'Que siendo yo cristiano viejo la justicia procedió contra mí…' La instrumentalización de la imagen del morisco
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Rezumat
Tanto la expulsión de los moriscos granadinos hacia el interior de Castilla y Andalucía, una vez controlada la sublevación de las Alpujarras, como el extrañamiento definitivo de los territorios de la Monarquía ordenada por Felipe III cuentan en su haber con una serie de peculiaridades y hechos históricos que se repitieron en ambos acontecimientos.
Indudablemente, uno de los procesos más importantes fue la cantidad de pleitos que se iniciaron para demostrar la ascendencia cristiano vieja de cientos, acaso miles, de moriscos que intentaron con ello evitar la expulsión, ya fuese del antiguo reino nazarí o de España años más tarde.
Sin embargo, la abundante historiografía sobre los moriscos españoles ha marginado, consciente o inconscientemente, uno de los procesos administrativos más importantes en la gestión del denominado por los coetáneos como “problema morisco”. Infravalorar o minimizar la importancia de una sentencia favorable o no a la ascendencia cristiana de aquellos moriscos que así lo defendían podía llegar a significar, ni más ni menos, la permanencia en Granada o en España, la conservación de su patrimonio o la paz social para los herederos del pleiteante, entre otras cosas.
Pero aquellos pleitos sobre la ascendencia de los litigantes que se conservan en los diferentes archivos de la geografía española sirvieron igualmente como un arma de doble filo, como un instrumento jurídico para dilucidar una causa en favor de uno u otro pleiteante sin que mediara la condición de morisco en una de las partes. La acusación racial no sólo era efectiva sino conocida entre la población, sobre todo por las autoridades competentes.
Indudablemente, uno de los procesos más importantes fue la cantidad de pleitos que se iniciaron para demostrar la ascendencia cristiano vieja de cientos, acaso miles, de moriscos que intentaron con ello evitar la expulsión, ya fuese del antiguo reino nazarí o de España años más tarde.
Sin embargo, la abundante historiografía sobre los moriscos españoles ha marginado, consciente o inconscientemente, uno de los procesos administrativos más importantes en la gestión del denominado por los coetáneos como “problema morisco”. Infravalorar o minimizar la importancia de una sentencia favorable o no a la ascendencia cristiana de aquellos moriscos que así lo defendían podía llegar a significar, ni más ni menos, la permanencia en Granada o en España, la conservación de su patrimonio o la paz social para los herederos del pleiteante, entre otras cosas.
Pero aquellos pleitos sobre la ascendencia de los litigantes que se conservan en los diferentes archivos de la geografía española sirvieron igualmente como un arma de doble filo, como un instrumento jurídico para dilucidar una causa en favor de uno u otro pleiteante sin que mediara la condición de morisco en una de las partes. La acusación racial no sólo era efectiva sino conocida entre la población, sobre todo por las autoridades competentes.
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