Ucoarte. Revista de Teoría e Historia del Arte,
5
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2016, pp.165-167. ISSN: 2255-1905
!
DÍEZ JORGE, María Elena (ed.). Arquitectura y mujeres en la historia. Madrid:
Editorial Síntesis, 2015, 460 pp. y 142 ils. ISBN: 978-84-9077-018-4
IVÁN PANDURO SÁEZ
Universidad de Granada
D
La historiografía del género tiene un
amplio campo de estudio que
paulatinamente va adquiriendo una mayor
atención y participación de investigadores y
estudiosos que plantean el género como
una categoría de análisis histórico. Fruto de
esta aplicación metodológica nace el
volumen Arquitectura y mujeres en la historia,
que tiene como principal coordinadora
científica a la doctora María Elena Díez
Jorge, profesora del departamento de
Historia del Arte en la Universidad de
Granada, cuyas líneas de investigación
pretenden plantear interrogantes de la
historiografía tradicional.
La propia naturaleza interdisciplinar
pretendida en los estudios de género tiene
un claro exponente en esta publicación que
ofrece una visión múltiple e integral que se
consigue con la colaboración de distintos
estudiosos que abarcan ámbitos como la
antropología, arqueología, la historia, la
historia del arte o la arquitectura. Así, el
volumen se vertebra en trece capítulos,
ordenados según una lógica linealidad
temporal y que corresponden con cada una
de las aportaciones de los distintos autores
especialistas en los temas que tratan. Se ha publicado en la editorial Síntesis tanto en papel
como en formato electrónico, acercando el texto a las nuevas realidades de nuestro tiempo.
Tras la introducción, en la que se ponen de manifiesto los objetivos y esfuerzos de la obra,
se empieza el análisis en la Prehistoria, con un discurso elaborado por Margarita Sánchez
Romero quien formula una metodología clara y transgresora para el estudio de los espacios
cotidianos, centrándose en el tránsito de la Edad del Cobre a la Edad del Bronce y
principalmente en el área meridional de la península ibérica. Aplicar las experiencias
arqueológicas de los distintos yacimientos que se mencionan le sirve para desarrollar nuevas
tesis sobre el espacio doméstico, en ocasiones olvidado por la historiografía. El concepto
principal es el de la arquitectura como un espacio dinámico en el que un diseño original se
modifica continuadamente según las necesidades sociales o simplemente se abandona. Este
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primer capítulo derriba mitos sobre el uso y los clásicos planteamientos habitacionales en la
historiografía visualizando en los yacimientos la realidad de lo cotidiano y las actividades de
mantenimiento.
Siguiendo el orden cronológico, se aborda el mundo de la antigüedad por parte de
Cándida Martínez López, centrándose esencialmente en la Hispania romana y en la propia
ciudad de Roma, aborda uno de los aspectos más transgresores de todo el volumen: la
presencia activa de las mujeres en la arquitectura pública y su impronta en lo que podemos
denominar el paisaje urbano de la civitates romanas. La participación de las mujeres patricias
se evidenciaría mediante el mecenazgo de proyectos en los que se logra incorporar los
nombres, acciones o imágenes de las mujeres en la memoria colectiva. Para la autora, la
magnitud de este fenómeno adquiere una especial singularidad durante los tres primeros
siglos de nuestra era que analiza bajo el concepto de matronazgo cívico. También se apunta en
este capítulo la relación de las mujeres con la vida religiosa a través del mecenazgo de templos,
encontrándose ya en este periodo algo que estará presente en periodos posteriores como en
la Edad Moderna con un fructífero mecenazgo de las mujeres en capillas funerarias.
La Edad Media se analiza en dos capítulos. Uno primero dedicado a la época omeya de la
península (siglos VIII-XI) y el segundo valorando las actuaciones de género en los reinos
cristianos. La historiadora Christine Mazzoli-Guintard reflexiona principalmente sobre las
intervenciones de las mujeres en la ciudad de Córdoba y pone de manifiesto la activa
participación de las mujeres en espacios religiosos, la relación flexible entre lo público o lo
privado y la adaptabilidad de espacios mixtos en las construcciones de la época superando
visiones estáticas y simplistas. No quiero pasar por alto la poética con la que considera “las
huellas de lo femenino” en aspectos perceptibles como los testimonios de la vista, el oído o
el olfato, haciendo una atractiva historia de las mujeres por medio de los sentidos. El
medioevo cristiano viene planteado por Therese Martin, investigadora buena conocedora del
mecenazgo de las mujeres en la arquitectura medieval. En este capítulo se pone el foco de
atención en las mujeres como herederas y comitentes de arquitectura, pero avanza hacia una
novedosa reflexión sobre la ornamentación y los objetos de lujo habituales en las clases más
elitistas configurando una escenografía del espacio interior propia con una iconografía
concreta entre el poder y el boato y en el que se mezclan además elementos procedentes de
diferentes culturas.
Como capítulo de transición hacia la Edad Moderna, Ana Aranda Bernal desarrolla con
una actitud crítica y bien fundamentada el papel de las mujeres en la promoción de obras de
arte y específicamente de proyectos arquitectónicos, haciendo un recorrido por algunos de
los linajes aristocráticos más destacados de los reinos peninsulares y aportando una agudas
reflexiones sobre la comparativa entre el mecenazgo de las mujeres y el de los hombres.
