manifiesto que,
una vez demostrado este ejemplo de colaboración entre artistas granadinos y ecijanos, será
preciso estudiar con una nueva óptica la catalogación que la historiografía artística ha venido
otorgando a determinadas piezas de esta época conservadas en Écija. Teniendo en cuenta
17
Romero Torres, 2007: 138-149.
18
García León, 2007: 190-201.
19
Aroca Lara, 1986: 150-201. Villa Nogales/Mira Caballos, 1993: 127-128. Villa Nogales/Mira Caballos,
2002: 221-237. Zurita Pérez/ Marín Molina, 2014: 25-30.
20
Hernández Díaz, 1987: 29. Asensio Toledo, 1886: 44-48.
21
Sancho Corbacho, 1930: 306-307. Valdivieso/Serrera, 1995: 274.