Ivan Panduro Saez
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primer capítulo derriba mitos sobre el uso y los clásicos planteamientos habitacionales en la
historiografía visualizando en los yacimientos la realidad de lo cotidiano y las actividades de
mantenimiento.
Siguiendo el orden cronológico, se aborda el mundo de la antigüedad por parte de
Cándida Martínez López, centrándose esencialmente en la Hispania romana y en la propia
ciudad de Roma, aborda uno de los aspectos más transgresores de todo el volumen: la
presencia activa de las mujeres en la arquitectura pública y su impronta en lo que podemos
denominar el paisaje urbano de la civitates romanas. La participación de las mujeres patricias
se evidenciaría mediante el mecenazgo de proyectos en los que se logra incorporar los
nombres, acciones o imágenes de las mujeres en la memoria colectiva. Para la autora, la
magnitud de este fenómeno adquiere una especial singularidad durante los tres primeros
siglos de nuestra era que analiza bajo el concepto de matronazgo cívico. También se apunta en
este capítulo la relación de las mujeres con la vida religiosa a través del mecenazgo de templos,
encontrándose ya en este periodo algo que estará presente en periodos posteriores como en
la Edad Moderna con un fructífero mecenazgo de las mujeres en capillas funerarias.
La Edad Media se analiza en dos capítulos. Uno primero dedicado a la época omeya de la
península (siglos VIII-XI) y el segundo valorando las actuaciones de género en los reinos
cristianos. La historiadora Christine Mazzoli-Guintard reflexiona principalmente sobre las
intervenciones de las mujeres en la ciudad de Córdoba y pone de manifiesto la activa
participación de las mujeres en espacios religiosos, la relación flexible entre lo público o lo
privado y la adaptabilidad de espacios mixtos en las construcciones de la época superando
visiones estáticas y simplistas. No quiero pasar por alto la poética con la que considera “las
huellas de lo femenino” en aspectos perceptibles como los testimonios de la vista, el oído o
el olfato, haciendo una atractiva historia de las mujeres por medio de los sentidos. El
medioevo cristiano viene planteado por Therese Martin, investigadora buena conocedora del
mecenazgo de las mujeres en la arquitectura medieval. En este capítulo se pone el foco de
atención en las mujeres como herederas y comitentes de arquitectura, pero avanza hacia una
novedosa reflexión sobre la ornamentación y los objetos de lujo habituales en las clases más
elitistas configurando una escenografía del espacio interior propia con una iconografía
concreta entre el poder y el boato y en el que se mezclan además elementos procedentes de
diferentes culturas.
Como capítulo de transición hacia la Edad Moderna, Ana Aranda Bernal desarrolla con
una actitud crítica y bien fundamentada el papel de las mujeres en la promoción de obras de
arte y específicamente de proyectos arquitectónicos, haciendo un recorrido por algunos de
los linajes aristocráticos más destacados de los reinos peninsulares y aportando una agudas
reflexiones sobre la comparativa entre el mecenazgo de las mujeres y el de los hombres.
De acuerdo con el esquema cronológico, la Edad Moderna ocupa los siguientes cuatro
capítulos. En el primero de ellos, María Elena Díez Jorge clarifica los avances actuales acerca
de la arquitectura doméstica granadina del siglo XVI. La diversidad tipológica de las viviendas
y la perspectiva de género en asuntos como la propiedad, la adquisición, el alquiler o la gestión
son algunas de las cuestiones que no pasan desapercibidas si se formulan las preguntas
necesarias, interrogantes que llegan hasta un lugar como la Alhambra en una acertada y nueva
reelaboración de los espacios. Hay que destacar la importante aportación archivística con la
que se apoya esta nueva visión en la relación doméstica, la propia arquitectura y las mujeres.
Otro punto destacable en la historiografía del género es el del mecenazgo arquitectónico
de las mujeres en la Modernidad. En su condición de nobles marquesas o duquesas, las
mujeres impulsaron una constante promoción de proyectos como capillas o conventos, lo
que supone su participación activa en la vida y la conformación de la ciudad. Esta vía de
participación concreta de las mujeres viene ejemplificada y acreditada en el entorno cordobés
por la especialista de arquitectura barroca Yolanda Victoria Olmedo Sánchez. Seguidamente,
Felipe Serrano Estrella se centra en los nuevos modelos arquitectónicos para la clausura
femenina tras el Concilio de Trento, enfocando su interés en diferentes conventos de órdenes
mendicantes y la respuesta dada a las Instrucciones del cardenal milanés Borromeo, quien