De acuerdo con el esquema cronológico, la Edad Moderna ocupa los siguientes cuatro
capítulos. En el primero de ellos, María Elena Díez Jorge clarifica los avances actuales acerca
de la arquitectura doméstica granadina del siglo XVI. La diversidad tipológica de las viviendas
y la perspectiva de género en asuntos como la propiedad, la adquisición, el alquiler o la gestión
son algunas de las cuestiones que no pasan desapercibidas si se formulan las preguntas
necesarias, interrogantes que llegan hasta un lugar como la Alhambra en una acertada y nueva
reelaboración de los espacios. Hay que destacar la importante aportación archivística con la
que se apoya esta nueva visión en la relación doméstica, la propia arquitectura y las mujeres.
Otro punto destacable en la historiografía del género es el del mecenazgo arquitectónico
de las mujeres en la Modernidad. En su condición de nobles marquesas o duquesas, las
mujeres impulsaron una constante promoción de proyectos como capillas o conventos, lo
que supone su participación activa en la vida y la conformación de la ciudad. Esta vía de
participación concreta de las mujeres viene ejemplificada y acreditada en el entorno cordobés
por la especialista de arquitectura barroca Yolanda Victoria Olmedo Sánchez. Seguidamente,
Felipe Serrano Estrella se centra en los nuevos modelos arquitectónicos para la clausura
femenina tras el Concilio de Trento, enfocando su interés en diferentes conventos de órdenes
mendicantes y la respuesta dada a las Instrucciones del cardenal milanés Borromeo, quien
Reseña: Díez Jorge, María Elena (ed.). Arquitectura y mujeres en la historia.!
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dispone de un código ideal para los monasterios con el objetivo de favorecer la vida religiosa
en el marco de la estricta clausura.
La historiadora Margarita M. Birriel Salcedo completa la Edad Moderna dirigiéndose
esencialmente a la casa rural del siglo XVIII en el Valle del Lecrín, para proponer un análisis
de los edificios labriegos considerando los espacios, el interior de las viviendas y el mobiliario
que tantas veces queda denostado y olvidado en los estudios de arquitectura cuando son en
la mayoría de las veces elementos esenciales para entender la disposición interna de las
estancias. Sugestiva y sin perder el rigor científico es su conclusión del capítulo presentando
nuevas vías de investigación en las que se podría trabajar.
El siglo XIX viene a destacar las realidades de los corrales y casas de vecinos en la ciudad
liberal (1874-1898) de la mano de Juan Manuel Barrios Rozúa quien rescata las tipologías de
los corrales, su vertebración habitacional y el costumbrismo que se desarrolla en unos
espacios endebles en los que pueden diferenciarse zonas por la cuestión del género. En este
capítulo, además de la autenticidad del relato, se agradecen las citas y textos de la época que
armonizan y completan el discurso del mismo.
Partiendo de textos coloniales sobre la arquitectura marroquí, Manuela Marín Niño crea
un excelente contexto en el que se deducen las relaciones entre las mujeres y la arquitectura
en Marruecos y que además pueden desvelar incógnitas de la arquitectura andalusí en
cuestión de género. La comparación y el estudio conveniente de Manuela Marín construyen
puentes en la investigación entre las ciudades españolas y marroquíes, constituyendo uno de
los capítulos más interesantes y reveladores del volumen.
Los dos últimos capítulos tienen un doble aliciente. Por un lado desde una perspectiva
histórica del siglo XX se analizan los cambios de las relaciones de género a través de la
arquitectura para continuar con un discurso con la mirada puesta en el 2020, en un futuro
cercano, en el que según Carlos Hernández Pezzi, se heredará una tendencia hacia la igualdad
del género en la ciudad con la apertura democrática, si bien hay que seguir trabajando, y una
menor influencia en los lugares preasignados por la cultura patriarcal como pudiera ser la
vivienda. Este parte del libro posee matices críticos que demandan un reequilibrio progresivo
que normalice a la ciudad como un espacio real en el que habitan mujeres, hombres y niños.
El carácter crítico también es una de las características del capítulo de la antropóloga
especializada en el feminismo, migraciones y ciudadanía, Carmen Gregorio Gil. En el
contexto extremadamente actual y pujante, la autora construye una nueva narrativa sobre el
espacio urbano atendiendo a las problemáticas vigentes y exigentes de una necesaria
reelaboración de la ciudad, de la arquitectura y su diálogo. Granada es el lienzo en el que se
centra para conformar este capítulo ameno y a la vez riguroso con las tesis que se plantean.
En definitiva, se trata de un volumen de extraordinario rigor científico, bien planteado y
fruto de las trayectorias investigadoras de sus autores que ofrecen una visión renovadora,
actual y necesaria de la integración de las mujeres en la historia, de su constante actividad, ya
no invisible, y las relaciones de ellas en la práctica o la manera de entender la arquitectura, su
funcionalidad y valor histórico. La lectura es pausada debido a los numerosos datos que se
ofrecen y que documentan el discurso. Reivindicación, dedicación y creencia en el trabajo
que se hace son los puntos en los con los que toda crítica de éste volumen deben concluir
con la certeza de un magnífico resultado.